Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Por qué te equivocas (¡y mucho!) si no lees El Club de los Mentirosos, de Mary Karr

Llevamos una máscara y al final la cara se amolda”. ¡ZAS! Si eso no es un bibliobofetón dialéctico que venga la Providencia Librera y lo vea. Es de El Club de los Mentirosos (Periférica & Errata Naturae), de Mary Karr, y es, además, un mandamiento de supervivencia social y emocional. Y desde ya uno de los bibliomantras de reginaexlibrislandia.

(Periférica & Errata Naturae Editores)

(Periférica & Errata Naturae Editores)

Aunque para ser justos, todo en El Club de los Mentirosos rezuma esa sabiduría mordaz. Es una exquisita novela autobiográfica en la que Karr relata con la óptica de la niña que fue su peculiar y nada fácil infancia en los años 60, a caballo entre Texas y Colorado, con ambos progenitores pegados a la botella, divorcios, peleas, amantes, violencia y una hilera de duras y truculentas experiencias, pero narrado todo con un toque profundamente conmovedor y despojado de sentimentalismos.

Por eso la sabiduría que rezuma este libro es esa sabiduría que solo destila quien ha sido capaz de analizar, demoler, rediseñar y levantar su arquitectura emocional a partir de dolor, escombros, traumas, desengaños y soledad.

Y, más aún, de crear después un artefacto narrativo perfecto, liberador, realista, cruel, nostálgico y duro pero, eso sí, siempre aderezado con inteligencia, con humor y con una ternura a prueba de balazos, comas etílicos, medias verdades, huracanes, accidentes caseros, padrastros de quita y pon y toda suerte de carencias.

Sobrevivir a una infancia en la que bregar con lo peor del ser humano, donde quienes te rodean y deben velar por ti son crueles, inestables y viven por y para sus adicciones, apetencias y frustraciones era pura rutina para la pequeña May Karr, y ser capaz no solo de encajarlo con dignidad, sino de encapsular los peores episodios en la memoria para dejarlos enfriar y narrarlos después de una forma hilarante, tierna, cautivadora y mordaz es un logro al alcance de muy, muy pocos creadores.

Y Mary Karr lo ha hecho. Vale que el material del que partía (una infancia no tan común con una familia un tanto sui géneris, especialmente su madre, todo un personaje con mayúsculas, extravagante, confusa, impulsiva y deshidratada a partes iguales) era óptimo, pero la capacidad de Kerr para «oír, ver y callar» entonces, para dejarlo todo en reposo durante décadas y, finalmente, para vomitarlo llegado el momento adecuado en un libro que es una catarsis tierna y no un ajuste de cuentas cargado de rencor, eso, querid@s, es mérito exclusivo de Mary Karr.

El club de los mentirosos

El club de los mentirosos

Por eso estas memorias narradas no son un dramón monumental que se lee con el corazón encogido y las entrañas del revés a pesar de la crudeza que supuran, sino que se empieza y acaba con una sonrisa que por momentos deviene en carcajadas. Y por algo la divertida, agridulce y colosal El club de los mentirosos arrasó en lectores y críticas cuando se publicó por primera vez en 1995, y sigue más que viva por el boca-oreja bibliófilo, que es el mejor de los canales de prescripción de libros.

De hecho es ya uno de los títulos imprescindibles en reginaexlibrislandia, absoluta y totalmente prescribible a discreción en la librería y apto para todo tipo de paladar libresco.

Y no lo es solo por la excéntrica troupe de personajes que poblaron –por suerte o por desgracia– su infancia, ni por la hilera de situaciones atroces, dantescas y disparatadas que relata, sino por la voz que nos narra y describe todo: la de una niña que a pesar de todo y de todos busca su lugar y que se toma la vida como debe tomarse: muy en serio, sí, pero con mucho, con muchísimo humor.

Y para muestra un fragmento del prólogo de Mary Karr, de la edición de El Club de los mentirosos de Periférica & Errata Naturae, con la maravillosa traducción de Regina López Muñoz:

Poco antes de que muriera mi madre, el tipo que le estaba reformando la cocina sacó de la pared un azulejo con un agujerito redondo bastante sospechoso. Se sentó de rodillas y levantó el azulejo de manera que el sol filtrado por las cortinas amarillas y añosas pareció perforar el agujero igual que un láser. Nos guiñó un ojo a Lecia y a mí y a continuación se volvió hacia mi canosa madre, concentrada en su volumen de Marco Aurelio y en un cuenco de chiles picantísimos.
—Señora Karr, ¡esto parece un agujero de bala!
Lecia, que no dejaba pasar una, intervino:
—¿Eso no es de cuando le disparaste a papá?
Y mamá entornó los ojos, bajó un poco las gafas por su
nariz patricia y dijo con displicencia:
—No, eso es de cuando Larry. —Se giró y señaló otra
pared—. A tu padre le disparé allí.

Así que, ¡bravo!, Mary Karr! Regina ExLibris Dixit.

 

Échate unas risas leyendo ¡Noticia bomba! de Evelyn Waugh

Mira que es contagiosa e irreprimible la pasión por un libro.

(Quemar después de leer, 2008 / Focus Features)

(Quemar después de leer, 2008 / Focus Features)

Y más aún si es de esos en los que la carcajada te aguarda a cada salto de línea. De ahí que el mejor prescriptor libresco es cualquier lector con el que te cruzas y al que pillas poseído por un título. Supura éxtasis libresco por cada poro de su epidermis y es absolutamente incapaz de reprimir su necesidad de gritarle al universo en pleno que deje lo que sea que esté haciendo y corra a por un ejemplar activado por un histriónico «¡TIENES QUE LEER XXXX!».

Ni si quiera yo, que mi oficio es prescribir a diario, soy inmune a ese poderoso efecto secundario de un episodio de biblioposesión en mi tiempo libre. Y más de una vez (y de dos, y de tres), he montado el biblionumerito estando suelta allende los confines de mi librería.

De hecho esta misma tarde lo he vuelto a hacer. Y sí, ha sido con uno de esos libros con los que me río de principio a fin: ¡Noticia bomba! de el grandísimo Evelyn Waugh.

