Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
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Trivial: ¿Cuánto sabes de la novela del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde?

(El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, 1920 / Paramount Pictures)

(El Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, 1920 / Paramount Pictures)

La historia del Doctor Jekyll y Mr. Hyde ha calado tanto en la imaginería popular que hay quien ni se plantea leer una obra maestra en la que la lucha entre el bien y el mal tiene un cuerpo, dos rostros y una carga simbólica sobrecogedora. Pero más allá del anverso y el reverso y de la ambigüedad moral, es un trepidante relato de suspense cargado de imágenes demoledoras que se lee del tirón. En ella no hay vísceras, sangre, ni depravación explícita, pero hay algo más eficaz: la hipocresía desenmascarada y ese punto y final que te resuena en la conciencia como un mazazo en el cráneo. Soberbia, Regina Exlibris dixit.

Si eres de los que sí leyó el texto original demuestra que realmente conoces el novelón de principio a fin respondiendo al trivial «Dr. Jeckyll y Mr. Hyde»de Regina ExLibris. ¿Listo? ¡Vamos!

«¿Por qué novela de Muriel Spark empiezo?»

El mejor regalo que la Providencia Librera puede darme como murielsparkiana devota y confesa que soy es materializar en mi librería a una clienta como la de hoy.

(Breve encuentro, 1945 / Eagle-Lion Films)

(Breve encuentro, 1945 / Eagle-Lion Films)

Ha sido llegar, saludarme y soltar a bocajarro: «Oye, Regina, ¿por qué novela de Muriel Spark empiezo?»

Y yo que yo sé que vosotros sabéis que todos sabemos que me encanta acompañar cada prescripción libresca con una buena puesta en escena, he tardado cero coma en embutirme en la piel de una jovenzuela británica en pleno Londres tras la II Guerra Mundial para soltar mi biblioperorata del día:

¿De Muriel Spark, dices? Pues, querid@, empieza YA por leer Las señoritas de escasos medios (Impedimenta).

Una delicia en apariencia inofensiva pero cargada de un humor corrosivo y una crítica mordaz a la flema británica que te dejarán sin aire entre carcajadas. Es deliciosa, elegante, divertida y una lección de vida. Palabra de Regina Exlibris.

Ella se la llevó encantada, y volverá a comentarme su primera experiencia murielsparkiana en cuanto se lo acabe.

Y entre tanto la que suscribe aprovecha la ocasión para prescribir a discreción y sin pudor una gran novela que es un manjar libresco para bibliófagos de todo pelaje y condición.

Así que sí: los lectores con ganas de perderse entre las líneas de literatura de la buena, cargada de tramas poco enrevesadas, humor inteligente y una despiadada crítica social no pueden dejar de leer Las señoritas de escasos medios, de la escocesa Muriel Spark.

En ella disecciona el día a día de un grupo de mujeres de entre treinta y cincuenta años que conviven en una residencia para solteras mientras Londres trata de sobreponerse a sus propias ruinas y a la implacable austeridad tras el fin de la II Guerra Mundial.

La señoritas de escasos medios

La señoritas de escasos medios

Es allí, en el corazón de una City que se cae a pedazos durante la difícil primavera y el verano de 1945, cuando el campo de batalla parece haberse desplazado desde las trincheras al microuniverso doméstico de este grupo de mujeres, y estalla en una colosal contienda psicológica en la que viven inmersas estas muchachas con sus traiciones y camaraderías de ida y vuelta, sus ardides para burlar la cruel carestía de prácticamente todo, sus estrategias para el ligue y sus teorías sobre el amor y la vida.

Con esos retazos y un glorioso talento para la sátira una grandísima Muriel Spark compone el hilarante tapiz de una época en la que este cosmos saturado de filias y fobias, de contradicciones y de banalidades latía con pulso propio.

Y de paso pulveriza a palabras el mito del legendario estoicismo inglés en momentos difíciles dibujando a su grupo de señoritas atenazadas no por la situación política y social, sino por su propia banalidad, y más preocupadas por los vestidos, la falta de medias y los gramos que pueden llegar a engordar, que por el presente y el futuro del país… e incluso de sí mismas.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis Las señoritas de escasos medios? ¿Qué os pareció? ¿Y algún otro título de Muriel Spark?
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Por qué leer David Copperfield de Charles Dickens SÍ o SÍ

Enterrada como estoy entre libracos en Reginaexlibrislandia os aseguro que, lejos de experimentar síntomas de asfixia o librofobia, mi apetito lector es cada vez más voraz.

(The Song of Songs, 1933 /Paramount)

(The Song of Songs, 1933 /Paramount)

El único efecto secundario que detecto en mi bibliovida es cierta angustia por no tener más horas al día para atiborrarme sin tregua de literatura y, ya que estamos, otro par de ojos incrustados en el pelucón para traginarme ejemplares a pares.

