Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

Archivo de marzo, 2018

Lee ‘Damas Oscuras’, los ventiún cuentos de fantasmas victorianos con los que te temblará hasta la campanilla

Tardaré en conciliar el sueño. También me costará volver a disfrutar de según qué ratos a solas en la librería, y lo mismo con esta nueva manía de buscar una explicación racional para todos y cada uno de los ruidos cotidianos que me envuelven. Eso me pasa por aventurarme sin más a una bibliovigilia con un ejemplar de Damas Oscuras.

(Penny Dreadful, 2014 / Showtime)

(Penny Dreadful, 2014 / Showtime)

El volumen de Impedimenta es una deliciosa bacanal libresca de escalofríos y taquicardias de la –gélida y huesuda– mano de ventiún creadoras victorianas, con un talento endemoniado para erizarme los pelos del pelucón y dejarme el sistema nervioso central más tenso que las cuerdas de un Stradivarius.

Tanto que al terminar el último de los ventiún cuentos me puse a moler los granos de café a puñetazos en un intento desesperado de atemperarme en plena madrugada. Verme desfilar después por el pasillo con el moño electrizado, los globos oculares  fuera de las cuencas y la taza humeante meneándose más que un tren de mercancías a punto de descarrilar era todo un poema macabro y victoriano.

Y es que por más que mi bibliofilia supure fascinación por lo tenebroso, la muerte, lo sobrenatural y, en general, el terror gótico en cualquiera de sus formas, esta vez no ha sido suficiente para sobrevivir sin secuelas a la sobrecogedora experiencia lectora de esta oscura delicia literaria.

Total, que como llegué a reginaexlibrislandia sin haber pegado ojo, hecha un amasijo de nervios apelotonados bajo un pelucón desmadejado y con más ojeras que Chu-Lín, decidí que la mejor manera de sacudirme la bibliocongoja victoriana era consagrarme a mis quehaceres libreros con intensidad redoblada y debidamente cafeinada.

Y en esas estaba cuando el carraspeo de un reginaexlibrislandiano sigiloso a punto ha estado de lograr que mi corazón implosionara dentro de mi caja torácica ¡Boom!:

Cliente: Ejem, Regina, buenos días

Regina: ¡AY, POR DIOS! ¿QUÉ? ¿QUÉ?

Cliente: ¡Perdona, mujer!

Regina: (gesticulo para que me dé un minuto y pueda recuperar las pulsaciones… y el riego sanguíneo en general)

Cliente: Pero, Regina, ¿estás bien?

Regina: Ay, sí, sí… perdona. Es que me has asustado un pelín

Cliente: Mujer, lo siento

Regina: Nada, nada, cosa mía. Que me pasé la noche con un librito de fantasmas y estoy pelín sugestionada

Cliente: ¡No fastidies! ¿Y qué libro es ese?

Regina: Mira, lo tengo aquí debajo: Damas Oscuras, Cuentos de fantasmas de escritoras victorianas eminentes.

Cliente: ¡Ostias! Pues la portadita está muy, ejem, lograda, ¿no?

Regina: ¡Ja, ja, ja! Ya ves, ¿por qué te crees que lo tenía tapado? Esas nueve cuencas vacías me llevan taladrando desde ayer.

Cliente: Ah, pues a mí eso de pasar miedo leyendo me va mucho, pero nunca he sido muy de “relatos de fantasmas”. Pero por lo que veo igual los he menospreciado. ¿No?

Regina: Pues ya te digo yo que sí. Y además en este caso son historias de escritoras victorianas, que es la era dorada del subgénero espectral

Cliente: ¿Sí? No sabía…

Regina: Sí. Los relatos de fantasmas eran una tradición oral para las veladas navideñas en la Inglaterra de finales del XVIII y principios del XIX. Pero después la prensa vio el filón y lo popularizó impreso en folletines. Titanes como Dickens o Willkie Collins publicaban piezas así, y luego grandes autoras como Charlotte Brontë, Elizabeth Gaskell, Charlotte Riddell, Rosa Mulholland, Margaret Oliphant, Vernon Lee, Amelia B. Edwards, o la americana Willa Cather explotaron el género como su arma de doble filo.

Cliente: ¿A qué te refieres?

