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¡Lectores al tren! 6 novelas sobre raíles

Empezar una novela y coger un tren constituyen, para quienes nos alimentamos de la ficción pura, dos experiencias tan excitantes como llenas de posibilidades bibliófagas.

(Con faldas y a lo loco, 1959 / United Artists)

(Con faldas y a lo loco, 1959 / United Artists)

Si con el libro te aguardan historias y personajes entre líneas, apalancado en tu asiento observas, absorbes y completas las tramas, los silencios y las conversaciones entrecortadas de cada compañero de vagón, de compartimiento o incluso de chute de cafeína en la cafetería. Y son legión. Así que, como comprenderéis, cada vez que emprendo un viaje sobre raíles correteo enloquecida por los andenes en busca de mi vagón, y salivando tinta ante lo que se me viene encima hasta llegar a destino.

Y una vez apalancada en mi sitio soy la versión reginaexlibrislandiana de un perrito de salpicadero de coche, cabezeando en todas las direcciones con la boca abierta, los ojos desorbitados y el pelucón en estado de alerta para no perderme ripio.

Por eso no es de extrañar que exista un considerable número de escritores que, como yo, hayan sucumbido a la magia bibliófila del tren y, más aún, terminaran articulando y ambientando alguna de sus ficciones en trenes y entornos ferroviarios de todo pelaje.

Así que, si os parece, repasemos mi selección reginaexlibrislandiana de 6 novelas sobre raíles. ¿Listos?

Pues, venga, Reginaexlibrislandianos al treeeeeen!

1. Extraños en un tren. Patricia Highsmith. Anagrama. En la narrativa highsmithiana el crimen es una forma de realización personal, y Patricia Highsmith activa como nadie ese «yo perturbado» que cada lector lleva dentro introduciendo un héroe-criminal cercano y en alguna encrucijada cotidiana, frente a una víctima con la que no simpatizaría, porque conocerá cuanto sucede desde el punto de vista del protagonista, quien expone los hechos como buen psicópata: sin ápice de culpa ni empatía. Por eso al lector de Extraños en un tren más que de compadecerse por quienes van a morir, de lo que le entran ganas es de saber más de los mecanismos mentales de ese desconocido que le propone a otro un intercambio de asesinatos durante un viaje en tren. Tú matas por mí, yo por ti, nadie relaciona los crímenes y luego cada uno por su lado festejando en silencio el crimen perfecto. El sórdido dueto Bruno-Guy será, desde la página uno, un trío letal con un lector clavado en el mismo vagón de tren.

Extraños en un tren

Extraños en un tren

2. Asesinato en el Orient Express. Agatha Christie. RBA. Estambul, pleno invierno. El investigador belga Hércules Poirot decide tomar el Orient Express, que en esa época suele ir prácticamente vacío. Pero contra todo pronóstico el tren va lleno y solo gracias a sus contactos Poirot consigue un pasaje in extremis y sube al tren. Pasada la primera noche a bordo al belga le aguardan dos desagradables sorpresas antes del desayuno: el tren está detenido porque una tormenta de nieve mantiene bloqueada la línea férrea y un americano ha sido asesinado en el compartimiento vecino al suyo. Con el tren detenido por tiempo indefinido y el convencimiento de que ha sido un crimen pasional (varias puñaladas asestadas con saña) Poirot arranca una de las investigaciones criminales más memorables de la literatura. Todos los viajeros se ofrecen para prestar declaración y, tras los primeros interrogatorios, aparentemente nadie ha entrado ni salido del coche-cama del difunto durante la noche. Pero alguien miente y Poirot sabe que el asesino está en el tren. ¿Quién miente? ¿Por qué? ¿Cuántos están implicados en el crimen? ¿Cómo lo ejecutaron? ¿Dejaron cabos sueltos? ¿Logrará Poirot descubrir la verdad? ¿Y tú?

 

Asesinato en el Orient Express

Asesinato en el Orient Express

3. La dama desaparece. Ethel Lina White. Alba Rara Avis. Después de unos días algo ajetreados en un hotel de montaña del Este de Europa, la joven y rica Iris Carr coge impaciente el tren a Trieste. En un vagón repleto, la única persona que no parece serle hostil es una institutriz inglesa, la señorita Floy, con la que entabla conversación. Poco después se queda dormida y, al despertar, el lugar de su nueva amiga lo ocupa otra mujer. La señorita Floy parece haberse desvanecido: nadie en el tren recuerda haberla visto e Iris empieza a creer que no está en sus cabales, dudando de si aquella mujer es real, o si, como le sugieren otros, el episodio fue un sueño fruto del cansancio y la tensión del viaje. Sin embargo, Iris sabe que la damita inglesa es real y, con la ayuda de un joven que la cree solo a medias, trata de llegar a la verdad. Impecable muestra del misterio de la habitación cerrada, donde no hay cadáver pero sí una desaparición, y donde Ethel Lina White te lleva como lector al límite, inoculándote una ansiedad extrema con la silueta de la esquiva señorita Floy, y difuminando a golpe de letra la línea que separa lo real de la alucinación. Un tren que ningún lector debería dejar pasar.

