Entradas etiquetadas como ‘Antigua Roma’

¿De dónde surge llamar ‘carpintero’ al profesional que trabaja con la madera?

¿De dónde surge llamar ‘carpintero’ al profesional que trabaja con la madera?

El término ‘carpintero’, para designar a aquel profesional que trabaja con la madera, proviene del latín ‘carpentarius’ (de igual significado) y se refería a aquel que fabricaba el carpentum’  un tipo de carruaje (al latín llegó procedente del celta).

Al principio solo se llamaba carpentarius a aquellos que realizaban esos vehículos, pero con el tiempo se generalizó el término para todo aquel que trabajaba la madera. Al español llegó el vocablo como ‘carpentero’ (según consta registrado en el siglo XIII), pero en el siglo XIV ya aparece en la forma ‘carpintero’ que hoy en día conocemos.

El carpentum era un carruaje cubierto (en forma de cesto) y tirado por mulas muy popular en tiempos de la Antigua Roma (y otros pueblos coetáneos como los galos, bretones o cimbros) y que estaba hecho de madera aunque, dependiendo del artesano que lo realizase, podía llevar algún remache o adorno de metal que identificase a los propietarios.

Era un medio de transporte usado básicamente por mujeres pertenecientes a la familia imperial y, sobre todo, por las matronas romanas.

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Fuentes de consulta: elcastellano / etimologias.dechile / RAE / lexilogos
Fuentes de las imágenes: rich701 (Flickr) / Wikimedia commons

¿Sabías que el primer centro comercial de la Historia se levantó en la Antigua Roma?

¿Sabías que el primer centro comercial de la Historia se levantó en la Antigua Roma?

El emperador Marco Ulpio Trajano, originario de Itálica (actual Santiponce, en Sevilla) es recordado por ser uno de los mejores generales y gobernantes, cuya gestión al frente del Imperio Romano ayudó a hacerlo todavía más grande y poderoso. Bajo su mandato muchas fueron las obras, monumentos e infraestructuras llevadas a cabo (algunas de las cuales hoy en día todavía perduran).

Una de ellas fue el proyectar en un mismo espacio de seis plantas un gran área que reuniese distintos tipos de comercios en las tres plantas inferiores (como si de un mercado público se tratase pero cubierto), las superiores albergarían oficinas administrativas del emperador e incluso había sitio para una biblioteca y otros espacios de ocio. Este lugar fue conocido como el ‘Mercado Trajano’ y para la mayoría de historiadores es considerado como el ‘primer centro comercial de la Historia’.

El trabajo de diseñar el Mercado Trajano corrió a cargo del arquitecto de origen sirio Apolodoro de Damasco, quien además de hacerse cargo de este cometido también fue el responsable de la mayoría de las más importantes construcciones realizadas durante la etapa del emperador Trajano y su sucesor Adriano.

La obra se realizó al mismo tiempo que el Foro Trajano, situado junto al mercado, entre los años 100 y 112 d.C. (algunas fuentes indican que entre el 107 y el 110 d.C. pero resulta prácticamente imposible que lo hubieran realizado en tan corto espacio de tiempo).

¿Sabías que el primer centro comercial de la Historia se levantó en la Antigua Roma?

 

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Fuentes de consulta: The Rome Empire de Mathew Bunson / moleskinearquitectonico / historiasextra-ordinarias
Fuente de las imágenes: pixabay / carolemage (Flickr)

Nota: La imagen que encabeza el post no se corresponde con el Mercado Trajano. La que lo cierra sí.

La trágica y casi desconocida vida de Santa Eulalia

La trágica y casi desconocida vida de Santa EulaliaMuchos son los barceloneses que se han visto sorprendidos por tener en el calendario una nueva fiesta local (12 de febrero): Santa Eulalia; quedando además confundidos al enterarse que ésta es la Patrona de la ciudad de Barcelona, cuando hasta la fecha estaban convencidos de que lo era la Mare de Deu de la Mercè, muy celebrada y cuya festividad (24 de septiembre) coincide con la fiesta mayor de la Ciudad Condal.

Pero en realidad, ‘la Mercè’ (como es popularmente conocida) es copatrona, desde 1868, de Barcelona junto a Santa Eulalia, una mártir cristiana cuyos detalles de su vida es prácticamente desconocida para la inmensa mayoría.

