Hace años di un curso a un grupo de jardineros de mi ciudad. Cuando les pregunté cuál era el mejor momento para podar los árboles, uno de ellos levantó la mano y soltó entre risotadas: «Cuando te lo manda el jefe«.
Es una anécdota que explica gráficamente el desastre que todos los años se puede ver en nuestras ciudades, árboles y arbustos podados a lo bestia en plena primavera, sin tener en cuenta que esas actuaciones tan radicales pueden acabar matando a las plantas, pero sin duda acaba con los nidos de cientos de pobres pajaritos que justo en estos momentos están en plena época de repoducción.
Disparate botánico y ornitológico
Muchas veces estas podas tardías son tremendamente agresivas y responden a criterios técnicos. Como critica afirma Beatriz Sánchez, responsable del programa de Biodiversidad Urbana de SEO/BirdLife, «no se adaptan a las especies ni a los ciclos naturales del arbolado, sino a las necesidades de las empresas (se poda cuando se puede) o simplemente a rutinas e inercias marcadas o a condicionantes en los contratos que han quedado obsoletos”.
Por ejemplo, los terciados y desmochados debilitan a los árboles y los hacen más vulnerables a enfermedades y, al igual que sucede con las podas estéticas, limitan los importantes servicios ecosistémicos que ofrecen los árboles en forma de sombra, depuración del aire o como hábitat para especies silvestres. “Muchas de las podas que se hacen en primavera, en plena época de reproducción de las aves, provocan el fracaso reproductivo e incluso la destrucción de huevos o la muerte de crías», recuerda Sánchez.
Según advierte SEO/BirdLife, estas acciones estarían incumpliendo la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, que prohíbe “dar muerte, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres…” y “cualquier actuación hecha con el propósito de darles muerte, capturarlos, perseguirlos o molestarlos, así como la destrucción o deterioro de sus nidos, vivares y lugares de reproducción, invernada o reposo”.
Mal uso de herbicidas
El uso regular de herbicidas y plaguicidas en la gestión de espacios urbanos, como parques y jardines, alcorques, caminos o cunetas, tiene efectos negativos sobre la biodiversidad urbana, el medio ambiente y puede representar un riesgo para la salud de las personas. El uso de estos productos elimina una gran cantidad de plantas, insectos y pequeños invertebrados, que a su vez son el alimento de depredadores naturales como golondrinas, aviones y vencejos. Muchos países europeos ya han establecido importantes restricciones para su utilización y un creciente número de municipios se declaran libres de pesticidas.
En este caso, SEO/BirdLife considera que se deberían estudiar alternativas al uso generalizado de agroquímicos y productos fitosanitarios, moderando progresivamente su uso y buscando alternativas, como la implantación de sistemas de gestión integrada de plagas, el uso de vegetación autóctona, la diversificación de la estructura y estratos vegetales, la plantación de praderas floridas, los suelos no compactados o potenciando la fauna insectívora.
Implicación de los gestores locales y de la ciudadanía
SEO/BirdLife ha solicitado a las administraciones locales y a los responsables de las empresas de gestión y mantenimiento de la infraestructura verde urbana «que integren la biodiversidad en la gestión del verde urbano» y tomen medidas para evitar daños a las especies silvestres, especialmente en las labores de poda y siega y en el uso de agroquímicos. “Para ello, son necesarios cambios en el diseño y en las rutinas de mantenimiento y gestión de las zonas verdes urbanas, que deben y pueden ser compatibles con las necesidades de uso público y el mantenimiento de sus valores históricos, culturales, arquitectónicos y ornamentales”, añade la responsable de biodiversidad urbana de SEO/BirdLife.
La ONG también apunta que es necesario informar y sensibilizar a la población sobre la importante función de la infraestructura verde urbana y de las especies silvestres que habitan en las ciudades y la justificación de medidas que impliquen cambios importantes en las prácticas de manejo tradicionales que puedan llamar la atención de la ciudadanía.
Así, anima a los ciudadanos y ciudadanas a denunciar estas situaciones, enviando sugerencias y quejas a sus ayuntamientos. Además, en los casos en los que se produzcan molestias o daños a especies protegidas, pueden denunciarlo a través de los agentes forestales (112), el Seprona (062) o utilizar el portal de denuncia ambiental de SEO/BirdLife.
Más información
Informe SEO/BirdLife: Manual 100 medidas para la conservación de la biodiversidad en entornos urbanos
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