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Ileísmo: la práctica de referirse a uno mismo en tercera persona

El término ‘ileísmo’ es un neologismo que se ha creado para hacer referencia a la práctica de referirse a uno mismo en tercera persona.

Ileísmo: la práctica de referirse a uno mismo en tercera persona

Etimológicamente proviene del inglés ‘illeism’ y a su vez éste se ha creado desde el latín ille (él, aquel) más el sufijo -ism.

Pero, como concepto, el ileísmo se remonta a la antigua Grecia, donde los filósofos a menudo hablaban de sí mismos en tercera persona, tanto en sus escritos como en sus discursos. Esta técnica también fue usada por Julio César, quien en su obra ‘La Guerra de las Galias’ escribió sobre sí mismo en tercera persona.

Desde entonces, esta práctica se ha usado en diversas culturas y contextos, como en la literatura y el cine, donde a veces se utiliza como un recurso para crear un efecto cómico o dramático.

En la psicología contemporánea, se ha descubierto que el uso del ileísmo puede tener algunos beneficios cognitivos, como la capacidad de neutralizar las emociones y tomar decisiones más sabias en situaciones difíciles, tal y como señalan en un artículo de BBC.

Por lo tanto, la práctica del ileísmo se ha convertido en un tema de interés en la investigación psicológica, siendo objeto de estudios científicos recientes, como el publicado en la revista Journal of Experimental Psychology, en 2021, por los investigadores Igor Grossmann, Ethan Kross y Nicholas Epley y titulado Training for Wisdom: The Distanced-Self-Reflection Diary Method, el cual describe un nuevo método para entrenar a las personas a pensar sabiamente sobre sus problemas personales, pidiéndoles que reflexionen como si fueran otra persona. Los autores realizaron tres estudios que demostraron la efectividad del método, incluso en problemas que no eran propios y en períodos cortos de tiempo. Este método de ileísmo (o reflexión de auto-distanciamiento) es una eficaz técnica para entrenar a las personas a pensar más sabiamente sobre sus problemas.

 

 

 

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¿Por qué el séptimo mes del año se llama ‘julio’?

El mes de julio fue nombrado en honor a Julio César, uno de los más importantes militares y líderes de la República romana.

¿Por qué el séptimo mes del año se llama 'julio'?

Antes de ser renombrado como ‘Iulius’ (julio) en honor a Julio César (tras el asesinato de este en el año 44 a.C.), el mes se conocía como ‘Quintilis’, que significa ‘quinto’ en latín, ya que era el quinto mes en el antiguo calendario romano.

En el año 45 a.C., Julio César instituyó una reforma del calendario romano (calendario juliano) que incluyó la adición de dos nuevos meses al final del año: Januarius y Februarius, que posteriormente pasarían a encabezar el año como Enero y Febrero respectivamente, reorganizando el calendario para que los meses coincidieran con los ciclos de la Luna y las estaciones del año.

En el proceso, Julio César decidió nombrar como julio y en su honor el mes de Quintilis, ya que su nacimiento había ocurrido en ese mismo mes.

 

 

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¿Por qué el tercer mes del año se llama ‘marzo’?

El mes de marzo es el tercer mes del año en el calendario gregoriano. Su nombre proviene del latín ‘Martius’, que significa literalmente ‘relativo a Marte’, el dios romano de la guerra y que, en el antiguo calendario romano, era el primer mes del año, el cual estaba destinado a comenzar las campañas militares del imperio tras el invierno.

¿Por qué el tercer mes del año se llama ‘marzo’?

En la Antigua Roma, marzo se consideraba un mes de renovación y cambio, marcando el comienzo del año nuevo. Se celebraba con festivales y rituales para honrar a sus deidades, incluyendo las ‘Quinquatrias’, una conmemoración que duraba cinco días y honraba a Minerva, la diosa de la sabiduría.

El calendario romano se dividía en tres partes: las Calendas (primer día del mes), los Idus y las Nonas (el noveno día antes de los Idus). Los días de los Idus eran considerados especialmente importantes para el pueblo romano y estaba destinado al pago de deudas y la renovación de contratos, llevándose a cabo ceremonias religiosas en honor a los dioses, sacrificios, juegos y espectáculos públicos. Los Idus tenían lugar el día 15 de los meses de marzo, mayo, julio y octubre, y en el día 13 del resto de los meses.

El hecho histórico más destacado e importante de la historia ocurrido un 15 de marzo (durante los Idus de marzo) fue el asesinato de Julio César, que tuvo lugar en el año 44 a.C., quien en aquel momento era el líder indiscutible del Imperio y se había convertido en una figura polarizadora entre el pueblo romano y la élite política.

 

 

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¿De dónde proviene llamar ‘calendario’ al sistema que marca los días del año?