La Dama Desaparece

La Dama Desaparece

4. Trenes rigurosamente vigilados. Bohumil Hrabal. Seix Barral. Aunque desconocida para demasiados lectores es, además de una de las novelas más emblemáticas del siglo XX, una divertida y entrañable historia sobre la resistencia frente al invasor nazi durante la IIGM protagonizada por los empleados de la estación de tren de un pequeño pueblo checoslovaco, que es un enclave estratégico cerca de la frontera con Alemania. El descubrimiento del amor y del deseo están presentes en el despertar al mundo adulto de Milos, aprendiz y verdadero héroe de la novela frente a la barbarie y la muerte, que sigue los pasos del hedonista jefe de la estación tras la atractiva telegrafista, y que deberá probar su valor arriesgando la vida para sabotear un tren enemigo cargado de munición. Lleno de humor, pequeños detalles, atrocidades, andenes, vagones, vías férreas, y quehaceres cotidianos se desarrolla esta pequeña gran historia donde solo el último eslabón de la cadena puede cambiar el curso de la historia. 

Trenes Rigurosamente Vigilados

Trenes Rigurosamente Vigilados

5. El señor Norris cambia de tren. Christopher Isherwood. Acantilado. En 1931, a bordo de un tren con destino a Berlín, William Bradshaw conoce a Arthur Norris, un británico de aspecto cómico e intrigante con el que entabla una amistad que le llevará a descubrir su personalidad poliédrica. El señor Norris dirige un turbio negocio de importación y exportación en Berlín; vive atemorizado por sus acreedores y su secretario Schmidt y sometido a su amante, la prostituta Anni; y se define, según la ocasión, como militante comunista, orador político, espía o agente doble. Como Adiós a Berlín, El señor Norris cambia de tren nace de las experiencias del propio Isherwood en el Berlín de la República de Weimar, y evoca con incomparable agudeza las luces y las sombras de la ciudad durante el auge del nazismo. Crónica magistral de una sociedad en decadencia que empezaba a bascular entre los últimos coletazos de la tolerancia y el frenesí de los locos años 20 y la barbarie extrema a la sombra de la esvástica.

El Señor Norris cambia de Tren

El Señor Norris cambia de Tren

6. El tren pasa primero. Elena Poniatowska. Alfaguara. Relato vibrante, hermoso y colosal del poder de convocatoria del ferrocarril, símbolo de la libertad, y las gentes que lo mantienen vivo y en marcha, en el México postrevolucionario. A Trinidad Pineda Chiñas, personaje central de la trama, el tren lo llevó a todas partes: a sitios que nunca imaginó, a insospechados saberes, oficios, personas, posibilidades y, sobre todo, al instante en que habló a sus compañeros ferrocarrileros con tal ardor y convicción que los convirtió en la vanguardia de la lucha de los trabajadores. Y juntos pusieron de cabeza al país y al régimen. El tren era su vida. Pero si ser ferrocarrilero es asunto de hombres, ninguno de ellos es nada sin las mujeres. Madres, esposas, maestras, amantes, hijas, rieleras transitan por estas páginas con pie firme y con la fuerza inabarcable que late dentro de cada una de ellas. Magistral canto al ferrocarril como símbolo y brillante crónica de un episodio clave de la historia mexicana en particular, y de la lucha de los derechos de los trabajadores en general. Retrato de una época y de una vida que transcurrió sobre raíles.

El tren pasa primero

El tren pasa primero

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2 comentarios

  1. Dice ser Ralfi

    Yo sé que existe una novela de hace unos dos años que se titula «Estación en curva».

    26 agosto 2017 | 17:18

  2. Dice ser Interrobang

    De la misma tía Christie, no hay que olvidar El misterio del tren azul, al que tengo un cariño muy especial y entreñable al ser la primera novela que leí de ella

    05 septiembre 2017 | 13:25

Los comentarios están cerrados.