Mira que me lo he releído veces y nunca falla: carcajadas continuas. El caso es que como amanecí algo turbia y renegando del mundo, decidí apaciguar a la bestia y autoprescribirme algo de mi propia biblioterapia de risas para evitar males mayores.

Apenas tres horas después estaba completamente transformada. Parecía otra. O, mejor dicho, estaba extasiada y poseída por la novelita. Pero es que, queridos, menudo festival de carcajadas con el amigo Waugh. Me sentía radiante y relajada, tanto que decidí salir -poseída y todo- a derrochar buenrollismo histérico por el barrio.

Y fue justo ahí, apenas unos metros después de plantar el pie regino en la calle, cuando me topé con una reginaexlibrislandiana de pro:

Clienta: Uy, Regina, muy contenta se te ve hoy, ¿no?

Regina: ¡Sí, si, si, querida!

Clienta:Pero, ¿te ha pasado algo?

Regina: ¡Uy! ¿Que si me ha pasado algo? ¡ALGO! ¡SÍ!

Clienta: ¿De qué hablas?

Regina: TIENES QUE LEERTE ¡NOTICIA BOMBA! DE EVELYN WAUGH

Clienta: ¡Acabáramos! ¡Un libro, cómo no!

Regina: En serio, mujer, TIENES QUE LEERTE ¡NOTICIA BOMBA! Mira cómo tengo el cutis. ¿Sabes por qué? De la jartá de reirme que me he pegado esta mañana. Me he quedado nueva. En serio, ¡LÉETELO YA!

Clienta: Pero qué son, ¿monólogos? ¿o qué?

Regina: Noooo. Evelyn Waugh es un escritor británico de la primera mitad del SXX. ¿Te suena Retorno a Brideshead?

Clienta: Sí, sí, me leí Retorno a Brideshead. De hecho te lo compré a ti, Regina

Regina: Pues este tiene poco que ver con aquel. Los dos son excepcionales, pero en ¡Noticia Bomba! destila todo su ingenio y talento para la sátira con un relato desternillante que pulveriza el sarao de la prensa y las corresponsalías de guerra.

Clienta: ¿Ah, sí?

Regina: Sí, y sabe del tema, porque él fue corresponsal de guerra. Pero aquí levanta una comedia de enredos maravillosa, en la que un tabloide manda por error a cubrir una guerra en un país remoto a un colaborador de temas de botánica. Es hilarante, en serio. ¡AY, TIENES QUE LEÉRTELO!

Clienta: vale, vale, CÁLMATE UN PO-QUI-TO, REINA. ¿Lo tienes en reginaexlibrislandia? Que voy mañana a por él

Regina: Sí, sí. En serio, es que TIENES QUE LEERTE ¡NOTICIA BOMBA!

Y se fue (más bien salió huyendo, todo sea dicho, menos mal que ya sabe que no suelo ser peligrosa) y yo continué dándole rienda suelta a mi episodio de biblioposesión noticiabombiana compulsiva a discreción. Conocidos, reginaexlibrislandianos de distinta graduación, familiares, amigos, en persona, en los bares, por teléfono, a gritos. Me faltó darme al grafiti, ahora que lo pienso. Pero es que en serio, querid@: ¡TENÉIS QUE LEEROS NOTICIA BOMBA, DE EVELYN WAUGH. Y más si queréis echaros unas risas de libro. Palabra de Regina ExLibris.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

¡Noticia bomba!

¡Noticia bomba!

¡Noticia Bomba! Evelyn Waugh. Anagrama. Un magnate de la prensa de Fleet Street llamado Lord Copper presume de la infalibilidad de su olfato para descubrir talentosos reporteros que inundan de exclusivas su tabloide y ganarle así lectores a la competencia. Sin embargo, a causa de una confusión de apellidos, envía a «cubrir» la guerra civil en una remota república africana a uno de los periodistas más improbables para tal misión. A partir de ese equívoco, Evelyn Waugh se lanza a una feroz y desopilante sátira sobre el mundo del periodismo, los enviados especiales, la información, la desinformación y la confusión. Considerada como una de las grandes novelas de humor del siglo XX, es también un vívido y corrosivo retrato de la profesión y del sector que arrancará las carcajadas tanto de quienes la sufren a diario como de los ajenos al mundillo.

 

¿Sabes qué novela te ayudaría a llevar mejor los eventos con tus parientes?

La literatura es gloriosamente imprevisible.

(La familia Addams, 1991 / Paramount)

(La familia Addams, 1991 / Paramount)

Si no lo fuera sería imposible que las vivencias de un niño apasionado de la fauna y la flora correteando por una isla mediterránea deviniera en la biblioterapia perfecta para sobrellevar con humor según qué encuentros familiares.

Porque, seamos sinceros, esos idílicos lazos familiares a veces más que unir nos atan, y según disminuye el grado de consanguinidad aumentan el temor, la pereza y el recelo a un evento con parientes de todo pelaje.

Y hay ocasiones en las que, por mucho que te esfuerces en mantener el tipo, por mucho alcohol que ingieras para diluirte la bilis y por mucha cara medalla (léase rostro angelical ligeramente ladeado con leve caída de párpados y sonrisa derrite-icebergs) que pongas ante terceros, la cosa se te va de las manos. Sí, demasiada presión, demasiado alcohol y demasiado mamarracho ilustrado a la vista. Una combinación letal que, bien agitada, logra abrir una grieta en tu cara medalla por la que asoma imparable tu verdadero rostro hasta mostrarse en todo su inflamable y venenoso esplendor. Y entonces abres la boca y, con ella, la puertas del Averno.

Así que sí, quizá haya sido por pillarme tratando de sacudirme las secuelas del maratón de comilonas y encuentros familiares múltiples navideños (zum, zum, zum), pero no he titubeado cuando uno de mis libreros me ha dado pie hoy:

Regina: Y, bueno, librero, ¿qué tal fueron las fiestas?

Librero: BIEN. MUUUY BIEN. DE MARAVILLA. ¿POR QUÉ?

Regina: No sé, te noto un poco… ¿tenso?

Librero: ¿TENSO? ¿YO? Igual es que te has pasado tú con el café, ¿no?

