Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

Archivo de diciembre, 2017

Trivial: ¿Cuánto sabes de la novela Matar a un ruiseñor, de Harper Lee?

(Matar a un ruiseñor, 1962 / Universal)

(Matar a un ruiseñor, 1962 / Universal)

Harper Lee llevaba una bomba de relojería dentro, y estalló en Matar a un ruiseñor, una maravillosa novela cuya onda expansiva se deja sentir más allá del final. Ambientada en una aldea sureña castigada por la Gran Depresión y narrada en la voz de una niña pequeña, cuenta cómo su padre –el abogado Atticus Finch– defiende a un hombre negro acusado en falso de violación. Cargada de realismo e ironía, es un brillante tapiz de la América profunda, de los conflictos raciales, del miedo a los distintos y de irrupción de una niña en la madurez a golpes de realismo. Soberbia, Regina Exlibris dixit.

Si eres de los que sí leyó el texto original demuestra que realmente conoces el novelón respondiendo al trivial «Matar un ruiseñor»de Regina ExLibris. ¿Listo? ¡Vamos!

 

«¡Mis nietos van a pasar estos días en la isla de Robinson Crusoe sí o sí!»

Pocas cosas hay que un buen librazo a tiempo no consiga.

(Dr. No, 1967 / United Artists)

(Dr. No, 1967 / United Artists)

Esa es una gran verdad que se materializa cada día en reginaexlibrislandia. Pero como lo más normal es que sea yo quien biblioprescriba, cuando se adentra en mis confines un reginaexlibrislandiano que también apuesta por la lectura como remedio para casi todo mi bibliofilia se viene arriba. Y más si el biblioprescriptor es un abuelo que viene a por un título para su nieto.

Y no es sólo porque mi abuelifilia es, como lo son todas mis filias, desmesurada, sino porque muchas veces tienen una manera de pedirte el libro de lo más original. Será porque están de vuelta de todo, o será porque le hablan al mundo desde los galones de mil batallas superadas, o puede que porque yo tenga un extraño don para atraer perfiles particularmente inspirados… sea por lo que sea el caso es que en mi anecdotario de librería los abuelos y las abuelas se llevan la palma.

Y si en su día un caballero en lugar de pedirme un ejemplar de La isla del tesoro me soltó un «Quiero enrolar a mi nieto en La Hispaniola» que me dejó total y absolutamente petrificada y fascinada, esta tarde una encantadora octogenaria me ha enviado a su manera a una remota isla en la desenbocadura del Rio Orinoco a buscar a Robinson Crusoe para que recoja a sus nietos y se los lleve un par de días a su campamento junto a Viernes, pero sin cachivaches electrónicos.

La petición, como os podréis imaginar, me ha dejado entre anonadada y en éxtasis libresco… Pero como soy rápida he reaccionado a tiempo de entablar diálogo ya embutida en la piel más «isleña» que tengo en el fondo de biblioarmario, que es mi trajecito de Honey Ryder en Dr.No, así que de esa guisa siguió la conversación con la encantadora reginaexlibrislandiana:

Clienta: Sí. ¡Mis nietos van a pasarse estos días en la isla de Robinson Crusoe sí o sí!

Regina: Pero, ¿a qué se refiere?

Clienta: Pues, mira, Regina, se quedarán unos días con nosotros en el pueblo, y no hay ordenadores ni nada de eso. Fíjate que apenas si funcionan los móviles, y creo que ya solo se ve un canal de televisión. El caso es que entre que sus padres no estarán y que me enferma verles todo el día pegados a sus cachivaches he decidido que nada de aparatos y que van a leer Robinson Crusoe. ¿Qué puede haber más divertido, querida?

Regina: ¡Ja, ja, ja! Nada, no seré yo quien le diga que es un mal plan leer Robinson Crusoe.

Clienta: Y ya no es solo que lean y se diviertan, Regina, es que se diviertan leyendo. Y además te reconozco que estoy cansada de ver cómo valoran muy poco TODO lo que tienen, que es mucho. Demasiado, creo yo. Quiero que aprendan a vivir sin depender de todas esas cosas, y quiero que se den cuenta, como Robinson Crusoe, de que hay otras formas de vivir y de divertirse, y también de superarse en las adversidades. Y de que para tener ciertas cosas tienes que tirar de ingenio y de esfuerzo. ¿No crees?

Daniel Defoe

Daniel Defoe

Regina: me parece una idea maravillosa. Y, como dices, además les terminará por encantar.

Clienta: Sí, se pasarán el viaje y el primer día refunfuñando, pero supongo que sin más opciones acabarán por ceder y…

Regina: ¡Y luego no van a a querer irse de la isla!

Clienta: Eso espero, ¡sí! Yo aún recuerdo la primera vez que lo leí, también durante unas vacaciones. Era de mi hermano mayor, y no era muy «de señoritas», pero, ay hija, lo empecé y no pude parar. Mis mellizos cumplen ahora 11 años, y creo que yo era incluso más jovencita entonces. Luego lo he releído varias veces, ¿te lo puedes creer? El olor a salitre, el miedo a los caníbales, el empezar de cero sin nada, solo…

Regina: Sí, yo también recuerdo cómo me impactó. Y tres siglos después sigue más vivo que entonces.

Clienta: ¡Hombreeeee, cómo lo sabes, Regina! Hay muchos libros que cuentan la misma historia, y también películas. ¿Cómo era aquella de un naúfrago, esa con el actor moreno de Filadelfia!

Regina: Sí, la de Tom Hanks: Naúfrago. Y también hay series de televisión

Clienta: ¡Y hasta concursos en la televisión!

Regina: ¡Es verdad! Programas de telerealidad de supervivencia en islas

Clienta: En fin. ¿Qué edición me sugieres?

Regina: Pues la de Alianza está muy bien, y si prefieres algo ilustrado que les vaya a «entrar más por el ojo» al principio, esta de Anaya Juvenil sería perfecta.

Al final se llevó la edición Robinson Crusoe ilustrada de Anaya Juvenil, y se fue con la promesa de regresar para darme detalles de la maravillosa biblioaventura robinsoncrusoeniana que van a emprender sus dos nietos mellizos sin saberlo.

No me digáis que es fácil superar esa manera de pedirte un libro. De la misma forma que tampoco es sencillo encontrar gente con ese afán biblioprescriptor, aunque sea un poco a la fuerza y a traición. ¿verdad?

