Luis Miguel Domínguez, el gran defensor del lobo ibérico, sin duda la persona que más ha luchado (y sufrido) por su protección legal en España, acaba de publicar un libro donde repasa, punto por punto, cómo se logró este fenomenal avance ambiental en apenas una década. «Me propuse movilizar a la sociedad hasta que el gobierno tuviera que decir que sí, y se logró. Para ello organicé Lobo Marley«, reconoce el naturalista en esta publicación.
También explica cómo a la sombra de ese pequeño grupo que se podría denominar de «agitadores medioambientales», ha surgido finalmente en el país un importante fenómeno social de empatía con los animales y de clara protección de la vida frente a arcaicos odios escopeteros. Un movimiento que ha transformado a la sociedad española, modernizándola.
Una vida dedicada a la vida
Hapa na sasa. Aquí y ahora (Libros.com, 2022) es la autobiografía del famoso naturalista y divulgador ambiental. Su título es una conocida expresión en suajili, idioma mayoritario del África oriental, que vendría a ser nuestro Carpe Diem latino. Abraza el día y vive cada momento de tu vida como si fuese el último.
A lo largo de su fascinante vida viajera Luismi ha dado millones de abrazos, aunque también ha recibido muchos puñetazos; el peor de todos, un terrorífico ictus que en 2019 a punto estuvo de poner punto y final a su trayectoria. Pero llevando la contraria a la lógica y a los médicos, este extraordinario cabezota ha salido adelante. ¡Y encima escribe su biografía!
Como resalta Cristina Narbona en el prólogo, «ahora que la desinformación y las noticias falsas constituyen un riesgo gravísimo para la calidad de la democracia y para nuestra convivencia, resultan más importantes que nunca los testimonios veraces de quienes defienden los valores más nobles».
Un repaso a la vida
Hay mucho en este libro de «aquí y ahora«, de saber cómo está Luismi en estos momentos, cómo logra sacar fuerzas de flaqueza, enfrentarse día a día al gigantesco reto de doblegar el ictus, de volver a caminar por el campo, su campo, de volver a disfrutar con el vuelo de las aves, sus aves, de estremecerse ante el trote orgulloso de una manada de lobos salvajes, sus lobos, de derrochar el cariño a raudales con tantos amigos y amigas que lo adoramos, de seguir viajando, explorando nuevos lugares y culturas, haciendo bandera del Carpe diem, su Hapa na sasa africano, planetario.
Pero también hay mucho en este libro de ajustar cuentas con el pasado, para bien y para mal. De recordar tantos momentos felices, tantos compañeros de vida, fatigas y emociones compartidas. Y sí, también tantos enemigos despiadados, malvados, odiosos, egoístas, maltratadores, vergonzantes.
Especialmente se destacan tres duros momentos que han marcado su trayectoria vital y de los que nos ofrece su versión personal como contraposición a tanta versión manipulada: su arresto en Estados Unidos, la polémica herencia de dos ancianos de la que supuestamente se apropió indebidamente y su inmensa batalla judicial para proteger al lobo ibérico gracias a Lobo Marley.
Un niño de Vallecas con muchos pájaros en la cabeza
Hay al principio de este libro mucha nostalgia. Por ejemplo, cuando el autor recuerda esa infancia en un barrio madrileño, Puente de Vallecas, lugar de llegada de la migración rural desde todos los rincones de España hacia una ciudad que en esos primeros tiempos era una mezcla de muchos pueblos, mantenía el espíritu rural, el sentido de comunidad, de solidaridad y ayuda, de potajes y recios embutidos compartidos.
También recuerda con cariño a ese puñado de niños que, como él, estaban contagiados por el entusiasmo de Félix Rodríguez de la Fuente, que soñaban con hacer ciencia, con descubrir esa fauna y flora callejera que les reconectase con una naturaleza cada día más amenazada y lejana.
Y nació el gran comunicador
Luismi empezó saliendo al campo cercano, el río Jarama, y lo vio morir bajo una brutal contaminación. Comenzó a contarlo en una radio de barrio, de esas que se llamaban piratas. Dotado de una innata capacidad comunicadora y didáctica, pero también de una valentía de esas que no se muerden nunca la lengua frente a ningún tema por peliagudo que sea, pronto empezó a triunfar en los medios. Radio, televisión, series y documentales. Luis Miguel Domínguez ha hecho de todo en comunicación y todo bien.
Pero hay también en este libro mucha antropología, inmenso conocimiento del mundo rural obtenido gracias a tantos años compartiendo cabañas y fuegos con pastores y pueblos indígenas, muchos pateos por el monte, muchas y largas conversaciones con esos sabios de la Tierra cada vez más silenciados y silenciosos.
Besos y heridas
La vida, eso lo sabe muy bien Luismi, está llena de besos, pero también de heridas. Él tiene muchos y muchas, como recuerda capitulo a capítulo en este sincero libro que no me cansaré de recomendar.
También es importante destacar cómo lo concluye. Lo hace con el optimismo de su consejo más sincero, ése que nunca deberíamos dejar de seguir y perseguir:
«Se trata de continuar con ilusión, con tu hoja de ruta y con tus sueños».
Y por supuesto, «siempre adelante, aquí y ahora».
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