Regina: ¡jajajajaja! Pues igual. Pues, nada, nada, olvídalo.

Librero: Vale, no, sí, quizás un poco sí. Es que te juro que una movida familiar más y mato a alguien. ¡Diossss!

Regina: Pero, hombre, eso nos pasa a todos. Con tanto personaje suelto hay quien que te saca de tus casillas, y esos encuentros son bombas de relojería. Opiniones gratuitas, preguntitas inoportunas, rencores, puyas, alcohol… ¡Ahh, la fammmmilia!

Librero: Por no mencionar a los pegaos, la familia política. Eso si que es un bonus de cojones, Regina. Porque los otros, quieras que no, son lentejas, pero ¿esos?

(La familia Addams, 1991 / Paramount)

(La familia Addams, 1991 / Paramount)

Regina: ¡JAJAJAJAJAJA! Ahí es donde te duele, ¿eh, querido?

Librero: No me hagas hablar. Pero solo te diré que no soportaré una sobremesa más.

Regina: Mmmmm, ¿sabes qué novela te ayudaría a sobrellevar de otra manera a tus parientes? Da igual el grado, me refiero a parientes en toda su dimensión.

Librero: No, ¿cuál?

Regina: Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell.

Librero: ¿Sí? Pues me averguenza decir que no la he leído aún… pero, ¿no iba de animales?

Regina: Sí y no. Es desternillante y lo que te enseña entre líneas es a mirar con otros ojos y de otra manera a los tuyos. A observarles desde la distancia para analizar sus virtudes y defectos con ternura y humor. Si lo logras te aseguro que hasta desearás que llegue el próximo encuentro.A mi me pasa.

Librero: Mmm, pues me lo llevo hoy. Espera, que hay tres. ¿Cuál es el primero?

Regina: Sí, es la Trilogía de Corfú. Son: Mi familia y otros animales, Bichos y demás parientes y, por último, El jardín de los dioses.

Trilogía de Corfú

Trilogía de Corfú

Librero: ¡Oido cocina! Me llevo Mi familia y otros animales.

Regina: Ah, y ese si que tiene un bibliobonus… Gerald Durrell era el hermano menor de laurence Durrell, autor del colosal Cuarteto de Alejandría. Pues bien, aquí Gerald retrata a su hermano mayor como un escritorcillo en potencia con ínfulas de intelectualoide y te partes. El joven Lawrence y la madre son de lo mejor del clan. Aunque los lugareños de Corfú y hasta todo tipo de animalejo tienen su momento de gloria. te va a encantar.

Librero: Nada, nada, si me convenciste hace un rato. Luego lo empiezo.

No os voy a mentir: estoy deseando que se lo ventile y me cuente qué tal. Y no me malinterpretéis, no espero su opinión por temor a que no le vaya a gustar. Nada más lejos de mi Regina realidadMi familia y otros animales es de esos títulos que recomiendo a quemarropa independientemente de la edad, el sexo, los intereses o el paladar bibliófilo del destinatario. Y nunca falla. Es uno de los pocos que prescribo a ciegas. Es un relato ameno, ilustrativo, desternillante y lúcido, cargado con un irresistible poder sensorial: te traslada literalmente a Corfu a ver, tocar y oler su fauna y flora. Palabra de Regina.

Lo que espero es ver cómo mi librero empieza a desear que le convoquen a cualquier evento familiar para darle ese nuevo toque geraldurrelliano a su experiencia.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

Mi familia y otros animales

Mi familia y otros animales

Si lo que buscas es codearte a carcajadas con una impagable galería de personajes estrafalarios y encantadores, caricaturizados con inteligencia y ternura que se pasean por una isla griega maravillosamente descrita no lo dudes y corre a por un ejemplar de Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell. Novelista, naturalista, conservacionista, zoólogo, presentador de televisión y hermano de Lawrence Durrel, autor de El cuarteto de Alejandría, abrió con este divertido e inolvidable título su Trilogía de Corfu, a la que siguen Bichos y demás parientes y El jardín de los dioses, igualmente recomendables. Ironía, genio y mucho humor naturalista en un fresco colosal de la flora y la fauna de Corfu, que es también el desternillante retrato de las aventuras y desventuras cotidianas de una galería de personajes inolvidables. Tanto que casi todos sus lectores hemos aprendido a sobrellevar con dignidad e ironía según qué eventos con parientes y a mirar con otros ojos a nuestros familiares. Una maravilla apta para cualquier paladar bibliófilo.

Soy Regina ExLibris y soy «la negra» de tu bibliocarta a los Reyes Magos

Me niego a que alguien crea que un libro no es siempre la mejor opción para un regalo.

(Sirenas, 1991 / Orion Pictures)

(Sirenas, 1991 / Orion Pictures)

Pero, siendo realistas, no siempre es fácil materializar biblioregalos. Así que visto el percal y negándome a que nadie deje de regalar (ni de regalarse) un libro por agobio, pereza, miedo o indecisión, he decidido meterme en harina y embutirme en la piel de la negra que escribe bibliocartas masivas o, si lo preferís, la voz de la biblioconciencia de los Reyes Magos que susurra en sus oídos prescripciones librescas por temáticas y a discreción. Y para ello no veo mejor opción que la de metamorfosearme en la Cher de la mítica Sirenas, con el pelucón bien esculpido sin escatimar en laca, un escote discreto, hasta las cejas de black coffee y dispuesta a darle al typping para mecanografiar referencias literarias hasta quemar la cinta de tinta.

Llamarme loca o bibliofundamentalista, pero si de lo que se trata es de contribuir a materializar la conexión de un libro con su potencial lector no tengo límites.

¿Listos?

Pues van mis prescripciones reginaexlibrislandianas con el criterio «Libros para…»

¡Ah! y que conste que el mejor de los biblioregalos es el que te haces a ti mismo, querid@, así que puede que entre todas estas suregencias by Regina ExLibris encuentres ese título que no sabías que querías leer hasta que lo veas por aquí.

Regina ExLibris Dixit

6 novelas de rock que se leen y se escuchan a 33rpm en reginaexlibrislandia

La melomanía es consustancial a reginaexlibrislandia. Casi tanto como la bibliofagia y la adicción a la cafeína.