Y no hablo solo de nuevas novelas y autores, sino también de relectura de según qué títulos para mi magistrales. Los veo cada día en mis baldas y ahí, si me empeño y no se me ha ido la mano con el café, hay días en los que incluso puedo contenerme.

Pero cuando los prescribo a reginaexlibrislandianos asiduos o esporádicos la bibliohiena que hay en mi pulveriza los grilletes y se abalanza sobre el ejemplar .

Así que ahora me pilláis plácidamente saciada de Literatura y en plena sobremesa post-atracón del David Copperfield, de Charles Dickens.

Y todo por una reginaexlibrislandiana asidua que me visitó a primera hora:

Clienta: Hola, Regina

Regina: ¡Ah, buenos días! ¿Qué tal?

Clienta: Muy bien. Verás, llevo tiempo relegando un libro de Dickens y necesito un empujoncito para saldar esa deuda. Mi sobrina ya se lo ha leído, la veo la semana que viene y no quiero decirle que no he podido ni empezarlo.

Regina: ¿Qué Dickens es?

Clienta: Pues… David Copperfield.

Regina: ¿David Copperfield? ¡NOOOO!

Clienta: Sí. ¡Yo qué sé, Regina! me gusta Dickens, pero no me arranco…

Regina: Mmmm pues te voy a decir por qué deberías leerte David Copperfield sí o sí, querid@. Sobre todo en la impecable edición de Alba Clásicos.

Y aquí empezó mi argumentario davidcopperfieldiano ejemplar en mano:

David Copperfield

David Copperfield

Con fuertes matices autobiográficos David Copperfield narra las aventuras y desventuras de un muchacho desde su infancia hasta la edad adulta, en la Inglaterra rural y el Londres del s. XIX.

Es una sucesión de vívidos fotogramas de sus desgracias y -contadas- alegrías de infancia y juventud, de las largas jornadas en una fábrica, del trabajo en un bufete de abogados, de sus primeros pasos como corresponsal y escritor, y de sus primeros escarceos amorosos.

Tiene tanto del propio Dickens que él mismo reconoció que David Copperfield era su alter ego y su «hijo predilecto» literario. Y ojo queridos que fue no sólo la novela preferida del propio Charles Dickens, sino que fue libro de cabecera de titanes de las letras como Henry James, Dostoievski, Tolstoi, Virginia Woolf, Joyce, Kafka, Césare Pavese e Ítalo Calvino, e incluso de Freud.

Desde su publicación primero por entregas entre 1849 y 1850, y editado en un volumen en 1950, ha batido récords en ventas y en lectores, y ha sido adaptado a todos los formatos imaginables (cine, serie televisiva, teatro, musical, etc) porque cautivó a prácticamente todo aquel que leyó el texto original.

Y lo sigue haciendo porque, una vez se adentra uno por sus páginas, es muy difícil sustraerse al hechizo de una fórmula literaria magistral que lleva las dosis justas de melodrama y de comicidad, de ironía y de realismo, de crueldad y de ternura, a través de una gloriosa galería de personajes entre los que destacan, aparte del propio David Copperfield, su tierna y vehemente tía Betsey, el excéntrico señor Micawber, siempre sin blanca y siempre al filo del abismo, la enamoradiza e inocente pero tozuda y hogareña Agnes Wickfield y el escurridizo, corrupto y maquiavélico Uriah Heep.

(Mr Micawber / Bradbury and Evans, 1850)

(Mr Micawber / Bradbury and Evans, 1850)

Un mosaico vívido, divertido y cruel, que es una lección de vida, que tiene parte de cuento de hadas, parte de relato de iniciación y parte de denuncia social al más puro estilo Dickens y que, a pesar de sus más de mil páginas se lee de forma vertiginosa obligándote a pasar de una emoción a otra en cuestión de líneas.

Y por si eso fuera poco decir que, de entre las 989 criaturas de tinta creadas por Dickens, él mismo eligió a David Copperfield como su personaje e historia favoritos es mucho decir, ¿no, querid@?

Y así cerré mi vomitona davidcopperdfieldiana.

Mi reginaexlibrislandia no titubeó y se fue de mis confines con su flamante ejemplar de David Copperfield (Alba Clásicos) bajo el brazo y, según ella, directa a empezarlo.

En cuanto a mi… pues os diré que como era de esperar el sonido de la puerta de reginaexlibrislandia al cerrarse tras ella despertó a mi bibliohiena y sin saber muy bien cómo me abalancé sobre mi ejemplar…

Y el resto es pura bibliogula satisfecha a dentelladas atrincherada en mi escritorio y ahora, con el buche lleno y la bibliofilia en paz, esta nota escrita reconfortada por el maravilloso banquete y en armonía con el universo regino.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis David Copperfield? ¿Qué os pareció? 
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Ni Kenneth, ni sauces: ¡’La dama de la furgoneta’, de A. Bennett!

