Muchas y muy duras han sido algunas de las críticas que ha recibido mi artículo de la semana pasada sobre el peligro de salir al campo cuando hay cazadores cerca, escrito tras la muerte de un pobre jubilado que recogía castañas en El Bierzo y al que mataron de un tiro tras confundirlo con un jabalí. Ya van por 152 los comentarios, pero me he visto obligado a borrar otros 100 comentarios más donde se vertían graves insultos tanto a cazadores como a personas contrarias a la caza.
Al hilo de esta polémica, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) ha emitido un comunicado de prensa donde da más datos sobre este grave problema de seguridad. Según la veterana asociación conservacionista, las batidas al jabalí en importantes zonas de Castilla y León están “descontroladas” y son un peligro para personas y fauna.
No son anticaza. De hecho, afirman que «las batidas de jabalí en zonas de especial valor, practicada de forma moderada, pudieran resultar aceptables o de utilidad bajo un riguroso control y respetando los principios legales que las regulan».
Sin embargo, y según el FAPAS, la realidad en Castilla y León es que muchas batidas se practican en su expresión más anárquica y desordenada, sobre todo en aquellas donde la titularidad recae en la Junta de Castilla y León o tiene responsabilidad en ellas ante la presencia de algunas especies catalogadas en peligro de extinción como el oso pardo o el urogallo cantábrico.
En opinión de este colectivo, la Junta de Castilla y León auspicia e impulsa en muchos lugares un régimen de pseudo-anonimato para esta actividad, convirtiéndose en un literal “botellón armado”, una de las modalidades de caza más agresivas y de mayor riesgo.
Este descontrol convertiría a las áreas rurales en lugares de habituales “emboscadas” para todo administrado, sea vecino ocioso, atareado propietario o sorprendido turista por la intencionada falta de publicidad de las mismas. Y como prueba de ello, los ecologistas dan un preocupante dato. En su opinión, es casi norma que ni la Guardia Civil ni los propios Agentes Medioambientales de la administración autonómica sean conocedores de la práctica de esta peligrosa modalidad cinegética.
Armas de caza, alcohol y escaso respeto a la ley. Visto así da miedo. Por eso me gustaría conocer tu opinión.
¿Consideras estas afirmaciones del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes una exageración sin fundamento?
¿Una generalización interesada donde las malas prácticas de unos pocos perjudican a una mayoría respetuosa con las normativas y las leyes?
¿O cada vez te da más miedo salir a campo no te vayas a encontrar con alguna bala perdida?
—
Puedes seguirme (si quieres) en Twitter (@lacronicaverde) y en Facebook (www.facebook.com/lacronicaverde)