(The Rocky Horror Picture Show/ 20th Century Fox)

(The Rocky Horror Picture Show/ 20th Century Fox)

Por eso los reginaexlibrislandianos tenemos nuestra propia Banda Sonora. Y prueba de ello es que en la librería siempre hay música puesta. Puedes llegar y escuchar a Ella Ftizgerald, Django Reinhardt, Beethoven, Bowie, Metalica, Frank Sinatra, The Killers, U2, Chet Baker, Queen, clásicos de los 50s, hits del Disco de los 70, o incluso Abba, que todo sea dicho es infalible para venirse arriba en los inventarios.

Y aunque somos muy de rock practicamos un eclecticismo musical extremo y somos devotos de un tipo de novelas que se leen, pero que también se escuchan. Como Alta Fidelidad, de Nick Hornby. ¿Veis ya por dónde voy, querid@s? Esa es la gran referencia del subgénero, pero ni fue la primera ni, por suerte, será la última.

Son historias cargadas de música con las que creamos listas de temas que nos engrosan la bibliodiscoteca reginaexlibrislandiana y forjan la banda sonora original de la librería, y que nombramos con el título de la novela original. De hecho, este post lo inspira la última incorporación a nuestra selección de novelas de rock: Taxi, de Carlos Zanón, que edita Salamandra y que suena muy, pero que muy bien, querid@s.

Y de qué mejor guisa que metamorfoseada en el Dr. Frank-N-Furter de la mítica The Rocky Horror Picture Show para presentaros la selección reginaexlibrislandiana de novelas de rock y algo de pop. Con ellas diferenciarás el glam del hair rock, del punk y del shock, mientras que con otras te desgañitarás con los hits del pop de los 90.

Son novelas aptas para bibliófagos y musimaníacos con banda sonora propia que o bien te retrotraen a tu pasado emocional o te sumergen en un cursillo avanzado de historia de la música. ¿Listos?

Pues, querid@s, darle caña a estas 6 novelas de rock que se leen y se escuchan a 33rpm en reginaexlibrislandia:

1. Alta fidelidad. Nick Hornby. Anagrama. Título de referencia aunque no pionero del subgénero de las novelas de rock nos introduce al ya legendario Rob, un treintañero adicto a la música pop que regenta una tienda de vinilos en Londres con dos ayudantes. A falta de clientela, este trío de melómanos compulsivos confecciona listas de temas –y de lo que se tercie– para cada ocasión (rupturas, funerales…). Cuando su novia lo deja por otro, Rob escarba en su pasado emocional para demostrar que esta ruptura no es tan traumática como lo fueron otras, esas que reblandecieron su autoestima transformándolo, siempre al son de hits pop, en un hombre inmaduro, inseguro y melancólico. Hornby realiza una divertida disección de un Peter Pan con chupa de cuero que no sabe si quedarse con los niños perdidos en el País de Nunca Jamás tarareando viejos hits de adolescencia o crecer y fugarse con Wendy al mundo real.

Alta fidelidad

Alta fidelidad

2. El suelo bajo sus pies. Salman Rushdie. Debolsillo. El autor de Versos Satánicos reinterpreta el mito de Orfeo con un potente relato de amor, muerte y rock’n’roll. Cuenta la historia de una banda de rock india liderada por una carismática intérprete de voz salvaje y por un guitarrista y compositor místico, autor en esta ficción de hits como Blowin` in the wind. La tragedia detona cuando ella desaparece en un terremoto y a partir de ahí él la encontrará y la perderá sucesivamente mientras un fotógrafo relata su historia y la de la banda en clave de rabia, de sabiduría, de amor, de humor y de música. Rushdie engarza en su tragedia clichés del mundo del rock e introduce a titanes como Elvis, Lennon, Bob Dylan o Jim Morrison así como a las canciones que marcaron la historia para conquistar a melómanos y bibliófagos por igual. Como colofón y anécdota que subraya el peso de la novela deciros que U2 interpretó su versión de The ground beneath her feet, la canción (ficticia) clave de El suelo bajo sus pies.

El suelo bajo sus pies

El suelo bajo sus pies

3. El buda de los suburbios. Hanif Kureishi. Anagrama. Publicada hace casi tres décadas pero con relevancia atemporal, Kureishi aborda con humor y clarividencia el choque cultural de la juventud anglo-pakistaní en el efervescente Londres multirracial y fascinante de los primeros setenta. Allí, en ese glorioso y candente mosaico de feminismo, promiscuidad sexual, teatro, drogas y rock and roll, durante el fin de la era hippy y los albores del punk, perfila a través de sus personajes las etapas del rock psicodélico, el glam, el punk y la new wave, en un estupendo repaso de la cultura pop-rock británica con hilo musical propio que el mismísimo Bowie utilizó para orquestar la banda sonora de la versión catódica de la novela que produjo en su día la BBC. Novela irreverente, tierna, perversa, conmovedora y profundamente divertida que se lee y se disfruta a 33rpm.

El buda de los suburbios

El buda de los suburbios

4. El tiempo es un canalla. Jennifer Egan. Minúscula. En plena crisis de madurez, Bennie Salazar, que antaño lideró una banda de punk y ahora es ejecutivo de la decadente industria discográfica, se echa oro en el café para recuperar el apetito sexual. Sasha, su asistente y exgroupie muy trabajada, se trata de su cleptomanía con un grotesco psicoanalista. En torno a ellos se despliega un entramado fascinante de personajes, de lugares y de escenarios vinculados a la música encarnados entre los años 70 y el 2020. Jennifer Egan retrata historias de criaturas con frenéticos saltos en el tiempo y en el espacio, y lo hace propulsándonos a a ritmo de rock (Dead Kennedys, Blondie, Tommy, Quadrophenia o The Who). Porque, ¿acaso hay mejor teletransportador temporal que una canción? Novela polifónica e innovadora que dibuja un lúcido retrato de cómo hemos llegado a la era digital que se llevó un bien merecido Premio Pulitzer de literatura.

