Desde las aves esteparias a las palustres, son variadas las especies migratorias cuya supervivencia tiene una relación directa con la ganadería en extensivo. Y no sólo ellas, también otras especies animales y botánicas cuya población va en disminución. Los beneficios de esta actividad tradicional, un pastoreo planificado es fundamental en la conservación de sus hábitats. Pero está en proceso de desaparición.
La iniciativa Naturaleza Pastoreada promovida por la Fundación Global Nature ha detectado esta relación y ha puesto en marcha medidas para monitorizar estas acciones.
Por una parte, el mantenimiento de una carga ganadera adecuada es vital para estructurar la vegetación, lo que favorece a poblaciones de numerosas aves esteparias. Pero no solo de las más emblemáticas como la avutarda, el sisón, las gangas o los aguiluchos, sino también de los pequeños aludidos como las alondras, calandrias, terreras o el bisbita campestre.
Por otra, un pastoreo adecuado a su ecosistema asegura una mayor disponibilidad de alimento en forma de invertebrados, base de la alimentación de determinadas aves, esenciales por ejemplo para la cría de la prole o para reponer sus reservas de grasa.