Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

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Lee la novela ‘El Alienista’, de Caleb Carr, tanto si vas a ver la serie como si no

Ya perdí la cuenta de los bibliofavores que le debo a las series televisivas. En reginaexlibrislandia el más reciente tiene el nombre de una novela fantástica: El alienista, de Caleb Carr. Lleva en circulación desde mediados de los 90, y en reginaexlibrislandia nunca hemos dejado de recomendarla porque es de esas novelas con el que es difícil errar el bibliotiro.

(El alienista, 2018 / TNT)

(El alienista, 2018 / TNT)

¿La razón? La disparidad de bibliopatencias que satisface su lectura.

El alienista (editada por B de Books, en rústica, en bolsillo y digital) no solo es muy adictiva, que lo es, y mucho, sino que recrea de forma impecable un lugar, unos personajes y un momento en la historia en el que se avecinaban grandes cambios (no sólo en el campo de la criminología, sino en la ciencia y la sociedad en general) y donde los más lúcidos sabían que muy pronto casi nada iba a ser como hasta ahora.

Caleb Carr te clava en la Nueva York de 1896. Una urbe literalmente en construcción donde una oligarquía adinerada y todopoderosa se viste de etiqueta para atiborrarse de fastuosas cenas de seis platos mientras, unas calles más abajo, masas de inmigrantes hambrientos y helados sobreviven hacinados en lo que ya es una olla social a presión.

El Alienista

El Alienista

Ese es el paisaje urbano en el que andan sueltos Laszlo Kreizler, un alienista, o psicólogo dedicado al estudio y curación de enfermedades mentales; John Moore, un ilustrador de sucesos del New York Times que lo mismo frecuenta una fiesta de etiqueta que un antro de dudosa reputación, y Sara Howard, primera mujer policía de NYC.

Y junto a este peculiar trío los mellizos Isaacson, dos detectives apasionados de novedosas y polémicas técnicas de investigación: análisis de huellas dactilares, estudios grafológicos, autopsias y lesiones, etc.

Este grupo tan heterogéneo será a quien Theodore Roosevelt, gerifalte incorruptible y bienintencionado de la más que corrupta Policía de Nueva York, encargue la investigación de una serie de espeluznantes asesinatos de niños chaperos misteriosamente abducidos de sórdidos prostíbulos frecuentados sobre todo por hombres adinerados de la ciudad.

(El alienista, 2018 / TNT)

(El alienista, 2018 / TNT)

Este peculiar quinteto se tendrá que enfrentar a un asesino que irá siempre parece ir un paso por delante de la investigación, sí, pero también a un cuerpo repleto de policías corruptos, a una alta sociedad más interesada en mantener sus privilegios que en atrapar al asesino, y a las mafias que controlan los burdeles y explotan a los menores.

Y con todos esos ingredientes Caleb Carr hilvana una trama trepidante y absorbente, con una fidedigna recreación de la ciudad y del momento donde mezcla con gran habilidad realidad y ficción, en la que personajes y hechos históricos coexisten con pura literatura, y que es, además, una memorable disección de las incursiones pioneras y a tientas en la mente de un asesino.

¿Alguien da más?

Así que, resumiendo en términos de biblioapetencias os diré que:

  • El alienista (Bolsillo)

    El alienista (Bolsillo)

    Si te gusta la intriga detectivesca, la novela El alienista te enganchará. 

  • Si te gusta criminología y la evolución de las técnicas y métodos de investigación, El alienista te encantará. 
  • Si buscas detalles del Nueva York de finales del S.XIX, con El alienista te darás un buen festín.
  • Si tienes ramalazos neoyorquinóticos, devorarás El alienista
  • Pero si simplemente aspiras a leer una historia que te absorba y entretenga El alienista no te defraudará en absoluto.

 

Y la serie homónima producida por Cary Joji Fukunaga tampoco está nada, pero que nada mal, queridos. Al menos los diez capítulos de la primera temporada.

Hete aquí el tráiler de la serie El alienista, para que vayáis haciendo boca:

Trivial: ¿Cuánto sabes de la novela ‘El perfume’, de Patrick Süskind?

(El Perfume, 2006 /Constantin Films)

(El Perfume, 2006 /Constantin Films)

El grotesco y genial protagonista de El Perfume de Patrick Süskind no despide ningún olor, pero posee un olfato prodigioso que le convierte en un afamado perfumista cuyas creaciones enloquecen a Francia. Pero sus esencias requieren de un ingrediente secreto: fluidos corporales de jóvenes vírgenes a quienes sacrificará para destilar sus fragancias íntimas. Un novelón que te entra por los cinco sentidos.

Si eres de los que sí leyó la novela demuéstralo respondiendo al trivial ‘El Perfume’ de Regina ExLibris. ¿Listo para demostrar tu olfato patricksuskindiano’? ¡Vamos!

