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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Enara y Goyo son las cigüeñas más vagas de Madrid

Cigüeñas blancas alimentándose en un vertedero. Foto SEO/BidLife

Si eres una cigüeña blanca, lo tuyo es criar en España y pasar el invierno en Mali, Mauritania, Senegal o Gambia. En eso consiste emigrar para ellas. En meterse entre pecho y plumones hasta 3.000 kilómetros de largo aleteo, más de un mes de peligrosísimo viaje cruzando el Estrecho de Gibraltar y hasta el desierto del Sahara para buscar ese alimento que en estas épocas escasea en Europa. Y en primavera repetirlo a la inversa. Pero si eres lista (o muy vaga) te buscas un restaurante cerca de casa y pasas de viajar.

Es lo que han hecho Enara y Goyo, una pareja de cigüeñas blancas de Manzanares El Real (Madrid). Técnicos de SEO/BirdLife las marcaron en el mismo nido en 2013 y desde entonces siguen cada año juntas cada temporada de cría, de enero a julio.

Sus pollos, cuando aprenden a volar, inician la migración que el instinto les señala hacia África. Pero la migración de estos experimentados padres no puede ser más corta. En lugar de hacerse 3.000 kilómetros apenas recorren 50 kilómetros.

Tienen un secreto. Han descubierto un restaurante cerca de casa, gratis total, sin peligros y con comida abundante. Su zona de invernada es el vertedero de Rivas-Vaciamadrid, a unos 50 kilómetros de su nido. Allí duermen en lagunas artificiales y se alimentan de las basuras que la capital arroja todos los días por toneladas. Una fuente de alimentación abundante, predecible e inacabable.

Cigüeña con un emisor GPS en la espalda. Foto SEO/BidLife

Un espía en la espalda

¿Qué como se sabe? Porque desde hace cinco años llevan adosados a la espalda sendos emisores GPS que no paran de enviar localizaciones exactas a los científicos de SEO/BirdLife. Mientras les duren las baterías seguirán haciéndolo.

Durante estos más de 5 años de seguimiento se han obtenido más de 238.000 localizaciones, con lo que los ornitólogos conocen con todo detalle la vida de estas cigüeñas.

Cada una por su cuenta

Las cigüeñas tienen fama de ser fieles a su pareja. Y estas lo son, pero ojo, solo durante el periodo de cría. Concluida la nidificación se van las dos al mismo restaurante para cigüeñas y otras aves, a los alrededores del vertedero madrileño aunque, contra todo pronóstico humano, allí ni se miran.

Migran cada una por su cuenta y llevan una vida independiente cuando están en la zona de invernada. Eso sí. Es el nido, el territorio, y no su careto, su pico o sus alas, el que les identifican como pareja. Hasta que no se ven allí, deben pensar, todas las cigüeñas les parecerán iguales.

El momento de reencuentro está ya próximo. Ahora en noviembre, o como muy tarde en diciembre, Enara y Goyo volverán a Manzanares el Real, a su nido de toda la vida. Y entonces sí. Entonces se reconocerán y machacarán alegremente el ajo (crotoreo, si nos ponemos técnicos) para dar comienzo a una nueva temporada. Nuevas vidas, más cigüeñas.

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1 comentario

  1. Es algo normal, creo yo, el año pasado un poco antes de Navidades vi a dos o tres en Vallecas. Es probable que sean las mismas.

    16 noviembre 2018 | 18:34

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