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Un buen puñado de términos y expresiones que utilizamos diariamente y provienen del latín

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajos

Es obvio que nuestro idioma proviene del latín  y que la influencia de éste en nuestra forma de hablar es poderosa (evidentemente, sin olvidarnos de la gran presencia y riqueza aportada por otras lenguas, pueblos y culturas anteriores y posteriores a la llegada de los romanos a la Península Ibérica en el siglo III a.C.).

Pero este post, lejos de ser un estudio sociológico sobre la lengua, su uso y desusos, está escrito con la intención de repasar un puñado de términos y expresiones que hemos heredado directamente del latín y cómo las hemos adaptado a nuestro lenguaje coloquial. Aprovecharé para hablar sobre su origen etimológico, quizás para muchas personas desconocido, y de unas cuantas curiosidades sobre las mismas.

La famosísima expresión ‘Carpe Diem’, tan utilizada de forma optimista para sacar el mejor provecho del día, es un claro ejemplo de la popularización y uso de frases directamente en latín. Su origen la encontramos en una de las Odas (I, 11) escritas por el poeta romano Horacio en el siglo I a.C. ‘Carpe diem, quam minimum credula postero’ y con ella nos anima a aprovechar el momento, agarrar el día y sacar el mejor provecho de él, sin tener que esperar al día de mañana, que muy posiblemente no nos traiga lo mismo.

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajosOtra de esas expresiones recibidas directamente de los antiguos romanos es el conocido ‘Veni, vidi, vici’ (Llegué, vi, vencí), pronunciada por Julio Cesar tras la batalla de Zela o el ‘Alea jacta est’ (La suerte está echada), también de César, tal y como dejó escrito el historiador Suetonio.

Pero estos tres claros ejemplos de expresiones también pueden aplicarse a términos que utilizamos de forma cotidiana y que hemos adaptado a nuestro propio lenguaje, como puede ser la palabra ‘ciao’que utilizan comúnmente los italianos para saludar y que muchos de nosotros hemos adoptado en la forma de ‘chao’.

Es curioso ver como este ‘ciao/chao’ se utiliza para decir un ‘hola’ o ‘adiós’ (en España sobre todo para despedirse), cuando en realidad su origen etimológico es muy diferente.  Tal y como lo conocemos actualmente proviene del latín medieval (en su uso como lengua litúrgica o de enseñanza), que la recibió del dialecto véneto y este a su vez del latín vulgar, como la gran parte de las lenguas romances. Originalmente se escribía ‘s’ciavo’ y su significado era directamente ‘esclavo’, siendo utilizado por éstos a modo de saludo ante su señor para indicarle ‘servidor de usted’ o ‘a su servicio’.

Los nombres y/o apellidos de personajes ilustres también han dado paso a términos de uso cotidiano, como es el caso de Cayo Cilnio Mecenas, consejero político de César Augusto, un noble romano poseedor de una gran riqueza conocido por ser un ferviente impulsor de jóvenes talentos dedicados a escribir poesía. Acogió en su villa de Tívoli, entre otros, a poetas tan insignes como Horacio y Virgilio, proporcionándoles todo aquello que necesitaron para prosperar en sus respectivas carreras como poetas. A partir de entonces, a aquellas personas que patrocinan desinteresadamente a quienes se dedican a alguna disciplina artística se les llama ‘mecenas’.

En el mundo de la pareja también podemos encontrarnos con unas cuantas curiosas etimologías, como la que se le da a la palabra esposo/a y que proviene del latín ‘sponsus’, utilizado para referirse a aquellos que asumían un compromiso. Cabe destacar que sponsus, a su vez, provenía del griego ‘spendo’, cuyo significado era ‘hacer un acuerdo’ o ‘firmar un contrato’, que era lo que hacían el marido y la mujer cuando se casaban. Lee el resto de la entrada »

El conservatorio que rechazó como alumno a Verdi y después le puso su nombre [Anécdota]

El conservatorio que rechazó como alumno a Verdi y después le puso su nombre [Anécdota]Giuseppe Verdi está considerado como uno de los más destacados e importantes compositores de ópera italianos. Nació en 1813 en la pequeña población de Le Roncole (en la provincia de Parma) y posteriormente rebautizada como ‘Roncole Verdi’ en homenaje al célebre músico.

Pero no solo su lugar de nacimiento lleva incorporado el ilustre apellido ‘Verdi’, entre los muchísimos lugares podemos encontrarnos el famosísimo ‘Conservatorio de Milán’ que, a principios del siglo XX, pasó a ser llamado ‘Conservatorio de Música Giuseppe Verdi de Milán’.

Pero lo curioso del tema es que dicho conservatorio no admitió como alumno a Verdi, alegando que era demasiado mayor (todavía no había cumplido los 19 años, pero la edad máxima era de 14) y, según ellos, no tenía una técnica pianística con demasiados recursos.

Esto tuvo lugar en junio de 1832 y hasta Milán había viajado Giuseppe Verdi bajo el mecenazgo de Antonio Barezzi, un importante hombre de negocios que tras descubrir el enorme talento del joven músico decidió convertirse en su benefactor. Años después Verdi se casaría con Margherita Barezzi hija del hombre que financió su carrera y le dio la oportunidad de triunfar.

De sobras es conocido el éxito que alcanzó Giuseppe Verdi a lo largo de su carrera y los muchos homenajes que en vida le rindieron, otorgando su apellido a múltiples lugares como plazas, calles o escuelas; pero si Verdi tenía clara una cosa era que no deseaba de ningún modo que el Conservatorio de Milán llevase su nombre y, pocos años antes de morir, pública fue su firme oposición a que así fuera.

A pesar de ello y haciendo caso omiso a su voluntad, el centro de formación musical de Milán decidió (una vez fallecido el compositor en 1901) renombrarlo como ‘Conservatorio de Música Giuseppe Verdi’.

 

Lee y disfruta de más anécdotas e historias curiosas como esta en el apartado Anecdotario de este blog

 

 

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

¿Por qué llamamos ‘Mecenas’ al que patrocina actividades artísticas desinteresadamente?

Conocemos como ‘Mecenas’  a aquellas personas que patrocinan desinteresadamente a quienes se dedican a alguna disciplina artística (pintura, música, literatura, danza…) o a la investigación científica y proviene de Cayo Cilnio Mecenas, consejero político de César Augusto; rico y noble romano que fue un ferviente impulsor de jóvenes talentos dedicados a escribir poesía.

Como gran amante de ese arte, acogió en su villa de Tívoli a poetas tan insignes como Horacio y Virgilio (entre otros), proporcionándoles todo aquello que necesitaron para prosperar en sus carreras como poetas.

Desde entonces, el término Mecenas (Maecenas en latín) se utiliza y está asociado al patrocinio de nuevos talentos (también conocido por ‘mecenazgo’).