Eulalia nació en Hispania en el año 290 d.C. en el seno de una acomodada familia que se había acogido a la fe cristiana, en una época que el cristianismo todavía estaba perseguido (la libertad de culto no llegaría hasta el año 313 con el Edicto de Milán).

Siendo una joven adolescente de trece años de edad (año 303) Eulalia decidió presentarse frente a Publio Daciano, prefecto romano en Hispania que debía hacer cumplir los edictos del emperador Diocleciano.

Eulalia quería hacer saber a Daciano su malestar y protesta por la persecución a la que habían sido sometidos los cristianos, haciendo encolerizar al prefecto que ordenó apresarla y someterla a trece martirios, que eran tantos como años tenía la muchacha.

Así fue como la joven padeció trece dolorosas y horripilantes torturas que fueron desde azotarla a desgarrarle la piel con ganchos, quemarle los pechos, colocarla de pie sobre brasas, hacerla rodar en un tonel lleno de cristales y objetos punzantes o crucificarla hasta hacerla morir.

Martirios de Santa Eulalia

A partir de ahí surgieron infinidad de leyendas e historias alrededor de la joven Eulalia, quien fue canonizada en el año 633, apareciendo diferentes versiones sobre la vida de esta y, sobre todo, situándola en distintas ubicaciones: por un lado Barcino (Barcelona) y por otro en Augusta Emerita (Mérida, donde también es patrona de la ciudad). En esta última es conocida como Santa Eulalia de Mérida pero su festividad se celebra el 10 de diciembre, relatando sobre la vida de esta prácticamente lo mismo que de Santa Eulalia de Barcelona. Hoy en día hay más expertos que apuntan a que Eulalia nació y murió en la población extremeña y que la historia sobre su vida no llegó hasta la Ciudad Condal tres siglos después.

 

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Fuentes de consulta: Blog de la Biblioteca de Catalunya /  catedralbcn / ajuntament.barcelona / Wikipedia (Eulalia de Barcelona) / Wikipedia (Eulalia de Mérida) / santaeulaliademerida

Fuente de la imagen: Wikimedia commons 1 / Wikimedia commons 2 / Wikimedia commons 3

¿De dónde surge llamar ‘villano’ a una persona malvada?

¿De dónde surge llamar ‘villano’ a una persona malvada?

Es muy común utilizar el término ‘villano’ para referirse a alguien que se comporta de una manera maliciosa. De hecho, como vocablo es uno de los preferidos por muchos autores a la hora de calificar a los adversarios de los protagonistas o héroes de sus obras (por ejemplo el personaje del Joker, que ilustra este post, es el famoso villano y antagonista de las historias de Batman).

Pero no siempre tuvo esa connotación negativa y durante muchísimos siglos villano simplemente quería decir: ‘que procede de una villa’ (casa o conjunto de casas de campo que se encontraban alejadas de la población principal). Así pues, esos originarios villanos no eran más que hombres o mujeres rurales.

Todo indica que fue a partir de la Edad Media cuando empezó a utilizarse el vocablo villano de una manera despectiva. Por aquel entonces se comenzó a tener el convencimiento que aquellos que vivían en las villas carecían de los modales, educación, honor y moral que poseían por naturaleza los que residían en las urbes importantes, como los burgueses, la nobleza o aristocracia, los caballeros, los cortesanos e incluso aquellos que trabajaban como maestros artesanos (a quienes se les otorgaba la naturaleza de ser leales y de buen corazón, algo que no se le concedía a los villanos o personas del entorno rural).

Así fue como, con el tiempo perduró el término villano para designar a alguien ruin, malvado o indigno, aunque su procedencia ya no fuera de una villa. Algo similar a lo que ocurrió con el término ‘pagano‘ -del latín paganus- (aldeano), el cual era el vocablo con el que se denominaba en la Antigua Roma a aquellos que vivían en los pagos -pagus- (aldea) y que acabó sirviendo para designar a quienes veneraban a divinidades, imágenes y seguían costumbres fuera del cristianismo.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El histórico origen del término ‘asilo’

El histórico origen del término ‘asilo’

Se utiliza el término ‘asilo’ para hacer referencia a aquel lugar donde se recoge y da asistencia a los ancianos o personas desprotegidas y sin recursos y también al acto de dar amparo y refugio a aquel que es perseguido por sus ideales (asilo político).

