Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Hazte un bibliofavor y lee ‘Alta Fidelidad’ de Nick Hornby si no lo has hecho ya

En la librería nos pierde la bibliofagia, la cafeína, la cinefilia y la melomanía. Por eso cuando prescribimos libros como Alta fidelidad, de Nick Hornby, que toca todos esos palos, el subidón es cuádruple aunque agridulce.

Alta fidelidad, novela y película homónima

Alta fidelidad, novela y película homónima

Agridulce porque tenemos tan interiorizada esa novela como de culto -al menos entre cierto perfil lector y de edad- que cuando alguien nos dice que aún no la ha leído o, peor aún, que no conoce la novela, la bibliofilia se nos congela en el rostro en una mueca fugaz que revela estupefacción y desconcierto.

Pero pasados unos segundos irrumpe el ansia por dar de leer Alta Fidelidad, y el silencio incrédulo deja paso al biblioentusiasmo histérico. Llegados a este punto no hay quien nos pare: somos una máquina de biblioprescripción masiva.

Y justo ayer uno de mis libreros y yo vivimos uno de esos ‘momentos altafidelidadianos’ en reginaexlibrislandia con dos chicos jóvenes que se adentraron en nuestros confines en busca de la colosal Patria, de Aramburu.

Se materializaron frente al escritorio con el ejemplar de Tusquets en la mano, mientras mi librero y yo punteábamos albaranes:

Regina: ¡Hola!

Cliente 1: ¿Qué tal? Mira, me llevo este para mi madre… y bien, ¿no?

Regina: Es un pedazo de novela, sí. Para cualquier perfil lector.

Cliente1: Sí, eso he leído por ahí. Igual hasta me lo leo yo también, no sé

Cliente2: ¿Tú? ¿te lo vas a leer tú? Eso tengo que verlo, chaval

Cliente1: ¡Serás capullo!

Cliente 2: A ver, tío, que tú no eres de leer. Entre María, la música y la play sencillamente NO tienes tiempo. Y aunque lo tuvieras….

Regina: ¡Ah! ¿Melómano? Entonces, ¿te suena Alta Fidelidad?

Cliente 2: ¿De los equipos, no?

Cliente1: ¡Ja, ja, ja! ¿Qué dices, tío? ¡Se te va mucho! Me suena de algo, sí, pero no sé

Regina: Es una novela de Nick Hornby de mediados de los 90. Va sobre un treintañero melómano que lleva una tienda de vinilos en Londres. Hazte un bibliofavor y léetela, porque te va a entusiasmar.

Cliente1: Espera, espera… ¿pero eso no era una peli?

Cliente 2: ¡Sí! Con el tipo este, cómo se llama… ¡Cusack! ¿no? ¿O qué?

(Alta fidelidad, 2000 / Touchstone Pictures)

(Alta fidelidad, 2000 / Touchstone Pictures)

Regina: Sí y no. Hay una peli, sí, dirigida por Stephen Frears que se basa en la novela.

Cliente1: La peli si la he visto, pero hace mucho. ¿No salían unos colgaos que se pasaban la vida haciendo listas? Unos locos de la música, ¿no?

Regina: Sí. Pues la novela es mejor que la película, que es un clásico ya. Muy, muy divertida y bastante reveladora, la verdad. Y con muchas referencias musicales.

Cliente1: ¿Y la tienes?

Regina: De Alta fidelidad siempre tengo ejemplares en la recámara…. Por aquí nos encanta a todos.

Cliente 2: ¿Y dos? Si ves que tal me la llevo yo también.

Cliente1: Pero, tío, ¿seguro? Ya te la paso yo luego

Cliente 2: No, no. Tiro para el norte el fin de semana y de pronto como que me ha apetecido.

Y se fueron con sus dos ejemplares de Alta Fidelidad, NO hizo falta que mi librero y yo cruzáramos apuestas sobre si les enganchará o no el biblioartefacto de Nick Hornby: ambos sabemos que les va a encantar.