El tiempo es un canalla

El tiempo es un canalla

5. Fargo Rock City. Chuck Klosterman. Es Pop. Con un subtítulo certero – Una odisea metalera en la Dakota del Norte Rural- este fanático del heavy metal de la américa profunda disecciona con humor, nostalgia y precisión no sólo su adolescencia como fan irredento del metal creciendo en medio de una nada gélida, rodeado de ganado y tractores, sino también el auge, la caída y los rasgos básicos de un género injustamente denostado por algunos. Así que mientras este Ulises metalero lista las bandas que le marcaron y cómo lle curtieron en la vida, el amor y la juerga, también repasa algunos de los grupos más populares de los años 80 y 90, porque hubo un momento en que el poder del metal llegó incluso a los páramos helados de Dakota del Norte, donde vibraban con KISS y Mötley Crüe y de fondo sonaban Guns N’ Roses, Poison, Bon Jovi, Def Leppard, Metallica y Ratt, entre otros muchos. Si amas el rock y te consagras al metal deja lo que estés haciendo y lee y escucha Fargo Rock City.

Fargo Rock City

Fargo Rock City

6. Taxi. Carlos Zanón. Salamandra Black. Si quieres protagonizar un viaje tan alucinante como hipnótico de siete días y seis noches a las entrañas de la Barcelona más canalla con buena música martilleándote oídos y órganos blandos súbete al Taxi de Carlos Zanón. Al volante te espera Sandino, un taxista con el alma quebrada, cargado de incertidumbres y con piel de rockero que trata de encontrarse a sí mismo mientras se enreda sin querer evitarlo en la vida de pasajeros, de amigos y de enemigos. Sus turbias y frenéticas aventuras por la Barcelona más sórdida y sincera bailarán al son que marcan deidades del olimpo de la música como The Clash, David Bowie, Ramones, The Velvet Underground, Elvis, The Beatles, Love of Lesbian, The Cranberries, Morrisey o The Smiths, haciendo escalas en Camaron y Frank Sinatra. Un relato vertiginoso que devoras y escuchas con los cinco sentidos revolucionados.

Taxi

Taxi

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis aluna de estas novelas de rock? ¿Qué os pareció? ¿Qué otro título sugeriríais para bibliófagos melómanos?
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«¿Por qué novela de Muriel Spark empiezo?»

El mejor regalo que la Providencia Librera puede darme como murielsparkiana devota y confesa que soy es materializar en mi librería a una clienta como la de hoy.

(Breve encuentro, 1945 / Eagle-Lion Films)

(Breve encuentro, 1945 / Eagle-Lion Films)

Ha sido llegar, saludarme y soltar a bocajarro: «Oye, Regina, ¿por qué novela de Muriel Spark empiezo?»

Y yo que yo sé que vosotros sabéis que todos sabemos que me encanta acompañar cada prescripción libresca con una buena puesta en escena, he tardado cero coma en embutirme en la piel de una jovenzuela británica en pleno Londres tras la II Guerra Mundial para soltar mi biblioperorata del día:

¿De Muriel Spark, dices? Pues, querid@, empieza YA por leer Las señoritas de escasos medios (Impedimenta).

Una delicia en apariencia inofensiva pero cargada de un humor corrosivo y una crítica mordaz a la flema británica que te dejarán sin aire entre carcajadas. Es deliciosa, elegante, divertida y una lección de vida. Palabra de Regina Exlibris.

Ella se la llevó encantada, y volverá a comentarme su primera experiencia murielsparkiana en cuanto se lo acabe.

Y entre tanto la que suscribe aprovecha la ocasión para prescribir a discreción y sin pudor una gran novela que es un manjar libresco para bibliófagos de todo pelaje y condición.

Así que sí: los lectores con ganas de perderse entre las líneas de literatura de la buena, cargada de tramas poco enrevesadas, humor inteligente y una despiadada crítica social no pueden dejar de leer Las señoritas de escasos medios, de la escocesa Muriel Spark.

En ella disecciona el día a día de un grupo de mujeres de entre treinta y cincuenta años que conviven en una residencia para solteras mientras Londres trata de sobreponerse a sus propias ruinas y a la implacable austeridad tras el fin de la II Guerra Mundial.

La señoritas de escasos medios

La señoritas de escasos medios

Es allí, en el corazón de una City que se cae a pedazos durante la difícil primavera y el verano de 1945, cuando el campo de batalla parece haberse desplazado desde las trincheras al microuniverso doméstico de este grupo de mujeres, y estalla en una colosal contienda psicológica en la que viven inmersas estas muchachas con sus traiciones y camaraderías de ida y vuelta, sus ardides para burlar la cruel carestía de prácticamente todo, sus estrategias para el ligue y sus teorías sobre el amor y la vida.

Con esos retazos y un glorioso talento para la sátira una grandísima Muriel Spark compone el hilarante tapiz de una época en la que este cosmos saturado de filias y fobias, de contradicciones y de banalidades latía con pulso propio.

Y de paso pulveriza a palabras el mito del legendario estoicismo inglés en momentos difíciles dibujando a su grupo de señoritas atenazadas no por la situación política y social, sino por su propia banalidad, y más preocupadas por los vestidos, la falta de medias y los gramos que pueden llegar a engordar, que por el presente y el futuro del país… e incluso de sí mismas.

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Por qué leer David Copperfield de Charles Dickens SÍ o SÍ

Enterrada como estoy entre libracos en Reginaexlibrislandia os aseguro que, lejos de experimentar síntomas de asfixia o librofobia, mi apetito lector es cada vez más voraz.

(The Song of Songs, 1933 /Paramount)

(The Song of Songs, 1933 /Paramount)

El único efecto secundario que detecto en mi bibliovida es cierta angustia por no tener más horas al día para atiborrarme sin tregua de literatura y, ya que estamos, otro par de ojos incrustados en el pelucón para traginarme ejemplares a pares.

Y no hablo solo de nuevas novelas y autores, sino también de relectura de según qué títulos para mi magistrales. Los veo cada día en mis baldas y ahí, si me empeño y no se me ha ido la mano con el café, hay días en los que incluso puedo contenerme.

Pero cuando los prescribo a reginaexlibrislandianos asiduos o esporádicos la bibliohiena que hay en mi pulveriza los grilletes y se abalanza sobre el ejemplar .