¿De dónde proviene llamar ‘calendario’ al sistema que marca los días del año?

El término ‘calendario’ proviene etimológicamente del vocablo en latín ‘calendarĭum‘ que era el nombre con el que la Antigua Roma se le llamaba al libro donde se anotaba la contabilidad.

Y es que el mencionado ‘calendarĭum’ provenía a su vez del término ‘kalendae’ (calendas) con el que se designaba al primer día del mes romano y, por tanto, al día en que estaba estipulado efectuar los pagos (en las transacciones comerciales, tributos…)

Fueron las calendas lo que dieron origen al término calendario con el que designamos al sistema que marca los días del año (y que actualmente también podemos llamar anuario o almanaque). El primer día de mes era el más temido por todos aquellos que tenían que hacer frente algún pago, debido a que era cuando se les presentaba la persona encargada de cobrarles (comúnmente llamado ‘contador’) que iba provisto de su libro de cuentas (calendarĭum) donde anotaba quien pagaba y quién no.

Aquellos que no podían hacer frente a sus pagos y quedaban como morosos eran comparados con los griegos, utilizándose la expresión ‘ad calendas graecas’ que significaba ‘en las calendas griegas‘, ya que en el calendario de la Antigua Grecia no tenían calendas, no habiendo un día estipulado para el cobro y, por tanto, los plazos o pagos no solían cumplirse.

Como dato curioso, debemos tener en cuenta que el antiguo calendario romano era muy diferente a como hoy lo conocemos y en él podemos encontrarnos que el año era lunar, comenzaba en marzo y constaba de tan solo diez meses. Así se mantuvo desde el siglo VIII a.C. hasta el año 46 d.C. en el que Julio César introdujo el ‘calendario juliano’. El que utilizamos hoy en día es el ‘calendario gregoriano’ en vigencia desde 1582.

 

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

 

Fuentes de consulta: etimologias.dechile / RAE 1 / RAE 2 / RAE 3 / aliso.pntic
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¿Cuál es el origen de la expresión ‘O César o nada’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘O César o nada’?

Se utiliza la expresión ‘O César o nada’ (‘Aut Caesar aut nihil’) para dar a entender que alguien no quiere asumir un cargo o responsabilidad menor de la que ya tiene o pretende. También sirve para señalar que una persona no admitirá ser el segundo en algo, que es el primero o no es nada.

El origen de la expresión lo encontramos en el el grito al unísono que hicieron los hombres de Julio César cuando, el 10 de enero del 49 a.C., decidieron desoír al Senado Romano y seguir a su líder con el que cruzaron el río Rubicón con el propósito de enfrentarse al general Cneo Pompeyo Magno, dando así inicio a la Guerra Civil y propiciando que Julio César fuera declarado enemigo público por el propio Senado.

Posteriormente, en el siglo XV se convirtió en el lema personal de César Borgia quien lo llevaba grabado en su espada y dio una gran popularidad a esta expresión.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons (la lustración adjunta no hace referencia al momento que explica la expresión de este post, debido a que no he encontrado imágenes libres de derechos)

Un extracto de este post fue publicado en mi colaboración del mes de junio en la revista digital e interactiva iHSTORIA

Un buen puñado de términos y expresiones que utilizamos diariamente y provienen del latín

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajos

Es obvio que nuestro idioma proviene del latín  y que la influencia de éste en nuestra forma de hablar es poderosa (evidentemente, sin olvidarnos de la gran presencia y riqueza aportada por otras lenguas, pueblos y culturas anteriores y posteriores a la llegada de los romanos a la Península Ibérica en el siglo III a.C.).

Pero este post, lejos de ser un estudio sociológico sobre la lengua, su uso y desusos, está escrito con la intención de repasar un puñado de términos y expresiones que hemos heredado directamente del latín y cómo las hemos adaptado a nuestro lenguaje coloquial. Aprovecharé para hablar sobre su origen etimológico, quizás para muchas personas desconocido, y de unas cuantas curiosidades sobre las mismas.

La famosísima expresión ‘Carpe Diem’, tan utilizada de forma optimista para sacar el mejor provecho del día, es un claro ejemplo de la popularización y uso de frases directamente en latín. Su origen la encontramos en una de las Odas (I, 11) escritas por el poeta romano Horacio en el siglo I a.C. ‘Carpe diem, quam minimum credula postero’ y con ella nos anima a aprovechar el momento, agarrar el día y sacar el mejor provecho de él, sin tener que esperar al día de mañana, que muy posiblemente no nos traiga lo mismo.

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajosOtra de esas expresiones recibidas directamente de los antiguos romanos es el conocido ‘Veni, vidi, vici’ (Llegué, vi, vencí), pronunciada por Julio Cesar tras la batalla de Zela o el ‘Alea jacta est’ (La suerte está echada), también de César, tal y como dejó escrito el historiador Suetonio.

