Hay que compartir y aprovechar los intereses de los niños, no podarlos

Jaime tiene muy pocos intereses. Es algo común en los niños con autismo y uno de nuestros caballos de batalla. Le interesa la comida, la música, tocar sus tambores, muy pocos juguetes y los álbumes de fotos. Eso dentro de casa. También disfruta en los columpios y nada le hace tan feliz como estar dentro del agua. Si algún 22 de diciembre tuviéramos suerte (difícil con la poca lotería que compramos) nos mudaríamos sin dudarlo a una casa con piscina para que fuera aún más feliz.

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Cuantos más intereses tenga un niño como mi hijo, mejor. Más elementos motivadores tendríamos para trabajar con él, para estimularle en la comunicación y en el juego. Los pocos que tiene, los exprimimos. Tanto en casa como los profesionales que le tratan en el colegio o en las terapias externas a las que acude (integración sensorial y piscina). De hecho, cada vez que ha cambiado de colegio, profesor o terapia, siempre hemos rellenado cuestionarios o dedicado gran parte del tiempo a hablar de sus intereses, de lo que le gusta.

Hay niños con autismo cuyo desarrollo está por delante del de mi hijo y también es algo a explotar por los profesionales inteligentes que los tratan. Si a ese niño le vuelven loco los dinosaurios, las matrículas de los coches, Pocoyo o los planetas, tanto que podría llamarse obsesión porque no quiere ni mirar otras cosas, la solución no es podar ese interés, sino utilizarlo. Buscar canciones, libros, actividades, juegos… relacionados con lo que sea que les motive.

Cuando tienes un hijo con un trastorno del desarrollo o/y con discapacidad me parece inevitable que eso influya en cómo educas a tus otros hijos, como ves la maternidad, como la sientes. Aunque de eso ya hablaremos más en profundidad y mas despacio otro día. También es inevitable que lo que aprendes para estimularlo lo apliques con ellos.
Al menos eso me ha pasado a mí.

Igual que Julia empleaba signos para pedir galleta o pan cuando era un bebé de menos de un año y signábamos con Jaime, que tenía entre dos y tres, sin parar, nos resulta natural fijarnos en sus intereses para aprovecharnos de ellos.

Y no hablo de castigar privándole de ello si no se porta como deseamos ni de premiarla con ellos. En absoluto.

Ahora, en lo alto del podio, están los pokemons. Pues tenemos en casa los mangas basados en ellos con los que ha estado ganando velocidad de lectura y gusto por estar entre páginas. Los videojuegos tienen mucho que leer también y han contribuido a ello. También las series subtituladas. Favorecer la lectura es ahora una de nuestras prioridades y los pokemons nos han ayudado mucho.

Pero también podrían emplearse, si fuera preciso, para trabajar las emociones, operaciones numéricas, su vena artística… Todo es echarle imaginación. Y echar leña al fuego para que ilumine y caliente tal y como deseamos, en lugar de agua fría.

Y también es buena idea, en lo posible, compartir sus intereses. Tengo comprobado que nada gusta más a un niño que ver a sus padres interesados por aquello que les gusta tanto. Me recuerdo a mí, siendo niña, decepcionada por no lograr captar el interés de mis adultos de referencia con algo que me entusiasmaba.

Si nuestra pareja tuviera una afición o un tema de interés que le llegase a emocionar, dudo que lo criticásemos o ignorásemos hasta el punto que hacemos a veces con los niños.

4 comentarios

  1. Dice ser marian

    Tienes toda la razón, es muy positivo saber qué les entusiasma y usarlo de herramienta y fascinarse con ello en su propio entusiasmo, bien es cierto que ahora, creo yo, estamos más metidos en el mundo de nuestros hijos, que hace cuarenta años nuestros propios padres.
    Y eso al menos debería ayudar, aunque fuera un mínimo, a contrarrestar: comas etílicos, peleas grabadas, drogas y locuras varias…¡ójala así fuera! mientras tanto por lo menos disfrutaremos juntos

    08 febrero 2017 | 10:40

  2. Dice ser Nacho

    Una matización pequeñita pequeñita, y es que has utilizado la palabra «intereses» como una traducción literal del inglés «interest», que traducida al castellano no significa «interés» en este contexto. Vamos, que has caído en la trampa de los falsos amigos, como se dice en lingüística. Para esta acepción a mi me gusta más utilizar (en mi opinión) las palabras «aficiones», «gustos», o incluso «hobbies», aunque paradójicamente sea un anglicismo.

    Pero «interés» utilizado en este caso, queda raro. Es que queda mejor incluso decir «cosas que me interesan», ya rizando el rizo, pero lo de «intereses» no lo veo…. en español puede incluso hasta tener una connotación negativa.

    Sobre el contenido del post, ni pajolera.

    Un saludo,

    08 febrero 2017 | 13:06

  3. Dice ser Andrea

    Tienes razón, muchos niños sufren esto a diario. En cuanto empiezan a demostrar pasión e ilusión en cualquier actividad (que no sea el futbol, claro) se les «poda» como bien dices y muchas veces no se les permite seguir empleando su tiempo en tal actividad.
    Por ejemplo, los pokemons de los que hablas son el ejemplo perfecto. Muchas madres tienen la oportunidad de enseñar mediante videojuegos, comics y libros relacionados con la temática que le guste y le apasione al niño/a pero no se aprovechan al final estas herramientas para educar a nuestros hijos.
    Así que tocará ponerse las pilas y emplear sus intereses como herramientas para mejorar su educación.

    13 mayo 2017 | 09:10

  4. Dice ser Mauri

    Gracias por la información. Muy útil para muchos padres primerizos como yo. Gracias

    13 mayo 2017 | 09:11

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