Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

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Soy Regina ExLibris y soy «la negra» de tu bibliocarta a los Reyes Magos

Me niego a que alguien crea que un libro no es siempre la mejor opción para un regalo.

(Sirenas, 1991 / Orion Pictures)

(Sirenas, 1991 / Orion Pictures)

Pero, siendo realistas, no siempre es fácil materializar biblioregalos. Así que visto el percal y negándome a que nadie deje de regalar (ni de regalarse) un libro por agobio, pereza, miedo o indecisión, he decidido meterme en harina y embutirme en la piel de la negra que escribe bibliocartas masivas o, si lo preferís, la voz de la biblioconciencia de los Reyes Magos que susurra en sus oídos prescripciones librescas por temáticas y a discreción. Y para ello no veo mejor opción que la de metamorfosearme en la Cher de la mítica Sirenas, con el pelucón bien esculpido sin escatimar en laca, un escote discreto, hasta las cejas de black coffee y dispuesta a darle al typping para mecanografiar referencias literarias hasta quemar la cinta de tinta.

Llamarme loca o bibliofundamentalista, pero si de lo que se trata es de contribuir a materializar la conexión de un libro con su potencial lector no tengo límites.

¿Listos?

Pues van mis prescripciones reginaexlibrislandianas con el criterio «Libros para…»

¡Ah! y que conste que el mejor de los biblioregalos es el que te haces a ti mismo, querid@, así que puede que entre todas estas suregencias by Regina ExLibris encuentres ese título que no sabías que querías leer hasta que lo veas por aquí.

Regina ExLibris Dixit

6 novelas para leer y revisitar Florencia sin aglomeraciones

No falla, queridos. Cada vez que me hablan de Florencia me posee el espítiru de la Isabel Archer del Retrato de una Dama con abanico de encaje y todo.

(Retrato de una dama, 1996 / Gramercy Pictures)

(Retrato de una dama, 1996 / Gramercy Pictures)

Pero queda ahí la cosa: el pelucón se me metaforsea en algo parecido al Ponte Vecchio bajo el que fluye no el río Arno, sino un caudal de palabras muy particular: “Todo sobre Florencia parece estar coloreado con un tono violeta suave, como el vino diluido«. Amén, señor Henri James, amén.

Por eso, como hago con otras tantas ciudades como París o Nueva York, siempre tengo un rinconcito en reginaexlibrislandia consagrado a quienes ficcionaron sobre la maravillosa ciudad italiana. Son títulos que prescribo a discreción a quienes planean su primera incursión a Florencia como lectura complementaria a las guías de turno, pero también a quienes, habiéndola visitado sobreponiéndose con dignidad y paciencia al turismo de masas, quieren redescubrirla en soledad entre las páginas de colosales muestras de ficción pura.

Y hoy, por suerte, un reginaexlibrislandiano no asiduo se materializó ante mi para formular las palabras mágicas que me detonan la euforia biblioflorentina:

Cliente: Buenos días, señorita

Regina ExLibris: Buenos días, ¿puedo ayudarle?

Cliente: Eso espero. Verá, en unos días viajo a Florencia y aunque ya tengo una guía y planos quisiera leer alguna novela ambientada en la ciudad. ¿Me recomienda alguna? Hace años leí una maravillosa sobre Miguel Ángel, La agonía y el éxtasis, pero ya no se encuentra. Y, bueno, como le digo ya la leí. Buscaba otras.

Regina ExLibris: Ah, sí, de Irving Stone. Otra lágrima más en mi eterno llanto por los descatalogados… ¡brrr! En fin. Sí, claro, puedo sugerirle algunos títulos que forman mi selección particular. Los tengo en esta balda…

Y le mostré las 6 novelas (bueno, más bien 5 y una biografía) que integran mi pasaje literario a Florencia:

1. Una habitación con vistas. E.M. Foster. Alianza. Brillante sátira de la clase media inglesa en los albores del S. XX y del encorsetamiento victoriano. En ella Lucy Honeychurch viaja a Italia en compañía de su carabina en la que es su primera incursión fuera de la campiña inglesa. Allí, en una deslumbrante Florencia todavía a salvo del turismo de masas, pero ya integrada en el Grand Tour de los viajeros europeos, se debatirá entre dos amores, uno conveniente y otro no. Lucy, una talentosa pianista, deberá elegir entre el pensativo y apasionado George, o el sofisticado y seductor Cecil. Con una espectacular Florencia como telón de fondo, la joven se debatirá entre una pasión abocada al fracaso, o un amor correcto y discreto según los cánones victorianos. Sencillamente deliciosa.

Una habitación con vistas

Una habitación con vistas

2. Las muchachas de Sanfrediano. Vasco Pratolini. Impedimenta. Sanfrediano, céntrico barrio florentino ubicado en la orilla izquierda del Arno, acoge el depósito central de basuras, el hospicio y los cuarteles, y lo pueblan gentes humildes que no llegan a fin de mes. La nota de color la ponen sus mujeres, una estirpe de un pelaje único que llena sus calles de poderío, bravura y curvas. Pero todas comparten un único punto débil: Aldo Sernesi, un donjuán apodado «Bob», cuyo pasatiempo consiste en seducirlas a todas sin tener intención de casarse con ninguna. Silvana, Gina, Tosca, Mafalda, Loretta y Bice, encarnan a todas las muchachas de Sanfrediano engatusadas por Bob. Novias, amantes o simples conquistas que, al descubrirse víctimas del mismo perverso juego, unen fuerzas y urden un plan de venganza que dejaría temblando a la mismísima Hidra.