En lugar de eso nos abalanzamos sobre el ordenador para reponer los dos ejemplares a la velocidad de la luz. Que ese sí que es un libro de fondo que hay que tener en balda. Al menos en reginaexlibrislandia. Palabra de Regina ExLibris.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

Alta fidelidad. Nick Hornby. Anagrama. Título de referencia aunque no pionero del subgénero de las novelas de rock nos introduce al ya legendario Rob, un treintañero adicto a la música pop que regenta una tienda de vinilos en Londres con dos ayudantes. Solo vende lo que él escucha y, además, en vinilo, así que a falta de clientela, este trío de melómanos compulsivos pasa el rato confeccionando listas de temas –y de lo que se tercie, desde películas a vestimenta– para cada ocasión (rupturas, funerales, citas…). Cuando su novia lo deja por otro, Rob escarba en su pasado emocional para demostrar que esta ruptura no es tan traumática como lo fueron otras, esas que reblandecieron su autoestima transformándolo, siempre al son de hits pop, en un hombre inmaduro, inseguro y melancólico. Hornby realiza una divertida disección de un treintañero con síndrome de Peter Pan con chupa de cuero, que no sabe si quedarse con los niños perdidos en el País de Nunca Jamás tarareando viejos hits de adolescencia o crecer y fugarse con Wendy al mundo real. Divertido, lúcido y conmovedor esbozo del sexo y la masculinidad, la memoria y la música desde el punto de vista masculino, y con banda sonora incluida. ¿Quién da más?

Alta Fidelidad (La conjura de la risa)

 

Y para terminar e ir haciendo bibliosalivar a potenciales lectores o relectores os dejo con el trailer de la película Alta fidelidad, dirigida por Stephen Frears en el 2000:

«¿Por qué libro de Haruki Murakami empiezo?»

«Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas.»

(Sunset boulevard, 1950 / Paramount)

(Sunset boulevard, 1950 / Paramount)

Con semejante arponazo dialéctico se aferraba Norma Desmond en Sunset Boulevard al viejo cine mudo que la encumbró, y cuyo final pulverizó sus días de gloria. Nada ni nadie la desterrarán de una realidad que, aunque turbia, es magnética y poderosa. Y esa capacidad para erigirse un universo y reafirmarse en él la tienen los grandes creadores como Haruki Murakami.

Si, queridos, porque Murakami es uno de esos ‘novelistas-arácnidos’ capaces de tejer delicadas redes con palabras a las que te quedas adherido e inmóvil junto a sus personajes. Ni quieres ni puedes escapar de murakamilandia.

En pocas páginas despliega ante ti ese universo hipnótico, agridulce, asfixiante, personal y adictivo poblado por personajes laberínticos y enigmáticos, siempre en busca de sí mismos y de otros.

Ellos destilan toda la magia, la soledad, la fuerza, la esperanza, la fantasía y la desolación que solo Murakami es capaz de insuflar para dotarlos de una cualidad absorbente y magnética de la que es prácticamente imposible zafarse. La aparente quietud que sobreviene al desastre anestesia el ritmo narrativo y materializa ese aura hipnótica de quien transforma vívidas escenas cotidianas en distorsiones acuosas.

Tanto que adentrarse en la literatura de Haruki Murakami es como bucear: o te adaptas al entorno acuoso e interiorizas una nueva manera de respirar y de moverte, o te agobias y rechazas una segunda inmersión.

Y aunque una vez murakamizado como lector tu murakamifilia se revitaliza y expande a cada nuevo título que lees, la clave estriba en acertar con la primera elección.

Por eso cuando, como hace un rato, un reginaexlibrislandiano se adentra en mis confines pidiéndome consejo sobre por qué título de Murakami empezar me metamorfoseo en Norma Desmond para anteponer a mi biblioperorata un glorioso:

«Muy bien, señor DeMille, estoy lista para mi primer plano»

Y dicho lo cual repaso del tirón los seis títulos de Murakami por los que recomiendo entrar al autor nipón:

1. Tokio Blues, Norwegian Wood. Tokio Blues es una de las mejores vías de acceso a la impecable genialidad del nipón H. Murakami. En ella, una melodía de los Beatles le clava a traición dos décadas atrás a un ejecutivo con un pie en los cuarenta. Su desdoblamiento apasionado entre la misteriosa y cautivadora Naoko, quebrada como él tras el suicidio de Kizuki –su mejor y único amigo y el novio de ella–, y la arrolladora Midori marcaron su torpe posicionamiento en el precario equilibro emocional en el que sigue inmerso. Deslumbrante.

Tokio Blues, Norwegian Wood

Tokio Blues, Norwegian Wood

2. Sputnik, mi amor. Murakami. Tusquets. Una de sus cimas literarias es Sputnik, mi amor, en la que te ves colgado en el vacío junto a un joven profesor, una carismática aspirante a escritora de 22 años y una glamurosa mujer de mediana edad. Él está enamorado de la novelista que, a su vez, siente una pasión desbocada por la hermosa mujer. El final de un viaje que ellas emprenden rompe súbitamente la tela y todos os precipitáis hacia un delicioso final. Soberbia.

