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La ropa postmamá

Mucho se habla sobre la ropa premamá, hay un montón de tiendas especializadas y otras que no lo son tienen su propia línea. Hay catálogos, artículos, publicidad…

¿Pero que pasa con la ropa postmamá? Quitando sujetadores de lactancia y fajas compresoras (que mi matrona no recomienda usar), apenas nada. Tal vez algunas camisetas de lactancia como la de mamisetta que os pongo en la imagen. Y ya.

Pues no sé a vosotras, pero a mí también me cuesta mucho vestirme tras el parto.

La barriga va bajando rápidamente, pero aún así durante un tiempo la mayoría de tu ropa no te entra o no te sienta bien. Y la ropa del embarazo, salvo muy pocas excepciones, se te cae. Además, te hace parecer más gorda de lo que ya estás.

Si además das el pecho hay una complicación añadida: necesitas camisas y camisetas de fácil acceso: con botones, escote bajo, muy elásticas…

Al poco de volver del hospital en marzo, si hubieráis pasado por mi casa, me habríais visto con el dormitorio hecho un cisco de ropa seleccionando lo que podía ponerme.

Además de cambiando de temporada, que esa es otra.

Tengo el armario en continuo proceso de suma (este pantalón que no me valía hace dos semanas, parece que ahora sí) y descarte (este otro ahora se me cae).

Y, claro, algo he tenido que comprarme. Intentando que me quede bien ahora y que pueda utilizarlo también en unos meses.

De verdad os digo que me da más quebraderos de cabeza vestirme ahora que con el embarazo.

Menos mal que no dura demasiado tiempo.

El puerperio hecho arte

El pintor alemán Emil Keck (1867-1935) (no demasiado conocido todo hay que decirlo que he intentado encontrar información sobre él, y apenas nada), pintó un cuadro que me ha llamado la atención.

Es una escena familiar que refleja el puerperio, es decir el periodo de recuperación tras el parto.

Es íntima, sosegada, con las mujeres como protagonistas…

Nunca hubiera imaginado que el arte también recogería esta situación. Aunque pensándolo bien, no sé de qué me extraño.

¿Os gusta? A mí me encanta.

Sobre los loquios e informarse por Internet

Me he encontrado a menudo con profesionales de la medicina muy reacios a que los pacientes se informen por Internet. Y no hablo sólo de madres futuras y recientes, también por enfermos que ha habido en mi familia.

Es cierto que en Internet hay que saber cómo y de qué manera mirar, pero yo en cambio creo que es una fuente estupenda de información al instante en muchos casos.

Hoy valdría como ejemplo a costa de los loquios: el sangrado tras el parto, que dura entre 15 días y un mes y que pasa por diferentes fases.

Al ir a cambiarme de compresa, algo que hay que hacer muy a menudo para mantener los puntos secos, he expulsado un coágulo razonablemente grande (2×5 centímetros aproximadamente).

Y la verdad es que me ha pillado por sorpresa y he acudido inmediatamente al ordenador para corroborar que expulsar coágulos como el mío es normal y no hay de qué preocuparse.

Os dejo un fragmento de una pieza muy interesante sobre el puerperio de Matronas.info, una de las muchas fuentes de información fiables que coinciden en el mensaje.

SIGNOS DE ALERTA EN EL PUERPERIO

Durante el puerperio pueden aparecer algunas complicaciones que requieren una consulta médica inmediata. Las situaciones más frecuentes que pueden aparecer durante esta etapa son:

* Fiebre de 38ºC o más (aunque en el puerperio puede ser normal una elevación de la temperatura por la “subida de leche” pero nunca dura más de 24h). Si la fiebre persiste 24h, consúltalo.

* Es normal que aparezcan coágulos pequeños de sangre los primeros días pero si tienen un tamaño igual o mayor a un limón no es normal.

* Aumento progresivo del sangrado vaginal.

* Dolor en la zona baja del vientre. Es normal que sientas dolor en la zona abdominal baja durante los primeros 5 día del postparto, pues el útero está reacomodándose y volviendo a su tamaño natural, pero si el dolor es intenso ,acude. Consulta también si hay enrojecimiento, dolor o tensión de la herida de la cesárea o dolor anormal en el sitio de la episiotomía.

* Loquios (sangrado vaginal) fétidos (el olor de los loquios normales es similares al de una regla).

* Molestias al orinar, con ardor, quemazón…

* Enrojecimento, dolor y calor en los pechos pueden ser signos de una obstrucción del conducto mamario o de una mastitis. Las compresas calientes y los masajes en la zona ayudan a aliviar el dolor hasta que contactes con el médico.