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

Robinson Crusoe

Robinson Crusoe

¿Cómo sobrevive Robinson 28 años en una isla desierta con un salvaje llamado Viernes, al que rescata de las garras de una tribu de caníbales? Ya sea para que los chavales conozcan de primera mano la historia del superviviente por excelencia, o para que un lector de cualquier perfil se adentre por vez primera en esta aventura de salitre y superación, o incluso para entender el origen de algún que otro fenómeno catódico que es de todo menos original, cualquier excusa es buena para leer la que se considera novela fundacional de la literatura británica. Porque tres siglos después de su primera edición este maravilloso artefacto literario no solo sigue enganchando y cautivando lectores, sino que genera múltiples y antagónicas interpretaciones. Y es que, más allá de una increíble aventura Robinson Crusoe es una lúcida reflexión de cuestiones sociales, políticas, religiosas y económicas que, pese al tiempo, siguen más vigentes que nunca. Maravillosa.

¿Por qué novela empiezo a leer a Amélie Nothomb?

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

La literatura de Amélie Nothomb es al paladar literario lo que el sushi al sensorial: o lo adoras o se te atraganta.

No hay término medio. E incluso gustándote su narrativa sabes que vuelves a amelitnothonblandia obedeciendo a una retorcida e inconfesable pulsión masoquista y cierta curiosidad malsana, más allá del apetito lector puro y duro.

Y dicho lo cual no hay que ser adivino para saber que de una forma u otra saldrás malparado y con algún miembro amputado de este exótico y brutal viaje literario.

Y es que, queridos, Nothomb es cáustica, implacable, fría e irónica, y su don para diseccionar experiencias vitales y emociones  de una forma tan aséptica como demoledora atraviesa cada una de sus ficciones con la precisión de la catana de un samurái. Y si a lo que se pone la escritora belga es a novelar material autobiográfico, no hay amelienothombiano que no caiga total y absolutamente rendido a sus pies y descabezado, amén de algún lector desprevenido que haya enganchado por el camino.

Provocadora, original, breve, excéntrica, cortante, tierna y creadora de un mundo entre poético y decarnado, es una de las voces más originales y prolíficas de la literatura en francés. Tiene más de 25 criaturas librescas sueltas por el mundo, amén de piezas sueltas, colaboraciones y relatos.

Por eso cuando alguien se acerca a mis confines para que le oriente en su primera incursión al universo de Nothomb suelo sugerir empezar por alguno de los siete de sus títulos que creo que, siendo representativos, no son tan letales. Como hace un ratito:

Cliente: ¿Oye, Regina, ¿por dónde empiezo a leer a la tal Amélie Nothomb?

Regina: Bueno, bueno… ¿por fin te has decidido?

Cliente: Sí. Y bien sabes que llevo tiempo sin ver el momento, pero ayer un familiar me habló de ella y aquí estoy. He estado ojeando la balda, pero mejor dime tú qué me llevo para abrir boca.

Y le comenté lo que considero los siete mejores primeros pasos para adentrarse en el universo literario amelienotumbiano y salir tocado, pero no pulverizado por la impresión y con ganas de más:

1. Cosmética del enemigo. Amelie Nothomb. Anagrama. Breve pero intensa y letal, así es Cosmética del enemigo, en la que la arácnida Amelié Nothomb teje su infalible tela en forma de diálogo a dos bandas en la terminal de un aeropuerto, atrapándote en una sucesión de reflexiones sobre la culpa -que a todos nos corroe por una u otra causa- y sobre el reverso oscuro -que todos nos esforzamos en difuminar-, azotándote la conciencia con la intensidad de latigazos y rematándote con un final tan abrupto como inquietante. Demoledora.

Cosmética del enemigo

Cosmética del enemigo

2. Ácido sulfúrico. Amelie Nothomb. Anagrama ¿Y si organizaran un reality show inspirándose en un campo de exterminio nazi? Si ya la premisa es brutal, que sea la pluma cáustica de Amélie Nothomb la que la desarrolle hace de este pequeño artefacto narrativo una novelita bomba que te explota en la cara reventándote de dentro a fuera. Víctimas, verdugos, productores sin escrúpulos, audiencia y ejecuciones en una bibliotrampa lúcida y sobrecogedora.

Ácido sulfúrico

Ácido sulfúrico

3. Diario de golondrina. Amelie Nothomb. Anagrama. En esta breve pero colosal pieza Nothomb narra cómo un hombre bloqueado tras un desamor se convierte en asesino a sueldo con delirios onanistas. Y el caso es que todo va bien hasta que, tras leer el diario de una de sus víctimas, él se enamora de la joven, ya muerta. Soberbia.

Diario de golondrina

Diario de golondrina

4. Ni de Eva ni de Adán. Amelie Nothomb. Anagrama. Cautivadora y magnética de principio a fin, en ella, Nothomb novela su regreso al Japón que la vio nacer y que abandonó veinte años atrás para reencontrarse con un paisaje, unas costumbres y una gastronomía a los que aún permanece unida emocionalmente, pero de los que la separa el idioma. Para pulverizar esa barrera lingüística decide dar clases particulares a un joven nipón, con el que iniciará una inesperada e intensa relación amorosa que le abrirá las puertas al país del sol naciente. Divertida, emotiva y apasionada pero, eso sí, intensa, y amarga, como un trago de sake tibio de la mejor destilería Nothomb.

Ni de Eva ni de Adán

Ni de Eva ni de Adán

5. Ordeno y mando. Amelie Nothomb. Anagrama. Siempre mantuve que, en lo que a usurpadores de identidades respecta, Patricia Highsmith era la reina, y su Ripley, el personaje-camaleón por excelencia. Ahora, tras devorar la inquietante Ordeno y mando, de una Amèlie Nothomb que se supera por novelas, ya no estoy tan segura. En ella, un cuarentón anodino llamado Baptiste Bordave, más que hallar el cadáver de un desconocido en su recibidor, lo que encuentra es una vía de escape a su insípida existencia suplantando al difunto, que resulta ser un millonario sueco llamado Olaf Sildur. Asaltará un destino ajeno mientras la misteriosa muerte de su benefactor planea sobre su recién asaltada felicidad. Un sobrecogedor relato escrito a cuchillo en el que la novelista belga derrocha ingenio, talento e ironía.

Ordeno y mando

Ordeno y mando

6. Viaje de invierno. Amelie Nothomb. Anagrama. La única diferencia entre un nothombmaniaco y un no-nothombmaniaco es que mientras el primero llega a las puertas bibliófilas de Viaje de invierno habiendo devorado alguna de las doce novelas previas de la escritora belga de origen japonés, el segundo no. Pero poco más, ya que con unas pocas páginas Amélie Nothomb logra el mismo efecto en todos sus lectores: pulverizarlos a golpe de aforismos, situaciones extremas y personajes que enganchan porque descolocan y cautivan con idéntica intensidad. Ahora un desconocido anuncia que va a hacer estallar un avión como salida desesperada de un triángulo emocional en el que los vértices son el amor de su vida y la obsesiva escritora que la esclaviza psicológica y físicamente. Una bomba de relojería literaria.

