Archivo de abril, 2015

Monstruos al cuidado de nuestros niños, la peor pesadilla

Han condenado a una maestra que fue grabada en vídeo maltratando a dos niños de un año, dos bebés. También tendrá que indemnizarlos con 90.000 euros. Además, condena a otra docente del centro porque presenció los hechos y no los denunció. Ha pasado en Manresa.

La acusada «tiró al suelo a un menor de un año de edad de forma violeta en posición bocarriba y le inmovilizó los brazos y las piernas obligándolo a tragarse la comida». Asimismo, el 18 de noviembre de 2011, cogió otro niño de un año de edad y lo metió en un saco de dormir en la posición inversa a la habitual, es decir, con la cabeza en la zona de los pies, y «a continuación lo inmovilizó en el interior del saco».

Es noticia del día. He visto el vídeo al que hace referencia esta noticia y se me ha revuelto el estómago. Probablemente también tendréis oportunidad de verlo porque va a repetirse en los informativos y estará en muchos sitios web.

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Monstruos al cuidado de nuestros bebés. La peor pesadilla para cualquier padre.

Verlo me hace recordar un post que escribí en octubre del año pasado: Todos somos monstruos.

Os aseguro que si viera a una persona a la que le he confiado el cuidado de alguno de mis hijos comportarse así, habría muchas posibilidades de que yo me convirtiera en uno.

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No debería transmitirse a los niños el miedo hacia los miembros de la Policía o la Guardia Civil

papaperdidoEsta semana la editorial Edebé va a retirar varias frases de un libro infantil titulado Papá se ha perdido, de José María Plaza. Al menos eso ha asegurado a EFE la directora editorial Reina Duarte.

Es el libro que véis en la primera imagen, tiene 40 páginas, se publicó por primera vez en 1998 y lleva ya diez ediciones: «pensado para niños de seis años en adelante, que narra en primera persona la historia de un niño que se pierde y transfiere sus miedos hasta que se reencuentra con su padre y ve que esas amenazas que había sentido mientras estaba perdido le ayudan a recuperar a su progenitor». Pese a llevar tantos años en el mercado, ha sido recientemente cuando desató la polémica. ¿Por qué? Pues por estos textos:

«Podría preguntar a un guardia. Pero los guardias te dicen dónde está la Plaza Mayor o la calle La Puebla o el aparcamiento, y no saben dónde están los papás perdidos. Se lo preguntaría a un policía. Un policía detective. Pero… no»,

«Me gusta verlos en los dibujos o en las películas, pero no me atrevo a hablarles. No me gustan. Los policías son brutos. Y vocean. No saben agacharse y te hablan siempre desde arriba, con las manos puestas en la cintura, allí donde tienen las pistolas. Y parece que siempre están enfadados, y tienen esposas y te meten en la cárcel…»

«Con los policías nunca se sabe. Son muy bestias, pegan patadas a las puertas, dan puñetazos, insultan, gritan mucho…»

La directora editorial asegura que esas frases se «han sacado de contexto» y explica que «por las redes sociales se expandieron rápidamente comentarios de agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional y se han enarbolado esas dos frases para decir que el libro enseña a tener miedo de la policía, cuando es todo lo contrario. No se ha entendido el mensaje del cuento. El niño también ve amenazas en sus vecinos y en las ilustraciones queda claro que la policía aparece positivamente, pero nadie ha contrastado la información». Pese a ser «un libro inocuo, de un escritor veterano, que hay que leer en clave de humor», retirará «esas frases» porque «nada más lejos de nuestra intención que ofender a nadie o que alguien se sienta ofendido».

No he leído el libro entero, tal vez Reina Duarte tenga toda la razón, realmente tengo curiosidad por echar un vistazo al libro para sacar mis propias conclusiones.

Lo que tengo clarísimo es que no debería transmitirse a los niños el miedo hacia los miembros de la Policía o la Guardia Civil. He procurado siempre que Julia reconociera los uniformes oficiales. Si hemos viajado a otro país, también se los he hecho ver para que sepa a quién dirigirse si se pierde o necesita cualquier tipo de ayuda.

Y ha sido inevitable que está noticia me recordase un post que escribí en 2012, cuando Julia tenía tres años. Su título ya lo dice todo, “Si te pierdes, busca a un policía”, pero voy a traer parte aquí hoy de nuevo.

Estando allí en comisaría con ella, mientras él rellenaba la denuncia, se me ocurrió decirle a mi hija “Julia, si alguna vez te pierdes, busca a un señor policía y pide ayuda”.

Entonces él apartó la vista de la pantalla del ordenador y le dijo: “Claro que sí, nosotros nos encargamos de llevarte a casa con tu mamá”.

Luego mirándome a mí me dijo que estaba muy bien que le dijera eso, que por desgracia la mayoría de la gente que se sentaba con niños frente a él decía cosas del tipo: “tienes que portarte bien o el policía te encerrará en la cárcel”. Me contaba que lo último que se debe hacer es meter miedo a los niños a su costa, por que si alguna vez se pierden o necesitan ayuda lo último que harán será acudir a la policía.