 

«¿Qué novela es esa de la que hablan tanto, la que escribió el de Mad Men?»

Hay novelas que no están a la altura de las expectativas que el ruido mediático que las precede inocula en los lectores. Son tantas que muchos aplicamos de forma inconsciente la biblioregla a mayor maquinaria marketiniana mayor recelo lector. Y viceversa.

(Mad Men, 2007 / AMC)

(Mad Men, 2007 / AMC)

Pero por suerte eso no impide que en ocasiones me trague encantada mi suspicacia al caer rendida a los pies de esa gran novela del momento, de la que todo el mundo habla, y normalmente por motivos tan peregrinos como extraliterarios.

Es lo que me ocurrió hace un par de días, cuando acabé totalmente fascinada por la novelita que empecé a leer cargada de dudas por su vinculación tangencial a la exitosa y megapremiada serie televisiva Mad Men, y que hace un rato me pidió un cliente asiduo a mi librería, a quien a su vez le abrieron el biblioapetito a golpe mediático y de bibliocomadreo:

Cliente: Oye, Regina, ¿qué novela es esa de la que hablan tanto, la que escribió el de Mad Men?

Regina: ¡Ah, sí! Es Absolutamente Heather, de Matthew Weiner

Cliente: ¿Y la tienes? ¿Qué tal está? ¿Tiene algo que ver con la serie?

Regina: Sí, la tengo. A mí me ha encantado y, no, no tiene nada que ver con Mad men, que, por otra parte, es una de mis series favoritas, todo sea dicho.

Cliente: Pero el Matthew ese, entonces, ¿quién es?

Regina: Es guionista, director y productor de grandes series como Mad Men y Los Soprano.

Cliente: ¿Y también es novelista?

Regina: Ahora sí. Absolutamente Heather es su primera novela, y creo que es un novelón. No me la esperaba tan breve, tan abrupta, tan aparentemente simple ni tan sobrecogedora. Es una curiosa mezcla entre Patricia Highsmith, Shirley Jackson, Henry James, y quizás algo de Poe.

Absolutamente Heather

Absolutamente Heather

Cliente: ¡Uy! Pinta bien, ¿de qué va?

Regina: Está ambientada en Nueva York y, de entrada, dibuja dos ecosistemas sociales antagónicos. De un lado están los casi perfectos y adinerados Breakstone (Mark, Karen y su hija Heather). Y del otro está Bobby, un muchacho con una infancia atroz, naturaleza obsesiva y pulsiones psicópatas que tras su paso por la cárcel se reinserta como peón de obra. Y es en esa obra donde ambos mundos convergen, pero cuando saltan chispas es cuando Mark descubre a Bobby devorando con la mirada a su preciosa hija adolescente. Hasta dónde estará ese padre dispuesto a llegar para proteger a su familia de esa amenaza tan difusa pero a la vez tan evidente es el detonante de una trama demoledora que te mantiene agarrotado como lector hasta el punto y final.

Cliente: Mmm, pues es cierto, Regina, poco tiene que ver con Mad Men

Regina: En la trama no, pero sí que es cierto que, además de ser un thriller que se lee rápido y muy bien, tiene ese toque de guión que agiliza y descongestiona toda la trama. Nada sobra y nada falta.

Cliente: Ea, pues no se hable más, ¡me lo llevo y te cuento después!

No os voy a engañar: estoy deseando que mi reginaexlibrislandiano la termine y vuelva a comentarme qué le pareció el debut literario de don Matthew Weiner. Yo, por mi parte, he decidido leerla de nuevo. Sí, de hecho lo haré en un rato, en cuanto eche el cierre de reginaexlibrislandia.

Y lo haré quizás porque, de una forma sutil y deliciosamente perversa, Absolutamente Heather sigue resonando bajo mi pelucón varios días después de haberla acabado. Y eso dice mucho de ella, porque la propia novela ha pulverizado las expectativas que el ruido mediático que la precedía me inoculó en la bibliofilia. Así que, bravo, Matthew Weiner. Regina ExLibris dixit.

¿Qué me leo de Patricia Highsmith, que no sean las novelas de Tom Ripley?

Soy patriciahighsmithiana hasta la bibliomédula. Y una groupie de Tom Ripley confesa. Por eso, cuando hoy se adentró en reginaexlibrislandia un cliente que me pidió una bibliosugerencia patriciahighsmithiana que excluyera a uno de los psicópatas más logrados de la literatura a mi se me abrieron las carnes, se hizo el silencio, mi librero se puso a cubierto y se apoderó de la librería una calma tensa que presagiaba tormenta.

(Carol, 2015 / TWC)

Pero en segundos la amenaza se esfumó, replegándose ante el turbio y magnético encanto de su obra. Adentrarte en patriciahighsmithlandia te precipita por el deslizadero a ratos vertiginoso y a ratos letárgico de sus tramas, te disecciona psicopatías y te las transfiere, te arrebata tu empatía con víctimas, te lleva hasta los límites del recelo y la paranoia, y te retrata la estupidez humana -la tuya incluida-. Y, para rematar, no hay paraíso doméstico que no envenene ni atmósfera que no enturbie.