Viaje de invierno

Viaje de invierno

7. Matar al padre. Amelie Nothomb. Anagrama. No hay que ser nothombiano puro para, una vez sobrepasado el punto final, doblegarse ante la excelencia de Matar al padre. Porque cualquier lector disfrutará de un relato en el que, proyectado sobre el universo en el que cohabitan magos y tramposos y el deseo feroz se materializa en mujeres de fuego, disecciona el enigma de la paternidad desde una óptica tan lúcida como reveladora. Y lo hace clavando al lector en un triángulo en el que mientras el célebre ilusionista Norman Terence y su exquisita e ígnea compañera Christine acogen al adolescente Joe Whip para que aquel sea el mentor del muchacho, el lector asiste incrédulo al giro brutal de una trama de forma que lo que parecía el devenir del destino quizá obedezca a un maquiavélico plan.

Matar al padre

Matar al padre

Mi reginaexlibrislandiano se llevó Cosmética del enemigo y Ácido sulfúrico para empezar. Veremos a ver si los acaba intacto o con algún miembro cercenado.

Y no exagero, queridos: cuando leo a Amélie Nothomb siento como si me hubieran extraído los órganos vitales, las emociones y los recuerdos, y me los estuviera devolviendo en lo que parece un libro pero que, en realidad, son mis vísceras y sentidos conservados y envasados en un tarrito hermético con formol.

Amélie Nothomb coge lo más inconfesable del ser humano, lo extirpa, lo macera y te lo devuelve con una sonrisa dibujada a cuchillo. Y siempre quieres más.

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

(Kill Bill Vol 1 / Miramax)

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis algo de Amélie Nothomb? ¿Qué os pareció?
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Cómo prescribo Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig en mi librería hasta sin pretenderlo

Prescribir y vender libros es mi oficio. Soy librera.

(Blithe Spirit, 1945 / General Film)

(Blithe Spirit, 1945 / General Film)

Pero prescribir y vender algunos libros es mucho más que un oficio para mi. Es un biblioprivilegio tan placentero, excitante y satisfactorio que no puede ser sano. Por eso lo disfruto tanto y con tanta intensidad.

Y si además resulta que puedo prescribir títulos desde otra dimensión y sin pretenderlo la bibliofilia se me hincha en del pelucón hasta adoptar las proporciones de un zeppelín que termina aplastado contra el techo de reginaexlibrislandia.

Sí, habéis leído bien: parece que puedo prescribir lecturas sin tener que ser una librera de cuerpo presente. Y, claro, me he visualizado metamorfoseada en un ectoplasma verdoso y libresco, que susurra títulos a discreción. Así prescribo sin dirigirme directamente a mi reginaexlibrislandian@, que previamente ha registrado y almacenado mi parloteo a terceros, y luego imagina que le hablo directamente a su bibliofilia como una librera espectral. ¿Se puede pedir más?

Resulta que estaba yo a mis quehaceres librescos (léase enterrada bajo una densa capa de papelotes) cuando se materializó al otro lado del escritorio uno de mis reginaexlibrislandianas más asiduas y, por qué no decirlo, más tímidas. Tras un leve carraspeo, me llamó:

Clienta: Regina, perdona

Regina: ¡Sí! ¿Qué? ¡Ah, hola! ¿Qué tal?

Clienta: Muy bien, gracias.

Regina: ¿En qué te puedo ayudar?

Clienta: No, tranquila, estoy bien. Es que, verás… yo quería simplemente pasarme para agradecerte la recomendación del otro día.

Regina: ¿Recomendación? Mmm, a ver, espera. El sábado te llevaste uno de Zweig, Momentos estelares de la humanidad. ¿No?

Clienta: ¡Sí, ese mismo!

Regina: Pero… ¡yo no te lo sugerí, lo cogiste tú de aquél montoncito!

Clienta: Sí y no. Es que, verás, hace tiempo te oí una conversación tuya con una señora que buscaba un libro para su marido, a quien le gustaba la historia. Y, bueno, le recomendaste el Zweig. Hablaste con tanta pasión del libro que no pude dejar de escuchar. Sé que estuvo mal, y como me daba vergüenza no me lo llevé ni ese día ni después, para que no pensaras que te espiaba, ¿sabes? Pero el sábado ya me decidí y me lo llevé.

Regina: ¡Ahhhh! ¡Pero, mujer!

Cliente: Y es que apenas he leído los primeros 4 o 5 capitulos (lo estoy leyendo un poco despacio, lo sé, pero es que solo empiezo un capitulo si sé que tengo el tiempo para terminarlo) pero te diré que estoy absolutamente fascinada. Es que, verás, cada cada capitulo me conmueve, pero además me brinda un poco más: he empezado con un viejo ejemplar de «Los oficios» de Ciceron que tenía en casa; además ayer escuché (por primera vez completo) el Mesías de Händel, y esta mañana he estado ordenando papeles con La Marsellesa de fondo. Soy muy, muy tímida, ya te habrás dado cuenta, por lo que dudo que pueda expresar claramente cuánto te agradezco esta recomendación. Así que simplemente repetiré: ¡muchas, muchas, muchas gracias Regina ExLibris, por Momentos estelares de la humanidad!

Regina: ¡Ay, señor, señor! ¡Gracias A TI por venir a decírmelo, mujer! ¡Y por unirte a nuestra pequeña biblioparroquia!

Cliente: ¿A qué te refieres?

Regina: ¿No te lo había dicho? ¡Stefan Zweig es el Santo Patrón de Reginaexlibrislandia, querida! Y el montoncito de donde cogiste tu ejemplar es nuestro altar al bueno de Zweig.

Y poco después ella abandonó mis confines y yo bajé de nuevo al suelo de reginaexlibrislandia para retomar como buenamente pude mis tareas tras ese instante memorable de éxtasis librero. O, como diría Stefan Zweig:

«Momentos que, resplandecientes e inalterables como estrellas, brillan en la noche de lo efímero»

Así que decidme, queridos reginaexlibrislandianos de pro, ¿entendéis lo que digo cuando digo que prescribir y vender algunos libros es mucho más que recomendar y comerciar con ejemplares?

RESEÑA REGINA EXLIBRIS

Momentos estelares de la humanidad

Momentos estelares

En Momentos estelares de la humanidad Stefan Zweig recrea catorce episodios históricos protagonizados por algunos personajes ‘elegidos’ que, guiados por el azar, las pasiones -altas y bajas-, el instinto o su propio genio, detonaron puntos de inflexión en la Historia y marcaron el destino del resto.

