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Tres libros para leer y adorar a Isak Dinesen (Karen Blixen), la gran dama de las letras danesas

Lee a la Blixen/Dinesen si no lo habéis hecho aún. Caerás rendido ante un talento prodigioso para convertir su dolor en literatura y para cargar sus historias con anécdotas y detalles que atraviesan la trama como vívidas y electrizantes corrientes subterráneas. Es el don innato de la gran dama de las letras danesas para seducirte a palabras.

Isak Dinesen / Karen Blixen

Isak Dinesen / Karen Blixen

Hoy cumpliría 133 años. Se llamaba Karen Christence Blixen-Finecke pero firmaba como Isak Dinesen, y era otra de esas criaturas de ficción pura, genéticamente dotada para seducir a palabras, para transformar fragmentos de realidades y de personas en relatos absolutamente cautivadores ante cuya grandeza hincaron la rodilla Truman Capote y Ernest Hemingway, entre otros.

De familia aristocrática, se casó con un primo al que apenas conocía en un matrimonio que a ella le permitiría abandonar Dinamarca y a él montar, con la dote de su mujer, una granja cafetera en Kenia, y vivir bien.

La pareja, que nunca llegó a estar bien avenida, se divorció en 1925 y ella quedó a cargo de la plantación cafetera -sobreponiéndose a desastres naturales, presiones sociales y conflictos bélicos- hasta que la caída de los precios en 1931 la arruinó, por lo que tuvo que venderla a su pesar y regresar a Dinamarca.

Si bien ya había publicado alguna que otra pieza, es a su regreso de África cuando la nostalgia de “su hogar keniata” la empuja a destilar, atrincherada en el gélido refugio nevado del hogar familiar, su añoranza y sus recuerdos en forma de vívidas crónicas de los paisajes, la luz, los colores, las costumbres, la cultura y las personas con las que convivió en África.

Se publicarían como Memorias de África (Alfaguara) y Sombras en la hierba (Debolsillo), ella decidió firmarlas como Isak Dinesen, y le valieron la nominación al Nobel de Literatura en 1954.

(Memorias de África, 1985 / Universal Pictures)

(Memorias de África, 1985 / Universal Pictures)

Finalmente se lo llevó Hemingway, quien siempre afirmó que era ella más merecedora del premio que él, fascinado por la obra, por el espíritu indómito y por el talento creativo de esta inigualable mujer.

Asñi que, queridos reginaexlibrislandianos: leed a la Blixen/Dinesen, si no lo habéis hecho aún. Porque además de cautivaros con su talento colosal para la narrativa y el relato no os hará falta viajar al continente africano o a la costa danesa aunque, eso sí, una vez sobrepasado el punto y final decidiréis que mataríais por ir allí.

Y para empezar con Isak Dinesen/Karen Blixen os sugeriría tres de sus obras, las mismas que prescribimos a mansalva todos los libreros en reginaexlibrislandia:

1. El festín de Babette. Isak Dinesen/Karen Blixen. Nórdica. La siempre exquisita baronesa Karen Blixen, alias Isak Dinesen, dejó en El festín de Babette una de las piezas más hermosas y cautivadoras de la Literatura no sólo nórdica, sino universal. En ella narra cómo a finales del S.XIX una emigrante francesa de oscuro pasado va a parar a una comunidad luterana afincada en una aldea de pescadores de la remota costa danesa para entrar a servir a las dos hermanas favoritas de la congregación. Tras catorce años de convivencia Babette sigue sin encajar, pero todo cambia cuando, para agradecerles su hospitalidad, decide invitarlos a todos a cenar porque más allá de un extraordinario banquete lo que les da es una lección de magistral de vida entre plato y plato. Un relato clásico que sobrecoge y cautiva más allá de su brevedad.

El festín de Babette

El festín de Babette

2. Memorias de África. Isak Dinesen/Karen Blixen. Alfaguara . Tras su fracaso matrimonial, una joven aristócrata danesa permanece en Kenia, cautivada por África y por un irresistible aventurero inglés. Isak Dinesen cuenta en primera persona sus vivencias en el vasto continente: tras su divorcio en 1925 ella quedó a cargo de la plantación hasta que por la caída de los precios en 1931 se vio obligada a venderla y regresar a Dinamarca. No es un relato tan lineal como sí lo es la versión homónima que filmó Sydney Pollack en 1985. La grandeza de la novela estriba no solo en cómo narra el principio de la desaparición del imperialismo europeo, su historia de amor con el aventurero inglés y los paisajes y costumbres que la deslumbran, sino que radica en innumerables personajes, anécdotas y momentos que atraviesan esas tres grandes tramas como vívidas y electrizantes corrientes subterráneas. Ese es su punto fuerte. El toque de genio de la Blixen.

Memorias de África

Memorias de África

3. Cuentos Completos 1. Isak Dinesen/Karen Blixen. Debolsillo. Este volumen recoge su narrativa breve temprana, desde su primer libro, publicado en 1934, Siete cuentos góticos, hasta el compendio Anécdotas del destino (1958), pasando por sus célebres Cuentos de invierno (1942). Se incluyen así algunos de sus relatos más afamados, como «El mono» o «La historia inmortal» en lo que constituye una puerta de entrada excepcional al universo literario de la gran dama de la narrativa danesa.

Cuentos Completos 1

Cuentos Completos 1

Otro grande de las letras, Truman Capote, dijo de ella que era «una auténtica seductora; una seductora por conversación». A lo que yo, y que Capote me perdone la licencia, añado el ‘una seductora entre líneas’.

¿Por qué novela empiezo a leer a Amélie Nothomb?

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

La literatura de Amélie Nothomb es al paladar literario lo que el sushi al sensorial: o lo adoras o se te atraganta.

No hay término medio. E incluso gustándote su narrativa sabes que vuelves a amelitnothonblandia obedeciendo a una retorcida e inconfesable pulsión masoquista y cierta curiosidad malsana, más allá del apetito lector puro y duro.

Y dicho lo cual no hay que ser adivino para saber que de una forma u otra saldrás malparado y con algún miembro amputado de este exótico y brutal viaje literario.

Y es que, queridos, Nothomb es cáustica, implacable, fría e irónica, y su don para diseccionar experiencias vitales y emociones  de una forma tan aséptica como demoledora atraviesa cada una de sus ficciones con la precisión de la catana de un samurái. Y si a lo que se pone la escritora belga es a novelar material autobiográfico, no hay amelienothombiano que no caiga total y absolutamente rendido a sus pies y descabezado, amén de algún lector desprevenido que haya enganchado por el camino.

Provocadora, original, breve, excéntrica, cortante, tierna y creadora de un mundo entre poético y decarnado, es una de las voces más originales y prolíficas de la literatura en francés. Tiene más de 25 criaturas librescas sueltas por el mundo, amén de piezas sueltas, colaboraciones y relatos.

Por eso cuando alguien se acerca a mis confines para que le oriente en su primera incursión al universo de Nothomb suelo sugerir empezar por alguno de los siete de sus títulos que creo que, siendo representativos, no son tan letales. Como hace un ratito:

Cliente: ¿Oye, Regina, ¿por dónde empiezo a leer a la tal Amélie Nothomb?

Regina: Bueno, bueno… ¿por fin te has decidido?