Sputnik, mi amor

Sputnik, mi amor

3. After Dark. Murakami. Tusquets. Murakami crea personajes que interaccionan en una noche, revelándonos paulatinamente las luces y las sombras de los demás. Mari es lo suficientemente fuerte como para mostrarse frágil, mientras su bella hermana duerme para esquivar su realidad, el músico Takahashi renuncia al jazz, la ex luchadora Kaoru venga a una prostituta china y al informático de traje gris se le escapa la bestia que lleva dentro. Inquietantemente deliciosa.

After Dark

After Dark

4. 1Q84 (I, II y III). Murakami. Tusquets. Pasen y lean, porque el maestro Murakami levanta su bibliohomenaje al universo literario georgeorwelliano desbrozando los destinos de Aoame –asesina a sueldo y fisioterapeuta– y Tengo –maestro y aspirante a novelista–, que coexisten en el Tokio de 1984 y se buscan a sí mismos y al otro a través de su pasado, hasta que ahora entra en juego un tercer personaje, el detective Ushikawa, a quien el ‘buen hacer’ de Aoame descabezando a La Vanguardia le ha puesto en jaque ante la secta y, salvo que la encuentre y la entregue, sabe que tiene los días contados. Tras sobrepasar el umbral de casi dos mil páginas vuestra murakamifilia saldrá revitalizada.

1Q84

1Q84

5. Baila, Baila, Baila. El biblioresquemor que a los devotos de H. Murakami nos provocó que Baila, Baila, Baila tardara más de dos décadas en traducirse al castellano se desvanece en unas pocas páginas. Aquí el protagonista es un escritor freelance treintañero que, tras recuperarse de una catarsis emocional, decide regresar al destartalado hotel en el que se hospedó junto a la carismática Kiki, porque siente que de allí arranca el hilo que le conducirá a su destino. Otra obra enorme de un gran creador.

Baila, baila, baila

Baila, baila, baila

6. Después del terremoto. Si lo que pretendía era intensificar más aún mi murakamismo acerté al leer, aunque con retraso, Después del terremoto porque los seis relatos que lo componen son esencias destiladas del genio nipón. Hilvanados con exquisita sutileza sobre el tapiz del terremoto que sacudió la ciudad japonesa de Kobe en 1995, pero sin referencias expresas en el epicentro de sus tramas, Murakami vuelve a vaciar sobre el lector su arsenal de personajes varados en la soledad y aplastados por una vacuidad existencial antes latente y ahora, tras el terremoto, perfectamente palpable.

Después del terremoto

Después del terremoto

Referente indiscutible de la literatura japonesa y eterno candidato al Nobel de Literatura, las historias de Murakami son inquietantes, su narrativa preciosa y sus personajes, varados en la soledad y aplastados por la vacuidad existencial y las convenciones, son supervivientes a tsunamis emocionales con efectos devastadores y solo perceptibles de piel para adentro.

Si aún no habéis tanteado la obra de este arácnido escritor no esperéis más. Palabra de Regina ExLibris.

6 novelas de rock que se leen y se escuchan a 33rpm en reginaexlibrislandia

La melomanía es consustancial a reginaexlibrislandia. Casi tanto como la bibliofagia y la adicción a la cafeína.

(The Rocky Horror Picture Show/ 20th Century Fox)

(The Rocky Horror Picture Show/ 20th Century Fox)

Por eso los reginaexlibrislandianos tenemos nuestra propia Banda Sonora. Y prueba de ello es que en la librería siempre hay música puesta. Puedes llegar y escuchar a Ella Ftizgerald, Django Reinhardt, Beethoven, Bowie, Metalica, Frank Sinatra, The Killers, U2, Chet Baker, Queen, clásicos de los 50s, hits del Disco de los 70, o incluso Abba, que todo sea dicho es infalible para venirse arriba en los inventarios.

Y aunque somos muy de rock practicamos un eclecticismo musical extremo y somos devotos de un tipo de novelas que se leen, pero que también se escuchan. Como Alta Fidelidad, de Nick Hornby. ¿Veis ya por dónde voy, querid@s? Esa es la gran referencia del subgénero, pero ni fue la primera ni, por suerte, será la última.

Son historias cargadas de música con las que creamos listas de temas que nos engrosan la bibliodiscoteca reginaexlibrislandiana y forjan la banda sonora original de la librería, y que nombramos con el título de la novela original. De hecho, este post lo inspira la última incorporación a nuestra selección de novelas de rock: Taxi, de Carlos Zanón, que edita Salamandra y que suena muy, pero que muy bien, querid@s.