Con el colosal talento literario de Zweig, sus enormes conocimientos históricos y su don innato para instruir deleitando, leeremos entre extasiados y alucinados cómo el olvido de una portezuela determinó la caída de Constantinopla, cómo un desliz hundió al mismísmo Napoleón, o cómo a Händel se le tuvo que reventar el alma para poder componer El Mesías. Fascinante concatenación de catorce milagros literarios que retratan momentos sublimes de la historia de la humanidad.

 

Trivial: ¿Cuánto sabes de Canción de Navidad, de Charles Dickens?

(Teleñecos en cuento de Navidad / Walt Disney Pictures)

(Teleñecos en cuento de Navidad / Walt Disney Pictures)

No importa la edad, el bagaje ni que se conozca la historia por sus adaptaciones: hay que leer Canción de Navidad, un delicioso artefacto literario de uno de los titanes de las letras, Charles Dickens. Él dibujó al avaro de tinta por excelencia, y, con ayuda de unos fantasmas y viajes en el tiempo vital del protagonista, logró removerle el alma mientras insuflaba ‘espíritu navideño’ a generaciones de lectores y cargaba tintas contra esa Inglaterra victoriana de doble moral que siempre alimentó su universo creativo.

Si eres de los que sí leyó el texto original de Dickens demuéstralo respondiendo al trivial Canción de Navidad de Regina ExLibris. ¿Listo? ¡Pues allá vamos!

 

9 libros para regalar a un bibliófilo y quedar como una Regina ExLibris

Libros para bibliófagos de Regina Exlibris

Libros para bibliófagos de Regina Exlibris

Hay que tener valor para regalar un libro a un bibliomaníaco.

Sí, porque si elegir un libro para cualquier lector puede ser difícil, cuando el destinatario es un bibliófago confeso lo que a priori parece fácil («Total, como le gustan tanto los libros… algo encontraré«) terminará por desencadenar una auténtica pesadilla libresca.

Porque, claro, a la decidida embestida a la librería sobreviene la consabida parálisis y bloqueo graduales precedidas de los interrogantes de rigor: ¿Qué no se ha leído? ¿Cómo no va a conocer a ese autor?¿Y si ya lo tiene en su biblioteca? ¿Y si me lo tira a la cabeza? ¿Y si es demasiado mainstream? Y vuelta a empezar en un diabólico bibliobucle del que sólo le rescatan la Providencia Librera o el librero de turno. Y en este caso yo, vuestra Regina ExLibris, que vengo al quite.

Así que si el receptor de vuestro biblioregalo está en otra dimensión lectora y no os animáis a probar ni con cualquiera de mis reginazos de ficción ni con alguno de mis reginazos de no ficción veamos si os encajan sugerencias de títulos para paladares librescos particularmente exquisitos.

¿Listos?

Van mis 9 libros para regalar a un bibliófilo y quedar como una Regina ExLibris:

1. La librería encantada. Christopher Morley. Periférica. Los amantes de los libros que hablan de libros están de enhorabuena, y más si leyeron La librería ambulante puesto que su continuación, La librería encantada es un himno a la bibliofilia. Si en la primera Christopher Morley nos narraba cómo Roger y Helen Mifflin se recorrían la América rural en su librería-carromato derrochando pasión por la literatura, ahora echan su ancla libresca en el Brooklyn de finales de la I Guerra Mundial para abrir su particular librería de segunda mano. En ella no sólo acogerán a un exquisito elenco de clientes, sino también las reuniones de una troupe de libreros que diseccionan su profesión frente a la tarta de Helen, a una aprendiz de librera, a un joven publicista e incluso un misterio en torno a un libro que aparece y desaparece. Una novela divertida, cargada de literatura y de humor que se disfruta a cada salto de página.

La librería encantada

La librería encantada

2. Mendel, el de los libros. Zweig. Acantilado. Escrito en 192, narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en un café de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela. Pero en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro, y cuando logra regresar a Viena y al rincón de su café ya nada ni nadie es como eran. Un maravilloso relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo xx que esconde no solo un manifiesto antibelicista, sino que es un canto épico a los libreros, a la pasión por los libros como objeto y a la literatura como antídoto existencial.

 

Mendel, el de los libros

Mendel, el de los libros

 3. La librería. Penélope Fitzgerald. Impedimenta. Obra maestra de la entomología librera narra odisea de una viuda de guerra que quiere montar una librería en un pueblo costero de Sulfolk en 1959. Si con eso ya hay material para una historia, es en los matices donde reside la maestría de Fitzgerald. Porque Florece opta por una librería no solo por bibliofilia, sino porque su experiencia profesional fue en su juventud entre libros. Porque la aldea está aislada y no existe actividad comercial. Porque el local está infestado de ratas, de humedad y de poltergeist y, para remate, porque ese enclave es el elegido por la reina social local para su ateneo cultural, motivo por el que comanda una resistencia despiadada contra la librería. Así que Florence luchará con uñas, dientes, y libros para resistir ante una presión vecinal que pasa de clama tensa a tormenta a punto de estallar cuando se plantea vender ejemplares de Lolita, de Nabokov.

 

La librería

La librería

4. 84 Charing Cross Road. Helene Hanff. Anagrama. La novela epistolar de Helene Hanff recoge la correspondencia que mantuvieron durante veinte años una rónica, extravagante y locuaz norteamericana y los libreros de una librería de viejo londinense al término de la II Guerra Mundial. La insaciable sed de ella por hacerse con libros imposibles y el empeño de ellos, especialmente de Frank Doel, por conseguírselos, da pie, con los años, a una intimidad cargada de ternura e ironías proyectadas sobre el fondo de una misma pasión: los libros y las librerías. Si a ello añadimos la incontenible anglofilia de Helene Hanff, su particular sentido del humor y ese empeño perverso en desinflarle a puñaladas lingüísticas la flema inglesa al siempre correcto Frank Doel, y lo espolvoreamos con sus esfuerzos por aliviarles las estrecheces de la posguerra, el resultado es esta joya de que derrocha inteligencia, diversión, ternura y bibliofilia.