La suya es ficción de suspense, no policiaca, negra ni detectivesca: en sus historias hay intriga, crímenes y víctimas, pero no hay héroes ni callejones sórdidos. Te sumerge en ecosistemas cargados donde la sospecha te envuelve como una masa viscosa de la que no logras desprenderte. Estás atrapado junto a un personaje cercado por la policía, por acreedores, por sus obsesiones o por a saber qué.

Y con Patricia Highsmith siempre ocurren cosas perversas en entornos domésticos, inoculándole al lector el temor de que en cualquier momento alguien puede convertir la pacífica existencia de un personaje —o la suya— en una pesadilla. Es una experiencia claustrofóbica y aterradora en la que el lector se siente tan solo, tan aislado y tan incomprendido como el protagonista.

De hecho, toda Patricia Highsmith está específicamente prescrita para biblioestados carenciales de emoción, con efectos catárticos y una contraindicación: crea dependencia. Y mucha. Porque una vez la lees se te acabó el sosiego, querid@. No porque el ritmo trepidante de sus historias te abrase las entrañas, que va. Su efecto es más sutil, demoledor y perverso que una descarga de adrenalina a cada salto de línea.

Pero, entonces ¿qué leer de Patricia Highsmith, más allá de las novelas de Tom Ripley?

Aquí van mis seis prescripciones reginaexlibrislandianas para leer a Patricia Highsmith:

1. Crímenes Imaginarios. Patricia Highsmith. Anagrama. Crímenes imaginarios te clava en el hogar idílicamente aislado de un matrimonio de artistas que deciden, como ya hicieran tantas otras veces, atajar su doble crisis -creativa y de pareja- con una separación temporal que, quizás, esta vez no lo sea tanto. Alice abandona de mutuo acuerdo el nido para que Sidney pueda centrarse en su máquina de escribir, sólo que sus fantasías le llevan a un nivel creativo tan inimaginable como espeluznante. WOW! 

Crímenes imaginarios

Crímenes imaginarios

2.Ese dulce mal. Patricia Highsmith. Anagrama. En Ese dulce mal acompañas en su caída en espiral a un joven químico muy querido y respetado en su empresa, y admirado en su comunidad que, sin embargo, en su intimidad vive asediado por una obsesión tan secreta como corrosiva y letal que le va desquiciando lenta pero inexorablemente. Un thriller demoledor donde en apariencia nada ocurre, pero en el que llegas al punto y final con el sistema nervioso absolutamente colapsado.

Ese dulce mal

Ese dulce mal

3. Extraños en un tren. Patricia Highsmith. Anagrama. En la narrativa highsmithiana el crimen es una forma de realización personal, y Patricia Highsmith activa como nadie ese “yo perturbado” que cada lector lleva dentro introduciendo un héroe-criminal cercano y en alguna encrucijada cotidiana, frente a una víctima con la que no simpatizaría, porque conocerá cuanto sucede desde el punto de vista del protagonista, quien expone los hechos como buen psicópata: sin ápice de culpa ni empatía. Por eso al lector de Extraños en un tren más que de compadecerse por quienes van a morir, de lo que le entran ganas es de saber más de los mecanismos mentales de ese desconocido que le propone a otro un intercambio de asesinatos durante un viaje en tren. Tú matas por mí, yo por ti, nadie relaciona los crímenes y luego cada uno por su lado festejando en silencio el crimen perfecto que Alfred Hitchcock filmó en la mítica película homónima. El sórdido dueto Bruno-Guy será, desde la página uno, un trío letal con un lector clavado en el mismo vagón de tren.

Extraños en un tren

Extraños en un tren

4. El diario de Edith. Patricia Highsmith. Anagrama. En El diario de Edith asistes a la lenta pero inexorable demolición espiritual de una mujer en apariencia feliz y con una existencia normal. Su nueva vida en una apacible comunidad, su matrimonio, su hijo rarito, y los cuidados al ajado tío George la van minando mientras ella escribe en su bitácora la vida que quisiera vivir. Es un relato sublime, atroz y sobrecogedor del desmoronamiento de un ser humano atrapado en un puñetero paraíso exterior.

El diario de Edith

El diario de Edith

5. El grito de la lechuza. Patricia Highsmith. Anagrama. En la brutal El grito de la lechuza el lector acompañará a un tímido ingeniero que abandona Nueva York y a su mujer para vivir en paz en un pueblecito de Pennsylvania. Su nueva y en apariencia inocente afición por observar en sus quehaceres domésticos a la joven esposa del vecino accionará un mecanismo sin freno hacia el horror y la pesadilla.