El origen del vocablo nos llega a través del latín ‘asȳlum’ y a éste desde el griego ‘ásylon’ (ἄσυλον) cuyo significado literal era ‘lugar/sitio/templo inviolable’.

Al igual que hoy en día contamos con ciertos lugares donde una persona puede acogerse al derecho de asilo (siempre y cuando reúna los requisitos necesarios para que se lo concedan) como son las embajadas, consulados, residencias diplomáticas e incluso barcos anclados en alta mar o en un puerto extranjero, en la antigua civilización grecorromana también se crearon una serie de lugares considerados como inviolables, los cuales estaban exentos de ser saqueados.

Habitualmente solían ser templos sagrados donde se rendía culto a las deidades y hasta allí llegaban viajeros de otras ciudades/Estados con la intención de alojarse durante el tiempo que permanecieran en la población. Como la mayoría de éstos solían ser hombres de negocio que llevaban consigo grande cantidades de dinero para realizar sus transacciones mercantiles, el hospedarse en los asȳlum les proporcionaba seguridad y protección.

Muchos fueron los cristianos que fueron a refugiarse en estos asilos (en tiempos en el que el cristianismo estaba prohibido y perseguido) y gracias a ello lograron sobrevivir. A partir del siglo IV, tras ser promulgado el Edicto de Milán que permitía la libertad de culto, las iglesias católicas también tomaron el carácter de asilo, dando cobijo y asistencia a los más necesitados: menesterosos (que no tenían recursos para vivir y que habitualmente eran detenidos/expulsados de la población en base a ordenanzas), personas enfermas o con discapacidades físicas o mentales, huérfanos y ancianos que no podían valerse por si mismos y no tenían a nadie que pudiera cuidar de ellos.

De ahí que el término ‘asilo’ acabase adquiriendo el significado tanto como lugar donde se da refugio a los perseguidos y el de establecimiento benéfico donde se recogen y se da cuidado a personas necesitadas.

Cabe destacar que son varios los idiomas donde se utiliza la forma ‘asylum’ para referirse a las instituciones psiquiátricas, habiendo un nutrido número de obras literarias y películas (de terror) tituladas de ese modo.

 

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Post realizado a raíz de una consulta de Borja González enviada a través del apartado de contacto.
Fuente de la imagen: Ulrich Joho (Flickr)

¿Cuál es el origen de las tradicionales lentejas de Nochevieja en Italia?

¿Cuál es el origen de las tradicionales lentejas de Nochevieja en Italia?

Cada país, cultura o religión tiene un modo distinto de celebrar la llegada del nuevo año. En España (y cada vez en más países) se hace comiendo las tradicionales 12 uvas de la suerte mientras que se ve la retransmisión de las campanadas desde la madrileña Puerta del Sol.

En Italia, sin embargo, la tradición para la noche de Fin de Año (‘Notte di Capodanno’) es comerse un sabroso plato de lentejas.

Muchos fueron los pueblos de la antigüedad en los que esta legumbre fue considerada como un símbolo de prosperidad y el hecho de llevar encima un puñado de lentejas acabó convirtiéndose en un amuleto. Por tal motivo, en la Antigua Roma se inició la costumbre de regalar un bolsito de cuero (conocido como scarsella) que contenía un puñado de lentejas, con el deseo de que éstas se convirtieran en monedas de oro y dieran prosperidad y riqueza para todo el año.

De ser regaladas en un bolsito pasaron a ser servidas ya cocinadas y en la Edad Media comenzaron a acompañarlas de ‘cotechino’ o ‘zampone’, dos sabrosos embutidos que se cocinan (el segundo tiene la curiosa forma de pata de cerdo).

Tradicionalmente se servía a la hora del almuerzo del último día del año (en muchos lugares de Italia todavía se realiza así) y con el tiempo pasó a ser el plato estrella de la nochevieja, debido a la creencia de que si era lo último y primero que se comía en el tránsito de un año al otro proporcionaría suerte y prosperidad para todo el resto del año que entraba.

La gran emigración de italianos hacia el continente americano del siglo XIX llevó consigo sus tradiciones, entre ellas el servir lentejas en Fin de Año, motivo por el que hay tantos países latinoamericanos en los que también es costumbre comerlas en esta fecha.