84 Charing Cross Road

84 Charing Cross Road

5. Max Perkins. El Editor De Libros. A. Scott Berg. Rialp. Editado en España gracias a la versión filmada por Michael Grandage con Colin Fitrh, Jude Law y Nicole Kidman narra la vida de Max Perkings, el mítico editor del no menos legendario sello Scribner’s Soon, que desde su oficina en la Quinta Avenida del Manhattan de los años 30 publicó a titanes de las letras anglosajonas como Erskine Caldwell, James Jones, Kurt Vonnegut, Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway o Thomas Wolfe, algunos de los cuales engrosan la Generación Perdida. El don para descubrir y potenciar talentos literarios, así como su minuciosidad inquebrantable en las tareas de corrección, edición y revisión e incluso en la campaña de lanzamiento de sus libros han hecho de él un grande entre los grandes de la edición de todos los tiempos. Su historia con Thomas Wolfe y sus El Angel que nos mira y Del tiempo y el río aunque con menos peso que en la película engrosan la trama para calibrar en su justa proporcion la colosal silueta de Perkings.

Max Perkins. El Editor De Libros

Max Perkins. El Editor De Libros

6. Manual de remedios literarios. E. Berthoud y S. Elderkin. Siruela. Un original y divertido tratado de biblioterapia que condensa todo el poder curativo de la palabra escrita. ¿Qué tal una dosis de las Brontë para sanar el corazón roto? ¿Y una inyección de Hemingway para sobrellevar los días de resaca? El libro adecuado en el momento preciso puede cambiarte la vida o, al menos, reconducir un instante o invertir una emoción funesta. En sus páginas encontrarás un ingenioso remedio en forma de novela que te ayudará a curar ese mal. Un compendio que es además una buena manera de descubrir nuevas lecturas, de recuperar algunas ya olvidadas o de resolver los problemas más habituales entre los lectores: qué hacer si tenemos demasiados títulos pendientes, si solemos dejarlos siempre a medias… Nuestros males y cómo sanarlos con libros de la A a la Z. Un auténtico manjar para un bibliófago de pro.

Manual de remedios literarios

Manual de remedios literarios

7. Una historia de la lectura. Alberto Manguel. Lumen. Ameno, divertido, profundo y revelador libro sobre libros, lectores y escritores en el que quien fuera lector de Borges te ilumina sobre el nacimiento de la escritura, la aparición de las primeras bibliotecas, los códices, la imprenta y la evolución del mundo editorial. Así Manguel serpentea sin prisa por el laberinto de los 6.000 años de palabra escrita y arma un delicioso ensayo sobre el papel del lector, hasta ahora el gran olvidado de la historia de la literatura, desde las tablillas sumerias de arcilla al CD-Rom. Gloriosa mezcla de estudios clásicos, psicología, historia, anécdotas, memorias, fantasía… en pos de una historia tan personal como universal: la de la lectura

Una historia de la lectura

Una historia de la lectura

 

8. Trazado: Un atlas literario. Andrew DeGraff. Impedimenta. Este revolucionario e inesperado libro de mapas literarios, inspirados por obras clásicas de la literatura, ofrece una nueva manera de revisitar las cartografías de grandes novelas de la literatura. Caminar con Hamlet por Elsinor, navegar con Ulises por el Mediterráneo tras haber arrasado Troya, pasear de la mano de Borges por la Biblioteca de Babel, visitar la isla con náufrago de Robinson Crusoe, acompañar a Ebenezer Scrooge a su propio entierro, despedazar a la ballena Moby Dick o navegar por el sinuoso río Mississippi de la mano de Huckleberry Finn. Pero Trazado es eso y mucho más. Es una pequeña joya literaria, un libro para letraheridos y biblioadictos que sueñan con los ojos abiertos y para curiosos mitómanos de lo novelesco.

Trazado: Un atlas literario

Trazado: Un atlas literario

9. Atlas de Literatura Universal. VV. AA. Nórdica. Con este Atlas de literatura universal se puede dar un garbeo integral por la historia de la Literatura desde la Antigüedad hasta hoy dando la vuelta al mundo en 35 obras y sin moverse de la butaca. El volumen muestra una cartografía de las obras literarias clave de la historia de las letras universales. Los títulos seleccionados son considerados hitos incontestables, procedentes de diversos espacios culturales del mundo. Cada clásico es presentado por un escritor afín a su contexto creativo e ilustrado por un mapa que refleja en dibujos el discurrir de su argumento para componer, a la postre, un fresco sobre la historia de la literatura en cuyos espacios podamos leer los tiempos.Los 35 títulos que conforman este atlas van desde El poema de Gilgameshy la Biblia, a HamletMoby Dick,La metamorfosis de Kafka, desde El Aleph y Cien años de soledad a La historia de Genji.

Atlas de Literatura Universal

Atlas de Literatura Universal

9 libros de no ficción para regalar y quedar como una Regina ExLibris

Selección no ficción Regina ExLibris

Selección no ficción Regina ExLibris

Si buscas el biblioregalo perfecto para un lector reticente a la ficción estás en el lugar adecuado, querid@.

Así que una vez descartada la novela de cualquier tipo como opción para un reginazo y bien plantados en el ámbito de lo real la clave para conectar un título con su potencial lector estriba en aferrarse a cualquier aspecto de su vida (su profesión, sus áreas de interés, su vocación frustrada, etc), o bien echar un órdago y aventurarnos a descubirle una nueva inquietud que ignora tener agazapada en su interior hasta que se la despiertes de un buen librazo.

Partiendo de esas premisas y aderezándolas con mi bibliofagia compulsiva y mi experiencia en las trincheras librescas en reginaexlibrislandia os propongo mi selección de reginazos para lectores «no de novela».

¿Listos?

Arrancamos con mis 9 libros de no ficción para regalar y quedar como una Regina ExLibris:

1. Momentos estelares de la humanidad. Stefan Zweig. Acantilado. Zweig recrea catorce episodios históricos protagonizados por personajes ‘elegidos’ que, guiados por el azar, las pasiones –altas y bajas-, el instinto o su genio, detonaron puntos de inflexión en la Historia redefiniendo el destino colectivo. Con el colosal talento literario de Zweig, sus conocimientos históricos y su don innato para instruir deleitando, leeremos entre extasiados y alucinados cómo el olvido de una portezuela determinó la caída de Constantinopla, cómo un desliz hundió al mismísmo Napoleón, o cómo a Händel se le tuvo que reventar el alma antes de poder componer El Mesías. Fascinante concatenación de milagros literarios que retratan momentos sublimes de la historia de la humanidad.

Momentos estelares de la humanidad

Momentos estelares de la humanidad

2. Supergods – Héroes, mitos e historias del cómic. Grant Morrison. Turner. La historia de superhéroes del comic contada por el legendario guionista de cómics Grant Morrison. Su nacimiento data de 1938, cuando llegó a los kioscos Action Comics con las aventuras de un reportero miope y tímido, que bajo la camisa llevaba una malla con la letra S. Poco después mutantes, aliens y vigilantes: Batman, el capitán Marvel, Iron Man o los X-Men siguieron la estela de Superman para salvar al mundo, derrotar a los malvados, y nutrir los sueños de varias generaciones de lectores. Son los superhéroes. Pero antes fueron una Idea. Y sobre ella habla esta increíble y fascinante historia.

