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Los delfines tienen que gritar para poder entenderse en medio de nuestros ruidos

Delfín solitario en el mar. Foto: Pixabay

Los delfines son animales sociales e inteligentes dotados de un lenguaje muy complejo del que dependen para cazar y reproducirse. Como el sonido viaja entre 4,5 y 5 veces más rápido por el agua que por el aire, dependen del silencio para comunicarse. Si hay mucho ruido se escuchan peor y les llegan peor los mensajes de sus congéneres.

Frente a más ruido de lo habitual deben «gritarse» con el fin de hacerse entender. Igual que hacemos nosotros cuando entramos en un bar con la música a tope. Pero a ellos algo así les perjudica. Y no solo porque vayan a quedarse afónicos de tanto gritar.

Un reciente estudio científico publicado en la revista Current Biology demuestra cómo los delfines «gritan» cuando intentan trabajar juntos en respuesta al aumento de los niveles de ruido bajo el agua. También que esta contaminación sonora generada por la actividad humana, como el ruido de barcos y yates, puede afectar negativamente a la salud de las poblaciones de delfines salvajes.

Dos delfines comunicándose. Foto: Pixabay

Demasiado ruido en el mar

«Esas mismas razones que hacen que el uso del sonido sea tan ventajoso para los animales también los hacen susceptibles a la perturbación del ruido en el medio ambiente», explica en Science Daily la primera autora del trabajo, Pernille Sørensen, de la Universidad de Bristol. «En las últimas dos décadas hemos visto un aumento dramático en el ruido producido por el hombre, y la contaminación acústica en los océanos no es una excepción».

El trabajo se basa en dos delfines cautivos, Delta y Reese. Ambos fueron llevados a una laguna experimental y equipados con grabadoras de sonido adheridas a su cuerpo con ventosas para poder documentar sus vocalizaciones. Los delfines tenían que colaborar juntos para presionar un botón submarino que permitía su liberación retardada. De esta forma, los delfines tuvieron que depender únicamente de la comunicación vocal para coordinar la pulsación de ese mecanismo de liberación.

Los investigadores descubrieron que cuando se reproducían niveles crecientes de ruido desde un altavoz submarino, ambos delfines lo compensaban cambiando el volumen y la duración de sus llamadas para coordinar la pulsación del botón. Desde los niveles de ruido más bajos hasta los más altos, la tasa de éxito de los delfines se redujo del 85% al ​​62,5%.

También afecta a sus gestos

Los delfines no solo cambiaron sus llamadas, sino que también cambiaron su lenguaje corporal. A medida que aumentaban los niveles de ruido, era más probable que los delfines se reorientaran para quedar uno frente al otro, y también era más probable que nadaran hacia el otro lado de la laguna para estar más cerca.

«Esto nos demuestra que, a pesar de que usaban estos mecanismos compensatorios, su comunicación se vio afectada por el ruido», interpreta Sørensen. «Nuestro trabajo muestra que a pesar de sus intentos de compensar, a pesar de estar muy motivados y del hecho de que conocen tan bien esta tarea cooperativa, el ruido aún perjudicó su capacidad para coordinarse con éxito».

Si bien esta investigación se realizó con delfines que viven bajo el cuidado de humanos, el ruido generado por humanos también puede tener efectos perjudiciales en los delfines salvajes. «Si los grupos de animales en la naturaleza son, por ejemplo, menos eficientes en la búsqueda cooperativa de alimento, esto tendrá un impacto negativo en la salud individual, lo que en última instancia afectará a la salud de la población», afirma la coautora Stephanie King, profesora asociada de la Universidad de Bristol.

Delfines nadando juntos. Foto: Pixabay

Con gritar no es suficiente

“Nuestro trabajo muestra que estos ajustes no son necesariamente suficientes para superar los efectos negativos del ruido en la comunicación entre individuos”, dice King. Dado que los delfines dependen de sus habilidades de comunicación para cazar y reproducirse con éxito, los niveles de ruido pueden afectar sus comportamientos, lo que a su vez afecta la salud de la población.

«Esta colaboración con colegas internacionales nos brindó una oportunidad única de investigar el impacto del ruido en los animales que trabajan juntos en un entorno controlado, algo que es casi imposible de hacer en la naturaleza», justifica Sørensen. Para estudiar algo parecido en la naturaleza, los investigadores necesitarían una mayor comprensión de cuándo los animales trabajan activamente juntos y cómo se coordina el comportamiento cooperativo.

«Nuestros resultados muestran claramente la necesidad de tener en cuenta cómo el ruido afecta las tareas grupales en los animales salvajes», agrega Sørensen.

Artículo citado:

Pernille M. Sørensen, Abigail Haddock, Emily Guarino, Kelly Jaakkola, Christina McMullen, Frants H. Jensen, Peter L. Tyack, Stephanie L. King. Anthropogenic noise impairs cooperation in bottlenose dolphins. Current Biology, 2023; DOI: 10.1016/j.cub.2022.12.063

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