No puedo estar más de acuerdo con él.

De hecho, ahora de adulta, sigo buscando un uniforme cuando me he perdido o necesito cualquier tipo de ayuda.

Vaya hoy este post por todos esos policías y guardias civiles que me constan están encantados de ayudarnos si les necesitamos.


Nunca transmitiré a mis hijos miedo hacia los uniformes.
Por muchos y buenos motivos, extensibles también a su vida adulta.

¿Por qué debería jugar con ventaja si me separase de mi marido?

He conocido alguna que otra pareja reacia a casarse por el compromiso que implica, además de por el barniz vetusto que la institución tiene. Alguna que otra se ha acabado casando tras darse cuenta de que era la mejor manera de regularizar su vida en vida en común, lo más sencillo de cara a herencias, impuestos, papeleos varios, tener hijos…

La parte rancia es fácil de diluir; no es preciso que una boda sea en una iglesia, con doscientos invitados, vestido blanco y comida hasta reventar. Una de las que más disfruté éramos veinte personas. Lo más importante es que un matrimonio fue irrompible en el pasado, pero ahora no lo es. No digo en absoluto que sea fácil o barato. A veces sí, otras es un trance difícil, costoso y desagradable. Pero probablemente también lo sería aunque no hubiera boda pero sí uno o dos corazones rotos e hipoteca y bienes compartidos.

La clave para que a mí nunca me haya asustado esa unión es saber que pasada la ruptura puedes no volver a ver jamás a esa persona, romper por completo. Salvo que haya hijos por medio, claro. Tener hijos es un vínculo mucho más férreo que una boda. No hay compromiso mayor con otra persona que tener un hijo suyo. Con una única excepción: el compromiso que tienes con los hijos que decides tener.

Cierto es que hay parejas con hijos que se separan y uno de ellos desaparece y no quiere saber más de sus niños. No obstante, lo frecuente en gente normal es que una separación habiendo tenido hijos suponga un proceso potencialmente más duro e implique seguir viendo a esa otra persona durante toda la vida, con mayor o menor frecuencia.

Estamos cerca de la época de comuniones, en muchas habrá un niño sentado entre dos padres que ya no se aman pero que siguen forzados a entenderse e intentar tener una relación mínimamente cordial por el bien del niño. Yo lo he visto.

También he visto comportamientos irracionales, guerras abiertas entre los que se quisieron y que olvidan que sus hijos van a salir damnificados.

No somos animales tan racionales como nos hacían estudiar en el colegio.

Y hay veces que los jueces tampoco ayudan. Mirar por el bien del menor también es, a mi parecer, mirar por saldar esa ruptura de una manera justa.

Ayer leí esta noticia, que es la que me ha empujado a adentrarme en este delicado jardín:

Un vecino de Parets del Vallès (Barcelona) tendrá que abandonar el próximo día 30 el piso de su exclusiva propiedad en el que vive porque una jueza a la que pidió la custodia compartida de su hija le ha concedido a su expareja el uso de la vivienda, pese a que ella tiene otro piso en copropiedad. Según ha explicado la abogada de Jesús O., Sandra López, la jueza ha aplicado la ley «estrictamente sin tener en cuenta el contexto social de la pareja ni que ella abandonó el domicilio familiar llevándose a la niña y es propietaria de otra vivienda que compró con su anterior marido».

No conozco los pormenores del caso de esta pareja, puede ser que se esté cometiendo una injusticia o puede que la jueza haya hecho muy bien. Lo que sí sé, porque he visto varios casos, es que muchas veces los jueces sí que van de carril. He visto una pareja bien avenida pidiendo ambos la custodia compartida y siendo examinados con suspicacia y he visto a un padre que ha supeditado su vida laboral a la crianza de su hijo teniendo que marcharse de su hogar y pasar una pensión pese a no tener ingresos y condenado a ver al niño al que cuidaba a diario con esmero cada quince días.

Mi marido y yo tenemos sueldos similares, trabajamos ambos jornadas parecidas, dedicamos nuestras tardes a nuestros niños por igual… ¿Por qué debería yo jugar con ventaja si nos separásemos? Y no tengo intención de averiguarlo, pero tengo la certeza de que la tendría. En nuestro caso lo lógico sería hablar de una custodia compartida. Y en el de muchos que no la han conseguido.

Y en cualquier caso lo lógico es estudiar bien lo que se tiene delante antes de dictar sentencias gemelas por mucho que haya saturación y falta de tiempo.

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* Foto: GTRES

¿Se nos están yendo de las manos los cumpleaños infantiles?

bolasJulia cumple años en marzo. Lo celebramos en un parque de bolas, uno de esos negocios modernos que han proliferado como setas en Soria en las últimas dos décadas. Lo de los parques de bolas da para reflexionar aparte. Los hay pequeños de barrio, los hay de centro comercial que permiten que los padres hagan doble gasto, los hay gigantescos en naves polígonos a los que sólo les falta una cápsula antigravedad dentro de su oferta infantil (tienen discoteca, consolas, luchas con láser…), los hay (siempre más modestos) en pizzerías y hamburgueserías y los hay que te alquilan el local con los chismes para brincar y tú te organizas.