Supergods. Héroes e historias del cómic

Supergods. Héroes e historias del cómic

3. El ruido eterno. Alex Ross. Seix Barral. Apasionante fresco de la historia del siglo xx a través de su música, desde la Viena previa a la Primera Guerra Mundial hasta el París de los años 20; desde la Alemania de Hitler al Nueva York de los años 60. Deslizando a los lectores por el laberinto del sonido moderno, Alex Ross descubre las conexiones entre los acontecimientos más importantes y los compositores más influyentes, que se rebelaron contra el culto al pasado clásico, lucharon contra la indiferencia del gran público y desafiaron a dictadores y monopolios monolíticos. Un libro imprescindible tanto para melómanos como para curiosos que se lee de forma compulsiva y vibrante.

El ruido eterno

El ruido eterno

4. Servicio completo. Scotty Bowers. Anagrama. Fascinante relato picaresco que desvela escándalos sexuales en los años dorados de Hollywood. Y es que en los años 40, 50 y 60 del SXX, fuera del plató actores y actrices llevaban vidas desenfrenadas, a veces gracias al carismático y discreto Scotty Bowers. Scotty se acostó con muchas estrellas y conectó a otras con amigos jóvenes, atractivos y desinhibidos. Todo empezó cuando el actor Walter Pidgeon se acercó a Scotty en la gasolinera donde trabajaba y se lo llevó a un bungaló, donde pasaron una tarde de piscina, sol y sexo. Fue el primero de infinitos encuentros de Scotty con los bajos de la élite de Hollywood: Noël Coward, Katharine Hepburn, Rita Hayworth, Cary Grant, Montgomery Clift, Vivien Leigh o Edith Piaf.

Servicio completo

Servicio completo

5. Armas, gérmenes y acero. Jared Diamond. Debate. Este ameno y revelador estudio histórico galardonado con el Pulitzer 1997cuestiona la visión occidental del progreso humano y muestra cómo el mundo moderno y sus desigualdades han llegado a ser como son en sus 13.000 años de evolución. Así, la temprana domesticación de animales y el cultivo de plantas silvestres en el Creciente Fértil, China, Mesoamérica y otras zonas geográficas otorgó una ventaja inicial a sus habitantes. Pero los orígenes localizados de la agricultura y la ganadería explican solo parcialmente los diferentes destinos de los pueblos. Las sociedades que superaron esta fase de cazadores-recolectores se encontraron con más probabilidades de desarrollo, supervivencia y poder bélico. ¿O no?

Armas, gérmenes y acero

Armas, gérmenes y acero

6. Atlas de las constelaciones. Susanna Hislop. Errata Naturae. Apto para cualquier lector interesado en la astronomía, el arte, la mitología, la historia o, simplemente, la belleza de la noche, no es un atlas al uso, sino una llave a una maravillosa expedición por el cosmos. La escritora Susanna Hislop y la ilustradora Hannah Waldron nos guían por los siglos y las culturas para contarnos la historia de las ochenta y ocho constelaciones que componen el cielo nocturno. Mientras Hislop, escritora y amante de la astronomía, explora todas las constelaciones y relata manera divertida y cautivadora, Waldron ilustra con originalidad, rigor y en perfecta armonía con los textos que acompaña. Una lectura maravillosa y un libro tan bello como la noche que describe.

Atlas de las constelaciones

Atlas de las constelaciones

7. Siete breves lecciones de física. Carlo Rovelli. Anagrama. Con entusiasmo, claridad, rigor y espíritu didáctico, Rovelli nos propone una estupenda panorámica de los hallazgos de la física, a través de los que el hombre ha desentrañado los misterios del universo. Este científico de estirpe humanista nos propone además un breve pero completo recorrido por los hitos de la física del último siglo en siete lecciones magistrales. Repasa la teoría de la relatividad, la mecánica cuántica, la arquitectura del universo, las partículas elementales, la gravedad cuántica, los agujeros negros… Pero también la naturaleza del tiempo y nuestro lugar dentro de este entramado infinito. Un descubrimiento colosal.

Siete breves lecciones de física

Siete breves lecciones de física

8. La invención del color. Philip Ball. Turner. ¿De dónde viene el color? ¿Cómo encuentran los pintores nuevos tonos y cómo éstos influyen en su obra? Desde la austera paleta de los griegos y la costosa pasión por el púrpura de los romanos hasta la profusión del arte renacentista y la sobriedad cromática de Velázquez y Rembrandt; desde las incursiones de los pintores románticos en el laboratorio del químico al matrimonio entre arte y ciencia en el siglo XX, la química y el uso artístico del color siempre han existido en una relación que ha marcado sus respectivas evoluciones. La historia de la pintura ha estado influida por la disponibilidad o no de determinados pigmentos, y los descubrimientos científicos se han reflejado en la paleta del artista. Lleno de anécdotas y apuntes etimológicos, esta es la historia de la magia escondida en el lienzo del pintor.

La invención del color

La invención del color

9. Una breve historia de casi todo. Bill Bryson. RBA. Bill Bryson, un viajero empedernido con una curiosidad absolutamente desbocada intenta entender qué ocurrió entre la Gran Explosión y el surgimiento de la civilización, y cómo pasamos de la nada a lo que ahora somos, para contárnoslo después. Así, Bryson aborda materias tan terriblemente aburridas como geología, química y física, pero lo hace de forma que resultan amenas, comprensibles y a ratos hasta divertidas. En sus viajes a través del tiempo y del espacio Bryson se topa con una espléndida colección de científicos asombrosamente excéntricos, competitivos, obsesivos e insensatos.

Una breve historia de casi todo

Una breve historia de casi todo

9 novelas para regalar y quedar como una Regina ExLibris

Selección de Novelas de Regina ExLibris

Selección de Novelas de Regina ExLibris

A veces me siento más un pedazo de carne trémula con pelucón suelta por The Walking Dead que librera. Y las vísperas de Nochebuena y Reyes son dos buenos ejemplos. No exagero, queridos. Zum, zum, zum.

Pero por suerte mi experiencia en las trincheras librescas de reginaexlibrislandia me ha preparado para capear con bibliodignidad esos momentos navideños en los que legiones de reginaexlibrislandianos acuden a mi librería en masa y con prisas a buscar el biblioregalo perfecto para destinatarios de perfiles y paladares dispares.

