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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El Planeta ha perdido en medio siglo dos tercios de la fauna salvaje y la culpa es nuestra

Elefante en un parque nacional de Tanzania. Foto: James Morgan WWF-US

Se nos quema la casa, la casa común, pero nadie está dispuesto a apagar el fuego. El incendio se llama extinción. Y sus consecuencias son ya dramáticas para la especie pirómana: nosotros. Un planeta empobrecido en especies es caldo de cultivo para nuevas pandemias, para nuevas enfermedades que amenazan con frenar en seco un desarrollo insostenible que nos lleva al desastre.

El informe Planeta Vivo 2020 de WWF no deja lugar a dudas. Las poblaciones mundiales de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces han disminuido un 68% como promedio en menos de medio siglo.

Detrás de esta dramática cifra están las mismas causas que generan la aparición de enfermedades de origen animal, como la Covid-19: nuestro sistema de alimentación es insostenible, los bosques desaparecen y la vida salvaje cae víctima del tráfico ilegal.

Termómetro planetario

Planeta Vivo es un referente mundial que sirve de termómetro para medir el estado de salud de la Tierra. El estudio, en el que han participado más de 125 expertos de todo el mundo, recoge los datos más recientes del IPV, que analiza la evolución de las tendencias en la abundancia poblacional de especies de vertebrados.

Los datos hacen saltar las alarmas, ya que hemos provocado un descenso medio en las poblaciones de peces, aves, mamíferos, anfibios y reptiles de un 68% entre 1970 y 2016, el año más reciente con datos disponibles. Esto supone una caída de un 8% más que en la edición anterior de 2018.

Las principales amenazas para las especies que aparecen en el informe están directamente relacionadas con las actividades humanas, incluida la deforestación, la agricultura intensiva y el tráfico de especies.

Un único culpable

Durante las últimas décadas, la actividad humana ha dañado gravemente los hábitats y los recursos naturales de los cuales dependen la vida silvestre y la humanidad, como los océanos, los bosques, los arrecifes de coral, los humedales o los manglares.

El informe destaca que esta situación es especialmente grave en la región de Latinoamérica y Caribe, donde se ha producido un descenso medio del 94 por ciento. También el dato relativo a las especies de agua dulce es muy preocupante, ya que la caída alcanza el 84 por ciento.

El informe Planeta Vivo es un exhaustivo estudio que ha analizado la evolución de 20.811 poblaciones de 4.392 especies diferentes de vertebrados, lo que supone casi 400 especies nuevas y 4.870 poblaciones más que el último informe, con una mayor representación en la mayoría de las regiones y grupos taxonómicos, particularmente de especies de anfibios.

El informe también destaca el dramático descenso de las poblaciones de plantas, con un riesgo de extinción comparable al de los mamíferos y más alto que el de las aves, junto al súbito y reciente descenso de las poblaciones de insectos, su distribución y biomasa.

Mariposas en el Parque Nacional. Foto: Daniël Nelson

Peligro pandemia

El análisis se hace público en un contexto de crisis sanitaria mundial en el que ya ha quedado demostrado que enfermedades como la Covid-19 están vinculadas de forma directa con la destrucción de la naturaleza. De hecho, proteger nuestra riqueza natural se convierte en el mejor antivirus para evitar futuras pandemias.

Según Marco Lambertini, director general de WWF Internacional, “ahora es más importante que nunca poner en marcha una acción mundial coordinada y sin precedentes para detener y comenzar a revertir la pérdida de biodiversidad para finales de esta década. Nuestra propia supervivencia depende cada vez más de ella”.

Servicios del ecosistema

Este año el informe analiza además la evolución de las Contribuciones de la Naturaleza a las Personas (CNP), es decir, los bienes y servicios que nos ofrece la naturaleza y de los que depende nuestra supervivencia, como la regulación de la calidad del aire, la polinización, la generación de recursos medicinales o de alimentos, la creación de hábitats o el control del clima. De las 18 categorías de CNP analizadas, 14 han sufrido un descenso desde 1970.

La huella humana está llegando a todos los rincones del Planeta. En los últimos 50 años, el mundo se ha visto drásticamente transformado por una explosión del comercio y el consumo a nivel global y por el aumento de la población humana, así como por una expansión urbanística acelerada. El 75% de la superficie terrestre no helada ha sido modificada por el hombre y los últimos lugares vírgenes se concentran en apenas unos pocos países, Rusia, Canadá, Brasil y Australia.

“La conclusión es clara: la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un coste muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad», señala Enrique Segovia, director de Conservación de WWF España.

En esta línea, el informe subraya que todos estos cambios amenazan también la seguridad alimentaria, por lo que es urgente tomar medidas para transformar nuestro sistema agroalimentario mundial. El gran reto consiste en modificar las prácticas agrícolas y pesqueras, ya que buena parte de ellas son insostenibles, en unas que produzcan los alimentos que requerimos y conserven la biodiversidad.

Para el caso de la agricultura, esto supone aplicar prácticas agroecológicas, reducir el uso de químicos, fertilizantes y plaguicidas, así como proteger los suelos y los polinizadores.

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