¿Cuántos de vosotros habéis cambiado de coche al convertiros en padres recientes o futuros? Muchos, seguro. Algunos cambian de coche ya durante el embarazo. Otros al poco tiempo de nacer su primer hijo. O el segundo. Algunos no han necesitado cambiar de coche porque fueron jóvenes con cerebro y pese a que aún no estaban pensando en tener niños, compraron previsoramente un cuatro o cinco puertas de un tamaño razonable en lugar de uno pequeñito con tres. Muchos han cambiado de coche pese a que podrían haberse apañado con lo que tenían.
Aquí un inciso para dejar un consejo: si tenéis más de 25 años, no habéis descartado tener hijos y os toca comprar coche, plantearos uno en el que pueda caber cómodamente una sillita de bebé con un maletero razonable. ¡Nunca un tres puertas!
Sea como sea, lo cierto es que la paternidad/maternidad va unida con frecuencia a pasar por un concesionario (o por un vendedor de coches de segunda mano). A mí me pasó. Teníamos un Ford Focus algo vetusto y que nos había salido estupendo que cambiamos, después de un viaje a Asturias cuando Jaime tenía pocos meses, por un Honda de seis plazas. Lo cierto es que podríamos habernos apañado con el pobre Ficus (así le bautizamos por su color verde) si no hubiera quedado otro remedio, pero en mi familia además de dos niños tenemos un perro tamaño grande, y ya eran muchas apreturas en los viajes largos.
Sí, en los viajes largos. El maletero era para nosotros el quid de la cuestión de la compra del Honda, la razón por la que no aguantamos con nuestro anterior coche. La prueba es que ahora tenemos un segundo vehículo, un viejo y diminuto Kia Picanto que compré a un amigo de segunda mano y que por lo duro que nos ha salido y su color naranja llamamos ‘El Centollo’, que es el coche que más usamos.
Es frecuente que se nos vea salir de ese minicoche a toda la familia: marido de casi 190 cms, servidora, niño, niña y perro. Y cabemos. Y vamos cómodos. Y así ahorramos combustible y aparcamos más fácilmente. El Honda lo usamos muy poco en comparación. Solo si necesitamos hacer uso del maletero, que en el del centollo no cabe prácticamente nada.
Segundo inciso y segundo consejo: A menos que claramente necesitéis cambiar de coche porque tenéis un Smart o un cacharro de hace 20 años, esperad a que pasen los primeros nueve meses del bebé antes de tomar la decisión de comprar otro. Los agobios de archiperres, cacharros y adminículos infantiles pasan pronto y tal vez os sirva perfectamente lo que tenéis.
De hecho estoy convencida de que será el centollo el primer coche que Julia y Jaime recordarán. Es curioso lo de nuestros recuerdos infantiles de los coches de nuestros padres. Yo me acuerdo perfectamente, pese a ser muy pequeña, el Ford Fiesta color dorado de mi padre. Ellos también se pasaron a un coche mucho más grande: un Peugeot 505 que era como un barco, larguísimo. En aquella época no existían los monovolúmenes, los típicos coches familiares que ahora llenan las carreteras y garajes.
Ahora es cuando os confieso, desde mi ignorancia automovilística, los tipos de coches existentes para mí. Obviamente nada que ver con cualquier clasificación profesional:
- Los coches de familia. Inconfundibles. Altos, frecuentemente con la posibilidad de tener más asientos de los 5 estándar. Esos en los que puedes imaginar perfectamente el DVD integrado para entretener a los niños. El Honda FR-V es un típico coche de familia. Hace muy poco he tenido la oportunidad de probar otro Kia diferente, el nuevo modelo de Carens. Otro coche de familia robusto y fiable en el que llevar perro, niños, abuelos y maletas de diferentes maneras, mucho más divertido de conducir que el que nosotros tenemos (pena que no estaba a la venta entonces).
- Los barcos. Largos, más bajos. Berlinas de señor, también las llamo. Por lo que parece la opción ideal para aquellos que gustan de vehículos grandes y que, con frecuencia, ya no llevan niños dentro.
- Deportivos. Ahí meto de todo, desde el Ferrari hasta el Hyundai Coupe. Así soy yo…
- Albóndigas (con la variante «albóndigas volantes» cuando los vemos pasar a toda velocidad por la autovía). Es una denominación que no solo uso yo, varios miembros de mi familia la utilizamos. Son esos coches pequeñitos, desde mi Picanto hasta un Mini o un Smart pasando por el Clio, el 106, el Toyota Aygo y similares, que llevan primerizos al volante, gente que quiere aparcar fácil…
- Los medianos. El segmento
- Todoterrenos. Creo que es la única categoría en la que coincidiría con las revistas y páginas webs profesionales.
- Esos que parecen todoterrenos pero no lo son. Creo que el nombre que le doy los describe perfectamente. Podrían parecer un todoterreno, pero son tan urbanos como las chicas de Sexo en NY.