Así que ahora me pilláis plácidamente saciada de Literatura y en plena sobremesa post-atracón del David Copperfield, de Charles Dickens.

Y todo por una reginaexlibrislandiana asidua que me visitó a primera hora:

Clienta: Hola, Regina

Regina: ¡Ah, buenos días! ¿Qué tal?

Clienta: Muy bien. Verás, llevo tiempo relegando un libro de Dickens y necesito un empujoncito para saldar esa deuda. Mi sobrina ya se lo ha leído, la veo la semana que viene y no quiero decirle que no he podido ni empezarlo.

Regina: ¿Qué Dickens es?

Clienta: Pues… David Copperfield.

Regina: ¿David Copperfield? ¡NOOOO!

Clienta: Sí. ¡Yo qué sé, Regina! me gusta Dickens, pero no me arranco…

Regina: Mmmm pues te voy a decir por qué deberías leerte David Copperfield sí o sí, querid@. Sobre todo en la impecable edición de Alba Clásicos.

Y aquí empezó mi argumentario davidcopperfieldiano ejemplar en mano:

David Copperfield

David Copperfield

Con fuertes matices autobiográficos David Copperfield narra las aventuras y desventuras de un muchacho desde su infancia hasta la edad adulta, en la Inglaterra rural y el Londres del s. XIX.

Es una sucesión de vívidos fotogramas de sus desgracias y -contadas- alegrías de infancia y juventud, de las largas jornadas en una fábrica, del trabajo en un bufete de abogados, de sus primeros pasos como corresponsal y escritor, y de sus primeros escarceos amorosos.

Tiene tanto del propio Dickens que él mismo reconoció que David Copperfield era su alter ego y su «hijo predilecto» literario. Y ojo queridos que fue no sólo la novela preferida del propio Charles Dickens, sino que fue libro de cabecera de titanes de las letras como Henry James, Dostoievski, Tolstoi, Virginia Woolf, Joyce, Kafka, Césare Pavese e Ítalo Calvino, e incluso de Freud.

Desde su publicación primero por entregas entre 1849 y 1850, y editado en un volumen en 1950, ha batido récords en ventas y en lectores, y ha sido adaptado a todos los formatos imaginables (cine, serie televisiva, teatro, musical, etc) porque cautivó a prácticamente todo aquel que leyó el texto original.

Y lo sigue haciendo porque, una vez se adentra uno por sus páginas, es muy difícil sustraerse al hechizo de una fórmula literaria magistral que lleva las dosis justas de melodrama y de comicidad, de ironía y de realismo, de crueldad y de ternura, a través de una gloriosa galería de personajes entre los que destacan, aparte del propio David Copperfield, su tierna y vehemente tía Betsey, el excéntrico señor Micawber, siempre sin blanca y siempre al filo del abismo, la enamoradiza e inocente pero tozuda y hogareña Agnes Wickfield y el escurridizo, corrupto y maquiavélico Uriah Heep.

(Mr Micawber / Bradbury and Evans, 1850)

(Mr Micawber / Bradbury and Evans, 1850)

Un mosaico vívido, divertido y cruel, que es una lección de vida, que tiene parte de cuento de hadas, parte de relato de iniciación y parte de denuncia social al más puro estilo Dickens y que, a pesar de sus más de mil páginas se lee de forma vertiginosa obligándote a pasar de una emoción a otra en cuestión de líneas.

Y por si eso fuera poco decir que, de entre las 989 criaturas de tinta creadas por Dickens, él mismo eligió a David Copperfield como su personaje e historia favoritos es mucho decir, ¿no, querid@?

Y así cerré mi vomitona davidcopperdfieldiana.

Mi reginaexlibrislandia no titubeó y se fue de mis confines con su flamante ejemplar de David Copperfield (Alba Clásicos) bajo el brazo y, según ella, directa a empezarlo.

En cuanto a mi… pues os diré que como era de esperar el sonido de la puerta de reginaexlibrislandia al cerrarse tras ella despertó a mi bibliohiena y sin saber muy bien cómo me abalancé sobre mi ejemplar…

Y el resto es pura bibliogula satisfecha a dentelladas atrincherada en mi escritorio y ahora, con el buche lleno y la bibliofilia en paz, esta nota escrita reconfortada por el maravilloso banquete y en armonía con el universo regino.

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Si te quieres reír a carcajadas lee La vuelta al mundo con la Tía Mame

No concibo que alguien lea La tía Mame sin reír a carcajadas y sin sucumbir ante uno de los personajes más carismáticos, irreverentes, divertidos, imprevisibles, glamurosos y entrañables de las letras anglosajonas.

(Absolutely Fabulous / BBC)

(Absolutely Fabulous / BBC)

Y si La Tía Mame es divertida su continuación, La vuelta al mundo con la Tía Mame, es total y absolutamente desternillante. Palabra de Regina ExLibris y de todos aquellos a quienes se las he prescrito alguna vez.

Y justo hoy llegaron a reginaexlibrislandia ejemplares de reposición y, claro, yo que soy muy de carne y poco de piedra no pude evitar echarles un vistazo antes de colocarlos en balda.

Pues bien, en apenas tres páginas ya estaba riendo a carcajada limpia con el pelucón desparramado sobre el escritorio y la cara más congestionada que un neón del Strip de Las Vegas, y así hubiera seguido hasta que un reginaexlibrislandiano asiduo me sacó sin avisar de mi festival del humor tiamamesiano:

Cliente: ¿Qué estás leyendo que te hace tanta gracia?

Regina: ¿Qué? ¡Ah, hola! Pues los libros de la Tía Mame, de Patrick Dennis.

Cliente: Ah, no me suenan. ¿Tan divertidos son?

Regina: Sí, y si te quieres reír a carcajadas lee sobre todo el segundo, La vuelta al mundo con la Tía Mame. ¡Ella es todo un personaje!

Creada por Patrick Dennis, alias de Edward Everett Tanner III, y publicado en 1956 después de dieciséis rechazos editoriales, La Tía Mame reventó las listas de ventas de EEUU y cuenta cómo tras quedar huérfano a los 10 años el joven Patrick conoce a su misteriosa tutora en su mansión neoyorquina justo antes del crack del 1929.