El grito de la lechuza

El grito de la lechuza

6. Carol. Patricia Highsmith. Anagrama.Imbuida del talento de Patricia Highsmith para urdir tramas cargadas de suspense con personajes magnéticos, Carol, publicada originalmente con el título El precio de la sal, es una de las grandes cimas de la escritora norteamericana. En ella, la tediosa rutina de una joven escenógrafa con un empleo precario en unos grandes almacenes estalla por los aires con la visita de una elegante y misteriosa mujer a la que atiende tras el mostrador. La atracción es mutua y ese instante desencadena una historia de seducción, de suspense, de aceptación y de una amor ardiente que se consuma en un viaje sin retorno por carretera que pone patas arriba la vida de ambas a un precio que, aunque elevado, las dos están dispuestas a pagar.

Carol, Anagrama

Carol, Anagrama

Y una cosa más. Debo deciros que toda la narrativa de Patricia Highsmith lleva un ingrediente extra, gentileza y marca de la casa «Highsmith»: esa exquisita dosis de humor perverso y ácido que aligera la carga y descongestiona el ambiente, de forma que como lector te diviertes mientras compartes el tormento del personaje al que acompañas hasta el punto y final.

¿Se puede pedir más a una novela? No, ya os lo digo yo. Regina ExLibris dixit.

(Carol, 2015 / TWC)

(Carol, 2015 / TWC)

 

«¿Qué novela era aquella en la que una loca tortura a su autor favorito?»

No negaré que esta vida que llevo tan saturada de ficción me ha forjado un vínculo especial con personajes que, aunque siniestros y a veces letales, viven consagrados a una obsesión apuntalada de alguna manera a la literatura en cualquiera de sus formas (personajes, sagas, autores, etc).

(Misery, 1990/ Columbia Pictures)

(Misery, 1990/ Columbia Pictures)

Son gajes del oficio librero llevados al extremo, sí, pero es que me temo que en la gama cromática de reginaexlibrislandia no hay lugar para los grises.

El caso es que, quizá por pudor o puede que más bien por temor a que llegue a cruzar yo misma esa tenue línea que separa a los seguidores de un tipo de personajes de las criaturas transtornadas en sí, no se trata de un tema que airee muy a la ligera en reginaexlibrislandia.

Exceptuando, claro está, en esas ocasiones en las que un reginaexlibrislandiano me da el pie dentro de mis confines librescos. Como hace unas horas:

Cliente: Ejem, Regina, buenas tardes

Regina: ¡Hola! ¿Qué tal vas?

Cliente: Bien, bien… Oye, una cosita

Regina: Dime, querido

Cliente: ¿Qué novela era aquella en la que una loca tortura a su autor favorito? Es que ayer en una cena hablábamos de personajes retorcidos y yo no lograba recordar cuál era. Solo que la comentamos aquí un día porque me la recomendaste para un regalo, pero no llegué a leérmela yo.

Regina: Mmmm, ¿una loca torturando a su escritor favorito?

Cliente: Sí, le tenía en una casa aislada y le obligaba a escribir.

Regina: ¡Ah, sí, claro! Hablamos de la aterradora Annie Wilkes

(Misery, 1990/ Columbia Pictures)

(Misery, 1990/ Columbia Pictures)

Cliente: ¿Y qué novela escribió?

Regina: No, no, querido. Annie Wilkes es la enfermera psicópata obsesionada con Misery Chastain, un personaje que protagoniza una saga superventas de novela romántica en EEUU en los ochenta. Y el libro que buscas es Misery, del enorme Stephen King

Cliente: ¡Sí, si, si! ¡Eso! ¡Misery! No recordaba que era de King.

Regina: Para mi es una de las mejores historias de King. Es una de esas novelas-cepo que te tienen pillada y con el corazón en la garganta. Ves venir el horror de la escena siguiente, pero piensas «Noooo, que va, no va a ser capaz de hacerlo, no va a… y ZAS, lo hace delante de tus narices».

Cliente: ¿Y no había una película también?

Regina: Sí, con una enorme Kathy Bates embutida en la piel de Annie Wilkes. Una gran adaptación, sí señor. Y también se han hecho adaptaciones teatrales. Da para mucho la historia.

(Misery, 1990/ Columbia Pictures)

(Misery, 1990/ Columbia Pictures)

Cliente: ¿Tienes ejemplares?

Regina: Sí, aquí lo tienes. ¡Bon Appétit querido!

Y se fue a pasar la tarde con la turbia, imprevisible y atroz enfermera Annie Wilkes.

Y yo me puse a regodearme en la trama y los turbios vericuetos de Misery, que es mi novela favorita del gran Stephen King, seguida por El misterio de Salem´s lot, El resplandor y El cementerio de animales. Una novela que, si no habéis leído aún, os recomiendo. Y os la recomiendo tanto si habéis visto la adaptación homónima a celuloide como si no.

