Si llueve menos y consumimos cada vez más agua no es posible seguir aumentando los regadíos en España. Según cálculos de Greenpeace, en poco más de una década, las reservas de agua superficiales han bajado unos 10 puntos porcentuales de media y seguirán disminuyendo, según apunta la ciencia, por los efectos del cambio climático. La fuente alternativa no pueden ser solo las aguas subterráneas, puesto que el 44 % ya están en mal estado y, las que quedan servibles, deben ser reservas de agua extremadamente bien gestionadas y controladas para el futuro.
Según los ecologistas, la única salida posible es reducir el consumo. Teniendo en cuenta que casi el 80 % del agua se utiliza en la agricultura, el sector primario debería de ser el más afectado por esta reducción. De acuerdo con sus datos, el 16 % de los casi 4 millones de hectáreas de regadío legales que existen en España, el equivalente a unas 516.000 hectáreas, se encuentran en áreas tensionadas, es decir, aquellas donde los acuíferos están sobreexplotados o contaminados. Es una de las conclusiones del informe “La burbuja del regadío en España”, con datos que alertan sobre la insostenibilidad del regadío en este país.