Entradas etiquetadas como ‘poeta romano Horacio’

¿De dónde proviene la expresión ‘Dorada mediocridad’?

Se conoce como ‘dorada mediocridad’ (y también en la forma ‘dorada medianía’ o ‘dorada moderación’) al estado de vivir sosegadamente con lo justo, sin poseer cosas superfluas y con la suficiente comodidad de no padecer necesidades esenciales.

¿De dónde proviene la expresión ‘Dorada mediocridad’?

Fue acuñada y utilizada por el poeta romano Quinto Horacio Flaco, en el siglo I a.C., en la forma latina ‘aurea mediocritas’, indicando que […] el que se contenta con su dorada medianía no padece intranquilo las miserias de un techo que se desmorona, ni habita palacios fastuosos que despierten la envidia […], viviendo sin preocupaciones ni mayores ambiciones y, por tanto, siendo feliz con lo que tiene. Era habitual representarlo con la imagen de una balanza.

Esta locución podría ser el equivalente a la famosa expresión ‘en el término medio está la virtud’.

Cabe destacar que, originalmente, al término ‘mediocre’ o ‘mediocridad’ no se le daba la connotación actual de ser algo de poco valor o calidad, sino que se refería explícitamente a aquello que se encontraba justo en la mitad.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

 

Fuente de la imagen: pixabay

¿De dónde proviene la expresión ‘Hablar por los codos’?

A través de un comentario dejado en otro post, ignotis parentibus me pregunta sobre el origen de la expresión ‘Hablar por los codos’.

¿De dónde proviene la expresión ‘Hablar por los codos’?

La expresión ‘Hablar por los codos’ es utilizada para indicar que alguien habla demasiado, muy seguido y sin parar e incluso sin decir nada de relevancia. Es utilizada también en la forma ‘Hablar hasta por los codos’.

Sobre su origen hay muchas hipótesis y ninguna es concluyente. Lo que sí se sabe es que no se trata de ninguna locución moderna, debido a que ya aparece recogida en el Diccionario de Autoridades de 1739, dándole la acepción: ‘Phrase vulgár con que se pondéra, y exagéra, que algúno habla mucho’.

Algunas fuentes indican que dicha expresión ya fue utilizada en el siglo I a.C. por el poeta romano Quinto Horacio Flaco, quien la incluyó en su obra ‘Sátiras’ (una colección de poemas satíricos que exploran los secretos de la felicidad humana).

El hecho de indicar que cuando se habla mucho se hace por los codos (y no por otra parte de la anatomía) también tiene diversas suposiciones, todas ellas bastantes válidas.

Por una parte hay quien indica que la mención a los codos podría referirse al acto que hacen algunas personas de tocar el codo (o brazo) del interlocutor para llamar su atención, cuando ve que éste no está escuchando lo que dice.

También podría deberse al típico gesto de ir dando con el codo a la otra persona mientras se le está hablando.

Una tercera hipótesis apunta directamente a los matrimonios, cuando una vez en la cama, la esposa trata de llamar la atención del esposo (que se está quedando dormido) para que éste le escuche lo que le está contando.

Muchos y variados son los diferentes supuestos sobre cuál debe ser el motivo que originó la mencionada expresión.

Como dato curiosos, cabe destacar que en el idioma portugués también es muy utilizada esta locución en la forma ‘Falar pelos cotovelos’, encontrándose numerosa información sobre la misma (casi más resultados que en español) y que viene a indicar lo también expuesto en este post.

 

 

Te puede interesar leer también:

 

 

Fuentes de consulta: Diccionario de Autoridades / spanish.stackexchange / debocaembocaatehoje / sabiamquegostodecuriosidades
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Un buen puñado de términos y expresiones que utilizamos diariamente y provienen del latín

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajos

Es obvio que nuestro idioma proviene del latín  y que la influencia de éste en nuestra forma de hablar es poderosa (evidentemente, sin olvidarnos de la gran presencia y riqueza aportada por otras lenguas, pueblos y culturas anteriores y posteriores a la llegada de los romanos a la Península Ibérica en el siglo III a.C.).

Pero este post, lejos de ser un estudio sociológico sobre la lengua, su uso y desusos, está escrito con la intención de repasar un puñado de términos y expresiones que hemos heredado directamente del latín y cómo las hemos adaptado a nuestro lenguaje coloquial. Aprovecharé para hablar sobre su origen etimológico, quizás para muchas personas desconocido, y de unas cuantas curiosidades sobre las mismas.

La famosísima expresión ‘Carpe Diem’, tan utilizada de forma optimista para sacar el mejor provecho del día, es un claro ejemplo de la popularización y uso de frases directamente en latín. Su origen la encontramos en una de las Odas (I, 11) escritas por el poeta romano Horacio en el siglo I a.C. ‘Carpe diem, quam minimum credula postero’ y con ella nos anima a aprovechar el momento, agarrar el día y sacar el mejor provecho de él, sin tener que esperar al día de mañana, que muy posiblemente no nos traiga lo mismo.

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajosOtra de esas expresiones recibidas directamente de los antiguos romanos es el conocido ‘Veni, vidi, vici’ (Llegué, vi, vencí), pronunciada por Julio Cesar tras la batalla de Zela o el ‘Alea jacta est’ (La suerte está echada), también de César, tal y como dejó escrito el historiador Suetonio.

Pero estos tres claros ejemplos de expresiones también pueden aplicarse a términos que utilizamos de forma cotidiana y que hemos adaptado a nuestro propio lenguaje, como puede ser la palabra ‘ciao’que utilizan comúnmente los italianos para saludar y que muchos de nosotros hemos adoptado en la forma de ‘chao’.

Es curioso ver como este ‘ciao/chao’ se utiliza para decir un ‘hola’ o ‘adiós’ (en España sobre todo para despedirse), cuando en realidad su origen etimológico es muy diferente.  Tal y como lo conocemos actualmente proviene del latín medieval (en su uso como lengua litúrgica o de enseñanza), que la recibió del dialecto véneto y este a su vez del latín vulgar, como la gran parte de las lenguas romances. Originalmente se escribía ‘s’ciavo’ y su significado era directamente ‘esclavo’, siendo utilizado por éstos a modo de saludo ante su señor para indicarle ‘servidor de usted’ o ‘a su servicio’.

Los nombres y/o apellidos de personajes ilustres también han dado paso a términos de uso cotidiano, como es el caso de Cayo Cilnio Mecenas, consejero político de César Augusto, un noble romano poseedor de una gran riqueza conocido por ser un ferviente impulsor de jóvenes talentos dedicados a escribir poesía. Acogió en su villa de Tívoli, entre otros, a poetas tan insignes como Horacio y Virgilio, proporcionándoles todo aquello que necesitaron para prosperar en sus respectivas carreras como poetas. A partir de entonces, a aquellas personas que patrocinan desinteresadamente a quienes se dedican a alguna disciplina artística se les llama ‘mecenas’.

En el mundo de la pareja también podemos encontrarnos con unas cuantas curiosas etimologías, como la que se le da a la palabra esposo/a y que proviene del latín ‘sponsus’, utilizado para referirse a aquellos que asumían un compromiso. Cabe destacar que sponsus, a su vez, provenía del griego ‘spendo’, cuyo significado era ‘hacer un acuerdo’ o ‘firmar un contrato’, que era lo que hacían el marido y la mujer cuando se casaban. Lee el resto de la entrada »