Os cuento por qué:

Misery

Misery

Cínica, impredecible, obsesiva, salvaje, brutal, carente de cualquier atisbo de empatía y abrupta. Así es la enfermera Annie Wilkes, una de las encarnaciones del mal de carne y tinta más sobrecogedoras de Stephen King, que en Misery (Debolsillo) secuestra y atormenta con enfermiza devoción a un escritor de éxito para que retome una historia protagonizada por Misery Chastain, su personaje de novela romántica favorito, que en su última entrega el autor, cansado de su exitosa criatura, sacrificó para dedicarse a otro tipo de historias.

El duelo entre víctima y verdugo en un espacio claustrofóbico es una bomba de relojería que explota en páginas contadas, pero su onda expansiva desestabilizará el sueño del lector más heroico muchos días después de haber sobrepasado el punto y final de la novela. Aterradoramente brillante.

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis Misery, de Stephen King? ¿Qué os pareció? 
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6 psicópatas de novela con los que no querrías pasar el rato en la vida real

Si tuviera que montar una cenita con un grupo de selectos psicópatas literarios me embutiría en la piel de Lizzie Borden para, hacha en mano, presidir la velada.

(Lizzie Borden Chronicles, 2005 / Sony Pictures)

(Lizzie Borden Chronicles, 2005 / Sony Pictures)

Que soy algo turbia y pelín sanguinaria, querid@s, pero no tonta. Y como hay razones más que suficientes para pensar que con semejante compañía la velada bien podría culminar en un orgiástico y feroz apocalípsis de sangre, miembros y vísceras, pues que sea yo quien despedace, empale y descabece a mis comensales, en lugar de que alguno de ellos se haga un pudding con mis sesos o se pegue un homenaje regino con mi carne trémula.

Y no, no es que haya enloquecido, es que hoy uno de mis libreros, que al parecer está preparando una tesis sobre el temita de los asesinos más sanguinarios de las letras, tuvo a bien soltarme antes incluso de mi tercera taza de café mañanero:

«Oye, Regina, ¿con qué asesinos en serie de ficción te quedas tú?»

Y, claro, lo de Lizzie Borden, alias «la asesina del hacha» me vino al pelucón para la puesta en escena de mi respuesta regina por lo maravillosamente bien que la encarna Christina Ricci en la serie catódica que ficciona sobre la vida y obra de quien fuera la única sospechosa de los asesinatos de su padre y su madrastra, en la casa familiar en 1892 en Fall River, Massachusetts.

Total, que una vez estuve perfectamente lizziebordenizada tuve bien clarito a qué grandísimos y letales antihéroes, a qué 6 asesinos en serie literarios sentaría a mi mesa o, mejor dicho y para que no penséis que estoy si cabe aún más perturbada, con qué 6 psicópatas de novela la que suscribe como que no querría pasar el rato en la vida real:

Norman Bates, Hannibal Lecter, Dexter Morgan, Patrick Bateman, Lou Ford y Tom Ripley.

 ¿Os suenan? Vamos, querid@s, no seáis tímidos. Os los presento uno a uno:

1. Norman Bates. Psicosis, Robert Bloch. Factoría de ideas. Norman es un hombre taciturno y solitario que regenta junto a su madre el Motel Bates. Ahora apenas tienen huéspedes, porque la apertura de una vía rápida condenó la carretera comarcal y cercenó el continuo trasiego de viajeros que antaño se hospedaban allí. Pero a pesar de estar aislados, Norman y su madre lo mantienen abierto, y viven en el caserón sobre el Motel. Pero una noche de tormenta, cuando Norman está a punto de apagar las luces, llega una mujer en busca de alojamiento. Ella tiene su propia historia y, aunque recela del lugar porque es decadente y húmedo, está agotada y nerviosa y no desconfía del encargado que, aunque un poco raro, no parece un mal tipo. Cuánto se equivoca. Para ella la pesadilla acababa de empezar. Y el relato también. Una novelita de muy fácil lectura que engancha de principio a fin, que te deja suelto como lector en un enclave aterrador y bajo la sombra amenazadora de una galería de personajes tirando a espeluznantes con un sobrecogedor Norman Bates a la cabeza. Años después de Psicosis Robert Bloch volvería a dejar suelto a Norman en Psicosis 2 y La Mansión Bates (Psicosis 3.)

