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‘Love Letter’, un juego de mesa que apenas abulta, ideal para jugar en familia

Cuando se va de viaje de agradecen los juegos de mesa rápidos y que ocupan poco que podamos jugar en familia, con nuestros hijos. No sólo por la posibilidad de jugarlos durante el viaje, en trayectos y tiempos de espera de aeropuertos o estaciones, también para que ocupen poco en la maleta y poder disfrutar de ellos en destino.

Los juegos de mesa basados en cartas suelen cumplir esos criterios. Ya hace tiempo os recomendé Virus, un juego de creación española que ha triunfado almas por donde lo he llevado o regalado. Hoy os traigo uno similar: Love Letter de Seijo Kanai.

No es ninguna novedad, vio la luz hace ya un lustro, pero este verano ha triunfado con Julia.

Es un juego muy ágil y bien pensado. Y barato, se puede encontrar por ocho euros.

Con un mínimo de dos jugadores y un máximo de cuatro, la edad oficial recomendada es a partir de 10 años, pero la opinión generalizada de los foros de jugones es que funciona bien a partir de ocho años, algo que puedo corroborar. Julia, con ocho años, lo ha pillado al vuelo. Y las partidas con nosotros están igualadas gracias a que la suerte tiene un papel importante. Y mi impresión particular es que con uno o dos años menos, si el niño tiene tablas y sabe concentrarse y quedarse quieto la media hora que puede durar como mucho una partida, también puede gustarle.

Consta únicamente de una baraja bastante liviana, las instrucciones y unos pequeños cubos rojos para marcar los puntos. Todo ello en una bolsita que cabe en cualquier sitio.

Es fantástico para trabajar la atención, la concentración. También para calcular probabilidades y elaborar pequeñas estrategias a corto.

El objetivo es ganar las suficientes rondas para acumular cinco cubos (o cartas de amor entregadas a la princesa Annette). El primero en lograrlo, gana. Para lograrlo es necesario evitar que eliminen a nuestra princesa, si es que nos ha tocado a nosotros.

La mecánica  es muy sencilla. Se tiene siempre una carta en la mano, que representa a uno de los ocho distintos personajes con facultades diferentes. En nuestro turno robamos una nueva carta y elegimos cuál de las dos cartas jugar.

Y si la temática de la nobleza y el servicio enviando cartas de amor a la princesa (probablemente ese argumento sea lo más flojo del juego) no nos entusiasma, siempre se pueden elaborar versiones caseras (Harry Potter, Superhéroes de Marvel, Pokémons, El señor de los anillos…) inspiradas en el universo que más nos guste basadas en la mecánica del juego. Nosotros haremos alguna con toda seguridad.

Todo hay que decirlo, también hay versiones modificadas y oficiales a partir del juego original.

Otros juegos de mesa para pasarlo bien en familia:

Inventar su propio juego de cartas, una forma distinta de hacer deberes en verano

Los que me seguís ya sabéis que tengo en casa una pequeña fan de los pokemon. Tanto le gustan los juegos y las series de Pikachu y compañía que justo este fin de semana, a sus ocho años, se ha inventado su propio juego de cartas inspirado en ese universo ella solita. Y oye, el juego funciona y tiene su gracia, que lo hemos probado con sus primos.

La cosa es así: cada jugador tiene seis pokemons (pueden ser menos si queremos una partida rápida) y cada pokemon tiene siete puntos de vida (que también se pueden reducir). Lo ideal es que uno de los niños se encargue de llevar la puntuación. Se queda eliminado del juego si se pierden todos los pokemons. Gana el jugador cuyos pokemons resistan.

En la versión más sencilla, que hace del juego una pura cuestión de azar, se van sacando cartas de una en una. La que toque de lo alto del mazo. Todos los jugadores la muestran a la vez.  Si queremos incorporar estrategia de juego se reparte una mano de seis cartas que se va reponiendo.

Cada jugador tiene su carta sobre la mesa, boca arriba, con el ataque de su pokemon:

  •  Un as o un dos es un fallo, una pifia. El pokemon se hace un punto de daño (y además puede ser atacado).
  • Sota, caballo y rey permiten esquivar cualquier ataque. El pokemon sale indemne de esa ronda.
  • El tres es un ataque crítico. El pokemon en juego al que se ataque con esa carta queda eliminado.
  • Del cuatro al ocho es un ataque normal. Un ocho ganaría y causaría un punto de daño a cualquier ataque entre un as y un siete (exceptuando al tres, que es el ataque más poderoso). Un cinco causaría un punto a cualquiera entre uno y cuatro.
  • El nueve permite cambiar de pokemon en medio del combate.
  • El diez cura a un pokemon que tuviera puntos de vida comprometidos, aunque no esté en juego en esa ronda.

Si se ponen seis figuritas o (mejor aún) dibujos de Pokemon delante de cada jugador, el juego gana bastante. Si se le pone un poco de teatro, también. Así tenemos además juego simbólico en el lote.

Y si los pokemons no gustan, pueden ser superhéroes, miembros de La patrulla canina  o cualquier objeto de interés del niño.

Ya sabéis, los intereses de los niños hay que aprovecharlos, no podarlos. Cuando tienes un hijo con autismo y muy pocos intereses, descubres hasta que punto son necesarios para abrir la puerta al aprendizaje. Los intereses de un niño son tesoros.

Dibujar pokemons, llevar las cuentas de la partida, idear las reglas, probarlas, ajustarlas si hay algo que vemos que no funciona o se podría mejorar.. es el tipo de deberes que hacer en verano motivadores y útiles, con los que pasarlo bien toda la familia.

Y ejemplos como el del juego de cartas que hoy os he traído hay cientos. Darle al coco en verano para arrancar el cole en septiembre preparados no tiene que suponer necesariamente, tener al niño a solas ante un cuaderno de ejercicios.

Juegos de mesa para pasarlo bien en familia: