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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Oliverio, el olivo apadrinado que regala un pedazo de pueblo

Os presento a Oliverio, mi querido olivo marginal y esquinado hacia la izquierda.

Ante todo, muchas gracias. Os pedí ayuda para encontrar un buen nombre al precioso olivo que he apadrinado en Oliete gracias a Apadrina un olivo y la respuesta ha sido brutal. Me habéis propuesto nada menos que 30 nombres, todos ellos preciosos: Aceituno, Zeituno, Salvador, Olivia, Olivín, García, Despeinado, Zurdo, Oliver, El Pala, Carlos, Half Rainbow, Monín, Aceite de España, Oliverio, Generoso, Majorero, Longino, Pacífico, Rodolfo, Virtus, Sardo, Maxorata, Preto, Silvestre, Esperanza, Mochuelo, Melenudo, Frondoso, Porvenir.

Y había que elegir. ¡Menudo dilema!

Qué bonito llamarse Despeinado, Mochuelo, Olivín, Esperanza,… Pero al final se va a llamar Oliverio.

Es la propuesta que me planteó mi querido Óscar Esquivias, gran escritor burgalés, a través de Facebook. Fue leerlo y acordarme de otro gran amigo y escritor que hace tiempo nos dejó, Virgilio Mazuela, creador de un personaje entrañable que hicimos famoso en Diario 16 Burgos: Olegario el del Centenario.

No sé muy bien por qué, pero automáticamente he relacionado a este olivo esquinado hacia la izquierda, marginal, divertido y algo maltrecho con mi queridísimo Virgilio. Seguro que también él me habría propuesto bautizarlo Oliverio.

¿Veis cómo en la vida todo son hermosas coincidencias?

Regala un pedazo de pueblo

Pero tú también puedes apadrinar un olivo. Y ponerle el nombre que más te guste. Y recibir todos los años su soberbio aceite, un pedacito de pueblo, de Oliete, de Teruel, de la España injustamente esquinada, de orgullo rural y paisaje soberbio.

Porque regalar esta Navidad un olivo es apostar por aquello en lo que creemos. Es fácil. Entra en la página web del proyecto y apadrina un olivo o regala su apadrinamiento a un ser querido. Pocos regalos podrás hacer este año más originales.

Como destacan sus promotores y yo suscribo, apadrinar un olivo es «depositar nuestras esperanzas de futuro en los pueblos y en la naturaleza. Es ponerle un nombre a nuestros deseos, cuidarlos y verlos crecer, sabiendo que sus raíces y ramas van a estar aquí por muchos años más».

Regala un PEDAZO de pueblo. Un PEDAZO de olivo. Porque no podemos estar más orgullosos de ellos. Especialmente yo de esta entrañable maravilla. Mi querido Oliverio.

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