Otro patinazo regino de éstos y terminaré por ahogarme en mis propios mares de letras si la Providencia Librera no se apiada de mí y me echa un ancla para salir a flote, como hizo hoy.

Si, queridos, porque si el otro día os contaba cómo a partir de las pistas «kenneth, bichos, caravana» que una reginaexlibrislandiana me daba para atinar con el título de un libro sobre el que había oído hablar en la radio me saqué del pelucón que lo que buscábamos era El viento en los sauces, de Kenneth Grahame… ahora regreso para contaros que erré el tiro bibliófilo.

Bueno, más que errar el tiro habría que decir que ni rocé la diana, las cosas como son. Porque resulta que, como indicaba Pepa en uno de los comentarios al post citado :

 

 

Casi me da un síncope cuando lo leí, y de la impresión me dejé engullir por un embravecido mar de letras. Ahí estaba la referencia correcta (La dama de la furgoneta, de Alan bennett) materializada en la mismísima Moby Dick justo cuando se acaba de merendar mi pierna de Capitana Ahab.

Y ahí me quedé yo, mutilada y devorada por la culpa y la rabia…

… Por suerte mi librería no es el Pequod y mi reginaexlibrislandiana se pasó hace un rato por mis confines libreros para encargarme otro libro, así que justo antes de echar el cierre de hoy pude soltar el lastre bibliófilo que me anclaba al fondo del mar de letras:

– Clienta: ¡Hola, Regina!- Regina: ¡Anda, holaaa!

– C.: Mira, vengo a por Prohibido suicidarse en Primavera, de Casona, en Edaf, que se lo pidieron a Laura para clase.

– R.: ¡Ah! Muy bien, me queda uno.

– C.: ¡Perfecto! Oye, por cierto, sobre el de El viento en los sauces

– R.: Justo de eso te quería hablar… ¡Metí la pata! Me temo que lo que buscabas era La Dama de la furgoneta, de Alan Bennett..

– C.: ¡No fastidies! Pues te iba a decir que el de Grahame es una delicia… ¡literalmente me lo merendé en una tarde!

– R.: Vaya, me alegro… Es que, verás, al decirme «bichos, kenneth y caravana» lo cierto es que cuadraba con el de los Sauces

– C.: Claro, así en el programa decían algo de una mujer, y no animales. Pero, tranquila, la culpa es mía: ¡vaya pistas te di!

– R.: No, no, la que patiné fui yo, lo siento.

– C.: ¡Qué todos los errores sean así! ¿No te estoy diciendo que me ha encantado?

– R.: Ya, pero…

– C.: ¡Tema zanjado! ¿Y tienes el de la mujer?

– R.: Sí, aquí está.

– C.: ¡Pues me lo llevo también!

Y se lo llevó, junto con el de Casona. Cierto es que ella se fue tan contenta, y que con este patinazo abrimos dos vetas nuevas en su apetito bibliófilo al empujarla hacia El viento en los sauces, de Kenneth Grahame, y hacia La dama de la furgoneta, de Alan Bennett... pero hí está mi patinazo regino.

Así que, Mea Culpa, perdón a mi reginaexlibrislandiana de carne y hueso y perdonadme vosotros también por la confusión librera... Me temo que seguiré achicándome el agua bibliófila del pelucón unos meses más… Y, claro, ya mismo me pongo con el de Alan Bennet, del que lamentablemente hasta la fecha sólo leí Una lectora nada común, que me fascinó.

En cuanto devore La dama de la furgoneta os daré mi veredicto, queridos.. De momento ahí va la sinopsis de Anagrama:

 

En 1974, cuando Miss Shepherd y su furgoneta se instalaron definitivamente en el jardín de la casa de Alan Bennett, ya hacía varios años que ambas eran conocidas en el barrio. Tras algunos extraños encuentros, y después de que algunos gamberros comenzaran a atacarla, Alan Bennett le sugirió que pasara las noches en un cobertizo de su jardín. Aunque, afirma el escritor, él jamás se engañó pensando que su impulso obedecía a razones puramente caritativas; aquel sadismo le había perturbado demasiado, se pasaba el día vigilando a Miss Shepherd, y así no podía escribir. Y éste fue el comienzo de una convivencia que duraría quince años, hasta la muerte de la excéntrica, reservada y digna Miss Shepherd, una persona y una presencia muy reales, y con más de una identidad y una vida, como descubrió Bennett después de su muerte.

 

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿conocéis a Alan Bennett? ¿Sabíais algo de su la dama de la furgoneta?