Tal vez tanto incremento de parques bolas en los que por entre seis y diez euros dejan que los niños desfoguen un par de horas, les dan una merienda pírrica (la elección habitual es sándwich mixto, sándwich de nocilla, una porción de pizza congelada o un perrito) y una bolsa de chuches a la salida, sea la razón de que (me consta que muchos) creamos que esto de los cumpleaños infantiles se está yendo de madre.

Volviendo a Julia, desde siempre a ese cumpleaños van tantos sus primos y amigos de fuera del colegio como un grupo de diez compañeros. «Tienes que seleccionar a diez amigos de clase, todos no pueden ser» le digo. Cualquier año me dirá: «¿por qué no se puede invitar a todos? Algunos niños lo hacen». Y tendrá razón. Cada vez más veo cumpleaños de niños pequeños en los que están los 25 compañeros, a veces juntándose con otro cumpleañero de la misma clase, a veces en solitario.

Si llega el caso tendré que explicarle que me parece excesivo, que aprender a seleccionar es bueno y que le contaré que yo sólo podía invitar a dos o tres amiguitas del colegio que se sumaban a mis primos en los cumpleaños que mi madre organizaba en casa, apartando muebles, inflando globos, jugando todos con lo que me habían regalado y elaborando una merienda mucho más apetecible que la de cualquier parque de bolas.

Pero eso supone hacer y recoger. Los parques de bolas nos ahorran todo eso. Y tienen su sentido y vienen muy bien. Claro que los cumpleaños en casa limitaba el número de invitados. Los parques de bolas no, y eso conduce a celebraciones que son una locura con decenas de niños brincando y a que sus agendas tengan más actividad social que la de los padres. Y eso también conduce a regalos comprados a pachas por unos pocos euros por barba, a casos en los que los invitados financian parte del cumpleaños, a padres que pringan siempre comprando los regalos comunitarios, a padres que van por libre y son criticados por ello…

De los regalos en tal cantidad y velocidad que el niño no puede ni procesarlos ya escribió Pilar en su blog Mamás Full Time en un post en el que también se planteaba que se nos está yendo la pinza con los cumples:

Lo de las decenas de regalos no se estilaba, no se trataba de castigar las economías de los padres de los amigos o compañeros, se trataba de juntar a una recua de niños para que lo pasaran bien juntos, jugando, riendo y eso, disfrutando. Era celebrar un día especial por la cantidad de niños, por la merienda, porque los horarios eran más relajados aunque al día siguiente hubiera colegio… pero ya está, eso era todo. Los regalos de cumple eran cosa de la familia y los amigos más íntimos.

Esto de organizar entrega de regalos en medio de la fiesta como una oda al consumismo más estúpido me toca vivirlo con mis hijos porque sí, porque parece que es lo que toca pero no me puede parecer más perjudicial para ellos y para sus amigos.En algo nos estamos equivocando y yo me apunto a la ola esta que me empuja a organizar una macrofiesta con otros compañeros de clase para poder invitar a todos los alumnos de los dos grupos A y B. Que por una parte bien porque ningún niño se va a sentir desplazado al no estar invitado pero por otra parte, es un despropósito de regalitos al que aún no tengo claro como me voy a enfrentar… la verdad sea dicha…

De verdad, qué ganas tenemos de complicarnos la vida. Por que los culpables de tanto lío aquí somos los mayores, no los pequeños.

Sigue habiendo cumpleaños en casa, cumpleaños al aire libre si tienen lugar en una época del año que lo permite, cumpleaños de julio y agosto que transcurren en familia y, tal vez, en la playa. Pero me da la impresión de que las locuras excesivas de los parques de bolas va en aumento. Y creo que vamos a rumiar cómo cambiar las cosas para el próximo año.

El post de hoy tiene una pregunta clara: ¿Hay que poner límite a los cumpleaños infantiles?

Al menos un libro al mes #unoalmes

El post de hoy forma parte de eso que se llama a veces carnaval de blogs, que es algo tan sencillo como que un grupo de blogueros se pongan de acuerdo en un tema y una fecha más o menos concreta para escribir de ello. Algo tan viejo como la blogosfera que ahora ha incorporado hashtags y redes sociales.

No soy yo muy de sumarme a estas cosas, pero no me pude resistir a la propuesta de MamásFullTime de iniciar una suerte de club de lectura en el que un grupo de blogueras maternales dedicáramos un post al final del mes para hablar de los libros que hemos leído y recomendar uno. El hashtag y título de la propuesta es #Unoalmes, porque también esconde el reto de leer al menos un libro completo en ese plazo.

Como la cosa va de libros, no me he podido resistir y esta es mi primera aportación.

Que sepáis que estáis todos invitados a entrar en esta salita de lectura digital.

No ha sido uno, han sido algunos los libros leídos a lo largo de abril. Menos de los que me gustaría, menos de los que solía leer. Si escribo, leo menos; es algo inevitable que me costó asumir.

Este mes han pasado cinco libros por mis manos, sin contar los cuentos infantiles de antes de dormir claro.