Lejos de ser una solterona al uso, la tía Mame es una criatura divina y magnética con más pájaros en la cabeza que plumas en su boa pero con las cosas muy claras y encanto y tozudez a prueba de bombas. Por eso, el huerfanito no tarda en caer rendido a los pies de esta viuda chispeante, bífida y permanentemente deshidratada, para quien las 9 am son «la mitad de la noche«.

La tía Mame

La tía Mame

Rica, deslenguada, electrizante y glamourosa hasta lo indecible, tiene tanto fondo de armario como registros dramáticos. Décadas después Patrick recuerda cómo gracias a ella y sus peripecias él es como es mientras regala al lector uno de los relatos de iniciación más deliciosos y cautivadores que pueblan las librerías.

Tras leer La tía Mame matarías por una de esas fiestas sofisticadas, un dry-Martiny, una boa bien tupida y una boquilla de veinte centímetros. Muy, muy divertida.

Y si creías que no te podías reír más con las andanzas de Mame Dennis deja lo que estés haciendo y ponte con La vuelta al mundo con la Tía Mame. En él Patrick, felizmente casado y con un hijo, deja que Mame lleve de viaje por Oriente a su retoño durante las vacaciones a pesar de los recelos de su mujer y con la condición de que ambos regresen antes del inicio del curso.

Pero como la Tia Mame vive en su propia temporalidad ya han pasado dos años desde que partieron y solo saben de ellos gracias a curiosas y crípticas postales enviadas desde lugares exóticos.

La vuelta al mundo con la tía Mame

La vuelta al mundo con la tía Mame

Para tranquilizar a su mujer mientras esperan el regreso del dueto Patrick, que trata de ahogar sus recelos a copazos, le relata parte de una vuelta al mundo que él dio de joven con su tía antes de que estallara la IIGM. Digo parte porque si para su esposa edulcora y cubre con una pátina educativa sus andanzas por París, Londres, la Austria nazi, la Rusia soviética y el lejano Oriente, al lector sí le da la visión integral de lo que en realidad fue un disparatado viaje por los cinco continentes donde lector no para­rá de reír con la extravagante y deliciosa Mame, con profunda irreverencia y sus ganas de vivir a pesar de todo y de todos.

Así que en reginaexlibrislandia somos bastante fundamentalistas en este tema y creemos que si con según qué novelas no saltas de línea a carcajadas tienes más de muñeco de cera de cualquier turbio Museo que ser humano, querid@, y deberías hacértelo mirar.

Y no me malinterpretéis: sé que cada cual tiene su sentido del humor perfectamente delimitado, pero cuando se trata de buena literatura hay títulos y autores que te pulverizan cualquier frontera emocional y acabas irremediablemente desternillado aunque no quieras. Es el caso de Patrick Dennis y la Tía Mame.

Os reto a que los leáis y tratéis aguantéis impasibles… ¿Sí?

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«Si te reíste con Bridget Jones no dejes de leer a su bisabuelo literario»

Que levante la mano el reginaexlibrislandiano que no haya protagonizado un solo momento Bridget Jones en toda su vida.

(Diario de Bridget Jones, 2001 / Miramax)

(Diario de Bridget Jones, 2001 / Miramax)

Ese instante en el que el maldito universo se alía en tu contra para que, cuanto más empeño pones en mostrarle al mundo la mejor versión de ti más ridículo pareces. Sí, como Bridget haciendo su aparición estelar en la supuesta fiesta de Fulanas y Vicarios embutida en su traje de conejita con orejas y pompón trasero incluido. Patinazo regino de proporciones bíblicas y muestra de un tipo de humor que se ensaña con el hecho de que cuanto más tratas de encajar a la fuerza en un arquetipo más y más histriónicamente evidencias tu absoluta e irremediable disonancia con él.

Y es que, queridos, la divertida novela de Helen Fielding (Diario de Bridget Jones) y su estupenda adaptación homónima siguen la estela de un tipo de humor, el inglés, que pulveriza la flema británica y ciertos convencionalismos a carcajadas, independientemente de su marco histórico.

Y hoy se adentró a mis confines librescos una joven reginaexlibrislandiana en busca de un ejemplar de Bridet para regalárselo a una amiga. Y así fue como detonó la charla que nos llevó directas hasta Charles Pooter, el Bisabuelo literario de la Jones:

Clienta: ¿Qué tal, Regina?

Regina Exlibris: Divinamente, ¿y tú?

Clienta: Muy bien. Vengo a la caza del Diario de Bridget Jones. Quiero regalárselo a una amiga que lleva una mala racha y, aunque no es de mucho leer, seguro que le encanta y le anima. Yo me reí un montón… y además se lee fácil. ¿Lo tienes?

Regina Exlibris: Sí, buena elección. Le gustará.

Clienta: Es un pedazo de personaje, ¿verdad? ¡Única, la tía!

Regina Exlibris: Mmm, bueno, más bien digna descendiente de sus ancestros. Bridget Jones es una de las muestras contemporáneas del humor inglés, que ya se daba en plena era victoriana, y que tiende a ridiculizar estereotipos y convenciones sociales. En este caso el de una treintañera soltera y rellenita en un hábitat donde, si no tienes un cuerpo diez y no has cazado marido ni procreado, mal vas… Entre otras cosas, claro.

Clienta: Sí, esa es la clave. Ella es un desastre total, pero tiene más que ver con muchas de nosotras que el rol al que parece aspirar, o, mejor dicho, al que la empujan. ¿Y qué otros libros hay anteriores?

Diario de un Don Nadie

Diario de un Don Nadie

Regina Exlibris: Pues mira, tienes a Evelyn Waugh o a P.G. Woodhouse, por ejemplo. Pero para mi el bisabuelo literario de Bridget Jones es Charles Pooter.

Clienta: ¿Charles Pooter?

Regina Exlibris: Sí, protagonista y narrador del Diario de un Don Nadie, escrita por George Grossmith e ilustrada por su hermano Weedon, que apareció por entregas en la revista Punch entre 1888 y 1889, y que se publicó en 1892. Es un clasicazo del humor y no ha dejado de imprimirse desde entonces.

