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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Descubren las ventajas de ser el Patito Feo del bosque

herrerillo

Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) han descubierto que dos especies de aves ibéricas muy diferentes y comunes en nuestros parques, herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) y carboneros comunes (Parus major), se engañan mutuamente para conseguir que una sola hembra críe los pollos de ambas. Lo acaban de publicar en la revista Behavioral Ecology and Sociobiology. Después de controlar 1.285 nidos durante tres años en los Montes de Toledo han comprobado cómo en el 3% de los casos las nidadas de ambas especies estaban mezcladas.

En concreto han detectado 17 casos en los que una hembra de carbonero común criaba a algún herrerillo común entre sus pollos, y otros 17 en los que era la hembra de herrerillo la que se hacía cargo de pollos de carbonero. “Este comportamiento, que parece ocasional, podría ser el inicio de un cambio evolutivo, quizá el primer paso de una futura estrategia reproductiva de parasitación de puesta entre ambas especies”, comenta Juan José Sanz, investigador del MNCN.

Tan anómalo comportamiento ocasional se llama ‘parasitismo de puesta’ y estaría provocado por la escasez de lugares para anidar. Cucos y críalos hacen algo parecido, pero nunca cuidan a los pollos de otros. Ni siquiera a los suyos. Aquí es muy diferente. El engaño es general. Tanto que los pollitos crecidos fuera de su entorno específico aprenden hábitos de sus hermanos adoptivos en principio ajenos a su instinto natural: su forma de cantar, cómo buscar alimento o seleccionar el mejor lugar para anidar. Menudo lío para los ornitólogos. Terminan siendo pájaros con doble personalidad.

“Este aprendizaje podría ser una ventaja en un momento dado, ya que de adultos los pollos serán capaces de acceder a más recursos”, explica Rafael Barrientos, investigador de la UCLM.

Los pollos criados entre extraños, por padrastros y hermanastros que no son de su misma especie, acaban pensando que ellos mismos pertenecen a ese linaje opuesto. Como le pasó al famoso Patito Feo. Pero mientras los pequeños herrerillos corrigen su error cuando abandonan el nido y aprenden a relacionarse con sus verdaderos congéneres, descubriéndose hermosos, los grandotes carboneros no cambian. Siguen creyendo que son herrerillos e incluso tratan de aparearse con ellos cuando llegan a adultos a pesar de las diferencias de tamaño.

Al final son los pequeños los que sacan más ventajas de este parasitismo de doble dirección pues crecen mejor, aprenden de los otros interesantes técnicas de búsqueda de alimento pero se saben diferentes, mientras que los grandes se empeñan inútilmente en ser lo que no son.

¿Moraleja? Se me ocurren tantas en estos tiempos de crisis y mudanza que mejor me callo.

Artículo citado: Rafael Barrientos, R., Bueno-Enciso1, J., Serrano-Davies, E. y Sanz, J.J. . (2015) Facultative interspecific brood parasitism in tits: a last resort to coping with nest-hole shortage. Behavioral Ecology and
Sociobiology. DOI: 10.1007/s00265-015-1972-3

Nota de prensa completa: en este enlace

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