¿Te has dado cuenta? Los jardines y paseos, incluso las calles de las ciudades, empiezan a cubrirse con hojas secas. El otoño parece haberse adelantado. ¡Pero si acabamos de empezar el mes de septiembre!
«¿Será el cambio climático?», me pregunta preocupado mi padre en uno de nuestros diarios paseos por La Quinta y Fuentes Blancas, dos bellos pulmones verdes de Burgos.
Que no cunda el pánico. Los árboles llevan todo el verano tirando las hojas pero pocos se habían dado cuenta de ello. Estas hojas veraniegas se caen en su mayor parte por estrés hídrico. Después de numerosos días seguidos sufriendo altas temperaturas en un año especialmente seco como el que ahora padecemos, muchas hojas acaban secándose como estrategia natural para evitar evitar el exceso de transpiración y la consecuente pérdida de agua del ejemplar. Poco a poco se van marchitando. Y el viento tormentoso hace el resto, haciéndolas caer todas a la vez.
Al estar los árboles urbanos fuera del bosque protector, los efectos de los golpes de calor son más fuertes, la falta de humedad más acusada y, en consecuencia, la caída de hojarasca resulta más abundante que en estado natural. La aparición de hongos y otras enfermedades agudizan aún más este proceso.
No todas las especies arbóreas responden igual. Los castaños de Indias, plátanos de sombra, sóforas, robinias y chopos son las más delicadas frente a estos cambios y, como también son las plantadas más frecuentemente en las ciudades, ello explica que el otoño adelantado nos parezca un hecho generalizado. Pero visita un hayedo y verás cómo allí todavía quedan hojas para rato.
Poco a poco el otoño irá llegando, de eso no hay duda. Los días empiezan a acortarse y con ello hay menos tiempo para que las plantas puedan fabricar sus alimentos gracias a la fotosíntesis. Al escasear la comida, los árboles de hoja caduca optan por desnudarse y ponerse en estado de reposo. Pero no adelantemos acontecimientos. Quienes sí que se adelantan, como hacen todos los finales de verano, son las quitameriendas (Colchicum lusitanicum), los heraldos botánicos del otoño.
Preciosa flor emparentada con el azafrán, sus bulbos florecen en septiembre, antes incluso que las hojas. Siempre pensé que su nombre hacía referencia al final de los almuerzos vacacionales sobre la hierba, pero una vez más la abuela Emilia me sacó del error:
“Como para meriendas en el campo estábamos entonces nosotros. Siempre trabajábamos en las tierras de sol a sol, y como en verano el día es muy largo, llevábamos dos comidas para no parar hasta la noche. Pero a partir de septiembre, cuando salen esas flores, los días son más cortos y ya no se merendaba. Trabajabas sin parar hasta la hora de la cena, que en ese mes se hacía más temprano”.
Se acabaron las vacaciones, caen las hojas de los árboles y florecen las primeras flores otoñales, bellas y delicadas.
¿Estamos preparados para la nueva estación?
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Pero si no ha parado de llover y hasta frío ha hecho en agosto
03 septiembre 2017 | 11:59
¿Año especialmente seco? No recuerdo cuando fué la última vez que llovió dos veces en pleno verano. Creo que nunca. Caluroso, tál vez. Hemos tenido dos olas de calor bastante fuertes. Ahora las temperaturas son mucho más normales para el mes en el que estamos.
03 septiembre 2017 | 12:00
César dice: «Los árboles llevan todo el verano tirando las hojas pero pocos se habían dado cuenta de ello»
-Claro, no se había dado cuenta casi nadie .
05 septiembre 2017 | 22:08