La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Ven a catar el paisaje del Mar Menor antes de que se nos muera

Bañistas en el Mar Menor al atardecer.

Mar Menor vivo ha sido el lema principal de la gran manifestación que el 7 de octubre ha congregado a decenas de miles de murcianos preocupados (y muy enfadados) con su futuro. La buena noticia es que todavía estamos a tiempo. La mala es que no hay mucho tiempo.

El Mar Menorla mayor laguna salada de Europa, es un espacio delicioso pero de gusto cada día más amargo. Porque esta maravillosa joya natural y turística de Murcia se nos muere irremediablemente.

La suya es la crónica de una muerte anunciada… por científicos y ecologistas desde hace más de medio siglo. Pero a ellos les ha pasado lo mismo que a la mitológica Casandra, aquella que adivinaba el futuro pero estaba condenada a que nadie la creyera. A pesar de las alarmas científicas, nada se ha hecho para evitar una tremenda catástrofe ambiental, social, sanitaria y económica que se veía venir. Y que al final ha llegado.

Ojalá esta cata de paisaje pausada, disfrutada con tranquilidad y mucho espíritu crítico, ayude a sacarla de la terrible degradación a la que la hemos llevado.

Manifestación ecologista por el Mar Menor

¿Por qué se muere el Mar Menor?

Por culpa principalmente de cuatro grandes desastres:

  1. Primer desastre. Lo hemos convertido en una inmensa «sopa verde». Sus aguas, antes transparentes, se han llenado de fitoplancton, de algas (de ahí su color verde) que consumen el oxígeno acuático, matando literalmente por asfixia a todo bicho viviente.
  2. Segundo desastre. Hemos dado de comer a sus enemigos. Las aguas que vierten allí ya no llegan limpias y dulces, para mezclarse con las aguas marinas que entran por sus canales. Llegan con miles de toneladas de fertilizantes procedentes de una agricultura industrial intensiva que los derrocha a saco en el Campo de Cartagena. Estamos abonando el agua para que aumenten las poblaciones de algas microscópicas que acaban asfixiando a los peces.
  3. Tercer desastre. Hemos permitido el desarrollo de una «Burbuja del Agua». Llámalo corrupción, permisividad o estupidez institucional, pero en pocos años se ha permitido la creación de miles de hectáreas de regadíos ilegales. Exactamente unas 8.500 hectáreas piratas.
  4. Cuarto desastre. Lo hemos urbanizado todo a lo loco. En el Mar Menor se concentra ahora mismo más de la mitad de las plazas hoteleras de toda la región de Murcia. Hemos hormigonado todo su perímetro. Solo en La Manga viven en verano más de 200.000 personas.

¿Podremos salvar al Mar Menor del desastre?

Es terriblemente complicado, pero no imposible. Pasa en primer lugar por asumir que economía y medio ambiente no son incompatibles sino aliados. Y que es perfectamente posible desarrollar una nueva agricultura sostenible, de calidad y rentable, sin destrozar el futuro de toda una región.

Pasa también por reconocer que los agricultores del Campo de Cartagena no son el problema, sino la solución.

Lagunas de San Pedro del Pinatar.

CATA DEL MAR MENOR

Empecemos por la vista

La imagen de este pequeño mar semicircular de aguas tranquilas, poco profundas y antes transparentes es increíble. Aunque en realidad no es un mar: es una albufera, como la famosa de Valencia. Se diferencia con una laguna costera en que el Mar Menor está comunicado con el mar Mediterráneo por diversos canales o golas, mientras que las lagunas litorales están aisladas.

La gran actriz del Hollywood de los años 50 Esther Williams, nadadora olímpica y famosa por la película “Escuela de Sirenas”, en una de sus visitas al Mar Menor lo calificó como “la piscina más grande del mundo”. Y no le falta razón.

En su interior no hay olas, pero sí cinco antiguos volcanes que llevan inactivos más de 5 millones de años, así que no hay peligro con ellos. Son cinco islas de origen volcánico que emergen entre las aguas como si fueran auténticos castillos. Seis si contamos con la Isla Grossa, situada ya en el Mediterráneo, a 2,5 kilómetros de la Manga del Mar Menor.

Un dato muy curioso. No hay bosques en la zona, pero los hubo. Hasta el siglo XVI La Manga estuvo cubierta por un espeso bosque de sabinas y pinos. Pero fue arrasado por orden del rey Felipe II para evitar que los piratas berberiscos aprovecharan su espesura para esconderse en él.

Flamencos y gaviotas picofinas en las salinas de San Pedro del Pinatar.

¿A qué suena el Mar Menor?

Suena a mis queridos larguiruchos, los flamencos comunes. Son los reyes de las Salinas de San Pedro del Pinatar. Su trompeteo es la banda sonora de este interesante espacio natural situado al norte del Mar Menor. Y eso que prácticamente está rodeado de urbanizaciones. Pero milagrosamente ha conservado sus valores naturales y paisajísticos.

Las salinas siguen en explotación y en sus lagunas los flamencos se lo pasan pipa. También los miles de paseantes que todos los días deambulan por sus senderos. Las aves se han acostumbrado a nosotros y nos permiten disfrutar así de su belleza sin espantarse. Es una gozada.

Peces muertos en el Mar Menor.

¿A qué huele el Mar Menor?

Pues ahora mismo a podrido, por desgracia. El trágico episodio de mortandad de peces registrado en la zona sur del Mar Menor en agosto pasado supuso la retirada de unas 15 toneladas de peces, crustáceos y algas. Sus playas y paseos están ahora desiertos por culpa de ese olor que nos recuerda lo tontos que somos.

Baños de barro en el Mar Menor.

Pasemos al tacto

Este sentido también está aquí muy relacionado con el olfato. Porque sin duda el tacto más famoso del Mar Menor es el de sus lodos y barros. Que huelen entre mal y apestosos. Pero que tienen fama de ser muy medicinales, especialmente para curar problemas de la piel. Según algunos, son tan saludables como los lodos del Mar Muerto.

Durante años se pusieron muy de moda estos baños entre los mineros asturianos. Decían que iban allí “a secarse los pulmones”. Lo cierto es que, embadurnados de barro negro, parece que los bañistas salen de lo más profundo de una mina de carbón.

Típico caldero del Mar Menor.

Terminamos con el quinto sentido, el gusto

El gusto de una dieta mediterránea que en Murcia es seña de identidad. El rey es sin duda el Caldero del Mar Menor, primo hermano del arroz a banda.

Su secreto es el fumet, un fondo de pescado muy gustoso a base de morralla, esos pequeños pescados con muchas espinas, poca carne y potente sabor. Caldo enriquecido con las imprescindibles ñoras. Y si el arroz es de Calasparra ya ni te cuento.

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