¿Te acuerdas de la plaga de los topillos? Tuvo su momento álgido en el verano de 2007, siendo las zonas más afectadas las provincias de Valladolid, Segovia, Palencia y Zamora, especialmente en Tierra de Campos. A la Junta de Castilla y León se le fue la pinza y, haciendo más caso a los agricultores enfadados que a los científicos, se lió a regalar toneladas de veneno que mataron a todo bicho viviente pero no lograron controlar la plaga. Tarde y mal, se invirtieron inútilmente unos 24 millones de euros. Sólo sirvió para acabar con liebres y zorros, entre otros animales inocentes.
Al final, como los expertos habían predicho, el invierno favoreció la autorregulación de la población de topillos campesinos (Microtus arvalis), que desde entonces se mantiene en niveles normales, con ciertos repuntes de momento poco significativos.
Por supuesto, ni eran híbridos de laboratorio, ni los criaron los ecologistas y los lanzaron desde helicópteros para dar de comer a las águilas, como me aseguraban mis convecinos leoneses ese verano.
La mejor manera de evitar este tipo de plagas es con prevención, controlando su número cuando las densidades todavía no son alarmantes. Y el mejor sistema es el que diseñó hace millones de años este planeta: control biológico. Fomentando que los depredadores naturales de los topillos, especialmente lechuzas y cernícalos, se pongan las botas cazándolos en el campo.
Todavía de forma testimonial, pero se está haciendo. Así por ejemplo, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), a través de la empresa pública Tragsatec, acaba de firmar un acuerdo de colaboración con la asociación naturalista GREFA para la implantación del proyecto de control biológico del topillo en los municipios de Villafruela (Burgos), Macotera (Salamanca) y Morales de Toro (Zamora). Esta iniciativa se encuadra dentro del proyecto para evaluar técnicas innovadoras y buenas prácticas para la prevención de daños a la agricultura.
Esos tres municipios se suman a los otros 18 donde el proyecto ya se ha implantado desde el año 2009, a través de la recuperación de depredadores naturales de roedores. La acción principal consiste en la colocación de cajas nido para que nidifiquen las aves rapaces, en una densidad aproximada de cien nidales por cada mil hectáreas.
Coordinación entre científicos y agricultores
Desde su inicio este proyecto experimental puesto en marcha por GREFA ha contado con la participación de entidades como el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), la Universidad de Valladolid y la Fundación Biodiversidad. También colabora la Junta de Castilla y León a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACYL), lo que ha permitido implantar el proyecto en nuevas zonas y hacer un seguimiento de su desarrollo.
«La lucha biológica contra el topillo es una alternativa al uso de rodenticidas químicos, cuya aplicación en los medios agrícolas afecta a muchas especies silvestres de gran importancia ecológica o cinegética”, indica a través de una nota de prensa Fernando Garcés, secretario general de GREFA.
El buen funcionamiento del proyecto necesita de la participación de los agricultores y los Ayuntamientos. Para ello se han realizado reuniones informativas en los tres nuevos municipios que han aceptado el control biológico del topillo.
“Una vez colocadas las cajas nido se evaluará la ocupación que de las mismas hacen los cernícalos y las lechuzas, así como las densidades de topillo, lo que nos permitirá valorar la eficacia de un método que pretende ser sustitutivo de la bromadiolona, rodenticida anticoagulante prohibido recientemente para uso agrícola”, explica Garcés.
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Pues sí, pero a los ceporros, no les entra en la cabeza. Qué pena.
30 octubre 2016 | 13:23
Mi padre tuvo ese problema por el 2004 y con tres gatos hizo desaparecer los topos de 4 hectáreas.
Es sencillo: les das cobijo y una vez al día les das comida y el resto que se la busquen. Vaya si la buscan!!
30 octubre 2016 | 13:33
Yo tengo casa en un pueblo de Avila y un verano hubo plaga de topillos. Alguien había abandonado un gato, que crió, y efectivamente, ellos solitos acabaron con los topillos. Se acabó el problema. Los depredadores están para algo, no son un adorno, tienen un papel importantísimo.
30 octubre 2016 | 21:05
Usar gatos domésticos dejándolos en semilibertad es igual de mala solución que el veneno ,las concentraciones parcelarías eliminaron cualquier árbol que de sombra y sea lugar de caza para esos predadores que necesitan de estas perchas para ser eficaces,los problemas del medio natural suelen ser más complejos de lo que en un princio podría parecer
30 octubre 2016 | 22:25