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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El CO2 se dispara a pesar de la pandemia y alcanza niveles récord en 4 millones de años

La pandemia no ha frenado el cambio climático. Ni siquiera lo ha reducido levemente. El Observatorio Atmosférico de Izaña, en el Teide (Tenerife), ha registrado en mayo de 2021 una concentración récord de dióxido de carbono (CO2) de 419,7 partes por millón.

Esta cifra no para de crecer. De hecho, el incremento anual de la concentración de CO2 se está acelerando en los últimos años, tal y como confirma la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Nuestras emisiones de CO2 acumulan actualmente concentraciones en la atmósfera no conocidas desde el Plioceno, hace más de cuatro millones de años. En esas remotas épocas, mucho antes de que apareciera la humanidad, y según datos de Axios, la temperatura media del planeta era 13 grados superior a la actual, el nivel de los mares era 24 metros más alto y el Ártico estaba cubierto por un inmenso bosque templado.

Los datos recogidos por el observatorio de Izaña confirman que la concentración de dióxido de carbono (CO2) continúa en aumento y no se ha visto frenada por la disminución de las emisiones debido a la paralización mundial de la actividad económica y a la disminución del transporte de mercancías y viajeros provocada por la pandemia.

Promedios mensuales de concentración de CO2 (ppm) calculados a partir de las medidas minutales realizadas en el observatorio de Izaña en condiciones de fondo atmosférico (puntos rojos) junto con la tendencia de CO2 (línea azul). En la ampliación se muestran los promedios mensuales de concentración de CO2 en  el periodo más reciente 2016-2021

La curva no se aplana

Estudios realizados por el Sistema de Observación Integrado de Carbono (ICOS), la Base de Datos de Emisiones para la Investigación Atmosférica Mundial (EDGAR), cifran la reducción en torno al 7% de las emisiones de CO2 a nivel global debido a un menor uso de combustibles fósiles en 2020, en comparación con 2019. Pero no ha sido suficiente para lograr un descenso en las emisiones. La economía global no consigue aplanar la curva.

Antes de la irrupción de la pandemia ya se habían registrado otras reducciones en las emisiones anuales de CO2, como la ocasionada por la crisis económica mundial de 2008, con una disminución porcentual similar a la registrada en 2020. En general, y según la AEMET, los años en los que el crecimiento económico se ha visto frenado por alguna crisis se observa una ralentización en el ritmo de emisiones de CO2 a la atmósfera. Sin embargo, la concentración promedio anual de CO2 medida en la atmósfera ha seguido aumentando sin verse afectada por estas variaciones anuales.

Un gas de larga vida

La concentración de CO2 en la atmósfera no depende de las emisiones anuales, sino del total de emisiones que se han ido acumulando hasta ese momento en la atmósfera, advierte la AEMET.

El CO2 es un gas de larga vida y se estima que continúa calentando la atmósfera (forzamiento radiativo positivo) durante más de 100 años. Por tanto, una disminución puntual de las emisiones anuales globales de CO2 es solo significativa al compararla con el año anterior, pero es irrelevante cuando se analizan las emisiones anuales acumuladas en la atmósfera a nivel global.

Las concentraciones se aceleran

Un resultado llamativo y preocupante es que el incremento anual de CO2 (ppm/año) entre dos máximos anuales consecutivos no es constante, sino que la diferencia interanual de CO2 aumenta a medida que pasan los años.

El incremento anual promedio de CO2 se está acelerando en los últimos años en todo el mundo, como queda también recogido por el observatorio hawaiano de Mauna Loa.

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