Tantos recuerdos y emociones a lo largo del último año. Tantas historias desgarradoras, dolorosas. El horror de la guerra. La hipocresía de los que detentan el poder. Pero, ante todo, la esperanza de que todo puede cambiar, de que está en nuestras manos transformar la realidad.
Un año largo, de mil vidas, que no hubiese sido posible sin el equipo de 20 Minutos, cuyo apoyo y amistad agradezco en este primer aniversario de Viaje a la guerra. Y, en especial, a Arsenio Escolar, por haber creído en este proyecto y por la absoluta libertad de expresión y movimiento de las que gocé en todo momento.
Y a todos vosotros, compañeros de viajes. Esto no hubiese sido posible sin vuestra generosidad y entusiasmo, sin vuestras ideas y contribuciones. Recuerdo vuestros mensajes durante las noches de bombardeos en Gaza, las sonrisas que me arrancabais mientras caían las bombas. Me hacíais sentir que no estaba solo. Y aquel cumpleaños, 22 de septiembre, cuando volví al hotel tras las manifestación de Hezbolá en Beirut y me encontré con vuestros escritos. Y también durante la gestación del libro. Los títulos, las sugerencias de autores, de recortes de prensa. Gracias por haber estado allí.
Miro hacia atrás, con este vídeo que me montó un amigo sobre música del maestro Steve Ray Vaughan, en el que repaso las historias del blog que más me han marcado: desde los huérfanos de la guerra en Sudán, pasando por las esclavas sexuales de Uganda, hasta los hospitales de Gaza, los túneles de Hamás, la devastación del sur de Líbano, las bombas de racimo y los enfrentamientos entre narcos y policía en las favelas de Brasil.
Casi terminada la promoción de Llueve sobre Gaza, encaro este segundo año de Viaje a la guerra con enorme ilusión. Y espero que, nuevamente, con el privilegio de vuestra compañía. La semana próxima parto hacia Etiopía…