El primero fue All the light we cannot see de Anthony Doerr, una historia ambientada en Francia y Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, que sigue a una niña francesa que pierde la vista y a un niño alemán especialmente dotado para entender la tecnología. Lo comencé a leer en marzo en el kindle, un soporte maravilloso para acceder a novelas en inglés a buen precio.

Malemort el impotente, de Guillermo Roz, en el que aparece de nuevo Francia y también Argentina, fue el segundo. Da igual lo que escriba Guillermo, da igual la historia, simplemente cómo narra es una maravilla, tiene una riqueza poética y una capacidad de evocación que dudo que yo llegue jamás a alcanzar.

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El siguiente fue el de la jovencísima Claudia Morales, que cont EFE años ha escrito su primer libro y sus padres se lo han editado. El reciente post con consejos para escribir, iba por ella.

El cuarto ha sido Música para feos de Lorenzo Silva. Una delicia de uno de mis escritores españoles favoritos a la que sólo puedo reprochar que sea tan breve. Novelita más que novela, sólo dos días me duró el disfrute. Y podría haber sido uno.

El quinto no está terminado y lo he leído a saltos, escogiendo fragmentos e intercalándolo entre todos los demás: es el ensayo de Espido Freire sobre Santa Teresa Para vos nací.

Ahora ando embarcada en Anoche soñé contigo, de Gemma Lienas, pero ese ya pertenece a mayo.

De todos esos tendría que destacar alguno para este reto de #unoalmes. Es una elección difícil. Claudia ya ha tenido un post en este blog, Espido también con otro libro y además éste, por recomendable que sea (que lo es),  no lo he terminado y no es una novela y el primero no está en castellano, así que quedaban dos entre los que deshojar la margarita.

imageHe decidido finalmente que voy a hablar del de Lorenzo Silva, más que nada porque me permite traer un sexto libro del mismo autor de temática juvenil.

Tener en cuenta que no es una reseña lo que voy a hacer, simplemente una recomendación. El tipo de recomendación que un par de amigos se harían rápidamente ante un café. Que, por cierto, deberíamos ser más dados a hacer ese tipo de recomendaciones en este país, a hablar de los libros que hemos disfrutado de la misma manera que charlamos de series de televisión, películas o partidos. Pero esa es otra historia.

Me gusta que Lorenzo Silva sea un escritor sin prejuicios, que prueba géneros que muchos consideran estúltamente menores como el juvenil que antes os mencionaba o el romántico. Me gusta mucho que, cuando leo cualquiera de sus libros, me da la impresión de que se ha divertido escribiéndolo y que nos regala las historias que necesita sacar y no necesariamente las que le conviene escribir. Me gusta que su estilo hace fácil lo difícil, que es a lo que yo aspiro. También que sus personajes son reales, complejos y grises sin necesidad de dedicar demasiadas páginas a mostrárnoslo.

Mónica es casi una treintañera, es periodista, y va a vivir una historia de amor tan breve e intensa como es el libro. Una historia de amor que avanza al paso de muy distintas canciones. Es imposible no escuchar al menos algunas al terminar de leerlo, aunque creo que lo ideal es interrumpir unos minutos la lectura e ir poniéndolas al tiempo que las escuchan los personajes.

Creo que es un libro para los que creemos que el amor de verdad existe y se puede dar en gente como nosotros.

trilogia-getafe-i-algun-dia-cuando-pueda-llev-L-4OOd9pEste libro me ha recordado mucho al primer volumen, el más redondo, de su Trilogía de Getafe. Se llama Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia y es una novela juvenil que cualquier adulto disfrutará y que yo ya he regalado con éxito a varios lectores adolescentes.

Mónica me recordó mucho a Laura, la protagonista adolescente de Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia . Ambos están preñados de canciones, ubicados a la vuelta de la esquina y dejan la misma sensación dulce y melancólica al terminarlos. Ambos son una delicia, cada uno a su manera.

Aunque os confieso que si me hacéis elegir entre Música para feos y Varsovia, prefiero la segunda, y tal vez sea porque me gusta mucho que los buenos escritores se acerquen a este formato para regalarnos buenas historias, más deberían sacudirse los prejuicios y darse cuenta de que hay que cuidar a los que se están formando como lectores. Soy defensora a ultranza de que niños y adolescentes lean cualquier cosa que les guste, lo importante es leer y no obligarles con clásicos que, por maravillosos que sean, se les van a indigestar.

Voy a terminar con un pequeño fragmento de la entrevista que hice el mes pasado a Gemma Lienas a cuenta de El rastro brillante del caracol:

– Ahora que comenta eso: ¿no cree que la literatura juvenil está infravalorada injustamente?

La literatura juvenil como algo de segunda fila es propio de nuestro país, en otros no pasa. En Estados Unidos, Inglaterra o Alemania no es así. Pero en España es cierto que es la Cenicienta. Tal vez porque es un fenómeno relativamente joven. Me parece tonto que los haya que tengan ese desprecio por la literatura juvenil. La literatura es buena o mala, independientemente del género. Los escritores que solo escriben para adultos olvidan que hay que crear lectores.