Norman Bates. Psicosis

Norman Bates. Psicosis

2. Hannibal Lecter. El Silencio de los Corderos. Thomas Harris. El mundo cayó rendido al perverso y refinado encanto de Hannibal Lecter con El Silencio de los corderos, o, mejor dicho, tras la espléndida adaptación homónima que desató la hanniballectermanía. Pero Harris narró la evolución de su voraz criatura en una pentalogía cuyos títulos no escribió en orden cronológico: El dragón rojo; El silencio de los corderos; Hannibal y, por último, Hannibal, el origen del mal, todas ellas ya con su versión en celuloide. Para retratarlo nos centraremos en la segunda, un potente thriller psicológico en el que a Clarice Starling, joven y ambiciosa estudiante de la academia del FBI, le encomiendan entrevistar a Hannibal Lecter, brillante psiquiatra y despiadado asesino aficionado a convertir a sus víctimas -o más bien algunas partes de ellas- en delicatessen culinarias para maridarlas con el mejor vino. El objetivo es que les ayude a cazar a un asesino en serie. El asombroso conocimiento de Lecter del comportamiento humano y su poderosa personalidad cautivarán a Clarice, quien, incapaz de dominarse, establecerá con él una ambigua, inquietante y peligrosa relación. Trepidante encuentro de Clarice con una mente tan brillante y enferma como exquisita y perversa. Brutal.

Hannibal Lecter. El Silencio de los Corderos.

Hannibal Lecter. El Silencio de los Corderos.

3. Dexter Morgan. El oscuro Pasajero. Jeff Lindsay. Books4pocket. Educado, atractivo, tímido, pulcro por fuera y vacío por dentro. Así es Dexter Morgan, el magnético psicópata que perfila Jef Lindsay en El oscuro pasajero, una novelita gloriosamente inesperada con la que el lector emprenderá un morboso viaje al día a día de un asesino en serie que, aunque odia la sangre, trabaja como especialista en restos de sangre para la Policía de Miami. De su trabajo Dexter, que canaliza sus pulsiones asesinas a su manera, obtiene información sobre sus víctimas: criminales escurridizos o erróneamente absueltos con los que sigue un meticuloso ritual y jamás incumple su particular código de conducta Pero su macabra rutina es interrumpida por el reguero de cadáveres que deja un alte-ego anónimo que no solo parece tener un estilo idéntico al suyo, sino que invade su coto de caza e incluso quiere jugar con Dexter. Brillantemente adaptada a serie televisiva homónima, es una novela tan trepidante como cautivadora que continua en Querido Dexter, Dexter en la oscuridad, Dexter por decisión propia, Dexter el asesino exquisito, Dexter por dos y Dexter, cámara, ¡acción!

Dexter Morgan. El oscuro Pasajero

Dexter Morgan. El oscuro Pasajero

4. Patrick Bateman. American Psycho. Brett Easton Ellis. Punto de Lectura. Patrick Batterman es un yuppie del Wall Street de los 80: tiene 27 años, vive en Manhattan, y todo lo que hace, tiene, come, bebe, viste, calza, se trajina y se esnifa es de altísimo standing. Graduado en Harvard es vicepresidente del departamento de fusiones y adquisiciones de Pierce & Pierce. Por el día trabaja, despilfarra en locales exclusivos y cuida su cuerpo y su imagen hasta el delirio. Y por la noche -o incluso a plena luz del día- rebana cuellos de otros yuppies, de indigentes y de niños, tortura a prostitutas y trepana cráneos de animales. Es sádico y caníbal. Tal cual. Y la American Psycho donde Bret Easton Ellis lo deja suelto es un despliegue extraordinariamente visual de violencia obscena, salpicado de comentarios sobre la música y la moda de los 80. Unos y otros son descritos de forma minuciosa y aséptica: tan pronto te cuenta su rutina diaria de ejercicios como la forma en que tortura, mutila y masacra a dos chicas mientras lo filma todo. Aunque no es apta para cualquier paladar bibliófilo (más bien es solo para unos pocos y, de hecho, la película homónima es un cuento de hadas al lado de la novela) no deja de perfilar a uno de los psicópatas más memorables de las letras.

Patrick Bateman. American Psycho

Patrick Bateman. American Psycho

5. Lou Ford. El asesino dentro de Mi. Jim Thompson. RBA. Jim Thompson silueteó en Lou Ford su propia visión sesgada e inquietante de la vida estadounidense de los 50. Ford es un joven adjunto al shérif del oeste de Texas, lleno tanto de la cordialidad propia de una ciudad pequeña como de una furia asesina. Así, en tan solo unas cuantas páginas, los modales afables y el encanto casero de Ford se desvanecen para revelar algo más sombrío, salvaje e insondable. Porque Ford es una bestia fascinante, cuyos actos son violentos y repugnantes, pero como desde el primer momento nos abre su mente y estamos presentes antes, durante y después de comenterlos, se crea una inesperada empatía criminal. Y en este sentido la habilidad narrativa de Thompson es tal que, a medida que avanza el relato, la identificación del lector con Ford no se resquebraja del todo ni cuando le da una paliza mortal a su prometida. La anomalía feroz de Ford, que arrastra una compleja historia familiar detrás, no es una manifestación de una tara individual, sino de los males de la sociedad estadounidense de posguerra. Una obra maestra.

Lou Ford. El asesino dentro de mi.

Lou Ford. El asesino dentro de mi.

