Mi compañero bloguero y runner @_Spanjaard publicó ayer un post llamado «Mamá, ¿te quedas con los niños?» que os recomiendo leer. En el decía:
Y va ella y empieza a cuestionarse si está haciendo lo correcto o abusando de alguien. Ella se devana los sesos preguntando y sopesando si está bien para los niños. Google le da más de tres millones y medios de resultados al teclear “dejar a los niños con los abuelos”. Si es justo con los abuelos. Si es necesario todo esto cuando simplemente le apetece ir a correr una San Silvestre.
Y aquí es cuando empieza mi post, porque al menos en mi caso efectivamente es así, y en el de algunas madres recientes y trabajadoras que conozco también, así que me da la impresión de que debe ser algo bastante frecuente.
Eres madre y tienes niños pequeños en esa etapa en la que aún están locamente enamorados de ti (no hay nadie en el mundo como mami, que poquitos años dura), es un amor mutuo por supuesto. Trabajas, con horarios más o menos conciliadores pero que te impiden dedicarte en exclusiva a atender a tus hijos. Asumes tareas rutinarias obligatorias que te roban tiempo: ir a pagar aquella multa, recoger los abrigos al tinte al salir del trabajo, ir a la reunión de la comunidad de vecinos, llevar a tu abuela al hospital en coche, preparar la declaración de la renta… Y además necesitas por tu salud mental de ratos propios, de cultivar alguna afición o practicar algún deporte, salir a tomar el café con algún otro adulto, ir alguna vez a cenar y al cine con tu marido…
¿Qué es lo que acaba pasando? Pues que como el trabajo, pagar multas y llevar a la abuela al hospital son obligaciones inapelables, acabas prescindiendo de muchos de esos ratos propios o llevándolos a cabo pero con ese sentimiento de culpa de estar robándole tiempo a tus hijos, de ser una egoista que prima tu satisfacción por encima de la de ellos.
Da igual que si te paras a analizarlo veas que estás con ellos todas las tardes, que el día que no te bañas con ellos en matronatación estuviste jugando a los playmobil, que todos los fines de semanas te centras en ellos y buscas planes conjuntos, visitas al zoo, teatro infantil, cuentacuentos…
Es compensación, lo sé. Las cotas de compensación alcanzan nuevos niveles «si mamá ha tenido que estar de viaje de negocios».
Tengo la impresión de que la mayoría de las madres trabajadoras (probablemente también muchas de las que trabajan en casa cuidándoles) tenemos siempre esa espinita, esa sensación de que nunca les damos lo suficiente de nosotras.
Pero es que también necesitamos de esos momentos para nosotras.
Y del sentimiento de culpa por los abuelos de los que abusamos ya hablamos otro día si os parece.
Conciliar, qué bonita palabra….