Cliente: Sí. Y bien sabes que llevo tiempo sin ver el momento, pero ayer un familiar me habló de ella y aquí estoy. He estado ojeando la balda, pero mejor dime tú qué me llevo para abrir boca.

Y le comenté lo que considero los siete mejores primeros pasos para adentrarse en el universo literario amelienotumbiano y salir tocado, pero no pulverizado por la impresión y con ganas de más:

1. Cosmética del enemigo. Amelie Nothomb. Anagrama. Breve pero intensa y letal, así es Cosmética del enemigo, en la que la arácnida Amelié Nothomb teje su infalible tela en forma de diálogo a dos bandas en la terminal de un aeropuerto, atrapándote en una sucesión de reflexiones sobre la culpa -que a todos nos corroe por una u otra causa- y sobre el reverso oscuro -que todos nos esforzamos en difuminar-, azotándote la conciencia con la intensidad de latigazos y rematándote con un final tan abrupto como inquietante. Demoledora.

Cosmética del enemigo

Cosmética del enemigo

2. Ácido sulfúrico. Amelie Nothomb. Anagrama ¿Y si organizaran un reality show inspirándose en un campo de exterminio nazi? Si ya la premisa es brutal, que sea la pluma cáustica de Amélie Nothomb la que la desarrolle hace de este pequeño artefacto narrativo una novelita bomba que te explota en la cara reventándote de dentro a fuera. Víctimas, verdugos, productores sin escrúpulos, audiencia y ejecuciones en una bibliotrampa lúcida y sobrecogedora.

Ácido sulfúrico

Ácido sulfúrico

3. Diario de golondrina. Amelie Nothomb. Anagrama. En esta breve pero colosal pieza Nothomb narra cómo un hombre bloqueado tras un desamor se convierte en asesino a sueldo con delirios onanistas. Y el caso es que todo va bien hasta que, tras leer el diario de una de sus víctimas, él se enamora de la joven, ya muerta. Soberbia.

Diario de golondrina

Diario de golondrina

4. Ni de Eva ni de Adán. Amelie Nothomb. Anagrama. Cautivadora y magnética de principio a fin, en ella, Nothomb novela su regreso al Japón que la vio nacer y que abandonó veinte años atrás para reencontrarse con un paisaje, unas costumbres y una gastronomía a los que aún permanece unida emocionalmente, pero de los que la separa el idioma. Para pulverizar esa barrera lingüística decide dar clases particulares a un joven nipón, con el que iniciará una inesperada e intensa relación amorosa que le abrirá las puertas al país del sol naciente. Divertida, emotiva y apasionada pero, eso sí, intensa, y amarga, como un trago de sake tibio de la mejor destilería Nothomb.

Ni de Eva ni de Adán

Ni de Eva ni de Adán

5. Ordeno y mando. Amelie Nothomb. Anagrama. Siempre mantuve que, en lo que a usurpadores de identidades respecta, Patricia Highsmith era la reina, y su Ripley, el personaje-camaleón por excelencia. Ahora, tras devorar la inquietante Ordeno y mando, de una Amèlie Nothomb que se supera por novelas, ya no estoy tan segura. En ella, un cuarentón anodino llamado Baptiste Bordave, más que hallar el cadáver de un desconocido en su recibidor, lo que encuentra es una vía de escape a su insípida existencia suplantando al difunto, que resulta ser un millonario sueco llamado Olaf Sildur. Asaltará un destino ajeno mientras la misteriosa muerte de su benefactor planea sobre su recién asaltada felicidad. Un sobrecogedor relato escrito a cuchillo en el que la novelista belga derrocha ingenio, talento e ironía.

Ordeno y mando

Ordeno y mando

6. Viaje de invierno. Amelie Nothomb. Anagrama. La única diferencia entre un nothombmaniaco y un no-nothombmaniaco es que mientras el primero llega a las puertas bibliófilas de Viaje de invierno habiendo devorado alguna de las doce novelas previas de la escritora belga de origen japonés, el segundo no. Pero poco más, ya que con unas pocas páginas Amélie Nothomb logra el mismo efecto en todos sus lectores: pulverizarlos a golpe de aforismos, situaciones extremas y personajes que enganchan porque descolocan y cautivan con idéntica intensidad. Ahora un desconocido anuncia que va a hacer estallar un avión como salida desesperada de un triángulo emocional en el que los vértices son el amor de su vida y la obsesiva escritora que la esclaviza psicológica y físicamente. Una bomba de relojería literaria.

Viaje de invierno

Viaje de invierno

7. Matar al padre. Amelie Nothomb. Anagrama. No hay que ser nothombiano puro para, una vez sobrepasado el punto final, doblegarse ante la excelencia de Matar al padre. Porque cualquier lector disfrutará de un relato en el que, proyectado sobre el universo en el que cohabitan magos y tramposos y el deseo feroz se materializa en mujeres de fuego, disecciona el enigma de la paternidad desde una óptica tan lúcida como reveladora. Y lo hace clavando al lector en un triángulo en el que mientras el célebre ilusionista Norman Terence y su exquisita e ígnea compañera Christine acogen al adolescente Joe Whip para que aquel sea el mentor del muchacho, el lector asiste incrédulo al giro brutal de una trama de forma que lo que parecía el devenir del destino quizá obedezca a un maquiavélico plan.

Matar al padre

Matar al padre

Mi reginaexlibrislandiano se llevó Cosmética del enemigo y Ácido sulfúrico para empezar. Veremos a ver si los acaba intacto o con algún miembro cercenado.

Y no exagero, queridos: cuando leo a Amélie Nothomb siento como si me hubieran extraído los órganos vitales, las emociones y los recuerdos, y me los estuviera devolviendo en lo que parece un libro pero que, en realidad, son mis vísceras y sentidos conservados y envasados en un tarrito hermético con formol.

Amélie Nothomb coge lo más inconfesable del ser humano, lo extirpa, lo macera y te lo devuelve con una sonrisa dibujada a cuchillo. Y siempre quieres más.

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis algo de Amélie Nothomb? ¿Qué os pareció?
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6 novelas para leer y revisitar Florencia sin aglomeraciones

No falla, queridos. Cada vez que me hablan de Florencia me posee el espítiru de la Isabel Archer del Retrato de una Dama con abanico de encaje y todo.

(Retrato de una dama, 1996 / Gramercy Pictures)

(Retrato de una dama, 1996 / Gramercy Pictures)

Pero queda ahí la cosa: el pelucón se me metaforsea en algo parecido al Ponte Vecchio bajo el que fluye no el río Arno, sino un caudal de palabras muy particular: “Todo sobre Florencia parece estar coloreado con un tono violeta suave, como el vino diluido«. Amén, señor Henri James, amén.

Por eso, como hago con otras tantas ciudades como París o Nueva York, siempre tengo un rinconcito en reginaexlibrislandia consagrado a quienes ficcionaron sobre la maravillosa ciudad italiana. Son títulos que prescribo a discreción a quienes planean su primera incursión a Florencia como lectura complementaria a las guías de turno, pero también a quienes, habiéndola visitado sobreponiéndose con dignidad y paciencia al turismo de masas, quieren redescubrirla en soledad entre las páginas de colosales muestras de ficción pura.

