Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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¿Has ‘rehecho’ tu vida?

Una de las preguntas que más nos hacen a las personas separadas o divorciadas es si hemos «rehecho» nuestra vida. Para casi todo el mundo «rehacer la vida» consiste en volver a emparejarse, tener novio/a o casarse de nuevo. Nunca he entendido ese concepto que viene a calificar mi vida como deshecha y que da a la pareja tanta importancia como para elevarla a la vida entera.

Yo siempre respondo que mi vida está perfectamente como está, que soy feliz con ella, con mis hijos, mis amigos, mi trabajo…; que no tengo nada que rehacer -por algo estará deshecho, ¿no?- y que si quieren saber si tengo una nueva pareja es mejor que lo pregunten directamente.

Raro es el día en que alguien no pronuncia la dichosa frase. Hoy mismo acabo de leer que el cuñado de Letizia Ortiz ha rehecho su vida. Y parece que también lo ha hecho Britney Spears o la infanta Elena.

Según la RAE, rehacer es «volver a hacer lo que se había deshecho, o hecho mal». Y reducir la vida entera al hecho de tener o no tener pareja me parece un concepto bastante pobre. ¿Y tú? ¿qué opinas?

Maternidad, de Oswaldo Guayasamín.

Ya no somos una familia rara

La familia tradicional (un padre, una madre, un hijo o varios, tal vez un suegro/a) ha pasado de superar el 63% de la población a quedarse en el 40%. Los datos proceden de la Encuesta demógrafica del País Vasco. Puedes pinchar aquí para leer la noticia completa. No tengo datos oficiales del resto de comunidades, pero sí la sensación de que la tendencia es muy similar en todas ellas.

Si no me fallan las cuentas, con un 40% de familias tradicionales el 60% por ciento restante lo forman las familias con un solo progenitor como la mía (monoparentales nos llaman, ¿no había otro nombre más feo?), los solteros, viudos, separados o divorciados sin hijos, algún que otro joven que logra independizarse y aún no sabe en cuál de estos grupos terminará… En fin, todos esos que éramos considerados raros hasta hace cuatro días por salirnos del esquema habitual.

¿Qué dirán ahora de nosotros los que se quedan en minoría? Esa familia tradicional por cuyo mantenimiento luchan tanto algunos políticos de derechas y los obispos (¿a ellos habría que englobarlos en el grupo de los singles?) está en clara decadencia. Baja el número de bodas, crecen los divorcios, cada vez más gente opta por vivir sola… Los tradicionales se están convirtiendo ahora en los raros de la película.