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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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La amistad es cosa de animales

¿Saben quién es el mejor amigo de las ballenas? Otras ballenas. Los animales más grandes del planeta son también tremendamente sociables. Aman a su familia, pero crean además estrechos lazos de amistad entre ellos, “amigos del alma” para toda la vida.

No es ésta una percepción sensiblera de la naturaleza. Es la principal conclusión de un estudio científico publicado en la revista Behavioral Ecology and Sociobiology.

Christian Ramp y sus colegas del grupo del Mingan Island Cetacean Study han estudiado a las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) canadienses desde 1997, junto a investigadores de Alemania y Suecia. Tras identificarlas una a una a través de fotografías, comprobaron que, terminada la época de reproducción, las mismas ballenas se reunían juntas para alimentarse en los mismos sitios de veraneo, en plan reunión de amigos tras finalizar el colegio. Pero aún más sorprendente, la amistad más duradera registrada se repitió durante seis años seguidos, y siempre se dio entre hembras de una edad similar, nunca entre machos y hembras. En resumen, que cuando estos imponentes cetáceos terminan la crianza, ellas se van de vacaciones con sus amigas, mientras los ballenatos ponen mar por medio, ajenos a las relaciones de amistad de sus parientas.

Delfines, zifios y ballenas dentadas son muy sociables, pero esos lazos son especialmente familiares o de clan; en el caso de las ballenas jorobadas lo suyo es pura amistad, se unen con quienes les caen bien, tanto para comer como para descansar.

¿Cómo se conocen? Es todavía un misterio, pues aún no sabemos cuáles son sus mecanismos de selección de amistades, aunque sí sabemos cuáles son las herramientas que emplean para socializarse: sus cantos de ballena. Y también intuimos la razón. Los beneficios de la amistad les permiten cooperar juntas en la búsqueda de alimento y, gracias a esta mayor eficiencia, conseguir luego una mayor descendencia.

Aunque esta dependencia tiene también una parte negativa. Animales de larguísima vida, sin más depredadores que el hombre, la caza de uno de ellos afectará sin duda a todo el grupo. La falta del amigo les debe doler tanto como a nosotros. Tanto como al poeta Miguel Hernández cuando se lamentaba:

“Siento más tu muerte que mi vida”.

Más información. Reportaje BBC/Mundo.
Os dejo también un precioso vídeo sobre estos extraordinarios animales, sus famosos saltos y sus enigmáticas canciones.

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Canadá matará 100.000 focas más esta primavera

Miras este vídeo de PETA y no puedes evitar un sobresalto. Incluso llorar.

Acaba de comenzar la temporada anual de caza de focas en la isla canadiense de Terranova, otra de esas salvajes tradiciones propias de países supuestamente desarrollados. Como descarada respuesta al general rechazo internacional, en lugar de reducir o prohibir la anual masacre, Canadá ha incrementado en 100.000 ejemplares la cuota legal de captura. Este año, la ley permitirá a los cazadores masacrar a golpe de hakapik 380.000 focas.

La decisión no obedece a un aumento real de la población de este pinnípedo. Tan sólo es una bofetada política para responder con más sangre inocente a la decisión de la Unión Europea de prohibir en su totalidad el comercio de productos derivados de este animal. No les importan las consecuencias. Cerrado el comercio europeo, China está abriendo su gigantesco mercado a las pieles de foca.

Dicen los canadienses que su método de captura es muy humanitario, que los animales no sufren. Dicen que hay muchas focas y que no están en peligro de extinción. Que ya no matan a las crías de blanca piel. Que ellas, y no los miles de barcos factoría, son las causantes del descenso en las capturas de bacalao. Dicen todo esto y otras muchas cosas más, pero yo sólo veo un gran charco de sangre anegando en rojo la nieve inmaculada.

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Comienza la masacre de focas en Canadá

Es la mayor matanza de mamíferos marinos de todo el Planeta. Más de 3.000 cazadores de Canadá se lanzarán a partir de hoy a una desenfrenada carnicería de sangre, dolor y muerte contra cientos de miles de crías de focas arpa (Phoca groenlandica). En apenas dos semanas, el blanco hielo ártico se teñirá de rojo ante nuestro espanto sosegado de tertulia de café.

¿Cuántas focas matarán?

Ajenos a las protestas de todo el mundo (salvo Noruega, donde hacen lo mismo), el gobierno canadiense ha fijado la cuota de captura en 338.000 ejemplares, 55.000 inocentes animales más que el ya de por sí sangriento año pasado. Según declaraciones de la ministra de Pesca, Gail Shea, esta cuota de caza fue establecida tras consultarlo con expertos, «para garantizar que se preserve la población de focas».

¿Cómo las matan?

Utilizan rifles pero especialmente el hakapik, un instrumento de madera con un gancho metálico en punta, a modo de piolé, con el que las golpean repetidamente en la cabeza, con cuidado de no dañar la piel para que no pierda precio. Cerca de la mitad de ellas no mueren en el acto y son despellejadas aún vivas.