Y hoy, por suerte, un reginaexlibrislandiano no asiduo se materializó ante mi para formular las palabras mágicas que me detonan la euforia biblioflorentina:

Cliente: Buenos días, señorita

Regina ExLibris: Buenos días, ¿puedo ayudarle?

Cliente: Eso espero. Verá, en unos días viajo a Florencia y aunque ya tengo una guía y planos quisiera leer alguna novela ambientada en la ciudad. ¿Me recomienda alguna? Hace años leí una maravillosa sobre Miguel Ángel, La agonía y el éxtasis, pero ya no se encuentra. Y, bueno, como le digo ya la leí. Buscaba otras.

Regina ExLibris: Ah, sí, de Irving Stone. Otra lágrima más en mi eterno llanto por los descatalogados… ¡brrr! En fin. Sí, claro, puedo sugerirle algunos títulos que forman mi selección particular. Los tengo en esta balda…

Y le mostré las 6 novelas (bueno, más bien 5 y una biografía) que integran mi pasaje literario a Florencia:

1. Una habitación con vistas. E.M. Foster. Alianza. Brillante sátira de la clase media inglesa en los albores del S. XX y del encorsetamiento victoriano. En ella Lucy Honeychurch viaja a Italia en compañía de su carabina en la que es su primera incursión fuera de la campiña inglesa. Allí, en una deslumbrante Florencia todavía a salvo del turismo de masas, pero ya integrada en el Grand Tour de los viajeros europeos, se debatirá entre dos amores, uno conveniente y otro no. Lucy, una talentosa pianista, deberá elegir entre el pensativo y apasionado George, o el sofisticado y seductor Cecil. Con una espectacular Florencia como telón de fondo, la joven se debatirá entre una pasión abocada al fracaso, o un amor correcto y discreto según los cánones victorianos. Sencillamente deliciosa.

Una habitación con vistas

Una habitación con vistas

2. Las muchachas de Sanfrediano. Vasco Pratolini. Impedimenta. Sanfrediano, céntrico barrio florentino ubicado en la orilla izquierda del Arno, acoge el depósito central de basuras, el hospicio y los cuarteles, y lo pueblan gentes humildes que no llegan a fin de mes. La nota de color la ponen sus mujeres, una estirpe de un pelaje único que llena sus calles de poderío, bravura y curvas. Pero todas comparten un único punto débil: Aldo Sernesi, un donjuán apodado «Bob», cuyo pasatiempo consiste en seducirlas a todas sin tener intención de casarse con ninguna. Silvana, Gina, Tosca, Mafalda, Loretta y Bice, encarnan a todas las muchachas de Sanfrediano engatusadas por Bob. Novias, amantes o simples conquistas que, al descubrirse víctimas del mismo perverso juego, unen fuerzas y urden un plan de venganza que dejaría temblando a la mismísima Hidra.

Las muchachas de Sanfrediano

Las muchachas de Sanfrediano

3. Retrato de una dama. Henry James. Penguin Clásicos. Es, sin duda, es una de las grandes novelas del siglo XIX. Su protagonista es Isabel Archer, una bella joven norteamericana que, tras recibir una cuantiosa herencia, decide emprender un viaje por Europa con escala en Florencia para tratar de dar esquinazo a un destino predeterminado que para ella es abrumador. Mientras su familia presiona para que se case, ella se aferra a su independencia con uñas y dientes, hasta que los acontecimientos se precipitan de un modo inesperado. Se enamora del galán equivocado y termina por ser la víctima de un maquiavélico plan. Quintaesencia del arte de Henry James, retrato espectacular de las diferencias entre Estados Unidos y Europa y aguda indagación en la psicología femenina, esta portentosa novela nunca agota su lectura.

Retrato de una dama

Retrato de una dama

4. La abadesa de Castro. Stendhal. Impedimenta. Primera de las novelle que integran sus «Crónicas italianas» o, lo que es lo mismo, El Renacimento italiano en estado puro según Stendhal: crímenes, adulterios, torturas, conspiraciones, ambición y venganza. Y, entre ellas, la La abadesa de Castro destaca con peso propio. Lo que en un principio parece una introducción al siglo XVI y la mentalidad de los florentinos, páginas después deviene en el tono desgarrado de un manuscrito que recoge un amor imposible entre un bandido bueno y una bella y joven noble. Página a página la historia adquiere profundidad psicológica, y pasa de lo pintoresco a lo dramático. Los personajes cometen errores, son egoístas y extremadamente crueles, acciones que se justifican en nombre de ese sentimiento desproporcionado que es el Amor en la Florencia renacentista.

La abadesa de Castro

La abadesa de Castro

 5. Miguel Ángel Buonarroti, florentino. Giorgio Vasari. Acantilado. A falta de ejemplares de La agonía y el éxtasis, de Irving Stone (me arranco un pelo del pelucón por cada libro descatalogado) echo mano del biógrafo del Renacimiento que, a mediados del S XVI, se entregó a un proyecto colosal: narrar las vidas de los más ilustres arquitectos, pintores y escultores italianos, lo que elevó a Vasari a consagrarse en padre de la historia del arte. Por suerte Acantilado editó el capítulo dedicado a Miguel Ángel. En él, con estilo ameno y profundo, Vasari no sólo disecciona al hombre que para él encarnaba los ideales renacentistas, sino también su ajetreada existencia así como las circunstancias del proceso creativo de algunas de las más notables obras maestras del arte occidental. Con un ritmo cautivador te sumerge en la vida y la obra del genio, siempre vinculado a Florencia.

Miguel Ángel Buonarroti, florentino

Miguel Ángel Buonarroti, florentino

6. Inocencia. Penelope Fitzgerald. Impedimenta. Si te rendiste a los pies de Penélope Fitzgerald con La librería estás de enhorabuena, porque puedes disfrutar de un paseito por Florencia de la mano de una de las plumas más poderosas de las letras del S.XX que, además de recrear de forma impecable escenarios y gentes, lo adereza todo con humor inteligente. Ahora nos introduce a Chiara, una joven que, tras acabar en un internado inglés, regresa a Florencia donde vive su familia, descendiente de una saga de nobles italianos venida a menos. Chiara se enamora del doctor Rossi, un hombre recio y con una inmensa conciencia de clase. Pero ya desde su primer encuentro sienten que todo y todos están en su contra. El carácter de ambos, insegura ella e inflexible él, tampoco ayuda demasiado. Pero todo cambia cuando alguien decide adoptar una medida sorprendente y extrema, fruto de una peculiaridad ancestral del temperamento familiar. Maravillosa.

Inocencia

Inocencia

El caballero, con el que hablé largo y tendido sobre cada una, se llevó los seis títulos y prometió regresar a comentarlas a su regreso de sus dos viajes a Florencia, el físico y el literario.

Y yo, que ya sabéis lo caprichosa y permeable que soy, le despedí y corrí a embutirme en la piel de Isabel Archer para, abanico en mano, perderme por entre las páginas de Retrato de una Dama y también de las otras cinco.

Que, como decía Miguel Ángel: « Mi alma no encuentra escalera al cielo a menos que sea a través de la hermosura de la tierra». Y yo sé que vosotros sabéis que todos sabemos que para mi la hermosura de la tierra tiene forma de libraco en reginaexlibrislandia.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis alguna de estas 6 novelas? ¿qué título recomendaríais para un viaje de novela a Florencia?
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“Dame una novela para leer antes de mi safari por Kenia”

África significaba para Karen Blixen lo mismo que reginaexlibrislandia significa para mi.

