Podríamos celebrar la llegada de la primavera disfrutando con la observación de las primeras golondrinas, con el concierto del primer ruiseñor, con el vuelo de hermosas mariposas tempranas. También podríamos celebrar la aparición de las violetas o de las siempre espectaculares orquídeas. Pero a los seres humanos nos fascina especialmente la floración de los cerezos, esa nevada primaveral de blancos pétalos.
Los japoneses la conocen como Hanami, y acuden en masa a parques y jardines para contemplar sus flores (sakura). Los españoles lo llamamos Valle del Jerte, y también cada vez en mayor número acudimos a esa maravillosa comarca cacereña para disfrutar del gran espectáculo primaveral, aquí intensamente rural.
Son más de un millón y medio de árboles floridos en apenas 50 kilómetros cuadrados, algo único en el mundo.
En mi caso, si tuviese que elegir entre los jardines urbanos nipones o nuestros exuberantes valles jertanos no tendría ninguna duda: me quedo con el norte de Extremadura. Pero eso sí, disfrutando de sus cerezos en flor con cabeza, sin arrancar ramas de los árboles ni colarme sin permiso en las fincas particulares. Lee el resto de la entrada »