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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

La reina de las mariposas alegra nuestros jardines confinados por el coronavirus

No soy monárquico, pero la visita inesperada a mi pequeño jardín de la reina de las mariposas me ha emocionado. Qué detallazo. Especialmente en estos días de duro confinamiento por culpa del maldito coronavirus.

Nada menos que una mariposa monarca (Danaus plexippus) se ha paseado estos días por las flores de una de nuestras joyitas endémicas majoreras, el tajinaste blanco de las canarias orientales (Echium decaisnei subsp. purpuriense). Compitiendo con abejas negras, abejorros y otra nutrida tropa de insectos melíferos, su fugaz visita me ha permitido aliviar el desasosiego de este confinamiento que cada día que pasa se hace más duro.

Ella ha sido generosa, pues a pesar de su tradicional carácter huidizo me dejó acercarme a ella y poder grabar con el móvil este vídeo que ahora me apetece compartir con todos vosotros.

Belleza inquieta

Ya en otra visita anterior aproveché para resumir en el blog algunas de las increíbles curiosidades zoológicas de este sorprendente animal famoso por su tamaño, belleza y extraordinarias migraciones.

Famosa por la extraordinaria migración que cada otoño emprenden entre 100 y 140 millones de ejemplares volando más de 4.000 kilómetros desde Estados Unidos y Canadá hasta México para pasar el invierno dormidas (aletargadas), y que en primavera hacen el viaje de regreso como si de grullas o gansos se trataran. Pero nunca llegan al lugar donde nacieron.

Machos y hembras diferentes

Un dato muy interesante es saber distinguir en esta especie a los ejemplares macho de las hembras. Resulta muy sencillo. La hembra tiene gruesas venas negras en sus alas, mientras que el macho presenta líneas negras delgadas y dos puntos igualmente negros en las alas traseras. Como puedes comprobar, la que me visitó en el jardín es una hembra.

Señales de peligro

¿Y sabes por qué luce esos colores naranja y negros tan increíblemente bellos? Es un aviso. De peligro, como los semáforos.

Al alimentarse casi en exclusiva de las plantas de unas pocas especies tóxicas del género Asclepias, tanto adultos como orugas son igualmente tóxicas. Ese color es su defensa. Viene a decir a los potenciales depredadores: no me comas o te enveneno.

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