(Memorias de África, 1985 / Universal Pictures)

(Memorias de África, 1985 / Universal Pictures)

A ella le daban la vida sus paisajes, colores, y gentes, y a mi me la inoculan mis confines atestados de libros. A las dos nos embarga esa certeza que ella puso negro sobre blanco: «Te despertabas por la mañana y pensabas: Estoy donde debo estar».

Además y para ser fieles a la verdad, ambas nos desenvolvemos en entornos unas veces leoninos y otras sofocantes y polvorientos. Pero, aún así, no abandonamos.

Y es que, qué queréis que os diga. A mi siempre me fascinaron por igual su vida y su obra. Tras su fracaso matrimonial ella, una joven e indomable aristócrata danesa decide permanecer diecisiete años sola en Kenia, cautivada por África y por un carismático aventurero inglés.

Os cuento esto porque hoy vino a mis confines un reginaexlibrislandiano asiduo con una curiosa y encantadora petición. Se casa en breve y la pareja viajará de luna de miel a un safari en Kenia. La afortunada, también reginaexlibrislandiana asidua y lectora voraz, no sabe lo que trama lo, aún hoy, su prometido:

Cliente: Regina, dame una novela para que la lea antes de irnos a Kenia

Regina ExLibris: Ahh ¡por supuesto, ya la tengo!

Cliente: ¿Cuál es?

Regina ExLibris: Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong…

Cliente: ¿Perdona? Eso me suena de algo, pero no a un título.

Regina ExLibris: Es el arranque de Memorias de África

Cliente: ¡Grande, Regina! Es perfecto. No se lo ha leído, ni yo tampoco. ¿Está bien, no? A ella le encanta la película, esa con con Meryl Streep y Robert Redford

Regina ExLibris: Sí, sí, a mi el libro me fascina. Pero, ojo, Memorias de África no es un relato tan lineal como sí lo es la versión que filmó Sydney Pollack en 1985. La grandeza de la novela, aunque es cierto que en su conjunto se cimenta sobre tres pilares argumentales (retrata el principio de la desaparición del imperialismo europeo, su historia de amor con el aventurero inglés y los paisajes y costumbres que la deslumbran), estriba en innumerables personajes, anécdotas y momentos que atraviesan esas tres grandes tramas como vívidas y electrizantes corrientes subterráneas. Ese es su punto fuerte. El toque de genio de la Blixen.

Cliente: Menudo personaje debió de ser, ¿no?

Regina ExLibris: Memorable, la mires por donde la mires…

Karen Blixen-Finecke (1885-1962), alias Isak Dinesen

Karen Blixen-Finecke

Se llamaba Karen Christence Blixen-Finecke (1885-1962) y era otra de esas criaturas de ficción pura, genéticamente dotada para transformar fragmentos de realidades y de personas en relatos absolutamente cautivadores. De familia aristocrática, se casó con un primo al que apenas conocía en un matrimonio que a ella le permitiría abandonar Dinamarca y a él montar, con la dote de su mujer, una granja cafetera en Kenia, y vivir bien.

La pareja, que nunca llegó a estar bien avenida, se divorció en 1925 y ella quedó a cargo de la plantación cafetera -sobreponiéndose a desastres naturales, presiones sociales y conflictos bélicos- hasta que la caída de los precios en 1931 la arruinó, por lo que tuvo que venderla a su pesar y regresar a Dinamarca.

Si bien ya había publicado alguna que otra pieza, es a su regreso de África cuando la nostalgia de “su hogar keniata” la empuja a destilar, atrincherada en el gélido refugio nevado del hogar familiar, su añoranza y sus recuerdos en forma de vívidas crónicas de los paisajes, la luz, los colores, las costumbres, la cultura y las personas con las que convivió en África.

Memorias de África

Memorias de África

Se publicarían como Memorias de África (Alfaguara) y Sombras en la hierba (Debolsillo), ella decidió firmarlas como Isak Dinesen, y le valieron la nominación al Nobel de Literatura en 1954. Finalmente se lo llevó Hemingway, quien siempre afirmó que era ella más merecedora del premio que él, fascinado por la obra, por el espíritu indómito y por el talento creativo de esta inigualable mujer. De hecho también son colosales sus relatos breves, como los volúmenes Cuentos de invierno, Siete cuentos góticos y Anécdotas del destino.

Leed a la Blixen/Dinesen, queridos, si no lo habéis hecho aún. Además de cautivaros con sus cuentos si leéis Memorias de África os aseguráis un viaje bibliófilo a sus impresionantes paisajes, sus colores, sus días cálidos y sus noches gélidas, sus lluvias y sus sequías, su flora, su fauna, sus gentes. Llenareis los pulmones con aire límpido, escuchareis el rugir de las fieras, os sobrecogerán las milagrosas tonalidades del cielo keniata y hasta danzaréis con los kikuyos. No os hará falta viajar al continente africano, aunque, eso sí, una ves sobrepasado el punto y final decidiréis que mataríais por ir allí.

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Cúbrete bien, querid@, o Nabokov te noquea con su gancho de Lolita

Si estáis pensando en leer Lolita mejor os pongo sobre aviso, como hice con la reginaexlibrislandiana que vino a mis confines a por la novela de Vladimir Nabokov

(Desayuno para dos, 1937 / Manga Films)

(Desayuno para dos, 1937 / Manga Films)

El gigante ruso es un peso pesado y perderéis la pelea y algún diente, sí, pero el combate será una experiencia bibióflila inolvidable y no os lo debéis perder. Así que enfundaros los guantes a lo Barbara Stanwyck, subir al ring y preparaos para recibir lo que está escrito.

La apasionada confesión de Humbert Humbert es una historia de amor perversamente aderezada con tres ingredientes explosivos: la atracción por las nínfulas y el incesto por un lado (léase guante derecho) y el inmaculado lirismo, la ternura y la belleza con los que Nabokov articula el relato de esa abominación (léase guante izquierdo). A lo que hay que sumar un endiablado juego de pies del escritor ruso, que te mantiene danzando al son que él marca.

Basta con abrir el libro y avanzar un par de páginas para que, ¡DING! suene la campana y asistas como lector a una demoledora descarga de golpes de derecha directos al costado que te obligan a encajar como puedas el relato brutal y sórdido de una aberración: Un cuarentón de origen europeo cuenta cómo da rienda suelta a su obsesión por una niña de doce años. Se casa con su madre y, muerta ésta, abduce a la nínfula para arrastrarla a una huida por carretera. Mientras tanto la nínfula, chillona, caprichosa, algo perversa y definitivamente descarriada, es cada vez más consciente de su poder y de cómo jugar sus cartas en la situación en la que están.

Lolita

Lolita

Y antes de que puedas reaccionar, horrorizarte y hasta tirar el libro (léase toalla) te viene un gancho de izquierda directo a la mandíbula.

Es un golpe trampa, porque te espabila y te devuelve al combate: el inmaculado lirismo, la ternura y la belleza con los que Nabokov articula el relato de esa abominación te anestesian todo atisbo de juicio moral y te meten de lleno en una historia de -llamémoslo- amor, que te conmueve y espanta por igual.