6. Tom Ripley. A pleno sol. Patricia Highsmith. Anagrama. Como ya sabeis, queridos, no solo soy patriciahighsmithiana hasta la médula, sino que soy una groupie de Tom Ripley. Por eso él no podía faltar aquí. Por eso y porque es uno de los psicópatas más logrados de la literatura, un joven diabólicamente brillante, amoral, camaleónico y obsesionado con el estatus y el dinero. Un asesino y un ladrón con el que la Highsmith disecciona el engranaje psicológico del malhechor. Mi Tomy es el protagonista de cinco novelas magistrales que arranca con A pleno sol (El Talento de Mr. Ripley). En ella, cuando un magnate le pide que viaje a Italia para devolverle a su hijo descarriado, Ripley inicia un baile de máscaras en el que el asesinato y la suplantación son, junto a una ausencia total de empatía con las víctimas, sus señas de identidad. Y todo eso engarzado en una prosa a ratos frenética a ratos letárgica, marca de la casa. Después llegarían La máscara de Ripley; El amigo americano; Tras los pasos de Ripley; Ripley en peligro. En todas Tom Ripley es exquisito, impenetrable, audaz, insolente y con algún que otro estallido de violencia, sin remordimientos y capaz de ejecutar a cualquiera con una eficiencia feroz por la pura necesidad de ser otro. Ahí radica su encanto.

Tom Ripley. A pleno sol.

Tom Ripley. A pleno sol.

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¿American Cisco o American Psycho?

Tomar tanto café es malo, pero bebérselo con hielo en las trincheras libreras puede ser peligroso si te pilla en plena encerrona de la Providencia Librera. Os lo digo yo, que casi me asfixio con un cubito esta mañana…

Veréis, me afanaba yo en succionar con intachable discreción restos del café del condenado hijo de un glacial cuando un hombre se materializó ante mi para decirme:

 

– Cliente: Buenas, ¿Tiene American Cisco?

Y claro, me lo tragué. No me preguntéis cómo supe que lo que buscaba el caballero era un ejemplar del American Psycho de Bret Easton Ellis, pero así fue, y por eso cedí al instinto y perdí el control sobre mi gélido huésped.

Ahí fue cuando pasé de hierática librera a estrambótico protagonista de Teatro Kabuki japonés, y así, entre espasmos y balbuceos, terminé por acertar a susurrar:

 

– Regina: ¿American Cisco o American Psycho?- Cliente: Pues a ver, un segundo, que llamo a mi hijo, que es quien me lo ha encargado.

Al minuto vuelve a mi:

– Cliente: Mire, me dice que es «AMERICAN PSYCHO, de B.E. Ellis«

– R.: Justo, pues va a ser difícil, apenas hay ejemplares en circulación y yo no tengo ahora.

– C.: ¿Y si me lo pide?

– R.: Es que, verá, ni en la editorial tienen. A menos que les de por sacar una nueva hornada… Igual suena la flauta, pero no me resultará fácil y llevará su tiempo, se lo digo por si le corre prisa.

– C.: Pues si, porque el chico se lo quiere llevar de vacaciones. Vale, pues nada, adiós y gracias.

 

Y él se fue, pero su frase volvió a mi como un glorioso neón que flotaba en el limbo polvoriento de reginaexlibrislandia: «¿TIENE AMERICAN CISCO?»

Y reventé a carcajadas justo cuando entraba en mis confines otro de mis libreros:

– Librero: ¿Qué te pasa, mujer?- Regina: «¡AMERICAN CISCO! ¡AMERICAN CISCO!» Ja, ja, ja.

– L.: ¿Eh?

– R.: Que me pidieron AMERICAN CISCO por AMERICAN PSYCHO.

– L.: ¡No jodas! ¡Ja, ja, ja, ja!

– R.: Sí, lo malo es que no tenemos.

– L.: ¿Te lo encargó?

– R.: Le dije que sería difícil de localizar. En 1993 lo editó Ediciones B, que vendió los derechos al Grupo Santillana en el 2000, y ellos lo sacaron en bolsillo en Punto de Lectura con la cubierta del cartel de la película homónima que estrenaron ese año. Pero ya no tienen stock, así que como no lo reediten…

– L.: BRRRR, ¡Ya estamos! Pues creo que es un libro que muchos deberían leer… Vale que no es una obra maestra, pero el mensaje es demoledor. ¿No crees? Un yuppie asqueroso que lo tiene todo de día y de noche un psicópata que viola, tortura y mata porque sí, y nadie le pone freno.