 

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¿Cuál es el origen del término ‘subasta’?

¿Cuál es el origen del término ‘subasta’?

Como es bien sabido, una subasta es una venta que se realiza partiendo de un precio base y siendo adquirido por aquella persona que hace la mejor puja.

El origen del término lo encontramos en tiempos del Imperio Romano y proviene de la unión de los vocablos en latín sub (bajo) y hasta (lanza) y cuyo significado era literalmente ‘bajo la lanza’.

Era costumbre repartirse o vender al mejor postor aquellas pertenencias que habían sido confiscadas a algún ciudadano que no había pagado sus tributos o mantenía alguna deuda con el Estado y también el botín conseguido tras una batalla (conjunto de armas, enseres o provisiones que pertenecían a un ejército vencido).

La forma de hacerlo era clavando la lanza en el suelo y colocando las pertenencias alrededor de la misma, por lo que se repartía/vendía todo lo que estaba ‘debajo de la lanza’ (sub hasta). También se utilizó en ocasiones para realizar la subasta/venta de esclavos, aunque, evidentemente, éstos eran colocados alrededor de la lanza.

Cabe destacar que el término ‘lanza’ que utilizamos en castellano no proviene del mencionado ‘hasta’ (que derivó en ‘asta’: palo a cuyo extremo o en medio del cual se pone una bandera) sino de otro vocablo en latín para referirse a esa misma arma: ‘lancea’, cuya procedencia es celtíbera.

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿De dónde proviene llamar ‘calendario’ al sistema que marca los días del año?

¿De dónde proviene llamar ‘calendario’ al sistema que marca los días del año?

El término ‘calendario’ proviene etimológicamente del vocablo en latín ‘calendarĭum‘ que era el nombre con el que la Antigua Roma se le llamaba al libro donde se anotaba la contabilidad.

Y es que el mencionado ‘calendarĭum’ provenía a su vez del término ‘kalendae’ (calendas) con el que se designaba al primer día del mes romano y, por tanto, al día en que estaba estipulado efectuar los pagos (en las transacciones comerciales, tributos…)

Fueron las calendas lo que dieron origen al término calendario con el que designamos al sistema que marca los días del año (y que actualmente también podemos llamar anuario o almanaque). El primer día de mes era el más temido por todos aquellos que tenían que hacer frente algún pago, debido a que era cuando se les presentaba la persona encargada de cobrarles (comúnmente llamado ‘contador’) que iba provisto de su libro de cuentas (calendarĭum) donde anotaba quien pagaba y quién no.

Aquellos que no podían hacer frente a sus pagos y quedaban como morosos eran comparados con los griegos, utilizándose la expresión ‘ad calendas graecas’ que significaba ‘en las calendas griegas‘, ya que en el calendario de la Antigua Grecia no tenían calendas, no habiendo un día estipulado para el cobro y, por tanto, los plazos o pagos no solían cumplirse.

Como dato curioso, debemos tener en cuenta que el antiguo calendario romano era muy diferente a como hoy lo conocemos y en él podemos encontrarnos que el año era lunar, comenzaba en marzo y constaba de tan solo diez meses. Así se mantuvo desde el siglo VIII a.C. hasta el año 46 d.C. en el que Julio César introdujo el ‘calendario juliano’. El que utilizamos hoy en día es el ‘calendario gregoriano’ en vigencia desde 1582.

 

 

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Fuentes de consulta: etimologias.dechile / RAE 1 / RAE 2 / RAE 3 / aliso.pntic
Fuente de la imagen: pixabay

¿Cuál es el origen de la expresión ‘O César o nada’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘O César o nada’?

Se utiliza la expresión ‘O César o nada’ (‘Aut Caesar aut nihil’) para dar a entender que alguien no quiere asumir un cargo o responsabilidad menor de la que ya tiene o pretende. También sirve para señalar que una persona no admitirá ser el segundo en algo, que es el primero o no es nada.

El origen de la expresión lo encontramos en el el grito al unísono que hicieron los hombres de Julio César cuando, el 10 de enero del 49 a.C., decidieron desoír al Senado Romano y seguir a su líder con el que cruzaron el río Rubicón con el propósito de enfrentarse al general Cneo Pompeyo Magno, dando así inicio a la Guerra Civil y propiciando que Julio César fuera declarado enemigo público por el propio Senado.