Llegados a este punto Nabokov ya te tiene bailando al son que él marca dentro del cuadrilátero. Incluso en el cuarto y el quinto asalto se permite el lujo de hacerle un guiño a la Anabel Lee de Poe, inaugurar el género de las road novels y enfrentar la belleza serena de la vieja europa con los horrores suburbanos y de la cultura del plástico y del motel de la norteamérica de los 50s, encarnados por Humbert y Lolita respectivamente.

Y el resto, ya lo imagináis, más de lo mismo: bam, bam, bam. Y entre adrenalina, sangre, sudor y tinta te mantienes en pie, leyendo con un ojo a la virulé y aguantando asalto tras asalto la lluvia de golpes de genio perfectamente calibrados de ese maldito púgil de las letras.

Vladimir Nabokob

Vladimir Nabokob

Por fin llegas al punto y final. Has perdido, claro. Nabokov te ha noqueado con la última frase y tú te desplomas exhausta y sumida en un inesperado estado de  total y absoluto éxtasis libresco.

¿O acaso creías que Nabokov no iba a ser capaz de anularte el juicio moral a golpes de genio literario? ¿Pensabas que ibas a ser incapaz de conmoverte y deleitarte con una historia tan turbia? Para nada. Porque la de enfrentarse a la lectura de Lolita es siempre la crónica de un noqueo literario anunciado.

Y eso es lo que le va a pasar a mi reginaexlibrislandiana asidua (y espero que a alguno de vosotros, reginaexlibrislandianos de pro).

Lo mejor de todo es, además del libro a por el que vino en sí, cómo llegó a él:

Clienta: Hola Regina, ¿tienes ejemplares de Lolita, de Nabokov?

Regina ExLibris: Sí, claro.

Clienta: Es que, ¿sabes? El otro día me llevé La librería, de Penélope Fitzgerald, porque me lo recomendaste con otros de libreros y librerías. Y resulta que, bueno, como sabes a Florende los del pueblo no se lo ponen fácil de entrada, pero la cosa se le complica aún más cuando se plantea vender ejemplares de Lolita, de Nabokov, que acababa de publicarse y era todo un escandalazo. Y, ya ves, de esta no pasa: quiero leérmelo ya. ¡Ja, ja, ja!

Regina ExLibris: ¡Anda! ¡Me encanta cuando pasa eso! Es lo que yo llamo los Mapas de constelaciones literarias: un libro te lleva a otro, etc. Y, sí, en 1955 sólo la editorial Olympia Press de París se atrevió a publicarlo… y ardió Troya.

Clienta: Sí, sí. Y la verdad es que siempre lo he dejado «para después». Pero ya no.

Regina ExLibris: ¡Muy bien! Pero cuando lo leas cúbrete bien, querid@, porque Nabokov te noqueará con su gancho de Lolita

 

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«Yo Soy Madame Bovary»

Y que Flaubert me perdone la licencia, pero es que soy de un bovarismo desmesurado. Vivo en un estado de frustración e insatisfacción crónica, atrapada entre mis aspiraciones y fantasías, y la insoportable parquedad de la realidad que habito.

(Madame Bovary 1949 / V. Minnelli)

(Madame Bovary 1949 / V. Minnelli)

De no ser por Reginaexlibrislandia y por mis atracones de ficción pura mi existencia estaría irremediablemente abocada a un final trágico en lo emocional y en lo financiero. Y cada vez que vuelvo a esa novela capital de la literatura -y lo hago periódicamente, unas veces por voluntad propia y otras porque se la prescribo a algún reginaexlibrislandiano- me reafirmo en mi diagnóstico y lo verbalizo frente al espejo: Yo soy Madame Bovary.

Pero no solo yo: si rascáis un poco os daréis cuenta de que vosotros, mis reginaexlibrislandanos, también sois ella, ya sea a perpetuidad o en algún momento puntual de vuestra existencia. Es la grandeza de un personaje que se alimenta de melodrama, sexo, ensueños, rebeldía, violencia y ambición, seis de las fuentes que alimentan cualquier trama de proyección universal, solo que condensadas todas en Enma Bovary.

Así que mejor y llegados a este punto matizo el título del post de hoy: Todos somos Madame Bovary. Os aseguro que, cuanto antes lo acepteis y conviváis con ello, mejor. De hecho es el tantra que musitaba una reginaexlibrislandiana asidua esta mañana mientras abandonaba mis confines entre cabizbaja y pensativa con un ejemplar de la edición de Siruela bajo el brazo. Apenas una hora antes se materializaba ante mí recelosa de la lectura del novelón de Flaubert:

Clienta: Buenos días, Regina

Regina ExLibris: ¡Ah, hola, XXX! Sé un ángel y dame un segundo que, o me libro de estas cajas vacías, o me pongo a gritar aquí mismo en plan soprano histérica hasta que estallen los cristales del escaparate… ¡que vaya mañanita llevo!

Clienta: ¡Ja, ja, ja, ja! Uy, te noto entre tensa y acelerada y son poco más de las 11, querida ¿se puede saber cuánto café has bebido ya?

Regina ExLibris: ¿Tú qué crees? ¡Apenas una mísera taza antes de venir! Han cortado el agua y, claro, sin agua NO HAY CAFÉ. Como tarden mucho en reanudar el servicio te juro que voy a aquel anaquel, saco un ejemplar de El libro del Café y ME LO COMO. ¡Literalmente!

Clienta: ¡Ja, ja, ja, ja! Vaya tela, Regina, cómo estamos hoy…

Regina ExLibris: Pero, dime, ¿necesitas algo?

(M.Bovary /V. Minnelli)

(M.Bovary /V. Minnelli)

Clienta: Pues mira, sí. Me voy unos días fuera y en el club de lectura han acordado leer Madame Bovary para comentarlo a la vuelta. Pero, yo qué sé, hija, es que es un libro que siempre me da dado como pereza. No me preguntes por qué. Vi la película en el cine hace unos diez o doce años, y me desanimó aún más. Así que vengo sin tener claro si lo quiero o si me lo salto… Sinceramente no sé si tengo el ánimo para rollos moralizantes sobre mujeres adúlteras escritos por hombres.

Regina ExLibris: ¿Moralizantes? No, querida, nada más lejos de la realidad. Flaubert ni se burla de Emma Bovary ni moraliza sobre sus emociones. Lo que hace es pulverizar todas las convenciones morales y literarias de la Burguesía del siglo XIX para presentar un prototipo de heroína rebelde que se niega a resignarse al destino.

Clienta: Ah, entonces la cosa cambia. Pero, entonces, ¿cuál es el punto?

Regina ExLibris: La novela es el magistral retrato de una libertina elegante y con delirios de grandeza que anhela en secreto las emociones maravillosas y desmesuradas que devora en sus novelas románticas y que es una de las más grandes adúlteras de libro de todos los tiempos. Desgarrada entre la prosaica realidad en que vive y sus ensueños de romances y riquezas, Enma nunca será feliz junto a su marido, un modesto médico de pueblo. Ni el nacimiento de su hija ni su affaire con un joven seductor de provincias lograrán colmar a la eternamente insatisfecha Madame Bovary.

Clienta: Mmmmm, visto así ya me va entrando más por el ojo. ¿Lo tienes?

