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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Las ciudades revolucionan a Darwin creando nuevas especies urbanas

Las grandes ciudades, los tiempos modernos, nuestros nuevos modos de vida, están cambiando el mundo pero ¿hasta qué punto?

En el plano social y del comportamiento está claro; tenemos muy poco que ver con la manera de ser y de vivir de nuestros abuelos y bisabuelos. ¿También habremos cambiado físicamente? No hay duda sobre ello. En apenas un siglo el ser humano ha aumentado en altura, peso y llega a la pubertad mucho antes. Incluso se especula que ha aumentado nuestra pericia con las máquinas, especialmente con los ordenadores y los móviles.

Lo increíble es que este cambio también se ha producido en los animales salvajes que nos acompañan, donde la evolución natural parece haber dado un giro sorprendente. La globalización y urbanización del planeta los está cambiando radicalmente. Tanto que algún pájaro tan habitual en nuestros jardines urbanos como el mirlo común, tiene ya poco que ver con el mirlo de los bosques. Hasta el punto de estar proponiéndose considerarlos dos especies diferentes. Turdus merula el mirlo campero y Turdus urbanicus el mirlo urbanita.Darwin llega a la ciudad

Esta idea tan aparentemente descabellada la defiende con fervor el biólogo evolutivo holandés Menno Schilthuizen en su último libro Darwin comes to town: how cities are creating new species [Darwin llega a la ciudad: cómo las ciudades están creando nuevas especies] (Quercus Publishing, 2018).

«Estamos al borde de un nuevo capítulo en la historia de la vida», asegura Schilthuizen, «un capítulo en el que lamentablemente está desapareciendo mucha de la antigua biodiversidad, pero también en la que está naciendo un nuevo y emocionante conjunto de formas de vida».

Y es que los científicos han descubierto la existencia de una veloz adaptación evolutiva en las ciudades, convertidas en un nuevo y global gran ecosistema, que puede ocurrir mucho más rápidamente y extraño de lo que Charles Darwin se hubiese atrevido nunca a soñar. Nada de irse a las Islas Galápagos. En casa, en la oficina, en el parque, la naturaleza protagoniza capítulos increíbles de ese milagro conocido como la especiación, la formación de nuevas y distintas especies en el curso de la evolución natural.

Mirlos que cantan a la noche

Según las últimas investigaciones, los animales urbanos evolucionan para volverse más descarados e ingeniosos. Pero también innovan.

Palomas de ciudad cuyo plumaje especial les ayuda a reducir el impacto de la contaminación atmosférica, a modo de sofisticado filtro desintoxicador. Mirlos que cantan por la noche y de forma diferente a los rurales, pues es cuando menos ruido callejero hay. Cuervos inteligentes como los de la ciudad japonesa de Sendai, que lanzan las nueces a la carretera para que los coches las pisen y partan, pero esperan a que el semáforo se ponga en verde para acercarse a por ellas. Herrerillos que han aprendido en Inglaterra a abrir las botellas de leche fresca que tradicionalmente se dejan todos los días a las puertas de las casas. Arañas que en lugar de hacer sus telas en lugares oscuros lo hacen junto a farolas, a donde acuden murciélagos y salamandras. Estorninos americanos con las alas más redondeadas para escapar antes de los gatos callejeros.

Malezas adaptadas a crecer en las grietas del pavimento gracias a una adaptación en el diseño genético de sus semillas. Especies invasoras llegadas desde remotos rincones, pero no tan lejanos como la mayoría de los nuevos habitantes humanos de nuestras aldeas globales, ciudades que crecen a golpe de la migración. La lista de cambios descritos en el libro de Schilthuizen parece infinita.

Científicos locos

Podríamos decir que las ciudades se han convertido en científicos locos que mezclan todo con todo haciendo los experimentos más descabellados con luz artificial, contaminación, hormigón, vidrio, ruidos ensordecedores, estrés y hasta comportamientos histriónicos protagonizados por una sociedad humana amontonada donde, de un día para otro, igual que ama algo se la lanza a odiarlo con todas sus fuerzas. 

Gracias a la adaptación evolutiva que se lleva a cabo a velocidades sin precedentes en las ciudades, las plantas y los animales están generando nuevas formas de vida en los entornos aparentemente hostiles del asfalto y el acero que los humanos hemos creado.

Naturaleza callejera. Puro asombro científico.

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