Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Mercenarios: Tim Spicer, una carrera plagada de escándalos

La carrera militar de Tim Spicer no fue especialmente brillante. Su sueño era formar parte de las SAS, el más prestigioso grupo de comandos británico, pero no superó el examen de selección. Como cuenta en su autobiografía, pasó buena parte de los años setenta y ochenta alejado del mundo de los servicios especiales. Tras abandonar la Real Academia de Sandhurst, el equivalente inglés de West Point, ingresó en los Scots Guards, un regimiento de elite que tiene entre sus funciones la protección ceremonial de la reina Isabel.

En 1982 fue sacado de su función de guardia en la Torre de Londres, para ser enviado a la guerra de Malvinas. Combatió en la batalla de Monte Tumbledown, que permitió la captura de Stanley, la capital del archipiélago. Participó asimismo en dos conflictos extranjeros más: la primera guerra del Golfo y la operación de Naciones Unidas en Bosnia.

El primero escándalo: Irlanda del Norte

En 1992, mientras se encontraba en Irlanda del Norte, dos hombres que estaban al mando de Spicer asesinaron por la espalda a un adolescente padre de dos hijos. Los soldados fueron enjuiciados y condenados a cadena perpetua. Era la primera vez que el nombre de Spicer saltaba a los medios de comunicación, aunque no sería la última.

Durante las negociaciones de los Acuerdos de Viernes Santo en 1998, los soldados fueron liberados. Como señala Robert Baer en Vanity Fair, la madre del joven asesinado dijo públicamente en noviembre de 2006 que retomaría las acciones legales contra el gobierno británico si este seguía dando contratos a Spicer.

La importancia de tener buenos amigos

Duncan Campbell, en un artículo publicado en la página web The Center for Public Integrity, que realiza un exhaustivo seguimiento a las empresas privadas militares, afirma que la solicitud de Spicer para ingresar al exclusivo Club de las Fuerzas Especiales – una red social situada en el centro de Londres, en la que sólo se admiten a miembros de las fuerzas especiales o de la inteligencia británica – nunca fue plenamente aceptada.

Lo cierto es que Spicer recién alcanzó su sueño de formar parte de la elite de los comandos británicos durante su último año de carrera castrense, en 1995. Poco tiempo después, abandonaba el ejército para, como ya habían hecho muchos de sus compañeros, pasarse al sector privado.

Aunque no había tenido la destacada carrera militar que había soñado de joven, lo cierto es que el ejército le permitió entablar las relaciones que serían la base de su futuro negocio. Entre todas ellas destaca la de Simon Mann, antiguo colega de los Scots Guards. Mann, que venía de una familia acomodada, y había estudiado en el prestigioso Eton College, contaba con una amplia red de contactos en el mundo financiero, diplomático y militar.

Nelson Mandela y el fin de los mercenarios

Simon Mann se había retirado de las armas una décadas antes. Tras varios negocios de no mucho éxito, creó junto a otro ex oficial británico, Tony Buckingham, metido en el negocio del petróleo, la firma de seguridad Excecutive Outcomes. Contraparte británica de una firma sudafricana de mercenarios que consiguió suculentos beneficios protegiendo fuente de petróleo, diamantes y otros minerales en varios países de África.

La decadencia de la firma comenzó cuando Nelson Mandela cerró la filial sudafricana de la empresa debido a la presión internacional. En 1998, Mandela aprobó una ley antimercenarios.

Golpe de Estado en Papúa Nueva Guinea

Mann presentó a Tony Buckingham y Tim Spicer. Se reunieron en octubre de 1996 en el restaurante italiano La Famiglia, del barrio londinense de Chelsea. Allí le dijeron que querían cambiar el nombre, limpiar y relanzar, como Spicer cuenta en su autobiografía, la empresa Executive Outcomes. Fue así como nació Sandline International, que operaba al principio en el mismo edificio de King’s Road en el que Buckinham tenía su empresa de pretróleo y minerales: Heritage Oil and Gas (firma que contaba entre sus directores al líder político liberal David Steel).

La primera misión de Spicer sería un absoluto fracaso. El gobierno de Papúa Nueva Guinea quería un ejército privado que protegiera las minas de cobre en la región rebelde de Bouganville. El contrato se vino abajo cuando el Ejército del país descubrió que Sandline había recibido 36 millones de dólares por el trabajo.

El presidente Julius Chan cayó como consecuencia de un golpe de estado articulado por los mandos castrenses, y Tim Spicer, junto a su ejército de mercenarios sudafricanos, fue llevado a prisión. En el momento de ser detenido tenía en su poder 400 mil dólares en efectivo. Al mismo tiempo, un avión ruso Antonov era interceptado por las fuerzas aéreas australianas. Transportaba armas y helicópteros para Spicer.

Frustrado lavado de imagen

El objetivo de relanzar Executive Outcomes bajo un nuevo nombre demostró ser un desastre. Así que apenas logró volver al Reino Unido, en marzo de 1997, Spicer contrató los servicios de Sara Pearson, experta londinense en relaciones públicas y responsable de la firma Spa Way. Un asesoría indispensable, ya que la siguiente misión de Tim Spicer, en Sierra Leona, sería peor aún, dando pie a un escándalo que dañaría la reputación del gobierno de Tony Blair.

Todo esto sin tener en cuenta aún que el futuro de su buen amigo Simon Mann en Zimbabue, relacionado con el hijo de Margaret Thatcher, sería más lóbrego aún.

