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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Descubren hormigas que rescatan y cuidan a sus compañeras heridas

Esta noticia es increíble. La ha publicado Mary WildBehav en su perfil de Twitter @wildbehav y no puedo sino recogerla en este blog donde tanto nos gustan los insectos.

Resulta que existe una especie de hormiga en el África subsahariana, la matabele africana (Megaponera analis) que rescata del campo de batalla a sus belicosas compañeras heridas. Pero cuando el daño recibido es muy grave, son las propias que agonizan las que rechazan la ayuda médica y prefieren morir antes que dar trabajo inútil a sus preocupadas hermanas.

Pensarás que es una típica noticia falsa, pero qué va. Es un estudio científico que puedes consultar en este enlace, aunque hay que advertir que se trata todavía de un preprint, una versión anterior a la revisión por pares, quienes certificarán o no su publicación. Te lo resumo a continuación.

Pachycondyla analis conservada en un museo. Foto: Wikimedia Commons

Una hormiga muy guerrera

La Megaponera analis no es una hormiga cualquiera. Para empezar las hay de todos los tamaños, dependiendo de sus castas. A pesar de ser la misma especie y vivir en el mismo hormiguero, las hay muy pequeñas, de unos 5 milímetros, y las hay de 18 milímetros, tres veces más grandes.

Otra peculiaridad es que ésta hormiga no se nos va a comer la tortilla en el campo. Es una especie carnívora. Y se alimenta exclusivamente de termitas.

Las atacan en grupo, como si fuera un gran ejército, cazándolas en sus termiteros en breves pero intensos ataques. Están tan especializadas que suelen atacar al amanecer o al atardecer, cuando más confiadas se encuentran en el termitero.

Si el asalto ha tenido éxito, los ejemplares más grandes recogen las capturas con sus mandíbulas, hasta 8 y 10 presas a la vez, y se las llevan de vuelta al hormiguero.

Muchas bajas en el frente

El asalto no es nada fácil. Las termitas se defienden con fiereza, matando e hiriendo a muchas de las atacantes. Hasta ahí todo es más o menos normal, tan duro como la vida misma.

Pero primera sorpresa. Las hormigas heridas leves permanecen tranquilas y liberan feromonas para avisar al resto de que están preparadas para el traslado al hormiguero, donde serán curadas en improvisados hospitales de campaña.

Sin embargo, las hormigas que han quedado más gravemente heridas son conscientes de su cercano final y tienen un comportamiento solidario asombroso. Como si fuera una película bélica, cuando la hormiga enfermero se acerca a la agonizante compañera para tratar de trasladarla al hospital, ésta se remueve frenéticamente e impide el traslado. Algo así como: «dejadme morir, llevad a otras que estén mejor que yo».

Doctora hormiga

Pero aún queda lo más increíble. Cuando las heridas leves son llevadas al hormiguero, sus compañeras les curan las heridas. ¿Qué cómo lo hacen? Untándolas con una variedad de compuestos antimicrobianos y proteínas que secretan de una glándula llamada metapleural. Gracias a ello evitan posibles infecciones. De esta forma, y como ha demostrado el citado estudio, reducen la mortalidad en un 90 %.

Y ojo, que no medican al tun tun. Los análisis químicos mostraron que la infección de la herida está asociada con cambios específicos en el perfil de hidrocarburos en el exoesqueleto de la enferma. Probablemente esta peculiaridad permita a las hormigas enfermeras diagnosticar el estado de infección de las heridas y aplicar (con la boca) el tratamiento antimicrobiano adecuado.

Además de maravillarnos, este estudio demostraría que el uso específico de antimicrobianos para tratar heridas infectadas no es un comportamiento exclusivamente humano, pues también habría evolucionado en las sociedades de insectos.

Artículo citado:

Infection signaling and antimicrobial wound care in an ant society
Erik. T. Frank, Lucie Kesner, Joanito Liberti, Quentin Helleu, Adria C. LeBoeuf, Andrei Dascalu, Fumika Azuma, Evan P. Economo, Patrice Waridel, Philipp Engel, Thomas Schmitt, Laurent Keller. Biorxiv preprint.
doi: https://doi.org/10.1101/2022.04.26.489514

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