Y de qué mejor guisa que metamorfoseada en el Dr. Frank-N-Furter de la mítica The Rocky Horror Picture Show para presentaros la selección reginaexlibrislandiana de novelas de rock y algo de pop. Con ellas diferenciarás el glam del hair rock, del punk y del shock, mientras que con otras te desgañitarás con los hits del pop de los 90.

Son novelas aptas para bibliófagos y musimaníacos con banda sonora propia que o bien te retrotraen a tu pasado emocional o te sumergen en un cursillo avanzado de historia de la música. ¿Listos?

Pues, querid@s, darle caña a estas 6 novelas de rock que se leen y se escuchan a 33rpm en reginaexlibrislandia:

1. Alta fidelidad. Nick Hornby. Anagrama. Título de referencia aunque no pionero del subgénero de las novelas de rock nos introduce al ya legendario Rob, un treintañero adicto a la música pop que regenta una tienda de vinilos en Londres con dos ayudantes. A falta de clientela, este trío de melómanos compulsivos confecciona listas de temas –y de lo que se tercie– para cada ocasión (rupturas, funerales…). Cuando su novia lo deja por otro, Rob escarba en su pasado emocional para demostrar que esta ruptura no es tan traumática como lo fueron otras, esas que reblandecieron su autoestima transformándolo, siempre al son de hits pop, en un hombre inmaduro, inseguro y melancólico. Hornby realiza una divertida disección de un Peter Pan con chupa de cuero que no sabe si quedarse con los niños perdidos en el País de Nunca Jamás tarareando viejos hits de adolescencia o crecer y fugarse con Wendy al mundo real.

Alta fidelidad

Alta fidelidad

2. El suelo bajo sus pies. Salman Rushdie. Debolsillo. El autor de Versos Satánicos reinterpreta el mito de Orfeo con un potente relato de amor, muerte y rock’n’roll. Cuenta la historia de una banda de rock india liderada por una carismática intérprete de voz salvaje y por un guitarrista y compositor místico, autor en esta ficción de hits como Blowin` in the wind. La tragedia detona cuando ella desaparece en un terremoto y a partir de ahí él la encontrará y la perderá sucesivamente mientras un fotógrafo relata su historia y la de la banda en clave de rabia, de sabiduría, de amor, de humor y de música. Rushdie engarza en su tragedia clichés del mundo del rock e introduce a titanes como Elvis, Lennon, Bob Dylan o Jim Morrison así como a las canciones que marcaron la historia para conquistar a melómanos y bibliófagos por igual. Como colofón y anécdota que subraya el peso de la novela deciros que U2 interpretó su versión de The ground beneath her feet, la canción (ficticia) clave de El suelo bajo sus pies.

El suelo bajo sus pies

El suelo bajo sus pies

3. El buda de los suburbios. Hanif Kureishi. Anagrama. Publicada hace casi tres décadas pero con relevancia atemporal, Kureishi aborda con humor y clarividencia el choque cultural de la juventud anglo-pakistaní en el efervescente Londres multirracial y fascinante de los primeros setenta. Allí, en ese glorioso y candente mosaico de feminismo, promiscuidad sexual, teatro, drogas y rock and roll, durante el fin de la era hippy y los albores del punk, perfila a través de sus personajes las etapas del rock psicodélico, el glam, el punk y la new wave, en un estupendo repaso de la cultura pop-rock británica con hilo musical propio que el mismísimo Bowie utilizó para orquestar la banda sonora de la versión catódica de la novela que produjo en su día la BBC. Novela irreverente, tierna, perversa, conmovedora y profundamente divertida que se lee y se disfruta a 33rpm.

El buda de los suburbios

El buda de los suburbios

4. El tiempo es un canalla. Jennifer Egan. Minúscula. En plena crisis de madurez, Bennie Salazar, que antaño lideró una banda de punk y ahora es ejecutivo de la decadente industria discográfica, se echa oro en el café para recuperar el apetito sexual. Sasha, su asistente y exgroupie muy trabajada, se trata de su cleptomanía con un grotesco psicoanalista. En torno a ellos se despliega un entramado fascinante de personajes, de lugares y de escenarios vinculados a la música encarnados entre los años 70 y el 2020. Jennifer Egan retrata historias de criaturas con frenéticos saltos en el tiempo y en el espacio, y lo hace propulsándonos a a ritmo de rock (Dead Kennedys, Blondie, Tommy, Quadrophenia o The Who). Porque, ¿acaso hay mejor teletransportador temporal que una canción? Novela polifónica e innovadora que dibuja un lúcido retrato de cómo hemos llegado a la era digital que se llevó un bien merecido Premio Pulitzer de literatura.

