Estos días se están celebrando los 20 años del inicio de ‘Los Soprano’, la serie con la que oficialmente dio el pistoletazo de salida la aclamada edad dorada de la televisión.
Aunque luego se convirtió en una de las series de mi vida, a ‘Los Soprano’ llegué tarde, exactamente en 2010, el año del nacimiento de mi hijo.
Hasta el momento me había dado pereza por su temática. Pensaba que sería la típica serie con mucha testosterona y violencia. Y eso que sabía que el creador era David Chase, uno de los showrunners de otra de mis series favoritas: ‘Doctor en Alaska’.
Mi hijo nació y, en los interminables ratos de darle de mamar, muerta de aburrimiento, me puse el primer episodio. No tardé en tener los ojos pegados a la pantalla y lanzar la primera carcajada al ver cómo Tony se desplomaba con ópera de fondo.
Ahí me gano.
Constaté que, efectivamente, era una serie con testosterona y violencia a raudales, pero que también poseía algo que para mí es fundamental: una buena dosis de humor.
Así, entre los ratos de amamantar a mi bebé y las largas siestas que se echaba en mi regazo (mi único momento de sosiego hasta que despertaba la bestia) fui avanzando rápidamente para hallar una de las galerías de personajes más memorables de la historia de la televisión.
El tío Junior, la sibilina Livia, Silvio Dante, Paulie, Carmela, Christopher Moltisanti, cada uno de ellos con una psicología compleja, con sus propias motivaciones, con sus conflictos internos y su historia desarrollada con detalle y talento.
Y, por supuesto, Tony, que además de sobrellevar la vida de estrés del americano medio, con responsabilidades familiares y una madre (psicopática) y demandante, tenía que lidiar con los mil y un problemas de una organización criminal.
He vuelto a ver ‘Los Soprano’ un par de veces más. Siempre con la intención de revisionar algunos de mis momentos favoritos (la hilarante relación de Carmela con el cura, el episodio de la Universidad, la aparición de la hermanísima Janice, las conspiraciones de Livia y Junior) y no sé qué sucede, pero no puedo parar hasta llegar al final.

Livia Soprano, uno de los grandes personajes de la serie.
Los personajes, el engarce perfecto de cada una de sus tramas que desembocan en una apoteosis en la recta final, los ingeniosos diálogos, el humor surrealista, la ultraviolencia que a veces hacía que te quedarás pegado a la silla y la formidable banda sonora nos regalaron una de las series mejor construidas, entretenidas e impactantes que se han escrito nunca.
Ahora ya es un cliché, pero con ‘Los Soprano’ se inauguró el tiempo del antihéroe, el villano capaz de mostrarnos sus inseguridades y debilidades con las que podíamos empatizar mientras lo veíamos cometer las más terribles tropelías.
Tony Soprano era un asesino, un machista, un mujeriego, pero también comprendíamos su angustia existencial al lidiar con su madre, empleados o hijos. Y más todavía cuando nos mostraba su lado más humano al entristecerse por los patos o en la consulta de la doctora Melfi.
Para mí, ‘Los Soprano’ ha quedado asociada a una época de crianza, de recuperarme de la cesárea, de experimentar el cambio más intenso de mi vida, porque, cuando mi vida se reducía a dormir cuando podía con la teta fuera, me proporcionó horas y horas de la mejor diversión.
Si todavía no la has visto, si por alguna extraña razón sentís prejuicios, creedme: vais a reír, llorar y a conocer algunos de los más grandes personajes de la televisión. Preparaos para un viaje excepcional que, sin duda, dejará una huella indeleble en vuestra retina.
Veinte años despues sigue siendo espléndida, a años luz de la mayoria de series. El guión, la ambientación, los actorazos….
13 enero 2019 | 13:06
Sólo dos comentarios, Chase llegó a Dr. en Alaska por necesidades de la cadena, detesta y aborrece la serie a partes iguales. Es su problema, a mi me mola, es un showrunner de una gran serie pero con un FINAL que bueno… Mejor verla
13 enero 2019 | 17:08
Pasarán otros 20 años más y nunca envejecerá, se ha convertido ya en un clásico. Para mí, la mejor serie de todos los tiempos (al menos hasta la fecha). Obra maestra desde que vemos por primera vez salir a Tony del túnel de Lincoln dirección NJ (me refiero a la intro de cada episodio) hasta EL FINAL de la serie (sí, en mayúsculas, porque es una genialidad y a muchos niveles), incluidos los créditos de cierre de después por primera vez sin….Bueno, hasta aquí puedo leer, que se podría considerar spoiler.
14 enero 2019 | 20:35
Creo Ramvad que eso es más que opinable, el FINAL dista de lo que afirmas y predispone y condiciona al neófito. Breaking Bad o A six feet under por ejemplo son más redondas, más completas. Probablemente en el cara a cara algunos episodio de las «aventuras» de Tony ganarían a los de otras series, pero no en un epílogo que sin ser el insulto final de JJ Abrahams en Lost, dista mucho de ser lo que la familia de New Jersey merecía
16 enero 2019 | 09:17
Lo afirmo, Davmar, porque estoy contigo en que es opinable, faltaría más. Y esa es mi opinión, coincidente o no. Por ejemplo, coincido plenamente contigo con lo que dices de Perdidos (mientras que otros pensarán que fue genial). Sin embargo no estoy muy seguro de entender lo que quieres decir de que «predispone y condiciona al neófito». ¿»Predispone y condiciona» para qué evento posterior, si es el final?¿»Neófito» en qué después de 86 episodios? En cuanto a las otras series que pones como ejemplos, directamente tienen un final cerrado, mientras que Los Soprano es un final (casi) abierto, donde hay más margen a la interpretación. Y pongo «casi» porque eso también está abierto a la interpretación personal.
17 enero 2019 | 20:26
Lo afirmo, Davmar, porque estoy contigo en que es opinable, faltaría más. Y esa es mi opinión, coincidente o no. Por ejemplo, coincido plenamente contigo con lo que dices de Perdidos (mientras que otros pensarán que fue genial). Sin embargo no estoy muy seguro de entender lo que quieres decir de que «predispone y condiciona al neófito». ¿»Predispone y condiciona» para qué evento posterior, si es el final?¿»Neófito» en qué después de 86 episodios? En cuanto a las otras series que pones como ejemplos, directamente tienen un final cerrado, mientras que Los Soprano es un final (casi) abierto, donde hay más margen a la interpretación. Y pongo «casi» porque eso también está abierto a la interpretación personal.
17 enero 2019 | 22:20