Continúa…

8 comentarios

  1. Dice ser Hernán Zin

    Espero no ser demasiado complejo en la descripción. Traté de dejar al margen todos los detalles que no fueran sumamente relevantes. Pero también quise dejar que se vislumbre la trama de contactos, de poder, que yace tras estas empresas que llevan años en activo.Buenas noches a todos!! Un abrazo, HZ

    13 noviembre 2007 | 01:52

  2. Dice ser Carmen F.

    Buenos días a todos,Como me repugnan estos seres, incluso siendo humanos, como lo son, a pesar de todo… encarnan a la perfección lo peor de la condición humana… me parecen tan despreciables, tanto ellos como los entramados político-económicos-empresariales q los sustenta y apoyan… todos tan faltos de escrúpulos, y de tantas otras cosas… carecen de casi todo lo q de verdad importa… pero el dinero parece ser q les sobra… y la justicia, debe estar demasiado ocupada con «delincuentes de poca monta», y parece no tener tiempo para ocuparse de gente como ésta ¿o será el poder quien lo impide?… agggg tristeza de mundo el q nos presentas tanta veces Hernán, tristeza inconsolable…PD: Gracias a ti tb Mayté por la felicitación… 😉 Besos, mexicana guapa…Besos a todos.

    13 noviembre 2007 | 10:45

  3. Hola a todos!;Impresentable e INADMISIBLE personaje. Pero todavía más preocupante, doloroso, y si puede más INADMISIBLE, todo el entramado que empieza a vislumbrarse detrás. ¿Amigos poderosos?. ¿Entornos educacionales prestigiosos?. ¿La mismísima Margaret Thatcher?. …Ruin poder. Ruin sistema oscurantista. Y ruin dinero. La auténtica «religión» de Occidente. En lo que creen de verdad todas sus sociedades. Ruin dinero.Perdemos valores, principios, éticas y morales. Ya vale todo. Por dinero. Peligrosísimo. Inhumano.Felicidades Hernán. Te oí ayer en la radio, y veo la hora de publicación del post. Dobles felicidades.Un abrazo muy fuerte,Jorge Medina AzcárateOne brother World

    13 noviembre 2007 | 11:43

  4. Dice ser Carmen F.

    Jorge, yo tb escuché ayer en la radio a nuestro Hernán Zin… fueron tb muy interesantes los testimonios de Pepe y Salud… es increíble el sufrimiento y abandono del pueblo saharaui… en algún momento se comparó con el pueblo palestino… ayer mientras los escuchaba a todos ellos en la radio, pensaba en la cantidad de trabajo q hay q hacer en este mundo para mejorarlo, en la poca difusión q tienen tertulias tan importantes y fundamentales como la de ayer, y en cómo desgastamos tantos y tantos recursos y energías es cosas q no merecen la pena, o q no son prioritarias, pq antes hay q solucionar muchas otras q son vitales… y lo de ayer es un ejemplo de eso…

    13 noviembre 2007 | 11:57

  5. Dice ser Mercedes

    Hola a todos,Estas entradas sobre la seguridad privada en los conflictos me tienen boquiabierta y a estas alturas ya se me escapan pues me parece estar leyendo el guión de una peli. Y es que, para más inri, ha aparecido el hortera con deportivo y novia modelo.Supongo que el señor Spicer y gente de su calaña realmente se piensan que están dentro de una peli rollo James Bond y pierden el sentido de la realidad. De tanto tener vidas humanas entre sus manos ya se creen dios y el resto somos unos cobardes y unos piltrafillas.Viendo la tela de araña que conforma el tinglado (y más que habrá todavía) y la gente que hay metida en el ajo, no me extraña que nombren Sir o Lord al fulano éste.Bueno chicos, un saludo y Hernan, a ver si me duermes más.Un abrazo!!

    13 noviembre 2007 | 16:22

  6. Dice ser VIEJO

    Un tema tan apasionante e increíble como vergonzoso. Los que se forran por la guerra. sigo con atención la serie. Espero más.VIEJO (Y CURIOSO)

    13 noviembre 2007 | 16:54

  7. Dice ser Lápices

    Vaya fulano. A mi personalmente me pone, pero me pone con ganas de vomitar.Muy buen trabajo Hernán.MM

    14 noviembre 2007 | 10:20

  8. Dice ser jaime

    Es fácil hablar de repugnancia y otros epítetos, pero estos mercenarios han sido los únicos que han logrado paz en los lugares en que han actuado.Es muy fácil estar detrás de un computador filosofando acerca de la ética, la moral, etc, pero sería bueno preguntarles su opinión a quienes sufren muertes, mutilaciones, violaciones, etc a manos de rebeldes que actúan en sectores «controlados» por fuerzas de las NU o de los propios gobiernos.Los soldados «de corazón» de cada país son los primeros que demostradamente hacen la vista gorda cuando ocurren hechos de esa naturaleza.Cuando empiezan a salir muertos o heridos soldados de las NU (otra variante de mercenarios, que nadie convenientemente recuerda), los respectivos personeros políticos empiezan a pedir el retorno de sus soldados.¿Quién recuerda la matanza entre las tribus tutsies?, 800.000 muertos y nadie que interviniera, simplemente por que ningún político quería que alguno de sus soldados saliera herido.Tampoco se quiso recurrir a mercenarios dispuestos y disponibles por que «es poco ético», 800.000 muertos que pudieron ser evitados, pero no, lo primero es la ética dicen los justicieros de salón. Hay que vivir muy desconectado de la realidad para tener esa escala de prioridades.

    20 diciembre 2007 | 22:35

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