El tiempo es un canalla

El tiempo es un canalla

5. Fargo Rock City. Chuck Klosterman. Es Pop. Con un subtítulo certero – Una odisea metalera en la Dakota del Norte Rural- este fanático del heavy metal de la américa profunda disecciona con humor, nostalgia y precisión no sólo su adolescencia como fan irredento del metal creciendo en medio de una nada gélida, rodeado de ganado y tractores, sino también el auge, la caída y los rasgos básicos de un género injustamente denostado por algunos. Así que mientras este Ulises metalero lista las bandas que le marcaron y cómo lle curtieron en la vida, el amor y la juerga, también repasa algunos de los grupos más populares de los años 80 y 90, porque hubo un momento en que el poder del metal llegó incluso a los páramos helados de Dakota del Norte, donde vibraban con KISS y Mötley Crüe y de fondo sonaban Guns N’ Roses, Poison, Bon Jovi, Def Leppard, Metallica y Ratt, entre otros muchos. Si amas el rock y te consagras al metal deja lo que estés haciendo y lee y escucha Fargo Rock City.

Fargo Rock City

Fargo Rock City

6. Taxi. Carlos Zanón. Salamandra Black. Si quieres protagonizar un viaje tan alucinante como hipnótico de siete días y seis noches a las entrañas de la Barcelona más canalla con buena música martilleándote oídos y órganos blandos súbete al Taxi de Carlos Zanón. Al volante te espera Sandino, un taxista con el alma quebrada, cargado de incertidumbres y con piel de rockero que trata de encontrarse a sí mismo mientras se enreda sin querer evitarlo en la vida de pasajeros, de amigos y de enemigos. Sus turbias y frenéticas aventuras por la Barcelona más sórdida y sincera bailarán al son que marcan deidades del olimpo de la música como The Clash, David Bowie, Ramones, The Velvet Underground, Elvis, The Beatles, Love of Lesbian, The Cranberries, Morrisey o The Smiths, haciendo escalas en Camaron y Frank Sinatra. Un relato vertiginoso que devoras y escuchas con los cinco sentidos revolucionados.

Taxi

Taxi

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¡Que te cooorten la cabeza si no lees Alicia en el País de las Maravillas!

No sé a vosotros, queridos, pero a mi me cuesta un imperio reprimir las ganas de ir periódicamente en pos de Alicia, esa niña que crece y decrece en función de lo que ingiere y que capea los entuertos de gloriosas criaturas mientras le planta cara a una reinona grotesca e histriónica obsesionada con descabezar a discreción.

(Alicia, 2010 / Walt Disney Pictures)

(Alicia, 2010 / Walt Disney Pictures)

Obsesión que, como imaginaréis, hago mía cuando se adentran en reginaexlibrislandia lectores reticentes de zambullirse en las páginas de Lews Carroll, por considerar que ya conocen la trama o incluso desdeñándola como libro infantil.

¿Libro infantil? Es una aventura que de infantil tienen lo justo o, como matizaba Virginia Woolf, entra en la dimensión de ese tipo especial de historias que no es que sean infantiles, es que leerlas “nos convierte en infantes“.

Os cuento esto porque esta mañana se adentraron dos chicas en mis confines. Debían tener poco más de veinte años, parloteaban en voz muy alta entre ellas pero sin dejar de teclear a velocidad de crucero en sus smartphones, y fueron directas a mi mostrador:

Clienta 1: Oye, perdona

Regina ExLibris: ¿Sí?

Clienta 1: Es que, mira… verás. Hay una serie en la que uno de los personajes habla de su libro favorito, y yo quiero leerlo, pero ella dice que es de niños.

Clienta 2: Tía, es que es de críos. Que «la Pussy o Poussey esa» va de sobrada y se queda con la peña. Porque, vamos, no me digas que va a flipar con el de la niña esa que se mete por un agujero en el bosque siguiendo a un mapache o algo así. ¿En seeeeeeeeeerio?

Regina ExLibris: Ah, ya veo. ¿Habláis de Alicia en el País de las maravillas, no?

Clienta 1: Sí, ese mismo. Y Carola, tía, ¡qué coño un mapache! Se te va la olla, era un conejo. Al menos es lo que recuerdo de la peli de Disney. Yo es que la vi de cani.

Clienta 2: Bueno, pues un conejo. ¡Ya ves qué subidón de historia, tía!

Clienta 1: ¡Qué pesadita estás! Mira, yo me lo quiero leer… ¿o es verdad que es muy de canis, señora?