Aquí os dejo los posts que participaron el mes pasado:
1.- Eva, «Recuerdos Abandonados» de Alberto Ferreras
2.- Marta, «La Fórmula Preferida del Profesor» de Yoko Ogawa
3.- Patricia, «El Guardián Invisible» de Dolores Redondo
4.- Marisa, «La tesis de Nancy» de Ramón J. Sénder
5.- Bárbara, «La Vida Cuando era Nuestra» de Marián Izaguirre
6.- Teresa, «El Atelier de los Deseos» de Agnés Martin-Lugand
7.- Sonia, «Sólo un Muerto Más» de Ramiro Pinilla
8.- Noelia, Trilogía «Mi Elección» de Elisabet Benavent
9.- Ana, «Confesiones de una Heredera con Demasiado Tiempo Libre» de Belén Barroso
10.- Blanca, «Trilogía del Baztan» de Dolores Redondo
11.- Pilar: Frida. Una historia de amor a la vida.

Nuestros diez cuentos infantiles favoritos

jaimeleyendoEsta semana esto y escribiendo mucho de libros, de leer, de cuentos… Es lo que corresponde en torno al 23 de abril, el día del libro. Una jornada estupenda para acercarse con nuestros niños a una librería o a una biblioteca para recorrer los estantes en busca de un nuevo tesoro que llevarnos a casa.

Desde qué son bebés Jaime y Julia han estado rodeados de libros, nuestros y suyos. Espero que vernos leer y bañarles en letras sirva para que crezcan disfrutando de la lectura, encontrando en ella un refugio.

Os voy a contar algo curioso. Jaime por su autismo no tiene interés en los juguetes. Haciendo memoria lo cierto es que nunca lo tuvo, incluso cuando era bebé y parecía evolucionar bien, repitiendo palabras y gestos, antes de perder esas capacidades en torno al año y medio. Lo único que siempre le gustó fueron los cuentos. Pasaba las hijas concentrado en los dibujos, feliz. Siguen gustándole. Y no sólo los cuentos, también los álbumes de fotos. En la imagen podéis verle la pasada primavera sentado tranquilamente en una librería, viendo un cuento tras otro.

Sus cuentos favoritos cuando era pequeño eran Todos los besos y Todos los bebés, unos cuentos que su padre y yo nos aprendimos y aún recordamos. Sobre todo el segundo: «el bebé león, es un campeón. El bebé avestruz, del sol ama su luz». Los destrozó de tanto verlos pese a ser bastante resistentes. No importa, no creo que haya mejor destino para un libro de bebé que caer en el campo de batalla de animar a la lectura, mucho mejor que permanecer intacto y olvidado en una estantería.

Para conmemorar el día de hoy he hecho una recopilación con los cuentos infantiles favoritos en casa, nuestros imprescindibles. Los cuentos que más han gustado a Julia y a Jaime, los que siempre quieren, los que se saben de memoria y los primeros en emocionarles hasta las lágrimas.

El primero va a ser ese Todos los bebés que os comentaba. Yo sé lo he regalado a unos cuantos bebés con éxito. Vayamos por el resto:

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Las ciudades de colores, un cuento delicioso, en texto, ilustraciones y proyecto editorial. Cuenta la historia de Iris, una niña de colores que vive en una ciudad terriblemente gris. Tan gris, tan gris, tan gris, que a la pobre Iris, que es de colores, la gente la señala por la calle y le hace sentir fatal.

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la foto-3‘El tesoro de Lilith’, el cuento es alegórico: un pequeño árbol que quiere bailar, correr y vivir aventuras, por lo que acaba convertido en una niña. Una niña que encierra en su interior una capullo que al convertirse en mujer pasará a ser una flor que, regularmente, desprenderá sus pétalos, equiparando las distintas fases por las que pasa el cuerpo de las mujeres con las estaciones del año. En el cuento también aparece el deseo. Son unas mariposas que rondan la flor, que la hacen cosquillear y latir. El cuento es metafórico y delicado, permite con sus árboles, sus flores y sus mariposas explicar de una manera razonablemente detallada cómo son las cosa. Con una visión positiva y fomentando el autoconocimiento, la aceptación y el escuchar a nuestro cuerpo.

Un par de cuentos para perder el miedo a los monstruos Que para mí es como si fueran uno solo:
¿Estás ahí, monstruo? permite perder el miedo a lo desconocido, a lo que apenas se ve, a comprender que la imaginación puede jugarnos malas pasadas si estamos predispuestos a ello. Tiene en cada página unas solapas que no se abren, metes la mano (si te atreves) para tocar las babas del monstruo, sus garras, su pelaje… que en realidad acaban siendo pintura de papá, un buho, conejitos…
Fuera de aquí horrible monstruo verde y con él vemos aparecer rasgo a rasgo a un monstruo que el niño hará desaparecer a grito pelado pasando páginas hasta llegar al final: “¡Y no vuelvas más hasta que lo diga yo!”. Es decir, lo que hace es animar a los pequeños a empoderarse, a aprender a decir no, a enfrentarse y a alejar aquello que no les gusta.