Madame Bovary

Madame Bovary

Regina ExLibris: Sí, en varias ediciones (te diré que ahora existen en circulación más de sesenta traducciones al castellano disponibles). Yo te recomiendo una de las últimas, la de Siruela de Mauro Armiño, que además incluye fragmentos inéditos sacados de los manuscritos. Que ya que te metes en harina… Pero, como te digo, hay otras buenas, como la última de Alba Editorial Señora Bovary.

Clienta: No, vale, me quedo con la que dices de Siruela. Pinta bien.

Regina ExLibris: Te vas a sorprender, y mucho. Porque te verás reflejada en facetas de un personaje poliédrico que así, de entrada y sin haber leído la novela, puede no caerte simpática. Pero, como siempre digo, Todos somos Madame Bovary… al menos una vez en la vida. Ya me dirás a la vuelta si tengo o no razón.

Y se fue, como os decía, musitando esa frase en plan tántrico. Y yo no sólo me reafirmé en mi bovarismo desmesurado, es que aproveché el cierre de la franja del almuerzo para releérmela. Y cada vez que vuelvo a ella me parece incluso mejor. En la narración nada falta y nada sobra, y es efectivo hasta el extremo de que el texto fluye con más rapidez cuando Enma está emocionada, excitada o contenta, y se ralentiza cuando ella está aburrida o deprimida. Muy, muy grande, el maestro Flaubert.

Sin duda, un libro de los que hay que leer al menos una vez en la vida. Palabra de Regina ExLibris (a ratos Madame Bovary).

  • Y vosotros, queridos, ¿leisteis Madame Bovary? ¿Os sentísteis Bovary alguna vez?
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¿Por qué debería leer La verdad sobre el caso Harry Quebert?

Cuando un reginaexlibrislandiano se adentra en mi librería pueden plantearse tres escenarios distintos. Que sepa qué libro quiere leer y me lo pida. Que no tenga claro qué puede leer y se encomiende a mis prescripciones. O que la Providencia Librera esté acosándole para imponerle una lectura a la que él se resiste por un motivo u otro.

(Damned Don’t Cry / Warner Bros.)

(Damned Don’t Cry / Warner Bros.)

En este último caso acude a mi para que le libere, bien sugiriéndole que baje los brazos y lea el libro, bien reforzando su resistencia y contribuyendo a que le de el esquinazo definitivo a ese título acosador. Aquí la presión pasa directamente de su bibliofilia a mi pelucón, y en décimas de segundo debo pronunciarme sobre la idoneidad de ese libro para ese reginaexlibrislandiano.

Y, claro, eso es es justo lo que me ha pasado hace un rato, cuando un reginaexlibrislandiano entró y me disparó sin titubear:

Cliente: “Oye, Regina ExLibris, ¿Por qué debería leer La verdad sobre el caso Harry Quebert? Llevo resistiéndome desde que salió, ya lo sabes, pero es que entre que no paran de recomendármelo y que lo sigo viendo hasta en la sopa… ya no sé qué demonios hacer. ¡Me persigue!”

Regina ExLibris: No te resistas, querido. Léelo ya, sí o sí. No esperes literatura con mayúsculas, eso es cierto, pero te aseguro que estarás literalmente pegado a las 670 páginas. Es una de esas novelas de “absorción rápida”, porque una vez lo empiezas no puedes parar de leer. Y cuanto más avanzas, más quieres. Es entretenido y te mantiene en jaque hasta el final. Un final que, por cierto, no ves venir.

Cliente: Pues entonces ya está todo dicho, Regina. Me lo llevo. Estaré unos días fuera y se va a venir conmigo. Todo sea que lo lance al agua ¡ja, ja, ja!

Regina ExLibris: Ya me contarás después, pero dudo que acabe en remojo. Que conste que en su día yo también tuve mis recelos… pero al final caí en la trampa del amigo Joël Dicker. Me enganchó y el desenlace me pilló por sorpresa. Ese es su logro. Me lo ventilé en un fin de semana y fue una lectura antioxidante. Palabra de Regina ExLibris

Y se fue con su ejemplar bajo el brazo. El sonido de la puerta al cerrarse me solidificó en el pelucón la certeza de que él volvería como harryquebertiano. Por dos motivos: creo firmemente que, más allá de las trampitas de la Providencia Librera, son los libros los que buscan a sus lectores. Y porque, queridos, La verdad sobre el caso de Harry Quebert (Alfaguara) es una muy buena novela.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:

Harry Querbert

Harry Querbert

Atrévete a intentar adivinar quién mató a Nola Kellergan, pero el taimado Joël Dicker no te lo va a poner fácil. A través de la relación entre dos escritores –Harry, una gloria literaria nacional con un único libro publicado que se dedica a la docencia; y Markus, su joven discípulo que tras un éxito aplastante con su debut está bloqueado y no logra ni escribir ni salvar el cerco de un editor rapaz que lo presiona y amenaza- nos adentramos en el misterio de la desaparición de una menor años atrás en Aurora, una localidad de New Hampshire.

La trama detona cuando encuentran los restos de Nola en el jardín de Harry Quebert. A partir de ahí el ídolo cae en desgracia y Markus decide llegar al fondo de todo para salvar a su maestro y para armar con la verdad su nuevo bestseller. Y así es como inicias como lector una trepidante caída en espiral donde nada es lo que parece y donde cada dos por tres te sientes como el conejo al que Dicker sorprende abrasándole las retinas con las luces largas. Ritmo frenético, escenas y diálogos de corte cinematográfico, un toque cómico con la impagable madre telefónica de Markus y un final de órdago al que llegas sin saber muy bien cómo.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis La verdad sobre el caso de Harry Quebert? ¿Qué os pareció? 
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¡Bibliófilos del mundo, a por Los Miserables!

Es 14 de julio, soplan vientos revolucionarios en mi librería y si no lo digo reviento: hacernos un favor a mi y a vuestra bibliofagia y correr a pegaros un atracón con Los Miserables, de Victor Hugo.

Beauty's Lot, W. Humphrey

Beauty’s Lot, W. Humphrey

Sí, queridos, hoy. ¿Qué mejor momento? ¿Imagináis mejor excusa? Si hace 228 años ardió París y el pueblo en masa se echó a la calle, tomó La Bastilla y descabezó la opulencia con pelucón, talco y encajes en cascada vosotros bien podéis bramar  ¡AHOOOORAAAAA! y haceros con más de mil trescientas páginas de Literatura con Mayúsculas. A ser posible en la edición de Edhasa, eso sí, que a día de hoy es una de las mejores traducciones que pululan por los anaqueles.

No, queridos, no permitáis que las buenas gentes del cine, el teatro, la animación o los musicales inoculen en vuestro imaginario sus versiones tridimensionales para arrebataros una de las experiencias lectoras más alucinantes que la Providencia Librera tuvo a bien ofrendarnos.

Porque con Los Miserables Víctor Hugo pulverizó sus límites creativos y levantó a palabras un fresco emocional y realista de las entrañas y el corazón del París de finales del S.XVIII y principios del XIX poblado por personajes aplastados por la pobreza, la injusticia y las situaciones límite en plena convulsión histórica: la Revolución Francesa, el Imperio Napoleónico y la Restauración.

