Preocupación por un extraño topo ibérico con trompa, acuático y nocturno

Señala media docena de los animales más amenazados y emblemáticos de España. Mencionarás sin duda al lince, el águila imperial, el lobo, el oso pardo, el urogallo o el quebrantahuesos. Pero te olvidarás de una de las joyas de la biodiversidad europea: el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus).

¿Qué bicho es ése?, te preguntarás. Quizá sea la primera vez que oyes hablar de él. Es lógico. Lo tiene todo para pasar desapercibido: es nocturno, acuático, terriblemente tímido, huidizo, escaso y, por si fuera poco, es muy feo. Y los animales feos tienen poco futuro en una sociedad que centra sus esfuerzos de conservación en las especies más hermosas. 

Desmán ibérico. © David Pérez (DPC) / Wikipedia

El pobre desmán tiene feo hasta el nombre. Nada que ver con caos y dispersión, con salirse del cauce (manare, manantial en latín), pues precisamente este animal no puede vivir fuera de los ríos y arroyos. Etimológicamente la palabra proviene del sueco desman, que significa almizcle, y por eso también se conoce como ratón almizclero, pues posee una glándula de oloroso almizcle en el arranque de la cola.

Sus extrañas formas tampoco ayudan a quererlo. Imagina una pequeña rata mojada, negra, ciega y dotada con una extraña trompa con pelos. Seguro que no te dejaría indiferente. En realidad es un topo de costumbres semiacuáticas que vive ligado a cauces y riberas de montaña. Como le ocurre al pingüino, en tierra es muy torpón, pero en el agua resulta un nadador excelente.

En peligro de extinción

El desmán había pasado desapercibido hasta que hace seis años se puso en marcha el proyecto Life Desmania, coordinado por la Fundación Biodiversidad, con el objetivo de aumentar el conocimiento para salvar de la extinción al desmán ibérico en Extremadura y Castilla y León.

Lo descubierto ha sido bastante peor de lo esperado. Solo en la vertiente castellano-leonesa del Sistema Central ha pasado de ocupar 2.500 kilómetros de la red hidrográfica del Duero y el Tajo a menos de un centenar de kilómetros. En 30 años la regresión es superior al 95 %. Y las pocas poblaciones supervivientes sufren un grave aislamiento genético. En este sector de Castilla y León apenas quedan ya 200 ejemplares. En Cáceres no más de unas pocas decenas.

Los culpables de este desastre han sido la construcción de presas en las cabeceras de los ríos, la contaminación del agua por vertidos, la destrucción de los sotos fluviales, la sobreexplotación de los recursos hídricos y el aumento de los periodos de sequía por culpa del cambio climático.

Por si todos estos problemas fueran pocos, la suelta y expansión de visones americanos (Neovison vison) está diezmando sus ya de por sí mermadas poblaciones, pues esta especie invasora es un voraz cazador de todo bicho viviente.

Por suerte no todo son malas noticias. Gracia a este proyecto LIFE se ha trabajado en 33 Zonas de Especial Conservación (ZEC) de la Red Natura 2000, donde se han revisado 9.000 kilómetros de río en 1.000 tramos diferentes, se han recogido 1.200 muestras y se han analizado genéticamente, habiéndose descubierto una nueva población en Ávila antes desconocida.

Se ha eliminado una docena de azudes o presas, se han restaurado cuatro escombreras, se han llevado a cabo reforestaciones en 80 kilómetros de río, se han retirado residuos en 187 kilómetros y en otros cinco se han hecho tratamientos contra un patógeno que dañaba el ecosistema de ribera.

También se han organizado 55.000 jornadas de trampeo para reducir la presencia de visón americano y se han impartido 500 talleres con la participación de más de 13.000 escolares y jornadas de voluntariado para labores de limpieza de ríos y sensibilización.

Pero lo mejor de todo ha sido conseguir, como explicó a EFE José Ángel Arranz, director general de Medio Natural de Castilla y León,“que este pequeño mamífero de apenas 80 gramos se haya convertido en una especie paraguas, un indicador de un estado de conservación de un hábitat, y que se tenga en cuenta su presencia cuando vamos a hacer actuaciones en el ecosistema”.

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