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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Descubre en Niza la comida callejera más italiana (y mediterránea) de Francia

Puesto típico de «socca» en la ciudad vieja de Niza. Foto: C.J. Palacios

El plato más curioso, típico y callejero de la ciudad de Niza (Francia) es sin duda la socca.

¿No lo conoces? ¿No lo has probado? Te confieso que yo tampoco conocía su existencia. Pero ahora que vivo en la Costa Azul lo he podido disfrutar y es sin duda un plato fantástico, muy mediterráneo, local, vegano, nutritivo y muy barato. ¿Se puede pedir más?

En este vídeo de mi canal de YouTube te cuento sus delicias y secretos.

Pero si eres más de leer, para eso están los blogs, para contarlo. Allá vamos.

Socca lista para consumir.

¿Qué es la socca?

Podríamos decir que es la versión del sur francés a su popular  crêpe bretona, aunque en realidad no tiene nada que ver con ella. La socca es una especialidad típica de la ciudad de Niza y sus alrededores muy similar a la farinata genovesa y a la calentita gibraltareña.

Su preparación no puede ser (aparentemente) más sencilla. Sus ingredientes principales son agua, harina de garbanzos, sal, pimienta y aceite de oliva. Todo junto y muy aguado se extiende sobre una amplia bandeja circular de cerámica o metal (socca plate) de casi un metro de diámetro. Y se cocina en horno a fuego vivo de leña idéntico al usado para hacer pizzas.

Existen puestos ambulantes de socca, con su fuego de troncos y chimenea humeante, que se llevan a fiestas y mercados para ofrecer a la gente esta delicia recién hecha allí mismo. ¡Una maravilla!

Consúmase recién hecha

Nada más salir del horno, con un color amarillo anaranjado, ligeramente quemado en algunos lugares, la torta se trocea con una pequeña espátula de mano y reparte en generosas raciones.

Hay que comerla recién hecha, bien caliente y con los dedos.

Debe de ser fina, crocante por fuera y tierna por dentro.

El grito de guerra culinaria con el que el cocinero avisaba antes a los transeúntes de que el plato acaba de salir del horno era: ¡ Socca, socca, caouda que bullie! (¡Socca, socca, abrasadoramente caliente!). Ahora hay que hacer cola y estar bien pendiente para comerla en cuanto salga del horno.

El caso es que por tres euros tienes un tentempié espectacular que se suele acompañar con una jarrita (pichet) de vino rosado provenzal a granel.

Antiguo vendedor nisardo de socca.

Un alimento milenario

La cocción en horno de leña de garbanzos triturados o en harina junto con aceite de oliva se remonta a los orígenes de la agricultura. De ahí vendrían, por ejemplo, los populares falafels norteafricanos. Por influencia musulmana la harina de garbanzos se convierte desde la Edad Media en la base de muchas recetas variadas de fritos de la cocina andaluza, siciliana y napolitana.

Pero el origen de la socca francesa es genovés, a partir de la farinata di ceci. Hay que recordar que Niza fue ciudad italiana hasta su invasión y anexión francesa en 1860, y que sigue manteniendo una estrecha relación cultural con la Liguria.

En la actualidad existen versiones locales de este plato tan curioso en ciudades de Cerdeña, Gibraltar, Argelia e incluso Argentina.

Porciones de socca listas para su consumo.

Origen legendario

A pesar de las evidencias, hay varias teorías mucho más curiosas del origen de la socca que remontan su llegada a tiempos lejanos.

Una historia asegura que las fuerzas romanas, una vez estacionadas en el área que ahora es Niza, hacían fuego debajo de sus escudos y los usaban como sartén para freír en ellos una mezcla apresurada de harina de garbanzos y agua.

Otra leyenda afirma que la socca nació bajo asedio de los turcos. Épocas de carestía en las que, a falta de pan, los nizardos tuvieron que subsistir gracias a los dos alimentos básicos que tenían más a mano: harina de garbanzos y aceite de oliva.

Pero sea cual sea su origen, si vas a Niza o Antibes no dejes de probar la socca. Ya verás qué rica está.

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