¿Por qué las matan?

Las acusan de ser las responsables del descenso de capturas de bacalao, que en realidad está provocado por la sobrepesca industrial. Lo cierto es que nutren una vergonzosa y vergonzante industria que se enriquece con su sufrimiento.

¿Para qué las matan?

Ante todo para arrancarlas la piel y abastecer con ella el mercado peletero internacional. También pero en menor medida se comercializan sus penes (muy cotizados en los mercados asiáticos como afrodisíacos), el aceite y la carne.

¿Podemos hacer algo para impedirlo?

Podemos presionar a nuestros políticos para que España prohíba el comercio de pieles de foca y sus derivados. La UE ya lo está estudiando, pero como han hecho otros países, el nuestro puede aprobarlo en cuanto quiera. Una sociedad civilizada no puede permitir esta salvajada.

También podemos aportar nuestro grano de arena apoyando las ciberacciones de grupos conservacionistas como la Fundación Altarriba o Humane Society.

Y por supuesto, rechazando cualquier producto que venga adornado con la piel de estos masacrados animales.

Canadá y Noruega subvencionan la matanza de focas

Si no hay mercado, no hay negocio ¿O sí?

Si no compramos abrigos, bolsos y guantes de piel de foca, no se matarán cientos de miles de focas en el mundo ¿O sí?

Si no es rentable la matanza de focas se abandonará. ¿O no?

Pues no, se mantendrá la carnicería polar con subvenciones estatales, tanto del gobierno noruego como del canadiense.

El Gobierno de Canadá autorizó en 2006 la matanza de 335.000 focas, mientras que en 2007 sólo permitió 270.000 ejemplares y este año dará muerte a 275.000. ¿Vamos por el buen camino?

Pues tampoco. No es que se quieran matar menos porque somos más ecologistas o se venden peor las pieles, es que por culpa del cambio climático cada vez quedan menos focas. Por eso entre 1995 y 2001 se han concedido más de 20 millones de dólares en subvenciones a la industria canadiense de la caza de focas para ayudarles a soportar las posibles pérdidas en el negocio. Así que seguimos igual o peor que antes.

Porque aunque países miembros de la UE como Bélgica y Países Bajos ya han prohibido la comercialización de productos derivados de las focas de manera particular, y el resto de los países lo está considerando, el emergente mercado asiático está supliendo con creces nuestra retirada comercial, ávido no sólo de pieles, sino también de la grasa y hasta de unos genitales a los que asigna supuestas propiedades afrodisíacas.

En Noruega son más magnánimos. Sólo matan unas 50.000 focas al año. Pero no se vayan ustedes a pensar que lo hacen por interés comercial, en absoluto. Su actividad es una desinteresada contribución a la biodiversidad del Polo Norte. O al menos eso dicen.

El gobierno noruego, en su portal oficial para España, lo considera una gestión adecuada de los recursos. Porque, nos explican sin que les crezca la nariz, en el Nordeste Atlántico,

“la foca de Groenlandia consume ella sola más arenques de lo que es capaz de pescar toda la flota pesquera noruega”.

Y si hay que controlar las capturas de alguien, por supuesto que sea la de las focas, faltaría más. Foca buena, foca muerta. O vegetariana.

Por todo ello no sólo se permite esta caza, sino que como en Canadá, la salvaje actividad recibe periódicamente ayuda estatal. Que el propio Gobierno justifica como una necesidad

“para asegurar la regulación adecuada de los stocks de focas y para mantener las tradicionales técnicas de caza y para poder seguir controlando convenientemente la población de focas”.

¿Les parece una solución cruel? En absoluto, es pura humanidad. Copio aquí las tranquilizadoras palabras del Ministerio de Asuntos Exteriores noruego sobre el humanitario sistema de caza utilizado.

Según la ley, se debe matar a los animales con rapidez, humanidad y con el menor sufrimiento posible. Los únicos instrumentos que se pueden utilizar son los rifles y los hakapik (un tipo de arpón). Las focas adultas se cazan con el rifle, mientras que los cachorros se cazan con el rifle o con el hakapik. El hakapik puede parecer primitivo, pero es una herramienta eficaz que aturde inmediatamente al animal y lo mata rápidamente. La legislación noruega no permite la caza de lactantes, es decir, cachorros que no han sido abandonados por sus madres.

Se exige a los cazadores que asistan a un curso y a pruebas de tiro cada año antes de la estación de caza. Cada embarcación de caza lleva un inspector a bordo. Los inspectores son, además, veterinarios e informan directamente a las autoridades pesqueras.

¿Se quedan más tranquilos? Dicho de esta manera suena muy bien. Pero comprobado en este vídeo (no recomendable para personas sensibles), la impresión que uno se lleva es exactamente la contraria.

¿Estaremos equivocados?