Los Miserables, Edhasa

Los Miserables, Edhasa

Y es en esa Francia que era una olla a presión desde el punto de vista político, social y espiritual, en la que Victor Hugo cocina a fuego lento una maravillosa historia de pasiones, sacrificio, misericordia, dignidad, redención, sueños quebrados y desamores mientras los parisinos buscan su identidad por entre los escombros de sus ideales y al pie de la recién inventada guillotina.

Este novelón es una clase magistral de literatura y de historia, y una impecable disección del alma humana. Una pieza colosal y absorbente, de esas que, además de conmover y de agitar conciencias por igual, te reconcilian con el universo.

Así que, reginaexlibrislandianos del mundo, mejor dejar lo que estéis haciendo y preparaos para emprender un viaje literario alucinante que NADIE debería perderse. Y menos aún vosotros. Y ahora os dejo que me voy a poner un ratito a desgañitarme con La Marsellesa ;P

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis Los Miserables? ¿Qué os pareció?
  • Nota de Regina: gracias a los amigos de El Desvelo por editar La vida me sienta mal, de Alberto Santamaría. Un ensayo exquisito sobre el Romanticismo con una portada gloriosa que me ha ilustrado visual e ideológicamente en este post.
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«¡Muévete y te coso a novelas negras!»

Es un hecho: si alguien pudiera verle el aura a mi bibliofila estoy convencida de que sería negra. Pero negra, negra. O con algún reflejo turbio, si me pilláis en un buen día.

(Columbia Pictures /La Dama de Shanghai)

(Columbia Pictures /La Dama de Shanghai)

Adoro el género policiaco y criminal en toda su extensión, y aunque Reginaexlibrislandia es un reflejo de mi identidad libresca dosifico mis inclinaciones biblio-criminales para que todos los géneros tengan cabida y visibilidad tanto en mi fondo como en mesas y cabeceras.

Hasta ahí todo bien, muy profesional –¡Bravo, Regina ExLibris!-. Pero, claro, otra cosa es que yo siempre tengo títulos de novelas negras cargados en mi recámara, y en cuanto me provocan ¡¡¡PA-PA-PA-PA-PA-PA!!! Desenfundo, apunto y aprieto el gatillo seis veces en una cadencia mecánica para descargar el arma sin pestañear.

Y hoy estaba yo enterrada en papeleo cuando uno de mis libreros, justo el único en mis confines a quien se le resiste lo policiaco y detectivesco, se acerca y me dice con toda su inocencia:

Oye, Regina, esta mañana oí una cosa en la radio que.., bueno, ¿sabes que el viernes arranca la Semana Negra de Gijón?

No había terminado el pobre de cerrar su interrogación y yo ya le había cosido a librazos. Me miró entre dolorido y desconcertado, y antes de que pudiera hablar me adelanté:

Sí, querido, así que montamos una mesa con esos seis títulos, que son de lo mejorcito que he leído últimamente del género. ¡Si Regina Exlibris no puede ir este año a la Semana Negra, que el mítico biblio-evento asturiano venga a reginaexlibrislandia!

Y estos son los 6 novelones de género negro y policiaco que recomiendo en la recién inaugurada Semana Negra Reginaexlibrislandiana.

¿Listos, queridos? ¡Fuego!

1. La sustancia del mal, Luca D’Andrea. Alfaguara. Por suerte este novelón acaba de publicarse en España y ya es carne del boca-oreja, porque es de esos que te corta el aliento, la circulación y hasta las ganas de parpadear para no perder tiempo y leer más. Lo tiene todo: crímenes, secretos, suspense, verdades a medias, celos, giros de órdago, viejos enigmas, personajes poliédricos y un paisaje de una belleza y de un peso en la trama demoledores. Un viaje literario a una localidad alpina donde, décadas atrás, tres jóvenes fueron masacrados sin que se hallara al culpable. Allí se instalan un estadonidense y su familia, y lo que empieza siendo curiosidad por un hecho aislado deviene en obsesión cuando se da cuenta de que allí todos ocultan algo.

La sustancia del mal, Alfaguara

La sustancia del mal, Alfaguara

2. Cualquier otro día. Dennis Lehane. RBA. Hojeándolo el lector puede pensar que, por sus más de 700 páginas, nada se va a desarrollar con prisa ahí adentro. Craso error. El talento narrativo de Dennis Lehane es descomunal y se emplea a fondo en esta trilogía completada por Vivir de noche (RBA) y Este mundo desaparecido (Salamandra), un híbrido perfecto de novela negra e histórica. En ésta, que llegará pronto a las pantallas, el escenario es Boston martilleada por el terrorismo anarquista, la incipiente lucha por la igualdad racial, el boom del béisbol, la corrupción política y una huelga policial en 1919, que desató el caos y marcó las relaciones laborales en EEUU. Sobre ese tapiz se proyectan tres historias: la de un joven policía de origen irlandés llamado a ascender en el Cuerpo, la de un buscavidas negro asfixiado por la segregación, y la un paleto bateador catapultado a superestrella del béisbol. Cada uno de ellos entraña y sufre las contradicciones de una época y un sistema que terminarán por reventar. Hipnótica y fulminante.

Cualquier otro día, RBA

Cualquier otro día, RBA

3. Ángeles en llamas. Tawni O’Dell Siruela Policiaca. Si de lo que se trata es mantenerte en jaque como lector esta novela es rápida y letal. En ella Dove Carnahan, respetada comisaria en una anodina localidad de Pensilvania, se esfuerza cada día para que nada ni nadie perturbe la paz de su comunidad. Lo que nadie sabe es que tras el uniforme y la placa Dove lucha con furia para silenciar unos demonios internos que la atormentan desde la pubertad. Pero el día en que descubren en una zanja el cadáver calcinado de una joven que pertenece a uno de los clanes más poderosos de la zona, la comisaria Carnahan no imagina que no sólo tendrá que atrapar al culpable y apaciguar a la familia de la víctima, sino que las similitudes con su pasado la colocarán cara a cara con la verdad del caso y de su propio pasado.

Ángeles en llamas, Siruela

Ángeles en llamas, Siruela

4. Camille. Pierre Lemaitre. Alfaguara. Si no conoces al Comandante Camille Verhoeven te pierdes a uno de los gigantes del elenco de investigadores del género negro actual. Gigante a pesar de no levantar más allá de metro y medio del suelo. Sí, Verhoeven es enano, pero también es brillante, huraño, nostálgico, meticuloso, impulsivo, tierno, irritable e infatigable. Con Camille concluye la tetralogía protagonizada por este genial y colérico sabueso, y es el broche de oro a cuatro novelas redondas, adictivas y absorbentes de principio a fin. En ella Anne Foster, la pareja de Verhoeven, sobrevive de milagro a una paliza que recibe durante el atraco a una joyería parisina. Además de las secuelas físicas, está aterrada -con motivo- porque vio a su agresor, un hombre que parece tener una fijación feroz por ella. Así arranca un escalofriante juego del gato y el ratón que Verhoeven trata por todos los medios de finiquitar a contra reloj para salvar a su mujer. Y, por cierto: la literatura de Pierre Lemaitre es de tal calibre que cada giro de la trama te martillea las sienes hasta el final.

