Carlos Sainz ha logrado este domingo en Monza un espectacular segundo puesto, el mejor resultado de su carrera en la Fórmula 1, que lo consolida además como el piloto español con el segundo mejor palmarés de la historia por detrás de Fernando Alonso, pues ya tiene dos podios: un P3 en Brasil y un P2 en Monza. (Pedro Martínez de la Rosa y Alfonso de Portago se quedan atrás, ambos con un único segundo puesto).
Paradójicamente, ni el propio Carlos ni los aficionados españoles desbordamos la alegría que merecería ese logro. La razón es que una regla injusta e incomprensible ha privado a Sainz de lograr hoy su primera victoria en la Fórmula 1.
Me refiero a la regla que permite a un piloto cambiar neumáticos con bandera roja. Sin esa norma, Pierre Gasly no habría logrado una ventaja inesperada y Sainz habría sido campeón en la mítica pista italiana.
La bandera roja provocada por el accidente de Charles Leclerc (lo de los Ferrari da para escribir una historia de terror) ha sido desastrosa para Sainz porque sin ella se habría convertido en líder de carrera gracias a la penalización que ha sufrido Lewis Hamilton. La victoria estaba en sus manos y no tengo dudas de que no la habría dejado escapar.
Aun así, cuando pase la decepción, valoraremos como se merece este segundo puesto de Carlos, que ha completado una carrera fantástica, sin fisuras, demostrando su clase desde el tercer puesto de la parrilla y presionando a Gasly hasta los últimos metros: con una vuelta más, Sainz también habría sido ganador este domingo.
PD. Espero que Carlos aún esté a tiempo de romper ese contrato escrito en italiano…