Regina ExLibris: Bueno, verás. Si te apetece leerte un libro olvida si es para niños o no… Te sorprendería la cantidad de historias maravillosas que se pierde la gente por etiquetarlas. Y en cuanto a Alicia en el País de las Maravillas si yo fuera tú no dejaría de leerla. Tiene una trama fantástica engarzada sobre historias dentro de otras historias, diálogos endemoniados y, sobre todo, una impagable galería de personajes. Es muy divertida y te sorprenderá.

Clienta 1: ¿Cómo que personajes? ¿más que la niña y el conejo?

Clienta 2: Joder, tía, si que estás off… ¿No te suena una reina, o algo así?

Regina ExLibris: Sí, hay más personajes. Son criaturas estrafalarias, mezquinas, divertidas, grotescas, taimadas o bobaliconas que se desenvuelven como pueden en su entorno y ridiculizan el encorsetamiento victoriano, que es la época de su autor.

Clienta 1: ¿Y lo tienes aquí?

Regina ExLibris: Sí, en varias ediciones. Te las enseño y eliges tú.

Clienta 2: ¡No me lo creo! Para que luego me venga mi abuela con que me paso el día viendo la tele. ¿Verás cuando le cuente que OITNB ha logrado que tú te compres y hasta pienses en leerte un libro en vacaciones? ¡ Y con tu propia paga!

Clienta 1: ¡Ja, ja, ja! Es verdad, lo va a flipar tu abuela. Y en mi kelly igual.

Regina ExLibris: Perdonad, ¿qué es OITNB?

Clienta 1: Es Orange is the new Black. Una serie americana de unas presas entre rejas. ¿No la conoces? Pues ya va por la temporada 5. ¡Es una pasada!

Y se fueron con el libro. Yo me quedé con ganas de contarles que, además de ser fantástica per se, Carroll, anticipaba entre las líneas de las disparatadas aventuras de esa niña respondona y curiosa menudencias venideras como el surrealismo, la interpretación freudiana y la alucinación psicodélica. Ahí es nada. Y que el libro y sus personajes han inspirado a bandas del rock (Aerosmith) y a estrellas del pop (Robbie Williams). Pero, bueno, tampoco las quería agobiar. Y además me dejaron con un muy buen regustillo catódico en el paladar libresco.

Conozco la serie Orange is the New Black y me gusta, y no es la única referencia literaria que muestra. Pero si además ha logrado que esta chica venga a reginaexlibrislandia, compre la edición de Valdemar (la eligió por su cubierta y diseño, descartando una de Cátedra y la de Nórdica, ambas muy recomendables también) y se anime a leer Alicia en el País de las Maravillas que la Providencia Librera bendiga a OITNB.

Palabra de Regina ExLibris.

Alicia, Valdemar

Alicia, Valdemar

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:

Cuando Charles Dogson improvisó las Aventuras subterráneas de Alicia, no sabía que esa puerta que daba acceso a millones de niños y de adultos lectores a un mundo cargado de personajes irreverentes, sátiras extravagantes, retos lingüísticos y pulsos a la lógica extrema era la misma que le conduciría a él, como Lewis Carrol, y a su novela, como Alicia en el País de las Maravillas al olimpo de las deidades literarias. Conocer al Gato de Cheshire, tomar el té con el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo o jugar al croquet con la mismísima Reina de Corazones es una experiencia que nadie, nadie, debería perderse. Mágica y genial.

 

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6 novelas de brujas para un aquelarre de libro

Cada vez que un reginaexlibrislandiano abandona mis confines deja tras de sí una estela de personajes literarios sueltos por mi librería. Unas veces me hablan, otras cuchichean entre ellos y algunos simplemente corretean.

(El mago de Oz / MGM)

(El mago de Oz / MGM)

La última visita me dejó cara a cara con la Malvada Bruja del Oeste de El maravilloso Mago de Oz. Paraguas en mano me observaba fijamente con su enorme ojo multifunción, y para variar fui yo quien rompió el silencio:

¡Elphaba, querida, eres tú!

Debí pillarla con la guardia baja, porque soltó un alarido ininteligible y se esfumó. Una lástima, porque aunque en la novela de L.F. Baum es la mala malísima, desde que Gregory Maguire ficcionara sobre cómo había sido la vida de la bruja hasta llegar a su encuentro con Dorothy en la exquisita Wiked el mundo dejó de verla como un ser tan grotesco y retorcido.

Y entonces yo, como movida por un resorte –lo más probable es que la maldita Elphaba me lanzara un hechizo a traición antes de irse– me puse a corretear por entre mis anaqueles como alma que lleva el diablo y no paré hasta tener sobre el mostrador seis libros encarados y los pulmones en la boca.