Camille, Alfaguara

Camille, Alfaguara

5. El Santo al cielo. Carlos Ortega Vilas. Dos Bigotes. Este alocado y frenético thriller psicológico es una de las propuestas más originales y sorprendentes del panorama policiaco actual. Con apenas una mano de tres personajes, un viejo alfiler y un cadáver, Carlos Ortega Vilas gana la partida a un lector que llega sin opciones al punto y final. Aldo Montero, inspector jefe de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos y fanático del santoral, está Julio Mataró, su enlace con la Guardia Civil, quien le comunica la identidad del cadáver que les observa con mirada aséptica en un piso también aséptico. Es Orion Dauber. Y poco más. No hay huellas ni más pistas pero, eso sí parece estar relacionado con un adolescente desaparecido que obsesiona desde hace tiempo a Montero. Así arranca un baile al que es también invitada Silvia, una mujer empeñada en anestesiar su propia memoria y apegada a un viejo alfiler de sombrero que resultará crucial en la trama. Pasen, lean y disfruten de una novelita que es una bomba de relojería.

El santo al cielo, Dos Bigotes

El santo al cielo, Dos Bigotes

6. El lagarto negro. Edogawa Rampo. Salamandra Black.  Imagina una novela que combine a la perfección lo mejor de Sherlock Holmes y Auguste Dupin, lo aderece con dosis de acción trepidante y lo espolvoree con humor, bastante irreverencia y algún otro guiño al pulp. Pues esa es la fórmula magistral de Edogawa Rampo, el tótem de la novela policiaca japonesa que ha tenido en vilo a legiones de lectores nipones desde que se publicó en los años treinta. Prepárate para asistir boquiabierto al fascinante duelo a muerte entre Kogorō Akechi, el sabueso de Rampo, y la sinuosa madame Midorikawa, apodada «Lagarto Negro» y con una querencia enfermiza por coleccionar joyas ajenas. El día en que ella pone el ojo en el pedrusco más preciado de todo el país sabe que la partida no ha hecho más que empezar. El pulso Midorikawa- Akechi no deja títere con cabeza. Ni siquiera la del lector.

El lagarto negro, Salamandra

El lagarto negro, Salamandra

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿qué novela negra que halláis descubierto últimamente añadiríais a la mesa temática de la Semana Negra de Reginaexlibrislandia?

El bit que habito (vuelve Regina ExLibris)

Reginaexlibrislandianos del mundo, he vuelto.

Durante años diseccioné mi día a día entre anaqueles mientras aprendía el oficio de librera, y post a post caísteis en mi red de libros por leer. Pero un buen día eché el cierre de Reginaexlibrislandia y me esfumé. Se acabó. Sin un adiós, sin una nota y, más preocupante aún, sin una última recomendación. Nada. Adiós a Regina ExLibris

Pero, ¿Qué me ocurrió en enero de 2010? Os lo cuento rápido con ayuda de Almodóvar y de Thierry Jonquet, que ya sabéis que si no hablo en términos de referencias literarias y de celuloide ardo por combustión espontánea.

Por aquel entonces alboreaba el sector del libro digital, y con más recelos que curiosidad fui a unas jornadas. ¿Quién demonios me iba a decir a mi que ese lapso suelta entre gurús, plataformas y tecnologías terminarían conmigo encerrada en un sótano lleno de cables, instrumental quirúrjico y prototipos de dispositivos de lectura, sin un puñetero libro en papel que llevarme a los ojos?

La piel que habito

La piel que habito (Warner Bros. /El Deseo)

Pues así fue. Un fundamentalista de la ciberlectura decidió que, como los editores ignoraban su mensaje papel-apocalíptico, su mejor baza era convertir a un librero en su profeta digital a medida. Y como no encontró mejor lugar para buscar víctima que la cafetería del evento allá que me pilló a mi, Regina ExLibris, con la guardia baja y hasta las cejas de cafeína.

Total, que he pasado siete años de encierro sometida a un pulso agotador: él emperrado en convertirme en un prototipo de librera digital, y yo erre que erre que Regina ExLibris es más pro-imprenta que Gutenberg. Y mientras él no ha escatimado en terapias invasivas ni cirujías de implantación de microchips y vete tú a saber qué más ardides para «digitalizarme«, yo he sobrevivido como buenamente he podido.

La piel que habito (Warner Bros. /El Deseo)

La piel que habito (Warner Bros. /El Deseo)

Porque lejos de rendirme yo me dije: Reina, cualquier día a éste mamarracho se le va la mano y te fríe el cerebro, así que lo mejor es adoptar el modo alerta máxima del glorioso tigre de  Elías Canetti en Libro de los muertos:

«El ininterrumpido ir y venir del tigre ante los barrotes de su jaula para que no se le escape el único y brevísimo instante de la salvación».

Y, por fin, ese momento llegó y me liberé. Pero eso es otra historia. Ahora lo importante es que yo, Regina ExLibris, he vuelto. Cargadita de secuelas y de traumas, eso sí. Tantos que lo más terapéutico para todos es que por ahora me desdoble en dos libreras: la analógica y la digital. Al menos hasta que logre unificar ambas facetas sin masacrarme en el intento.

Así que por el día seré la Regina Exlibris de siempre, con mi querencia a la cafeína, mis delirios antropológicos y esta obsesión enfermiza por alimentar la bibliofilia de cualquiera que se me ponga a tiro en Reginaexlibrislandia.

Pero al echar el cierre me travestiré en iRegina para soltar a la librera digital que me han inoculado a la fuerza y tratar de conciliar ambos mundos silueteándome bit a bit y con vuestra ayuda la versión digital de Reginaexlibrislandia.

Porque, total, si lo mío es dar de leer ¡qué más da el formato! El quid, queridos, es cómo hacerlo. ¿O no? ¿Quienes de vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, a estas alturas no habéis pecado en digital en mayor o menor grado?

NOTA DE REGINA:

Si buscas emociones bibliófilas intensas deja lo que tengas entre manos y hazte con Tarántula, de Thierry Jonquet. Esas poco más de 130 páginas te colocan en una guillotina para dejar caer sobre tu nuca una enorme cuchilla de una aleación de acero, horror, sadismo, amor, sexo y venganza. Te aseguro que al llegar al final tu cabeza reposará en un saco con una mueca bobalicona congelada para la posteridad. 

Tarántula, de Thierry Jonquet

Tarántula, de Thierry Jonquet

En ella un delincuente cuyo mejor amigo lleva años desaparecido cree que la vía de escape para sus problemas es pasar por las manos de un brillante cirujano plástico local. Lo que no sabe es que su «salvador» es un ser corroído por una obsesiva sed de venganza, que alterna su tiempo con su hija enferma mental y con una sinuosa mujer fatal, a la que adora y humilla según el día. Si eso ya es un campo minado, pronto emergerá otra voz en la narración: la del amigo desaparecido, recluido y vejado sistemáticamente en un oscuro sótano por alguien que se hace llamar Tarántula. Vertebrada en tres partes y con un uso magistral de cuatro voces narrativas, la trama se precipita a velocidad de crucero hasta un final tan inesperado como demoledor. Esta Tarántula literaria es uno de los artefactos narrativos más inquietantes, siniestros, elegantes y retorcidos que puedas encontrar entre anaqueles. Almodóvar adquirió los derechos y filmó La piel que habito, su particular versión.