Sí, somos raros, el primer cuento que Julia se aprende de memoria sobre niños que son diferentes, ya sea porque están imantados y atraen todos los objetos metálicos, les crece el pelo a toda velocidad, una nube les persigue por todas partes o al gritar son capaces de derribar edificios. Eso tiene sus inconvenientes. Por ejemplo, necesitan una pesada bicicleta de madera o usar cubiertos de plástico, tienen que llevar la melena en una mochila, están siempre mojados o no les dejan cantar o gritar gol en el cole. Pero siempre al final aprenden a aceptarse y a encontrar ventajas en sus rarezas.

La vaca gordita narra como una vaca, que solo era un pelín más gordita que las demás, comienza a verse las patas gordas, la barriga gorda y deja de comer hasta convertirse en algo que ya no parece una vaca. Por suerte se da cuenta y vuelve a comer para volver a convertirse en una vaca feliz y saludable. En este mundo en el que es ametrallante la obsesión por la imagen que tenemos, asociada constantemente a la delgadez, es muy importante transmitir a nuestros hijos que se quieran bien, que se gusten, que cuando se miren al espejo aprendan a amar lo que ven. Lograrlo sería un gran triunfo como padres. Y La vaca gordita puede poner un granito de arena. Y granito a granito…

El cazo de Lorenzo, un hermoso cuento de Isabelle Carrier, mujer de Jérôme Ruillier, el autor del también muy recomendable Por Cuatro Esquinitas De Nada sobre la aceptación y la integración. Una metáfora adaptada a los niños, que a mí me sigue conmoviendo cada vez que lo leo.

imageGran Lobo Salvaje ha sido el primer cuento con el que Julia ha llorado. En el arranque del libro el pequeño Tritus es abandonado cruelmente, arrancado de los brazos del niño que lo llevó a su casa y depositado al pie de la carretera. Para Julia primero fueron pucheros, luego un breve llanto sofocado con la almohada. Es el primer libro que le emociona de verdad. Durante cuatro días más seguimos las andanzas del cachorro, que en cada capítulo va encontrando diferentes perros con diferentes historias: el viejo perro que le adopta, el cocker mimado que quiere ver mundo, un perrazo que fue la mano derecha de un pastor y sobrevive asilvestrado, otra perrilla mestiza que viaja con él, la bóxer perdida enamorada de sus dueños y loca por volver con ellos y el perro guardián encadenado. Está escrito con delicadeza, con tino, por alguien que se nota que sabe mucho de los perros y sabe transmitirlo, y transmite muchísimos valores, no solo de respeto a la vida animal, sino de compañerismo, resolución de conflictos personales, compromiso…

¡Qué fastidio ser princesa!. Ser princesa en el reino del quinto pimiento es un fastidio, llevando tacones, faldas, joyas que impiden moverse, sin poder hacer apenas nada salvo esperar al príncipe. Cuando se harta, la princesa protagonista huye para ser pirata, caballera y juglaresa. Probando hasta encontrar la ocupación que la haga feliz.

Charlie y la fábrica de chocolate, de Roald Dahl. Hace pocos meses que Julia y yo nos sumergimos en ese mundo de cascadas de chocolate, pequeños oompa loompas (que en nuestra versión eran pigmeos negros de África, pero lo políticamente correcto obligó en otra más reciente a convertirlos en blancos de Oompalandia) al servicio del genio extravagante de Willy Wonka, de niños que ven demasiada televisión, consiguen todos los caprichos, mascan chicles sin parar, comen sin control o simplemente son tan pobres que sólo pueden permitirse una chocolatina al año.

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Si eres un niño al que le gusta escribir, tal vez te interese leer esto

a00586204 280Empieza escribiendo de lo que conoces. Si no te apetece, invéntate tus propios mundos, futuros o imaginarios. Situarte en un pasado real es más difícil, necesitarás documentarte. Pero da igual si afrontas el reto de estudiar a conciencia una época determinada o si decides crear tu propio escenario, sigue siendo buena idea utilizar lo que mejor conoces, tus sensaciones, experiencias y reflexiones.

No pasa nada por no terminar un libro que has empezado a leer. Algunos hemos tenido que llegar a adultos para decidir que nuestro tiempo valía más que nuestro amor propio. Por lo mismo tampoco pasa nada por dejar de escribir una historia ya empezada. No le debes nada a nadie más que a ti mismo. No todas las semillas plantadas logran germinar y plantándolas se aprende. Pero no te rindas demasiado pronto.

Si no sabes de qué escribir, si te sientes atascado con tu historia, ponte ante el teclado. Algo vendrá. Si no es hoy, tal vez mañana.

No te desfondes. Vale más la constancia en esta vida que lanzarse a algo lleno de entusiasmo y no perseverar. Y esto también es aplicable a muchos otros aspectos de la vida. Suele ser buena idea encontrar el sitio y el momento en el que te sientes más cómodo escribiendo.

No permitas que te digan que lo que has escrito es malo. Los que lo dicen tal vez lo hayan leído con criterios de adulto, no te dejes desanimar.