Los miré tratando de recuperar el aliento y me dije, «Regina, cielo, ¿qué demonios piensas hacer ahora con éstos?» y antes de que pudiera responderme Elphaba se me adelantó vociferando desde su anaquel:

¿Es que TODO lo tengo que hacer yo, Regina? ¡Vas a montarte un aquelarre de libro conmigo y con unas cuantas brujas más! Que ya está bien de sacarnos solo en Halloween y, además, las noches de verano son también cosa de brujas.

(Witches drinking tea /Wikimedia Commons)

(Witches drinking tea /Wikimedia Commons)

Total, que eso hice, no vaya a ser que le de por maldecirme otra vez.

Así que aquí tenéis mi selección de seis novelas de brujas de todos los pelajes y para todos los apetitos librescos para pasar un aquelarre de libro:

1. Wiked, memorias de una bruja mala. Gregory Maguire. Booket. Hay veces en que ser la pérfida del cuento no es tan sencillo. En Wicked, memorias de una bruja mala Gregory Maguire narra las peripecias de Elphaba, la hija del predicador local de una aldea de pescadores que nace con la piel verde y dientes de tiburón. Con esta apariencia y semejante panorama familiar su vida no será un camino de rosas. Ingeniosa, irreverente, deslenguada e incomprendida, así se forja una bruja mala. Fantástico hasta aquí, pero eso no es todo. Memorias de una bruja mala es el primero de una tetralogía al que siguen Hijo de Bruja (Son of a Witch), Un León entre los Hombres (A Lion Among Men) y, finalmente, Fuera de Oz (Out of Oz). Ah, y es el germen del ya mítico musical homónimo Wicked. ¿Alguien da más?

Wicked, Booket

Wicked, Booket

2. Las Brujas. Roald Dahl. Alfaguara. Las brujas de todo el mundo están celebrando su Congreso Anual en la costa de Inglaterra. Capitaneadas por la idolatrada y temida Gran Bruja planean aniquilar a todos los niños sirviéndose de un ratonizador mágico. El problema añadido es que estas brujas no son las típicas que aparecen en los cuentos tradicionales, sino que son unas mujeres corrientes que se visten con ropa corriente y llevan una vida corriente, como la de cualquier mujer corriente. Si es así, ¿conseguirán vencerlas un niño de 7 años y su abuela? En 1990 filmaron una divertida adaptación cinematográfica, The Witches protagonizada por Anjelica Huston.

Las Brujas. Alfaguara

Las Brujas. Alfaguara

3. Las Brujas de Salem. Arthur Miller. Tusquets. Año 1692, en Salem, Massachusetts, vive una pequeña comunidad dedicada al servicio de Dios. Un grupo de jovencitas, cohibidas e irritadas a la vez por la sofocante atmósfera puritana a la que las someten sus mayores, se ponen a bailar desnudas en los bosques. Así es como arranca el rumor de un obsceno maleficio con ofrenda a Bercebú. Pronto una histeria colectiva cae sobre todos los miembros de la comunidad como una masa gelatinosa y arrancan las confesiones forzadas, los cruces de acusaciones infundadas, venganzas y traiciones y los juicios por brujería. Pese a estar basada en la caza de brujas real de Salem de finales del S.XVII, la grandeza de la obra constituye en su doble lectura, puesto que Arthur Miller la concibió para explicar el trasfondo de la «caza de brujas» política durante el macartismo de los años 50 y 60 en EEUU.

Las Brujas de Salem, Tusquets

Las Brujas de Salem, Tusquets

4. Las Brujas de Eastwick. John Updike. Tusquets. Cuando el enigmático Darryl Van Horne llega a un pueblecito de Rhode Island en los años sesenta y seduce a tres de sus divorciadas más irreverentes no se imagina –o quizá sí– que lo que está haciendo es declarar una guerra entre tres de Las brujas de Eastwick. Sí, porque Jane, Alexandra y Sukie, además de sobrellevar divinamente sus divorcios y de que una esculpe, otra toca el violonchelo y la tercera escribe, son hechiceras y llevan años desperdiciando sus poderes para liarse con hombres casados del pueblo. Pero ahora, heridas donde más les duele, aúnan fuerzas para pulverizar a Van Horne en una novela exquisita, irónica y corrosiva en la que John Updike demuestra por qué es uno de los cronistas más ácidos de la sociedad estadounidense de la segunda mitad del XIX.