Las muchachas de Sanfrediano

Las muchachas de Sanfrediano

3. Retrato de una dama. Henry James. Penguin Clásicos. Es, sin duda, es una de las grandes novelas del siglo XIX. Su protagonista es Isabel Archer, una bella joven norteamericana que, tras recibir una cuantiosa herencia, decide emprender un viaje por Europa con escala en Florencia para tratar de dar esquinazo a un destino predeterminado que para ella es abrumador. Mientras su familia presiona para que se case, ella se aferra a su independencia con uñas y dientes, hasta que los acontecimientos se precipitan de un modo inesperado. Se enamora del galán equivocado y termina por ser la víctima de un maquiavélico plan. Quintaesencia del arte de Henry James, retrato espectacular de las diferencias entre Estados Unidos y Europa y aguda indagación en la psicología femenina, esta portentosa novela nunca agota su lectura.

Retrato de una dama

Retrato de una dama

4. La abadesa de Castro. Stendhal. Impedimenta. Primera de las novelle que integran sus «Crónicas italianas» o, lo que es lo mismo, El Renacimento italiano en estado puro según Stendhal: crímenes, adulterios, torturas, conspiraciones, ambición y venganza. Y, entre ellas, la La abadesa de Castro destaca con peso propio. Lo que en un principio parece una introducción al siglo XVI y la mentalidad de los florentinos, páginas después deviene en el tono desgarrado de un manuscrito que recoge un amor imposible entre un bandido bueno y una bella y joven noble. Página a página la historia adquiere profundidad psicológica, y pasa de lo pintoresco a lo dramático. Los personajes cometen errores, son egoístas y extremadamente crueles, acciones que se justifican en nombre de ese sentimiento desproporcionado que es el Amor en la Florencia renacentista.

La abadesa de Castro

La abadesa de Castro

 5. Miguel Ángel Buonarroti, florentino. Giorgio Vasari. Acantilado. A falta de ejemplares de La agonía y el éxtasis, de Irving Stone (me arranco un pelo del pelucón por cada libro descatalogado) echo mano del biógrafo del Renacimiento que, a mediados del S XVI, se entregó a un proyecto colosal: narrar las vidas de los más ilustres arquitectos, pintores y escultores italianos, lo que elevó a Vasari a consagrarse en padre de la historia del arte. Por suerte Acantilado editó el capítulo dedicado a Miguel Ángel. En él, con estilo ameno y profundo, Vasari no sólo disecciona al hombre que para él encarnaba los ideales renacentistas, sino también su ajetreada existencia así como las circunstancias del proceso creativo de algunas de las más notables obras maestras del arte occidental. Con un ritmo cautivador te sumerge en la vida y la obra del genio, siempre vinculado a Florencia.

Miguel Ángel Buonarroti, florentino

Miguel Ángel Buonarroti, florentino

6. Inocencia. Penelope Fitzgerald. Impedimenta. Si te rendiste a los pies de Penélope Fitzgerald con La librería estás de enhorabuena, porque puedes disfrutar de un paseito por Florencia de la mano de una de las plumas más poderosas de las letras del S.XX que, además de recrear de forma impecable escenarios y gentes, lo adereza todo con humor inteligente. Ahora nos introduce a Chiara, una joven que, tras acabar en un internado inglés, regresa a Florencia donde vive su familia, descendiente de una saga de nobles italianos venida a menos. Chiara se enamora del doctor Rossi, un hombre recio y con una inmensa conciencia de clase. Pero ya desde su primer encuentro sienten que todo y todos están en su contra. El carácter de ambos, insegura ella e inflexible él, tampoco ayuda demasiado. Pero todo cambia cuando alguien decide adoptar una medida sorprendente y extrema, fruto de una peculiaridad ancestral del temperamento familiar. Maravillosa.

Inocencia

Inocencia

El caballero, con el que hablé largo y tendido sobre cada una, se llevó los seis títulos y prometió regresar a comentarlas a su regreso de sus dos viajes a Florencia, el físico y el literario.

Y yo, que ya sabéis lo caprichosa y permeable que soy, le despedí y corrí a embutirme en la piel de Isabel Archer para, abanico en mano, perderme por entre las páginas de Retrato de una Dama y también de las otras cinco.

Que, como decía Miguel Ángel: « Mi alma no encuentra escalera al cielo a menos que sea a través de la hermosura de la tierra». Y yo sé que vosotros sabéis que todos sabemos que para mi la hermosura de la tierra tiene forma de libraco en reginaexlibrislandia.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis alguna de estas 6 novelas? ¿qué título recomendaríais para un viaje de novela a Florencia?
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