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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Ven a catar con los cinco sentidos el corazón verde de la Serra do Courel

Caminante en la Devesa da Rogueira, en la Serra do Courel (Lugo). Foto: C.J. Palacios

¿Te apuntas a una cata de paisaje muy especial? Vamos a conocer con los cinco sentidos la Serra do Courel, en Lugo, el corazón más verde de la verde Galicia. Y no es una exageración, es la purita verdad. ¿Qué no te suena el sitio? No me extraña.

No es fácil llegar a esta sierra y por eso se conoce poco. Se extiende a lo largo de la frontera de Galicia con El Bierzo leonés, desde O Cebreiro hasta el río Sil. Y lo cierto es que pilla un poco lejos de todas partes. Pero precisamente ese aislamiento ha permitido conservar un extraordinario paisaje y paisanaje que en otros muchos sitios desapareció hace ya tiempo.

Y la mejor joya de este fabuloso joyero boscoso es sin duda la Devesa da Rogueira, en Folgoso do Courel (Lugo). Las “devesas”, dehesas en gallego, son húmedos bosquetes comunales de tipo atlántico orientados al norte, atrincherados cual islas en lugares remotos. El paradigma más puro de lo que sería un bosque autóctono gallego.

En este breve vídeoblog subido a mi canal de YouTube te resumo las excelencias de tan injustamente desconocido paraíso natural 👇

Escondite de las meigas buenas

La Devesa da Rogueira es un bosque mágico, de cuento de hadas (o de meigas buenas), con grandes árboles centenarios cubiertos de musgo y fuentes de agua saltando por todas partes.

Y es un sorprendente reducto de biodiversidad. Atesora, atención a las cifras, 21 tipos diferentes de bosque, 900 especies de plantas incluida la mitad de todas las orquídeas de Galicia, más de 400 especies de hongos y 200 de vertebrados.

Aquí es posible encontrar reductos forestales tan mediterráneos como las encinas, alcornoques, e incluso algún olivo, junto a otras especies típicamente atlánticas como acebos, hayas, tejos, robles, serbales o abedules. Vamos, que es un auténtico jardín botánico natural.

Devesa da Rogueira, la joya natural de la Serra do Courel. Foto: C.J. Palacios

El bosque que dio luz al pueblo

Como me contaba hace un par de años la joven alcaldesa de Folgoso, Dolores Castro, la Devesa da Rogueira es un bosque que siempre han cuidado y respetado “como les enseñaron sus mayores”.

Entre otros beneficios, y es algo que nunca han olvidado, a mediados del siglo pasado pudieron pagar el gasto de llevar la luz eléctrica al pueblo y construir la actual escuela con la venta de una pequeña parte de la madera de este bosque. ¿Cómo no van a querelo?

Otro rincón increíble de la Devesa do Courel. Foto: C.J. Palacios

Refugio de castaños centenarios

El bosque despensa por excelencia del Courel es el denominado souto o soto de castaños, que ahora mismo está que se sale de hermoso y nutritivo, repleto de castañas.

La castaña fue siempre muy importante para la gente del Courel, algo así como el trigo para los castellanos. Todavía se conservan allí muchos sequeiros, secaderos de castañas en gallego. Son pequeñas construcciones de piedra utilizadas como bodegas, o mejor dicho, como despensas, en plan hórreo. Allí se les quita la humedad a las castañas y es posible conservarlas durante meses.

Mirador de la Pena do Teso Grande

Empecemos la cata: ¿Qué vemos en ese bosque?

Si lo visitamos en otoño se nos van a llenar los ojos de verdes, rojos, marrones, amarillos y naranjas. Es la paleta de colores de los bosques primitivos del Courel.

En la sierra hay una larga lista de miradores de fácil acceso desde donde poder admirar la belleza de este paisaje. Mi favorito es el de Pena do Teso Grande, que significa la Peña del Tejo Grande. Hace sin duda referencia a un viejo ejemplar de tejo que antiguamente crecía allí.

Desde este mirador hay muy buenas vistas a los bosques de Folgoso, al valle del río Lor y a la bellamente restaurada aldea de Froxán, cuya visita no nos podemos perder.

Fervenza de Albardaira. Foto: C.J. Palacios

¿A qué suena O Courel?

Suena al rugido de una cascada muy especial, la Fervenza de Albardaira. Está muy cerca de Folgoso do Courel y es una de las más sorprendentes de toda Galicia por su altura.

No es fácil dar con ella, es verdad, pero eso es más una ventaja que otra cosa. Cuando dejas el coche y empiezas a caminar por un estrecho sendero escondido entre árboles solo escuchas el sonido de la cascada, cada vez más atronador. Hasta que te das de bruces con ella. Y te quedas sin habla. Es una maravilla.

Tampoco es manca la cascada bicolor de la Fonte do Cervo, mitad roja, mitad blanca, y a la que se llega después de un precioso paseo por la Devesa da Rogueira.

¿Y a qué huele O Courel?

Huele al aroma único de sus soutos de castaños, centenarios árboles que en otoño tapizan el suelo de hojas y erizos. Me refiero, claro, a los erizos vegetales, esas pinchudas cáscaras verdes que protegen a las castañas y que cuando las pisas sin querer sueltan un profundo perfume vegetal.

Ahora mismo me tiraría al suelo para darme un baño de esas hojas y llenarme de sus olores. Aunque al final acabes un poco enguarrindongado.

Alvariza del Courel para defender las colmenas de los osos

Toquemos O Courel

Uno de los principales encantos de O Courel son sus aldeas tradicionales, con casas construidas en piedra, balcones de madera y tejados de pizarra. Son piedras que invitan al toqueteo.

Hay toda una ruta llamada de “aldeas paleozoicas”, precisamente por su singularidad pétrea, que son la estrella de esta sierra declarada por la Unesco Geoparque Mundial, como las de Froxán, Seceda, Seara o Céramo.

Pero las construcciones más sorprendentes y táctiles son las alvarizas, de las que todavía se conservan unas 200. Se trata de auténticas murallas medievales levantadas en piedra seca de hasta dos metros de altura, construidas en el monte a modo de corrales para defender a las colmenas de los ataques de los osos.

Los fenomenales animales se habían extinguido hace casi un siglo de la zona, pero en los últimos años han regresado a estos bosques mágicos que son los suyos. Su reaparición dice mucho sobre la calidad ambiental de la comarca.

Finalizamos con el quinto sentido, el gusto

La Serra do Courel sabe a castaña. También sabe a miel, de castaña y brezo, claro. La de esas colmenas amuralladas tras las alvarizas para evitar los ataques de los osos golosos.

Pero olvidad por unos días la dieta, porque aquí los platos típicos son de mucho fundamento: Jabalí con castañas, cabrito al horno y el siempre reconstituyente caldo gallego.

¿Os parece poco? Pues atención, sibaritas. Si la Covid lo permite, a primeros de noviembre se celebra la Festa da Castaña do Courel. Es el momento de probarlas y aprender viejas recetas con ellas. También de degustar las tortas, bolachas y bicas de castañas.

¡Mueran los pantalones de cintura estrecha!

Si en lugar de leer esta cata prefieres escucharla, aquí te dejo enlace del podcast con su versión radiofónica en Radio5

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