– R.: Hombre, pues sí. Aunque hay que tener estómago para leerla, la verdad, porque es un festín de violencia osbcena y gratuita no apta para según qué sensibilidades. Entre eso y que es una guía completísima de moda y complementos de los pijos de los 80: marcas, tratamientos, restaurantes, clubes… Pero lo que me enganchó del libro era precisamente eso, que lo mismo lees cómo va a la oficina, se da un masaje, liga o hace gimnasia como de pronto tortura, viola y mata a una prostituta con un sadismo extremo y se sienta tranquilamente a ver la tele y a fumarse un puro. Pero todo narrado en el mismo tono. Breat Easton Ellis no juzga a su Patrick Bateman, hace algo más efectivo: engarza su sadismo sobre su rutina como para decir que su depravación está en sintonía con el entorno en el que se mueve. ¡Es demoledor!

– L.: Justo, esa es la clave. Eso y que la carencia total de empatía del tío te deja seco, oyes. Tener en su nevera una cabeza no le hace ni pestañear, pero le angustia no estar seguro de poder llevar mocasines con traje, o tirantes si va de sport.

 

Y así seguimos un rato destripando American Psycho, un libro que atrae irremediablemente a muchos bibliófilos aún a sabiendas de que se trata de uno de los textos más desagradables y sanguinolentos que se hayan escrito en los noventa, porque su mensaje aséptico te golpea en el subconsciente con más intensidad que cualquier crítica directa al mundo en el que vivimos.

Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿leísteis American Psycho? ¿Os gustó? ¿Y alguna otra novela de Bret Easton Ellis? ¿Visteis su adaptación cinematográfica?

Como colofón va el tráiler y una cita del libro: «EN EL FONDO, ELLA ME ESTÁ PROVOCANDO«.

 

‘Blade Runner’ vs ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’

Ser la gobernanta de reginaexlibrislandia da para mucho, queridos, para mucho. El submundo del libro tiene tantos recovecos oscuros que a veces hasta me olvido de ellos, pero de pronto llega un cliente y, plaf, me ilumina alguno con el haz de luz de su inocencia.

Porque aunque entre mis reginaexlibrislandianos de pro y la que suscribe lo único que media es el libro como tal, lo cierto es que tiene detrás a un monstruoso demiurgo bicéfalo – llámalo grupos editoriales y proveedores- que unas veces manipula e impone a golpe de talonario, y otras nos confunde a todos.

Por ejemplo, cuando por obra y gracia del marketing la editorial le cambia el título a un libro, normalmente tras el estreno de su adaptación cinematográfica y para ‘aprovechar el tirón’ mediático del celuloide.

Recuerdo que se me llevaron los demonios cuando Anagrama, que en su día ya había editado en castellano El talento de Mister Ripley de Patricia Highsmith bajo el título A pleno sol para aprovechar el eco de su exitosa primera adaptación cinematográfica a finales de los sesenta, volvía a cambiárselo algo más de tres décadas después.

Así, tras el estreno de su segunda conversión a celuloide a cargo de Anthony Minghella en una gran -y para mí bochornosa- producción, el libro con que la Highsmith arranca su saga sobre Ripley, uno de los psicópatas más carismáticos y mejor perfilados de la literatura, vuelve a cambiar su denominación, aunque esta vez para adoptar el original

Bueno pues, obviamente, hay muchos casos más de ‘rebautismos’ de novelas, y hoy un reginaexlibrislandiano ocasional me recordó otro.

En concreto fue un caballero de unos sesenta y muchos que venía a por un libro para su nieto, y lo que parecía una tarea simple le salió rana al pobre hombre:

– Cliente: Buenas tardes, señorita.- Regina: Hola, ¿cómo está?

– C.: Bien, verá, mi nieto me ha encargado que le lleve un libro que se llama… espere, que lo apunté. Si, se llama «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?». ¿Lo tiene usted?

– R.: Claro, mire, es éste.

– C.: ¿Este? Pero aquí pone BLADE RUNNER bien grande, y mi nieto me dictó por teléfono «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?».

– R.: Si, pero es el mismo. Mire, pone en grande Blade Runner, y aquí abajo dice «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?», de Philip K. Dick.

– C.: Ya, pues no lo entiendo.

– R.: Es simple, caballero: es una novela de 1968, pero se llevó al cine en los 80 y se le cambió el título porque el de la novela original era demasiado largo. Como la película se hizo muy famosa, la editorial que tenía los derechos en España la reeditó nombrándola como el filme. Y ahora, que se cumplen 25 años de la película, se ha vuelto a reeditar esta vez poniendo los dos títulos, porque hasta ahora en algunas ediciones sólo aparecía en portada Blade Runner.

– C.: Pero entonces, ¿es el mismo libro?

– R.: Si, caballero, pero le han bailado el título.

– C.: Bueno, si usted lo dice la creo. Todo sea que nos equivoquemos y me toque volver a por el que sea.

– R.: Vaya tranquilo, seguro que éste es el que quiere su nieto.

Pobre hombre, se fue de mis confines realmente confundido. Y no me extraña, la verdad, con tanta danza de títulos y portadas.

Y vosotros, queridos, ¿recordáis algún rebautismo literario más por obra y gracia del márketing o similares?