Posteriormente, en el siglo XV se convirtió en el lema personal de César Borgia quien lo llevaba grabado en su espada y dio una gran popularidad a esta expresión.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons (la lustración adjunta no hace referencia al momento que explica la expresión de este post, debido a que no he encontrado imágenes libres de derechos)

Un extracto de este post fue publicado en mi colaboración del mes de junio en la revista digital e interactiva iHSTORIA

Un buen puñado de términos y expresiones que utilizamos diariamente y provienen del latín

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajos

Es obvio que nuestro idioma proviene del latín  y que la influencia de éste en nuestra forma de hablar es poderosa (evidentemente, sin olvidarnos de la gran presencia y riqueza aportada por otras lenguas, pueblos y culturas anteriores y posteriores a la llegada de los romanos a la Península Ibérica en el siglo III a.C.).

Pero este post, lejos de ser un estudio sociológico sobre la lengua, su uso y desusos, está escrito con la intención de repasar un puñado de términos y expresiones que hemos heredado directamente del latín y cómo las hemos adaptado a nuestro lenguaje coloquial. Aprovecharé para hablar sobre su origen etimológico, quizás para muchas personas desconocido, y de unas cuantas curiosidades sobre las mismas.

La famosísima expresión ‘Carpe Diem’, tan utilizada de forma optimista para sacar el mejor provecho del día, es un claro ejemplo de la popularización y uso de frases directamente en latín. Su origen la encontramos en una de las Odas (I, 11) escritas por el poeta romano Horacio en el siglo I a.C. ‘Carpe diem, quam minimum credula postero’ y con ella nos anima a aprovechar el momento, agarrar el día y sacar el mejor provecho de él, sin tener que esperar al día de mañana, que muy posiblemente no nos traiga lo mismo.

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajosOtra de esas expresiones recibidas directamente de los antiguos romanos es el conocido ‘Veni, vidi, vici’ (Llegué, vi, vencí), pronunciada por Julio Cesar tras la batalla de Zela o el ‘Alea jacta est’ (La suerte está echada), también de César, tal y como dejó escrito el historiador Suetonio.

Pero estos tres claros ejemplos de expresiones también pueden aplicarse a términos que utilizamos de forma cotidiana y que hemos adaptado a nuestro propio lenguaje, como puede ser la palabra ‘ciao’que utilizan comúnmente los italianos para saludar y que muchos de nosotros hemos adoptado en la forma de ‘chao’.

Es curioso ver como este ‘ciao/chao’ se utiliza para decir un ‘hola’ o ‘adiós’ (en España sobre todo para despedirse), cuando en realidad su origen etimológico es muy diferente.  Tal y como lo conocemos actualmente proviene del latín medieval (en su uso como lengua litúrgica o de enseñanza), que la recibió del dialecto véneto y este a su vez del latín vulgar, como la gran parte de las lenguas romances. Originalmente se escribía ‘s’ciavo’ y su significado era directamente ‘esclavo’, siendo utilizado por éstos a modo de saludo ante su señor para indicarle ‘servidor de usted’ o ‘a su servicio’.

Los nombres y/o apellidos de personajes ilustres también han dado paso a términos de uso cotidiano, como es el caso de Cayo Cilnio Mecenas, consejero político de César Augusto, un noble romano poseedor de una gran riqueza conocido por ser un ferviente impulsor de jóvenes talentos dedicados a escribir poesía. Acogió en su villa de Tívoli, entre otros, a poetas tan insignes como Horacio y Virgilio, proporcionándoles todo aquello que necesitaron para prosperar en sus respectivas carreras como poetas. A partir de entonces, a aquellas personas que patrocinan desinteresadamente a quienes se dedican a alguna disciplina artística se les llama ‘mecenas’.

En el mundo de la pareja también podemos encontrarnos con unas cuantas curiosas etimologías, como la que se le da a la palabra esposo/a y que proviene del latín ‘sponsus’, utilizado para referirse a aquellos que asumían un compromiso. Cabe destacar que sponsus, a su vez, provenía del griego ‘spendo’, cuyo significado era ‘hacer un acuerdo’ o ‘firmar un contrato’, que era lo que hacían el marido y la mujer cuando se casaban. Lee el resto de la entrada »