Así que como librera una tiene que saber encajar, procesar y satisfacer a velocidad de trineo motorizado y con el sello de calidad «by Regina ExLibris» peticiones del tipo:

«Mira, Regina, quiero un libro para mi suegro, pero no le gustan las novelas. Algo de historia, ningún muermo. Y para la novia de mi hermano, que esa sí es una ratilla de biblioteca que ha hecho Filología. Y, claro, para mi madre, que como lee tanto ya se ventiló los bestseller y estoy perdidísima. ¡Ah! Y dame algo curioso para mi médico, que se porta tan bien siempre que…»

Y he pensado en compartir con vosotros mis reginazos: sugerencias de biblioregalos by Regina ExLibris. Las dividiré en tres: selección de Novelas, de No ficción y sugerencias para bibliomaníacos con un paladar más exquisito.

¿Listos?

Arrancamos con mis 9 novelas para regalar y quedar como una Regina ExLibris:

1. El Desencantado. Budd Shulberg. Acantilado. Scott Fitzgerald que, alcohólico y arruinado, trabaja a sueldo para Hollywood inspira El desencantado, de Budd Schulberg. Un retrato impecable y fascinante del mundo del cine, los locos años 20 del siglo pasado y la Gran Depresión, en el que un genio en decadencia y un joven principiante coescriben un guión y enfrentan, sin saberlo, dos épocas irreconciliables. Maravilloso.

El desencantado

El desencantado

2. Guía para Viajeros inocentes. Mark Twain. Ediciones del viento. Impagables crónicas de viaje que hace siglo y medio envió Mark Twain a un periódico para el que cubría el primer crucero turístico de norteamericanos al Viejo Mundo y Tierra Santa. Fue su obra más vendida, y es una curiosa guía de viajes que muchos estadounidenses se traen bajo el brazo cuando vienen a Europa. Inmensamente curioso, culto, pícaro y socarrón, Twain caricaturiza todo y a todos, empezando por él mismo. Y ése es precisamente el secreto de su éxito, de su brillantez y de su atemporalidad. 

Guía para viajeros inocentes

Guía para viajeros inocentes

3. El club de los mentirosos. Mary Karr. Errata Naturae. La tragicómica niñez de Mary en una localidad petrolera del este de Texas nos retrata a unos personajes tan singulares como divertidos: un padre bebedor, una hermana de 12 años que le planta cara al sheriff y una madre extravagante y también deshidratada con varios matrimonios a sus espaldas y cuyos secretos amenazan con destruirlos a todos. Relato lúcido, veraz e hilarante de una infancia no tan peculiar.

El club de los mentirosos

El club de los mentirosos

4. La excursión. Beryl Bainbridge. Ático de los libros. Freda es rubia, pesa cien kilos y tiene un rostro angelical, un genio endiablado y una tozudez extrema. Brenda, su compañera de piso, la sobrelleva con resignación. Ambas trabajan en una fábrica italiana de botellas, rodeadas de operarios italoparlantes y cada una batallando en su frente: Freda a la caza del sobrino del dueño, y Brenda esquivando sobones. Si el día a día ya es surrealista, todo se complica cuando Freda organiza una excursión a Windsor para los trabajadores. Divertidísima novela cargada con un humor negro y surrealista, pero siempre inteligente.

La excursión

La excursión

5. Apegos feroces. Vivian Gornik. Sexto Piso. Brillante, acerado, descarnado y realista retrato de la infancia y la juventud de Vivian Gornik en el Bronx neoyorquino de los sesenta, en concreto en un edificio habitado por familias trabajadoras y sin muchos recursos, donde destacan -en el conjunto de vecinos, familiares y amigos- las mujeres. Tanto el padre como el hermano de Gornick, desdibujados en la penumbra, apenas aparecen. Libro profundo, bello y sobre todo ferozmente honesto sobre los vínculos familiares y la identidad femenina. 

Apegos feroces

Apegos feroces

6. El mago. John Fowles. Anagrama. En algún punto entre la novela gótica, el thriller, la novela erótica y la obra filosófica John Fowles cimenta la historia de la iniciación de Nicholas, que tras abandonar Londres y a su amante se establece en una isla griega como profesor de inglés. Allí conoce a un excéntrico millonario que le empuja a protagonizar extrañas experiencias. Fascinado por este mago enigmático, que le envía para seducirle a dos hermanas gemelas, Nicholas es conducido a través de un complicado juego de invenciones con decorados múltiples a las fronteras movedizas de la realidad y el sueño.

El Mago

El Mago

7. Diario de un ama de casa desquiciada. Sue Kauffman. Libros del Asteroide. Quienes comulguen con el humor ácido de la serie Mujeres desesperadas no pueden dejar de leer Diario de un ama de casa desquiciada, en cuyas páginas verán el referente literario del éxito catódico, y en su protagonista a la que podría haber sido la madre de Susan, Lynette, Gabrielle y Bree. La Tina Balser de Sue Kaufman es el prototipo de fémina ideal de la Norteamérica de finales de los 60: mujer perfecta, madre entregada y devota esposa. Pero bajo esa capa de barniz de armonía, se abre paso una mujer insatisfecha que empieza una bitácora en la que despelleja a todo lo que se mueve. Su catarsis literaria es un hilarante retrato de una época. Una delicia divertida y venenosa. 

Diario de una ama de casa desquiciada

Diario de una ama de casa desquiciada

8. Con el traje de los domingos. Bernice Rubens. Alba (Rara Avis). George Verrey-Smith es un profesor de mediana edad que está casado y sobrelleva como puede su dura infancia con un padre alcohólico. Además, todos los domingos sube a su desván, se maquilla y se viste de mujer y hace el crucigrama dominical. Su mujer lo sabe y no le molesta, hasta que George decide transformarse definitivamente en la «viuda» Emily Price, asistir con un elegante vestido de seda al funeral de un vecino y mudarse a Brighton. Impecable e hilarante thriller que es también una sátira de costumbres y convenciones sociales.

Con el traje de los domingos

Con el traje de los domingos

 9. Siempre hemos vivido en el castillo. Shirley Jackson. Minúscula. Merrycat y Constantine son las hermanas Blackwood y viven en una mansión con su viejo tío Julian, que delira y reescribe sus memorias. Merrycat es salvaje e independiente, y Constantine es bella y solo quiere cuidar de los suyos. Años atrás, el resto de la estirpe murió envenenado en el comedor del caserón. Desde entonces el pueblo los margina y desprecia, y acusan a Constantine de asesinar a sus parientes. Pese a eso, el trío Blackwood cohabita en armonía y a lo suyo, según Merrycat. Pero todo cambia cuando irrumpe un pariente a la caza de fortuna y de Constantine que amenaza con romper el peculiar equilibrio doméstico de este singular trío. Historia sombría e inquietante, que es una obra maestra del terror doméstico del bueno.