* Dolor en el pecho con sensación de falta de aire.

* Dolor en las pantorrillas o en los muslos (con enrojecimiento, dolor y calor)

* Depresión profunda pasada dos semanas. Es normal que te sientas desanimada durante las dos semanas del postparto ya que los niveles de hormonas descienden bruscamente, generando cambios en tu humor, pero si esto continúa más allá de las dos primeras semanas puedes estar padeciendo una depresión postparto.

Cómo ayudar a una madre reciente y cómo no hacerlo

Este post no va dedicado a madres futuras y recientes, sino a todas aquellas personas más o menos bienintencionadas que quieren ayudar durante sus primeros días en casa. Lo que se conoce técnimamente como puerperio y que es la fase más dura de todo el proceso.

Y si vais a ser padres o madres recientes, podéis enviárselo a quien consideréis oportuno para que se pongan las pilas.

Es relativamente frecuente que durante esos primeros momentos aparezcan por casa madres, suegras, padres, suegros, cuñados…

Quieren hacerte compañía y ayudarte dicen. Pero muchas veces lo que entienden por ayudarte es quedarse arrullando al bebé para que tú tengas tiempo de planchar, sacar al perro, ir a hacer la compra, preparar la comida…

Pues no. El bebé ya tiene una madre. Y esa madre probablemente estará molesta por los puntos, superando una cesárea que es una cirugía mayor, cansada, mal dormida, agobiada por la nueva rutina que se está estableciendo…

La mejor manera de ayudar es llevarte comida hecha a casa, hacerte la compra, plancharte o sacar al perro…

Los que de verdad desean ayudarte y te quieran probablemente lo entenderán. De hecho es muy posible que salga de ellos.

Y a los que se enfaden cuando se les plantee que si quieren ayudar bajen por papel higiénico y huevos al súper de la esquina, que les den.

También son importantes las horas a las que quieran ir a ayudar. Conozco un caso en el que la suegra dijo «Yo vendré a ayudarte todos los días de 15:00 a 17:00 cuando salga de trabajar». A esa hora lo que quería la madre reciente en cuestión de la que hablo era echarse la siesta aprovechando que su pequeña solía dormirse un rato.

Pues si te viene mal. Dilo. Explícale amablemente que estarás encantada de que venga. Pero que a esa hora no te viene bien.

Un último consejo: dejaos ayudar. A veces cuesta. Ya sea porque nos gusta sentirnos independientes o por que te puedas sentir incómoda viendo planchar a tu suegra mientras tú estás en el sofá dando el pecho, pero viene bien relajarse y permitir que nos mimen un poco esos días.

Comienzo las clases de preparación al parto ¿Crees que son útiles?

Ayer por la tarde acudí a mi primera clase de preparación al parto en el ambulatorio y acompañada de mi santo.

Durará cinco lunes seguidos en sesiones de dos horas, las clases las imparte la matrona y se dividen de la siguiente manera:

– Primer día: molestias típicas del tercer trimestre, suelo pélvico y respiración.
– Segundo día: parto.
– Tercer día: puerperio.
– Cuarto día: lactancia.
– Quinto día: cuidados del bebé y gimnasia hipopresiva.

Por cierto, que soy la única repetidora. Todas las demás mamás son primerizas. Aproximadamente la mitad hemos acudido acompañadas, el resto solas.

Es curioso cómo cuando iba a ir a las clases hace dos años y medio el comentario más frecuente que me hacían era «¿De verdad crees que te van a servir para algo? Si tú ya estás informadísima».

Ahora que voy teniendo ya un hijo dicen algo parecido: «¿Y te van a decir algo que no sepas? Si tú ya eres una veterana».

Pues seguro que sí. En la clase de hoy por ejemplo ya me han desvelado algunas cosas que desconocía y recordado otras que tenía medio olvidadas.

Ya os hablaré en próximos post más exhaustivamente de las técnicas de respiración que me han enseñado.

Además es una ocasión estupenda para poder freir a preguntas a la matrona y compartir inquietudes con una camarilla de madres futuras más o menos igual de embarazadas que yo.

Del curso anterior por poner un ejemplo recuerdo como especialmente interesante el día que nos mostraron fotos de las salas de dilatación, espera y paritorios del hospital que nos toca, nos explicaron bien todo el proceso desde el momento del ingreso y nos trajeron y dejaron tocar e investigar a gusto los cacharros que podemos encontrarnos ese día, desde la saeta (no recuerdo el nombre oficial) con la que te rompen la bolsa hasta el forceps (espero sinceramente que mi relación con ellos acabe ahí), para estar bien familiarizados con ellos.