Déjate aconsejar y acepta las críticas bienintencionadas. Nadie hace nada perfecto en este mundo, lo único inteligente ante alguien que desea ayudarte con un comentario constructivo, con algunos consejos, es escuchar y reflexionar sobre lo que te ha dicho. Tal vez tenga razón. Y esto también vale en muchas situaciones que no tienen que ver con la literatura.

Quita el acceso a Internet cuando te pongas a escribir. Internet es fantástico, pero puede que entres en una red social y cuando quieras darte cuenta ya no te quede tiempo.

Encuentra a alguna persona de confianza que lea lo que escribes mientras lo estás escribiendo, alguien sensible, sincero y con criterio cuya opinión valores. No valen aquellos que únicamente se dedican a dorarte la píldora. Estoy hablando de lectores que te ayuden a crecer como escritor sin miedo a hacerte ver tus errores.

Revisa tus textos. Déjalos reposar un tiempo y vuelve a repasarlos. Es bueno coger distancia temporal con lo que has escrito para pulirlo.

Cuidado con los finales. Hay que procurar cerrar bien las historias. No hay nada peor como lector que encontrarte con un final pricipitado, mal resuelto, poco congruente. A veces, como cuando se compite en una carrera, cuando vez cerca el final tienes tantas ganas de llegar que aceleras en exceso. Esfuérzate por dejar un buen sabor de boca al final.

imageNunca dejes de escribir, teniendo en cuenta que escribir toda la vida a veces supone pasar largos periodos de tiempo sin hacerlo. No pasa nada. Sigue leyendo y espera el momento de volver a sacar las historias que llevas dentro.

Escribe para divertirte, para desahogarte, por lo que te reporta a nivel personal, por pura satisfacción. No escribas buscando supuestas glorias.

Este post lo ha inspirado Claudia Morales. Comenzó como un correo dirigido únicamente a ella tras leer el libro que ha escrito con trece años y que sus padres publicaron, pero he pensado que podría ser de interés para todos esos niños a los que les gusta escribir.

Foto: GTRES

‘El principito’ sobre el escenario en un espectáculo familiar

princinptoEste fin de semana hemos podido disfrutar de una obra recomendada para niños a partir de seis años, una adaptación de El principito,el mítico libro de exupery del que ya os he hablado aquí en algunas ocasiones, la última el verano pasado al hilo del 70 aniversario de la muerte de su autor, Antoine Marie Jean-Baptiste Roger de Saint-Exupéry que apenas tenía 44 años cuando se convirtió en una muerte mas en esa debacle que fue la Segunda Guerra Mundial.

Abril es un buen mes para volver a recordar ese libro mágico, que nunca envejece y que cada cierto tiempo conviene releer. Hay realmente muy pocos equiparables. Y abril es un buen mes porque el pasado 6 de abril fue el 72 aniversario de su publicación y porque abril es, en general, el mes de los libros.

Pero volvamos a la obra que vimos en el teatro Cofidis Alcázar de Madrid, un espectáculo creado por el bailarín y coreógrafo internacional José Tirado y cuyo elenco se completa con Hayzam Fathy, Antonio Jiménez, Astrid Julen y Antonio Villa.

Villa es el conductor, el narrador, el aviador que fue Saint-Exúpery y el único en tener voz sobre el escenario. José Tirado es Principito, el otro hilo conductor que se sirve de música y la danza para que la historia avance. Sus conversaciones con la rosa, el zorro, el bebedor, la serpiente, el farolero… se convierten en piezas independientes con diferentes estilos en los que sobran las palabras para dejarse llevar por lo que está pasando.

Tal vez el bebedor sea el que más me gustó, mientras que la serpiente y la rosa fueron las que más impresionaron a las dos niñas que me acompañaron: Julia y mi sobrina.

Se trata de una función infantil de calidad, que no cae en la trampa de dar a los niños menos por más por eso de que «son solo niños». Dura unos ochenta minutos y se pueden encontrar entradas en Internet a partir de ocho euros.

Eso sí, esta adaptación para toda la familia de El principito me da la impresión de que requiere de niños (y de adultos) que conozcan bien la historia para que la disfruten del todo. Espectadores además que sean sensibles a la música y la danza. Dándose esas premisas es altamente recomendable.

Por cierto, que en otoño de este año es estrenará también una película de animación inspirada en el niño enamorado de la rosa que viajaba de planeta en planeta para ayudarnos a reflexionar sobre lo que verdadermente es importante en esta vida. La película contará con las voces de James Franco, Rachel McAdams, Marion Cotillard y Jeff Bridges.

Tigriteando (y por tanto la crianza respetuosa) consigue dos galardones en los #Premios20Blogs

Eso que muchos llaman la blogosfera maternal, un universo de blogs variopintos hasta el extremo pero con la crianza o la maternidad como eje, goza de excelente salud. Ayer pude disfrutar de la fiesta de la novena edición de los Premios 20Blogs y quedó claro, viendo a los ganadores, que goza de una excelente salud.

En esta última edición hay tres blogs que han tenido dos premios. Uno es La huertina de Toni (Medio ambiente y Blogs más votado), otro es Una de cada mil (Salud y vida sana y también premio principal). Ambos muy recomendables y con unos fantásticos autores detrás.

