Muchos no lo saben, pero los ratones son excelentes plantadores de bosques. Sobre todo de bellotas. Las buscan por el monte y se las llevan a escondrijos donde comérselas tranquilamente, lejos de peligros. Otras veces las entierran con la intención de contar con improvisadas despensas para épocas de escasez. Y esconden tantas que muchas se olvidan y, ahí enterradas, germinan divinamente y permiten el crecimiento de un árbol; de muchos árboles.
Eso ya lo sabíamos. Pero de lo que no teníamos ni idea es que no todos los ratones son igual de plantabosques. Según un reciente estudio científico, los ratones tienen personalidad propia. Por esta increíble razón, cada ejemplar es diferente al otro. Solo los más valientes plantan más árboles y lo hacen mejor, aunque no lo sepan.