También las dos horas de charla sobre la lactancia: cómo colocar al bebé, tipos de sacaleches, cuidados del pecho…

De hecho el primer gran consejo que me dieron para afrontar la lactancia materna vino de la matrona en esa clase: «sólo hace falta mucha paciencia y mucha confianza en vosotras mismas». Me acordé de sus palabras muchas veces las primeras semanas.

Ya os iré contando cómo me va en esa ocasión.

¿Vosotros fuisteis a las clases de preparación? ¿Os parecieron útiles? ¿Qué os gustó más?





La depresión postparto

Durante el embarazo, el parto, el puerperio, la lactancia… Las madres recientes somos un cóctel andante de hormonas bien estudiado por la vieja madre naturaleza.

Uno de los momentos más delicados es el puerperio o postparto.

Durante el periodo inmediatamente posterior al parto (hasta los cuatro meses) las embarazadas pueden parecer depresión postparto, que en los casos más graves deriva incluso en psicosis postparto.

Es muy peligrosa tanto para la madre como para su hijo. Y es una manera terrible de sufrir en lugar de disfrutar esos primeros días de maternidad, duros pero mágicos.

En casi todos los libros maternales hay algún capítulo dedicado a este tipo de depresión. En los cursos de preparación al parto suelen hablar también del tema y, sobre todo, advertir a los padres recientes para que estén al loro.

Dicen que aproximadamente un 13% de las madres lo padecen, afortunadamente en sus grados más leves en la mayoría de los casos.

Afortunadamente, a mí no me tocó. Nunca he sido dada a la depresión, no sé si tendrá que ver.

Pero es verdad que estás algo alterada anímicamente: el segundo día en casa me emocioné pensando en la suerte que tenía por tener un bebé sano y un marido estupendo, y me vino una llantera tonta de alegría que no es propia de mí en condiciones normales.

No sé cual es vuestro caso. Pero sea cual sea seguro que os alegráis de la siguiente noticia: Descubren el papel del gen que entristece a las parturientas

La depresión posparto, que afecta al 13% de las mujeres, podría prevenirse en un futuro a través de un pequeño test genético, según los resultados de una investigación que describe el comportamiento de los genes en este trastorno, llevada a cabo por un equipo multicéntrico de siete hospitales españoles.

La conclusión principal del estudio es que «la depresión posparto desde un punto de vista genético parece tener un mecanismo diferente al que actúa en otros tipos de depresión, debido a la interacción de dichos genes con los cambios hormonales que se producen en el posparto», explica Julio Sanjuan, profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Valencia.

La que se os avecina…

Una pareja de treintañeros que conozco tienen un recién nacido. Un bebé de pocos meses que está sufriendo y les está dando noches toledanas por culpa de los terribles cólicos del lactante, esos que nadie sabe exactamente por qué se producen.

Quien no sepa lo que es, esa suerte que tiene. Mi peque tuvo una temporadita de llantos inconsolables y era terrible. Menos mal que nos hablaron del milagro de la campana extractora y conseguimos mantenerlos a raya.

Estos pobres padres recientes se mudaron a su actual domicilio poco antes de tener el niño. En realidad hasta que no pudieron permitirse una casa como esa, tuvieron que aplazar la paternidad.

Y tan contentos estaban en su nueva casa, hasta que un vecino ha decidido empezar a quejarse de los lloros del niño.

En plena crisis de llanto les ha tocado aguantar golpes en la pared y que se presente al día siguiente en la puerta de su casa para decirles que tiene que haber alguna manera de callar a ese niño, ofreciendo inmediatamente toda una serie de consejos del tipo: «¿a qué le cogéis en brazos cuando llora? Pues eso es lo que le pasa. Que son muy cabritos aunque sean tan pequeños.»

No son exactamente broncas. Es un tipo amable que dice que entiende que es un bebé y que tiene que llorar, pero que él tiene que trabajar y no puede dormir. Así que mucho no lo entiende pienso yo.

Y en cualquier caso un vecino tan poco comprensivo es lo último que necesitas que te pase cuando estás en pleno puerperio y con un bebé colgado de la teta.

«La que os espera» pensaba yo mientras uno de ellos me lo contaba. Por que si es capaz de protestar por los llantos de un bebé, qué no dirá o hará cuando sea mayor y juegue, chille y trote por el pasillo.

Los niños son niños. Y quien no tiene un bebé que llora tendrá un perro que ladre, un anciano con demencia que chille, alguna juerga de vez en cuando o gustará de mover los muebles de tanto en cuanto.

Qué difícil es a veces vivir en estas, nuestras comunidades.