Las Brujas de Eastwick, Tusquets

Las Brujas de Eastwick, Tusquets

5. Trilogia Las brujas de Mayfair, Anne Rice. Ediciones BSaga integrada por La hora de las brujas, La voz del diablo y Taitos, y protagonizadas por Rowan Mayfair. Es una guapa y neurocirujana de éxito que, además, es consciente desde la infancia de que tiene poderes especiales. Un día encuentra a un hombre que acaba de morir ahogado en la costa de California y, valiéndose de esos extraños dones, consigue devolverlo a la vida. Ambos establecen una apasionada alianza para desentrañar el misterio del pasado de ella y dominar un don maligno que le ha sido conferido a él tras su accidente. Rowan, aunque no lo sabe aún, desciende de una dinastía de brujas que se remonta al siglo XVII y cuya historia empezó con una escocesa quemada en la hoguera. Un más que entretenido relato que clava al lector en un universo mitológico hipnótico, oscuro y, al mismo tiempo, seductor.

Las brujas de Mayfair, Ediciones B

Las brujas de Mayfair, Edicines B

6. El libro de las Brujas. Katherine Howe. Siruela. Este magnífico libro repasa uno de los períodos más oscuros de la historia a través de una galería de hechos y personajes escalofriantes. Katherine Howe, profesora de la Universidad de Cornell y descendiente de tres brujas acusadas en los juicios de Salem de 1692, recoge un gran número de documentos relacionados con la brujería y los procesos por brujería desde finales del siglo XVI hasta principios del XIX. El pánico de Salem, que llevó a la horca a veinte personas (catorce de ellas mujeres), no fue una anomalía, sino la consecuencia de un largo proceso de tipificación de la figura de la bruja y de su castigo por poner en peligro la fe y la cohesión de la comunidad.

El libro de las Brujas, Siruela

El libro de las Brujas, Siruela

Y vosotros, queridos, ¿os animáis a este aquelarre libresco? ¿qué libros protagonizados por brujas y brujería sugeriríais?

Robbie Williams es el Conejo de Alicia

¿Qué tienen en común Aerosmith, Tim Burton, Robbie Williams, Lewis Carroll y Reginaexlibrislandia? Fácil: los tres primeros recrearon a su manera la mítica Alicia del escritor victoriano despertando con ello el interés de muchos por un libro que, lejos de envejecer, se atrinchera en su propia Edad de Oro.

Sí, queridos, porque si la banda de rock lanzó el clip de su single Sunshine, el cineasta apenas ha terminado de filmar su versión del cuento y ahora el cantante pop Robbie Williams decide metamorfosearse en el mítico Conejo para darle un toque onírico y lewiscarrolliano al clip de su You Know me, el segundo tema de su disco ‘Reality killed the Video Star’.

 

 

Quizás demasiado ajena a los bombardeos catódicos han sido esta tarde unas adolescentes quienes, iphone en mano, me han enseñado el clip y me han preguntado si se trataba o no de algo basado en Alicia en el País de las Maravillas:

 

– Clienta: Oiga, estooo, ¿puede decirnos algo?- Regina: Sí, claro. Vosotras diréis.

– Clienta: Verá, Lourdes y yo hemos visto el nuevo vídeo de Robbie Williams y ella no se cree que vaya de Alicia la del cuento.

– R.: Pues la verdad es que no sé de qué libro me habláis…

– C.: Ah, se lo enseñamos. ¡Mire!:

 

– Regina: ¡Andaaa! Pues sí… Se puede decir que el vídeo está basado en una mezcla de cosas de Alicia en el País de las Maravillas, pero también de su continuación: Al otro lado del espejo y lo que Alicia encontró allí…- C: Ah, pero, ¿hay dos partes?

– R.: Sí.

– C.: ¿Y el vídeo de Robbie va de ellas, no?

– R.: Sí, guiños hay, sí.

– C.: ¿Ves, Lourdes? ¡TE LO DIJEEEEEEEEE! ¡Corre, tía, ponlo en el twiter!

– C2: Vale, vale, ya voooyyy.

– C.: Oiga y, ¿los tiene?

– R.: Pues sí. En dos libros o en uno con ilustraciones.

– C.: Ah, pues sepáremelo que voy a pedirle dinero a mi madre, que me debe lo de mi cumple. ¿Puede?

Claro que podía, y lo hice. Y poco antes de echar el cierre apareció para llevarse su ejemplar de Alicia en la fantástica edición de Valdemar. Y yo busqué por la web el vídeo de Robbie Williams y lo vi de nuevo mientras me preguntaba qué pensaría Lewis Carroll de todo esto… aunque cuanto constituya un cebo bibliófilo bienvenido sea a mis confines libreros.

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿habíais visto el videoclip You Know me, de Robbie Williams? ¿Qué os parece? ¿Y si algún conocido vuestro le diera por leer Alicia tras ver el clip? ¿Qué os parecería?