Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Tragedia frente al muro del Sáhara

El pasado año tuvimos la oportunidad de viajar en este blog a la primera marcha organizada por estudiantes españoles para denunciar con su presencia pacífica el muro de más de 1.700 kilómetros construido por Marruecos en la frontera de la Hamada argelina con la intención de evitar cualquier atisbo de regreso, de reclamación legítima de sus tierras, por parte de los saharauis.

Esta segunda edición de la Columna de los Mil, aún más multitudinaria que la anterior y que ha sido organizada también por la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UMNS), ha terminado con una tragedia que da cuenta sin dudas de la política de exclusión y aislamiento a la que el régimen de Rabat lleva más de tres décadas condenando a los saharauis, aprovechándose de la inmovilidad de la comunidad de naciones y, principalmente, de la falta de lealtad de España no sólo a los compromisos firmados sino a aquellos que hasta 1975 fueron sus ciudadanos.

Más de 2.500 personas se dirigieron ayer viernes al muro. Como sucedió el año pasado, algunos jóvenes saharauis no pudieron reprimir el impulso de acercarse a esa barrera hecha por el hombre, la más vasta de las que funcionan en la actualidad, que los mantiene atrapados en la prisión física e intelectual del desierto.

Cuatro resultaron heridos al accionar una mina antipersona. El de mayor gravedad fue Brahim Hosein Labeid, de 19 años, que sufrió la amputación del pie derecho además de fracturas. Brahim vive en el campamento de Dajla.

Se estima que hay unos cinco millones de minas en el desierto, a otras de cuyas víctimas, como Sarik Mohamed, pudimos conocer en el hospital Heridos de Guerra Mártir Cherif. Minas que, a pesar de los acuerdos de paz firmados en 1991 entre Marruecos y el Frente Polisario, siguen allí junto a fragmentos de obuses y piezas de mortero sin detonar, al igual que el propio muro.

Ahora se suman nuevos nombres y apellidos a la ominosa lista de destinos varados, interrumpidos y mutilados, por culpa de los intereses comerciales, de una política tan sorda a los legítimos derechos del pueblo saharaui, tan cargada de ignominia y sorda indiferencia, como esos mismos artefactos explosivos que desde los años ochenta los esperan entre la arena.

La “Columna de los mil” desafía al muro de Marruecos

Esta mañana, miles de manos se unieron frente al muro de más de 2.700 kilómetros de largo que Marruecos construyó para aislar a los saharauis de su hogar ancestral.

Miles de manos de españoles – acompañadas de manos de italianos, argelinos y saharauis – que intentaron simbolizar con su presencia que no están de acuerdo con las políticas que aplica su gobierno, que no se resignan a aceptar que prevalezcan los supuestos intereses geoestratégicos frente a la justicia internacional y los valores morales.

Al alba

Aunque la mayoría lleva casi una semana en la hamada argelina, compartiendo la vida cotidiana de los saharauis olvidados en el exilio, lo cierto es que el verdadero viaje comenzó hoy, sábado 22, a las cinco de la mañana, cuando los altavoces del campamento de refugiados de Smara comenzaron a resonar anunciando que ya había llegado la hora, que los participantes debían congregarse en la oficina de protocolo para emprender la travesía hacia el muro.

A pesar del frío, el buen humor se hacía evidente en las bromas, en las banderas y pancartas – «Derribemos el muro de la vergüenza», «Mohamed, capullo, el Sáhara no es tuyo» – que se desplegaban sobre la parte trasera de los camiones y los vehículos cuatro por cuatro, en las viandas que se mostraban para ver qué se había preparado cada uno como alimento para hacer frente al día.

Cuando ya había amanecido, otros grupos de camionetas y camiones provenientes de distintos puntos de la geografía argelina y saharaui, que también levantaban a su paso por el desierto una vasta nube de polvo, se unieron a la columna principal.

El encuentro

El momento de encuentro frente al muro resultó sumamente emotivo. Los saharauis más jóvenes avanzaron desafiantes hacia el cuartel mayor desde el que los marroquíes vigilan ese sector de la valla de seguridad conocido como «El recodo» y situado en territorio liberado.

Como el muro es antecedido por más de cinco millones de minas, rápidamente los organizadores los unieron a la columna principal, la llamada “Columna de los mil”, que superó con creces la cantidad de gente esperada y que se extendió a lo largo de más de un kilómetro, mano con mano, para exigir la caída del muro, para pedir que se respeten las resoluciones de la ONU así el pueblo saharaui puede decidir sobre su futuro.

Del lado del cuartel marroquí, los soldados observaban con curiosidad, parapetados tras una montaña de tierra. A un costado estaban los observadores de la MINURSO.Y entre medias no sólo las minas sino fragmentos de obuses y piezas de mortero sin detonar de la guerra que terminó en 1991.

Todo un ejemplo

Volveré sobre las experiencias de estos días cuando regrese a Madrid y pueda gozar ya de corriente eléctrica y conexión a Internet.

Rescato ahora la actitud de todos los participantes que han dado ejemplo de ciudadanía responsable y comprometida. La de los saharauis, que nos han acogido con enorme generosidad como es su costumbre.

Y la del grupo de jóvenes, que se organizan bajo el nombre de Voluntad y Determinación, y que son los que han dado vida a la «Columna de los Mil». La mayoría no tiene más de 22 años. Estudian periodismo en la Universidad Complutense.

No sólo la idea que han tenido y que en tan poco tiempo han articulado – reuniendo en medio de la nada a más de dos mil personas -, sino la seriedad con que la han llevado adelante esta iniciativa, me hacen sentir esperanzas, me hace ver a parte de la juventud bajo otra luz, con una responsabilidad frente los problemas del mundo que demuestra que no todo está perdido.