Clienta: ¿Y de qué va?

Regina Exlibris: Pues verás, Charles Pooter es un oficinista mediocre y charlatán, aficionado a los chistes bobalicones y con aspiraciones sociales, que nos narra 15 meses de su día a día en el Londres victoriano. Su absurdo afán por mostrarse como un ciudadano ejemplar le lleva a hacer el ridículo casi continuamente, lo que a su vez encierra una sarcástica disección de los modales y costumbres de la época victoriana tardía. ¿Te suena?

Clienta: ¡Sí, sí! Es más o menos como lo que te comentaba de Bridget Jones.

Regina Exlibris: Ambos son ejemplos del arquetipo del inglés ansioso con el que sus autores se ríen de sí mismos e ironizan sobre su hábitat social.

Clienta: ¡Dime que lo tienes aquí, Regina, que me lo llevo también!

Y se fue con Bridget Jones y su bisabuelo literario bajo el brazo.

Y mientras la observaba abandonando mis confines reginos traté de imaginarme qué papelón hubiera hecho Charles Pooter en una no fiesta de Vicarios y Fulanas. Seguro que no desentonaría con la conejita Bridget. Ni yo tampoco.

Así que corred si podéis a por un ejemplar del maravilloso Diario de un Don Nadie (Nórdica), de George & Weedon Grossmith, y os echaréis unas risas de libro. Palabra de Regina Exlibris.

(Diario de Bridget Jones, 2001 / Miramax)

(Diario de Bridget Jones, 2001 / Miramax)

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«¿Tienes una novela en la que a la Reina de Inglaterra le da por leer?»

Quienes sufrimos bibliobulimia severa atesoramos novelas que van sobre libros y cualquier criatura bibliófaga, real o inventada.

(The Queen, 2006 / Pathé)

(The Queen, 2006 / Pathé)

Gracias a la Providencia Librera hay escritores que ficcionan sobre esas variables, e incluso las extreman urdiendo sus tramas con personajes arrastrados a su pesar al subversivo placer de la lectura, que acaban convertidos en lectores compulsivos, para gozo y deleite de nuestra bibliofilia.

Que los bibliomaniacos nos peguemos a este tipo de literatura como un insecto a una bombilla es algo instintivo. Y lo es porque entre sus páginas no solo nos topamos con bibliomaniacos de nuestro pelaje y condición, sino que además -y aquí, querid@s, está la clave- son un maravilloso nicho de descubribilidad libresca. Con los títulos y autores citados redimensionamos nuestros particulares mapas de constelaciones literarias.

El caso es que hoy recuperé, gracias a la petición de una reginaexlibrislandiana de pro, uno de esos títulos que engrosan mi balda consagrada a libros que hablan de libros y con los que, periódicamente, le induzco comas librescos a mi bibliofilia.

La cosa fue así:

Clienta: Hola Regina, ¿cómo vas?

Regina ExLibris: ¡Ah, hola! Muy bien, donde me dejaste la última vez…

Clienta: Eso esperaba: encontrarte aquí. Verás, vengo a por el la de Isabel Allende que tengo pendiente, y buscaba otra cosa, pero me da apuro porque apenas tengo datos.

Regina ExLibris: Pues tú dirás, ya sabes que esas cosas me activan.

Clienta: Es que me hablaron de un libro que… bueno, en fin, allá va: ¿tienes una novela en la que a la Reina de Inglaterra le da por leer?

Regina ExLibris: ¿A Isabel II, o a qué reina de Inglaterra?

Clienta: No, no: a la de ahora, Isabel II. Es ella, seguro. Y un muchos libros.

Regina ExLibris: Mmm, ¡Sí! Es sin duda Una lectora nada común, de Alan Bennett

Clienta: ¿Y qué tal es? Porque cuando me hablaron de él me picó la curiosidad.

Regina ExLibris: Sí, es una fabulita endemoniadamente divertida sobre el día en que Isabel II se topa con un bibliobús aparcado en Buckingham. Ella, tan regia y tan cumplidora, decide coger un libro y… bueno, literalmente se arma la bibliomarimorena. A ella le da por leer cada vez más animada por las visitas del bibliobús y por uno de sus pinches de cocina, y cuanto más lee más quiere leer y menos quiere, digamos, cumplir con sus reales tareas. Y a su gente -familia y miembros del gobierno- no sólo no le gusta esta nueva afición real, sino que tampoco aprueban que lea lecturas no aprobadas institucionalmente. ¡Es maravillosa! Además Bennet ficciona sobre el trazado literario que sigue la reina: Ivy Compton-Burnett, Proust, Genet e incluso Nancy Mitford, si es que hoy no me patina el pelucón.

Clienta: ¡Sí, si, si! Es esta fijo. ¡Qué ganas de leerla, por dios!

Regina ExLibris: Pues aquí la tienes. Te va a entusiasmar, te llevará a otros libros y autores, y la leerás con una sonrisa de principio a fin, ya verás.

Y se fue con sus libros en el bolso y la promesa de comentar el librito de Alan Bennet en su próxima visita a reginaexlibrislandia.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:

Una lectora nada común

Una lectora nada común

Los devotos del ‘que-pasaría-si’ y de la literatura por cuyas manos aún no haya pasado la gloriosa Una lectora nada común son muy, pero que muy afortunados. Y lo son porque tienen por delante una divertida e incisiva fábula sobre el poder de la literatura que el británico Alan Bennet levanta a partir del encuentro fortuito entre la reina de Inglaterra y un bibliobús público que, estacionado en una de las puertas del palacio de Buckingham, abastece de lecturas a prácticamente todo el personal de Palacio. Isabel II se siente entonces obligada a llevarse un libro, y será precisamente ese inofensivo y regio gesto el que desatará en la soberana un apetito voraz por las letras que, avivado por las imprevisibles sugerencias de un joven de las cocinas, no solo escandaliza a todos sus asesores y familiares, sino que va agrietando el hasta entonces inquebrantable compromiso de la mujer con sus quehaceres reales. Y todo porque la mujer-Isabel, con ganas de jubilarse, le va ganando el pulso a Isabel II-la Reina a librazos. Deliciosa, y terriblemente divertida.

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