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Échate unas risas leyendo ‘La señora Fletcher’ antes de que HBO la filme

Quién me iba a decir a mí que las plataformas televisivas me iban a dar biblioalegrón tras boiblioalegrón. Pero lo hacen, y yo digo, ¡Amén, querid@s! Mi última sorpresa bibliocatódica ha sido enterarme de que HBO rueda el piloto de ‘Mrs. Fletcher’, adaptación de la hilarante La señora Fletcher, de Tom Perrotta, y editada por Libros del Asteroide.

Kathryn Hahn será La señora Fletcher en la serie homónima de HBO

Kathryn Hahn será La señora Fletcher en la serie homónima de HBO

Y, entre nosotros, me parece un acierto. No solo porque es muy filmable en términos de comedia, sino porque, una vez más, la emisión de la serie homónima descubrirá el libro a lectores de todo el planeta. Y eso siempre trae un biblioalegrón de proporciones bíblicas a reginaexlibrislandia (lerey, lerey).

Leí la novela hace poco y que me cautivó en tiempo récord. Tanto que pasó a engrosar mi selección de Madres de novela y que me faltó tiempo para recomendársela a uno de mis libreros. De hecho le dije:

Léete la Señora Fletcher, querid@. Te reirás, y entre tú y yo te digo que ya podrían hacer una serie con la novela. Eve Fletcher es carnaza catódica de la buena, palabrita de Regina ExLibris. Su autor, Tom Perrotta, que escribe novela y guiones, también tuvo mucho que ver con Leftlovers. Pero aquí cambia totalmente el registro y hace comedia

La señora Fletcher se lee muy bien, está salpicada de un humor entre sutil y perverso, escarba en el submundo del porno online desde una óptica novedosa, lúcida y desternillante, y, sobre todo, se reafirma en el hecho de que ser mujer madura, divorciada y madre con el síndrome del nido vacío no solo NO es el principio del fin, sino que es el comienzo de una etapa trepidante cargada de posibilidades… de todo tipo.

Tal cual. La señora Fletcher (Libros del Asteroide) es Eve, una mujer divorciada de cuarenta y tantos que vive en Nueva Jersey. Como su hijo se acaba de ir a la universidad se apunta a un curso en la facultad local, donde conocerá a gente de lo más variopinta, descubrirá la pornografía en internet y las aplicaciones de citas, y hará cosas que meses atrás le hubieran parecido inconcebibles. Mientras tanto su hijo descubrirá que la vida en el campus no es lo que había imaginado. Así que madre e hijo se enfrentan en paralelo a una de crisis de identidad: Eve se suelta la melena mientras Brendan capea el desencanto de su recién estrenada madurez. Desternillante, tierna y lúcida sátira en la que, tanto Brendan como el lector, tendrán que aceptar que Eve es, antes que una madre, una mujer. Ah, y que para una mujer hay vida (y mucha y por suerte muy, pero que muy agitada) más allá de los 40.

La señora Fletcher

La señora Fletcher

Lo último que sé –gracias a mi librero, al que definitivamente le cautivó la novela- es que la actriz estadounidense Kathryn Hahn será quien encarne a la díscola Eva en Mrs. Fletcher’. Otro acierto. Definitivamente Kathryn Hahn tiene hechuras de Eve Fletcher.

Y no es la primera vez que se mete en la piel de una madre de otro pelaje y celuloide, sino que protagoniza una campaña publicitaria para un modelo de monovolumen en EEUU que explota su vena de mamá de armas tomar.

Este es uno de los spots:

En serio, queridos, leeros La señora Fletcher, de Tom Perrotta en cuanto podáis. No os arrepentiréis. En reginaexlibrislandia la tenemos fronteada en la sección de Narrativa y no dejamos de prescribirla. Palabra de Regina ExLibris.

Por qué te equivocas (¡y mucho!) si no lees El Club de los Mentirosos, de Mary Karr

Llevamos una máscara y al final la cara se amolda”. ¡ZAS! Si eso no es un bibliobofetón dialéctico que venga la Providencia Librera y lo vea. Es de El Club de los Mentirosos (Periférica & Errata Naturae), de Mary Karr, y es, además, un mandamiento de supervivencia social y emocional. Y desde ya uno de los bibliomantras de reginaexlibrislandia.