Siempre hemos vivido en el castillo

Siempre hemos vivido en el castillo

Trivial: ¿Cuánto sabes realmente de la novela Frankenstein, de Mary Shelley?

(Frankenstein, 1931 / Universal)

(Frankenstein, 1931 / Universal)

Tú sabes que yo sé que nosotros sabemos que el Frankenstein de la imaginación popular tiene más del monstruo del cine y de otras adaptaciones que del personaje original de la novela de Mary Shelley. Y no solo eso: por desgracia la suya es una más de esas novelas imprescindibles que son las grandes no leídas de las letras.

Si eres de los que sí leyó el libro demuéstralo respondiendo al trivial «Frankenstein» de Regina ExLibris. ¿Listo para demostrar lo Frankensteinólogo que eres? ¡Vamos!

¿Por qué 84 Charing Cross Road es «el libro» de tantos bibliófilos?

Si tuviera que escoger el libro para bibliófilos sería 84 Charing Cross Road.

(84 Charing Cross Road / Columbia Pic.)

(84 Charing Cross Road / Columbia Pic.)

Y no me temblaría el pulso en absoluto, querid@s. Para quienes lo hayáis leído no necesito deciros más. Y para quienes aún no hayáis descubierto ese glorioso artefacto epistolar que une a librazos a una excéntrica bibliófaga neoyorkina con un librero británico del Londres de postguerra dejad cuanto estéis haciendo y poneos con él.

Es un título que prescribo a discreción en reginaexlibrislandia. Siempre tengo ejemplares, porque con el librito de Helene Hanff soy bibliobsesivo-compulsiva, hasta el punto de que cuando sale uno de mis confines repongo dos, empujada por ese endiablado No vaya a ser que…

El caso es que hace un rato reginaexlibrislandia se llenó de nuevo de la magia libresca de 84 Charing Cross Road, pero no porque algún bibliocliente me lo pidiera, sino porque un reginaexlibrislandiano asiduo lo conjuró como antesala de otro libro y, de paso, me reafirmó en considerarlo el libro para bibliófilos:

Cliente: Verás, Regina, en la película 84, Charing Cross Road nombran un libro que siempre quise leer, pero que nunca conseguí en español: las Conversaciones Imaginarias, de Landor.

Regina: ¿Cómo? ¡Hugo, por favor! Ya estás añadiendo a tu lista de lectura 84 Charing Cross Road! ¡Se lee en un par de horas. Y con respecto al libro que mencionan, Conversaciones imaginarias, Cátedra la editó en España en 2007. Peeero, ahora no hay stock ni la han vuelto a reeditar. ¡Ni en edición digital! ¡brrr! La buena (ejem) noticia es que, al haber sacado la última tirada hace relativamente poco, pueden quedar ejemplares de segunda mano, o en alguna biblioteca. Yo, por mi parte, añadiré otra lápida en el cementerio donde lloro por los descatalogados.

Conversaciones imaginarias

Conversaciones imaginarias

Cliente: Jajaja, ¡para el carro, Ben-Hur! Sí leí 84 Charing Cross Road hace mucho y como buen bibliófilo de pro, pero no recodaba si mencionaban Conversaciones imaginarias o si era cosa de la película. Aunque, claro, ¿por qué modificar el guión así? ¿no?

Regina: Bueno… no te creas. En su adaptación de La Librería Isabel Coixet mete a Ray Bradbury, ¡y se queda tan ancha! Claro que al menos yo le agradezco infinito esa licencia en forma de sutil prescripción libresca, ¡ja, ja!

Cliente: Ah, es verdad. En fin, que por eso decidí ser ridículamente cauto, Regina, ¡lamento haberte asustado! Y en cuanto a Landor… al menos no todo está perdido. Me voy a poner en campaña para conseguirlo y te cuento.

Regina: Una cosita más, Hugo, querido: ¿por qué crees que los bibliófilos del mundo adoramos 84 Charing Cross Road?

(84 Charing Cross Road / Columbia Pic.)

(84 Charing Cross Road / Columbia Pic.)

Cliente: Bueno, verás… Indudablemente es excepcional, por los personajes, por la ambientación y por la relación que se establece entre librero y biblófila. Ambos tienen una ironía brutal, y te ríes mucho. Y luego está la película, que es maravillosa y también refuerza el mito. Pero, además, tengo mi teoría sobre por qué es «el libro» para bibliófilos. Muchos autores reflejan un infinito amor por los libros en sus obras (sin ir mas lejos Sábato pobló mi adolescencia de literatura rusa), pero creo que hay otro factor en 84 Charing: la dificultad de la protagonista en conseguir los libros y la satisfacción cuando los recibe. Eso ha sido una constante en mi vida, y estoy seguro que a todos nos pasa, en mayor o menor medida. ¿No crees, Regina?

Regina: Ay, Hugo, Hugo… más razón que un Santo tienes, querid@

Y mientras él enfilaba la puerta de reginaexlibrislandia yo salí propulsada a la balda donde atesoro mis ejemplares de 84 Charing Cross Road, y fui directa a la carta fechada el 18 de noviembre de 1949, cuando Helene pide su ejemplar del de Landor a su librero británico.

(84 Charing Cross Road / Anagrama)

(84 Charing Cross Road / Anagrama)

Y al ojearlo me embargó una emoción bicéfala y antagónica: ¡Qué maravilloso artefacto narrativo! ¡Y qué frustración ante otro título descatalogado más!

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

84 Charing Cross Road

84 Charing Cross Road

 La novela epistolar de Helene Hanff recoge la correspondencia que mantuvieron durante veinte años una extravagante, irónica y brillante guionista norteamericana y los libreros de una librería de viejo londinense al término de la II Guerra Mundial. La insaciable sed de ella por hacerse con libros imposibles y el empeño de ellos, especialmente de Frank Doel, por conseguírselos, da pie, con los años, a una intimidad cargada de ternura e ironías proyectadas sobre el fondo de una misma pasión: los libros y las librerías. Si a ello añadimos la incontenible anglofilia de Helene Hanff, su particular sentido del humor y ese empeño perverso en desinflarle a puñaladas lingüísticas la flema inglesa al siempre correcto Frank Doel, y lo espolvoreamos con sus esfuerzos por aliviarles las estrecheces de la posguerra, el resultado es esta joya de que derrocha inteligencia, diversión, ternura y bibliofilia.