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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

¿A qué contenedor va el espumillón roto de Navidad? ¿Y el árbol de plástico?

Navidad es seguramente la época del año en la que más gastamos, más tiramos y peor reciclamos. Finalizados estos tiempos locos de locos excesos en alimentación, regalos, juguetes y otros elementos decorativos, conviene repasar uno de los errores más comunes a la hora de reciclar los adornos: equivocarnos de contenedor.

¿A qué contenedor va el espumillón y los adornos rotos? ¿Y el árbol de Navidad artificial? ¿Los juguetes viejos de los niños?

Según el último estudio de reciclaje de Kantar para Ecoembes, más de la mitad de los encuestados creen que los juguetes de plástico hay que tirarlos en el contenedor amarillo. Respuesta equivocada. Al no ser un envase, estos residuos nunca deberían ir ahí. Irán al punto limpio o al contenedor de resto.

Tampoco el árbol de Navidad hecho en plástico o el espumillón y otros aditamentos navideños. ¿No es un envase? Pues entonces no va al contenedor amarillo de los envases. Así de fácil.

Fallamos una de cada tres veces

Según los últimos datos publicados por Ecoembes, el 29,8% de los residuos que terminan en el contenedor amarillo no deberían estar ahí. Una de cada tres veces que dejamos allí un envase metemos la pata. ¿El motivo? En el contenedor amarillo van los envases de plástico, las latas y los briks. Así que cualquier otro objeto que no sea un envase, aunque esté hecho de plástico, debe ir a un punto limpio o al contenedor de resto.

Algunos ejemplos de las cosas que no van al contenedor amarillo:

  • Decoración navideña como, por ejemplo, las bolas del árbol de Navidad o el espumillón que bordea las ramas
  • Moldes de silicona y/o plástico que se utilizan para hornear gallegas u otros dulces típicos de estas fechas
  • El árbol de Navidad hecho en plástico
  • Soportes de plástico para sujetar el árbol
  • Luces de Navidad
  • Cotillón de Nochevieja
  • Figuras o adornos del Belén elaborados con plástico

Lo navideño que sí va al contenedor amarillo

Algunos envases típicos de esta época que sí deben ir al contenedor amarillo son las latas de conserva, las bandejas de corcho blanco típicas de la comida, los aerosoles que se utilizan para decorar la casa con nieve artificial o los envoltorios de plástico de los turrones o mazapanes.

Y por supuesto, todos los envases alimentarios que en estos días van a llenar, casi hasta el colapso, nuestros cubos de basura.

Reducir y reutilizar, siempre mejor que reciclar

También en Navidad, declaremos la guerra al usar y tirar. En la tarea de celebrar unas fiestas más sostenibles, además de reciclar es importante reducir y reutilizar.

Ecoembes nos da unas ideas. Por ejemplo, de un año para otro, conviene deshacernos sólo de aquellos productos que ya están averiados y reutilizar o donar aquellos que no vayamos ya no queramos para darles una segunda vida.

Además, a la hora de comprar es importante elegir sólo lo que verdaderamente necesitamos, tratar de reducir los envases que consumimos siempre que sea posible – priorizando la compra a granel o llevando nuestras propias bolsas de tela a la hora de hacer la compra- y optar por comercios locales y productos de KM 0.

Parafraseando un viejo lema publicitario promovido por el Gobierno español durante la crisis del petróleo de 1978, reutiliza, porque aunque tú puedas pagarlo, el planeta no puede.

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