(Periférica & Errata Naturae Editores)

(Periférica & Errata Naturae Editores)

Aunque para ser justos, todo en El Club de los Mentirosos rezuma esa sabiduría mordaz. Es una exquisita novela autobiográfica en la que Karr relata con la óptica de la niña que fue su peculiar y nada fácil infancia en los años 60, a caballo entre Texas y Colorado, con ambos progenitores pegados a la botella, divorcios, peleas, amantes, violencia y una hilera de duras y truculentas experiencias, pero narrado todo con un toque profundamente conmovedor y despojado de sentimentalismos.

Por eso la sabiduría que rezuma este libro es esa sabiduría que solo destila quien ha sido capaz de analizar, demoler, rediseñar y levantar su arquitectura emocional a partir de dolor, escombros, traumas, desengaños y soledad.

Y, más aún, de crear después un artefacto narrativo perfecto, liberador, realista, cruel, nostálgico y duro pero, eso sí, siempre aderezado con inteligencia, con humor y con una ternura a prueba de balazos, comas etílicos, medias verdades, huracanes, accidentes caseros, padrastros de quita y pon y toda suerte de carencias.

Sobrevivir a una infancia en la que bregar con lo peor del ser humano, donde quienes te rodean y deben velar por ti son crueles, inestables y viven por y para sus adicciones, apetencias y frustraciones era pura rutina para la pequeña May Karr, y ser capaz no solo de encajarlo con dignidad, sino de encapsular los peores episodios en la memoria para dejarlos enfriar y narrarlos después de una forma hilarante, tierna, cautivadora y mordaz es un logro al alcance de muy, muy pocos creadores.

Y Mary Karr lo ha hecho. Vale que el material del que partía (una infancia no tan común con una familia un tanto sui géneris, especialmente su madre, todo un personaje con mayúsculas, extravagante, confusa, impulsiva y deshidratada a partes iguales) era óptimo, pero la capacidad de Kerr para «oír, ver y callar» entonces, para dejarlo todo en reposo durante décadas y, finalmente, para vomitarlo llegado el momento adecuado en un libro que es una catarsis tierna y no un ajuste de cuentas cargado de rencor, eso, querid@s, es mérito exclusivo de Mary Karr.

El club de los mentirosos

El club de los mentirosos

Por eso estas memorias narradas no son un dramón monumental que se lee con el corazón encogido y las entrañas del revés a pesar de la crudeza que supuran, sino que se empieza y acaba con una sonrisa que por momentos deviene en carcajadas. Y por algo la divertida, agridulce y colosal El club de los mentirosos arrasó en lectores y críticas cuando se publicó por primera vez en 1995, y sigue más que viva por el boca-oreja bibliófilo, que es el mejor de los canales de prescripción de libros.

De hecho es ya uno de los títulos imprescindibles en reginaexlibrislandia, absoluta y totalmente prescribible a discreción en la librería y apto para todo tipo de paladar libresco.

Y no lo es solo por la excéntrica troupe de personajes que poblaron –por suerte o por desgracia– su infancia, ni por la hilera de situaciones atroces, dantescas y disparatadas que relata, sino por la voz que nos narra y describe todo: la de una niña que a pesar de todo y de todos busca su lugar y que se toma la vida como debe tomarse: muy en serio, sí, pero con mucho, con muchísimo humor.

Y para muestra un fragmento del prólogo de Mary Karr, de la edición de El Club de los mentirosos de Periférica & Errata Naturae, con la maravillosa traducción de Regina López Muñoz:

Poco antes de que muriera mi madre, el tipo que le estaba reformando la cocina sacó de la pared un azulejo con un agujerito redondo bastante sospechoso. Se sentó de rodillas y levantó el azulejo de manera que el sol filtrado por las cortinas amarillas y añosas pareció perforar el agujero igual que un láser. Nos guiñó un ojo a Lecia y a mí y a continuación se volvió hacia mi canosa madre, concentrada en su volumen de Marco Aurelio y en un cuenco de chiles picantísimos.
—Señora Karr, ¡esto parece un agujero de bala!
Lecia, que no dejaba pasar una, intervino:
—¿Eso no es de cuando le disparaste a papá?
Y mamá entornó los ojos, bajó un poco las gafas por su
nariz patricia y dijo con displicencia:
—No, eso es de cuando Larry. —Se giró y señaló otra
pared—. A tu padre le disparé allí.

Así que, ¡bravo!, Mary Karr! Regina ExLibris Dixit.