El tercero ha sido Tigriteando (categoría Blogosfera y premio especial Madresfera), un sitio fantástico comandado por Bei, madre de Abril y Emma, que rebosa respeto por los niños, amor por los libros y que ahonda en el método montessori.


¿Qué no sabéis lo que es el método Montessori?
¿Habéis oído el término pero no tenéis claro lo que implica? ¿Ni siquiera lo habéis escuchado nunca?

Esa delicia de blog que es Tigriteando, a la que quiero felicitar especialmente por las dos estatuillas que se ha llevado merecidamente a casa, lo explica divinamente en este post: 10 dudas frecuentes sobre el método Montessori, un sistema con el que yo no comulgo por completo, os confieso, pero que me parece imprescindible conocer, que tiene mucho bueno sobre lo que reflexionar y aplicar y que me encanta lo respetuoso que es con los niños.

Ya podéis ir a leer el blog de Bei, que ya otro día hablaremos más despacio de Montessori.

Y, ya puestos, podéis echar un vistazo a los blogs finalistas y ganadores, veréis más blogs de temática maternal y seguro que descubriréis muchas lecturas interesantes. No dejéis pasar la oportunidad de descubrir joyas de la blogosfera, ese para mí es el verdadero sentido de estos premios.

Felicidades a todos los premiados.

¡Nos leemos!

Teresa Olivares, Cofundadora y Directora de Marketing y Ventas de TUTETE, y Mónica de la Fuente, fundadora de Madresfera, entregan uno de los premios al blog Tigriteando.  (JORGE PARÍS)

Teresa Olivares, Cofundadora y Directora de Marketing y Ventas de TUTETE, y Mónica de la Fuente, fundadora de Madresfera, entregan uno de los premios al blog Tigriteando.
(JORGE PARÍS)


Dos infancias a bordo de un barco de vapor

Descubro estos días que los libros de Barco de Vapor nacieron un par de años después que yo. Lo que tengo claro es que crecimos juntos. La colección de libros nacía y se ampliaba, sumaba títulos, al mismo tiempo que yo descubría que pocas cosas me gustaban más que leer, que el ser humano realmente había sido capaz de hacer auténtica magia al escribir libros.

Muy pronto se convirtieron en el único juguete que quería en Navidad, en Reyes o para mi cumpleaños. Cuando mi madre me llevaba a El Corte Inglés me dejaba en la zona de libros sabiendo que no me movería para elegir otro que llevarme a casa y me hice amiga de la dueña de la pequeña librería el barrio (gracias Concha).

Crecí rodeada de cuentos y libros infantiles, de muchas editoriales y colecciones diferentes, pero con una gran mayoría de Barco de Vapor. Tenía tantos barcos que mi casa parecía un astillero. Os dejo una foto en la que podéis ver unos cuantos (seguro que os suenan unos cuantos):

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Volúmenes leídos y releídos muchas veces que me han acompañado en mi mudanza y llevan décadas callados, aguardando pacientemente a ser abiertos de nuevo para mostrar sus historias.

Nunca me planteé deshacerme de ellos. Aún recuerdo la ilusión con la que leía los pocos libros que me llegaron de cuando mi padre era niño y siempre quise regalar esa sensación a los hijos que tendría. Y aunque no hubiera tenido hijos me hubiera costado desprenderme de aquello que me procuró tan buenos ratos.

Julia ha traído ese redescubrimiento. A su lado, en su cama, estoy abriendo de nuevo esos libros que con frecuencia esconden dentro dibujos y cartas. Mensajes que me envié a mí misma y a la hija que tendría sin saberlo cuando era una niña.

Magia de nuevo.

De algunos ya os he hablado, como de Gran Lobo Salvaje, que fue uno de mis preferidos y ha sido el primer libro que ha hecho emocionado a mi hija hasta el llanto.

Hubo más libros favoritos que sólo con mirarlos me transportan a mi niñez. Y entre ellos se encuentran los de William Camus. Hasta que no me tope con Uti-Tanka, pequeño bisonte no había prestado la menor atención a los nombres de los autores que me habían hecho soñar. Camus fue el primero en el que me fijé, el primer escritor al que busqué para leer todo lo suyo.

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Ahora que tanto la colección infantil de SM como yo nos acercamos a toda velocidad a los cuarenta años, llegan tiempos de cambio. Para mí porque he pasado a escribir mis propios libros, para la colección por una renovación que podéis ver en esta imagen:

Deseando abrir con Julia los nuevos #libros de @elbarcodevapor ¡mirad qué belleza!

Los libros para primeros lectores se hacen más grandes para hacerlos más manejables, con ilustraciones a color en todas las páginas, cambian portadas, diseños e ilustraciones e incluyen iconos para ver las temáticas y se actualiza el código de colores para consultar la edad de lectura recomendada para facilitar la vida a los niños y a los adultos que los compren.

Pero el espíritu sigue siendo el mismo, los barcos no han cambiado en esencia. Autores españoles y extranjeros, clásicos y novedades.

La magia sigue siendo la misma.

barco1

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