Pero estos tres claros ejemplos de expresiones también pueden aplicarse a términos que utilizamos de forma cotidiana y que hemos adaptado a nuestro propio lenguaje, como puede ser la palabra ‘ciao’que utilizan comúnmente los italianos para saludar y que muchos de nosotros hemos adoptado en la forma de ‘chao’.

Es curioso ver como este ‘ciao/chao’ se utiliza para decir un ‘hola’ o ‘adiós’ (en España sobre todo para despedirse), cuando en realidad su origen etimológico es muy diferente.  Tal y como lo conocemos actualmente proviene del latín medieval (en su uso como lengua litúrgica o de enseñanza), que la recibió del dialecto véneto y este a su vez del latín vulgar, como la gran parte de las lenguas romances. Originalmente se escribía ‘s’ciavo’ y su significado era directamente ‘esclavo’, siendo utilizado por éstos a modo de saludo ante su señor para indicarle ‘servidor de usted’ o ‘a su servicio’.

Los nombres y/o apellidos de personajes ilustres también han dado paso a términos de uso cotidiano, como es el caso de Cayo Cilnio Mecenas, consejero político de César Augusto, un noble romano poseedor de una gran riqueza conocido por ser un ferviente impulsor de jóvenes talentos dedicados a escribir poesía. Acogió en su villa de Tívoli, entre otros, a poetas tan insignes como Horacio y Virgilio, proporcionándoles todo aquello que necesitaron para prosperar en sus respectivas carreras como poetas. A partir de entonces, a aquellas personas que patrocinan desinteresadamente a quienes se dedican a alguna disciplina artística se les llama ‘mecenas’.

En el mundo de la pareja también podemos encontrarnos con unas cuantas curiosas etimologías, como la que se le da a la palabra esposo/a y que proviene del latín ‘sponsus’, utilizado para referirse a aquellos que asumían un compromiso. Cabe destacar que sponsus, a su vez, provenía del griego ‘spendo’, cuyo significado era ‘hacer un acuerdo’ o ‘firmar un contrato’, que era lo que hacían el marido y la mujer cuando se casaban. Lee el resto de la entrada »

¿Cuál es el origen etimológico del término ‘prohibir’?

¿Cuál es el origen etimológico del término ‘prohibir’?Como bien sabréis, prohibir es el acto de impedir que algo se pueda hacer o decir.  Como otros tantísimos términos nos llega directamente del latín a través de la palabra prohibēre y ésta a su vez de ‘pro-habere’, formado por el prefijo ‘pro’ (‘lejos’/‘alejado’) y el verbo ‘habere’ (tener), por lo que se utilizaba para señalar aquello que estaba o debía mantenerse alejado y lo que tenía estar a cierta distancia de las personas (lo malo e ilegal, el enemigo, los malos hábitos…).

Por tanto, desde su origen, una prohibición no dejaba de ser un intento de impedir y mantener alejado todo aquello que no era bueno o conveniente.

Ya en su forma como ‘impedir’ podemos encontrar que Julio César utilizó el término prohibēre  en su obra ‘Commentarii de bello Gallico’ (Comentarios sobre la guerra de las Galias) publicado entre los años 50 y 40 a.C.:

Ibi Ceutrones et Graioceli et Caturiges locis superioribus occupatis itinere exercitum prohibere conantur. (Centrones,  grayócelos  y Caturiges, habiendo ocupado las partes más altas, intentan impedir el paso del ejército).

 

 

Fuente de la imagen: desdelarepublicadominicana

¿Cuál es el origen de la expresión “Brillar por su ausencia”?

En el pueblo romano era tradición que cuando acontecía una muerte se exhibieran ante la urna funeraria los retratos de todos los antepasados del fallecido. Se realizaba unas efigies a partir de unas mascarillas de cera de los parientes difuntos para honrarles.

Según relata el historiador latino Tácito en su libro III «Anales» sobre la muerte de Junia -viuda de Casio y hermana de Bruto (asesinos de Julio César)- todo el mundo reparó en la falta de la imagen de los dos criminales, brillaban (llamaba la atención) su ausencia.

 (…) viginti clarissimarum familiarum imagines antelatae sunt, Manlii, Quinctii aliaque eiusdem nobilitatis nomina. sed praefulgebant Cassius atque Brutus eo ipso quod effigies eorum non visebantur.(…)

Tácito Annales III, 76

Fue más tarde, durante el siglo XVIII, cuando el poeta francés André de Chenier puso de moda la expresión brillar por su ausencia, utilizada actualmente con el propósito de señalar, a veces con cierto retintín e ironía, que alguien no está en el lugar donde debiera.

 

Fuentes de consulta: dichosexplicados / agalle17 / clasicascheste / 1de3