Regina: A que lo utilizaron como palanca para rebelarse contra la represión de la mujer en plena época victoriana. Lo que en apariencia son relatos espeluznantes de fantasmas cargados de metáforas y de recursos del gótico esconden su manera de socavar y pulverizar la figura masculina.

Cliente: Pero, ¿cómo?

Regina: Muy fácil. En aquella época lo que más terror podía producirle a un hombre era padecer y exteriorizar los males “típicamente femeninos”: histeria, miedo y debilidad de carácter. Así que las autoras victorianas descargaron sobre protagonistas masculinos tramas espeluznantes y pulverizarles «públicamente» su tan airada masculinidad.

Cliente: Ahhhh, ya veo, ya.

Regina: Pero, ojo, no te confundas. Esa lectura es real y está ahí, entre líneas, sí. Con una carga de ironía para nada sutil. Pero los cuentos, además de eso, ya te digo yo que te van a hacer pasar un ratito de lo más ameno, querido. Si tienes hambre de historias tenebrosas y espeluznantes pero, eso sí, sin sangre ni vísceras, todo muy sutil y muy psicológico, prepárate para deglutir este bibliofestín con un menú de plato único: el miedo.

Cliente: Meh, pues no me digas más. ¡Lo quiero!

Y abandonó mis confines con un ejemplar de Damas Oscuras y su bibliofilia entre desafiante y recelosa ante la firme promesa reginaexlibrislandiana de una experiencia lectora espeluznante. Y yo por mi parte no pude evitar deleitarme ante la inminencia del mejor-peor rato lector que va a pasar mi reginaexlibrislandiano querido cuando se atrinchere con su ejemplar…

Damas Oscuras

Damas Oscuras

Porque yo sé que tú sabes que todos sabemos que él ha infravalorado mi congoja y que se adentrará en los ventiún cuentos con la misma alegría y ligereza con la que yo me adentré. Mejor, queridos, mejor: así el biblioimpacto será, si cabe, más intenso. Canelita en rama, ya os lo digo yo.

Así que si eres un lector en busca de emociones fuertes hazte con un ejemplar de Damas Oscuras (Impedimenta) y pasa un rato aterrador, tenebroso y escalofriante, codeándote con un hatajo de difuntos que, por venganza, impotencia, maldiciones varias o pura obstinación, se niegan a abandonar este mundo al menos hasta lograr que te tiemble hasta la campanilla.

Palabra de Regina ExLibris.

Déjate de pamplinas y lee ya ‘La Conjura de los Necios’, de J. Kennedy Toole

«Mi magnificiencia les turbaba». Una muestra de la corrosiva y monumental erudición de Ignatius Reilly, uno de los grandes antihéroes de la literatura de todos los tiempos, equiparado por muchos al Quijote.  A su turbio encanto nos rendimos sin titubeos en reginaexlibrislandia siempre, pero quizá hoy un poco más porque se cumplen 49 años de la muerte de John Kennedy Toole, su padre literario.

Ignatius Reilly

Ignatius Reilly

Para su colosal personaje el creador estadounidense levantó a palabras La Conjura de los Necios, un novelón tan trágico como divertido que nadie le quiso publicar en vida. Tras el suicidio de Toole, incapaz de soportar la inviabilidad de su novela, su criatura literaria no solo vio la luz en 1981, sino que apenas un año después fue galardonado con el Premio Pulitzer de literatura.

Y menos mal, porque seguro que desde aquel día en que un editor dejó suelto por la realidad a Ignatius Reilly el mundo es un lugar mejor, queridos.

O, al menos, no es tan malo como antes de que este gigantón grosero, delirante y genial lo habitara para levantar unas cuantas ampollas en la cuadriculada y castradora mezquindad de muchos.

La conjura de los necios

La conjura de los necios

Total, que tanto porque en la librería hemos decidido recordar al maltrecho John Kennedy Toole en el aniversario de su muerte como porque no imaginamos mejor bibliosugerencia para esta Semana Santa que encerrarse con La Conjura de los Necios reforcé mi arsenal de ejemplares de la edición de Anagrama.

Y estaba yo montando un rinconcito ignatiusreillyano cuando alguien carraspeó al otro lado de mi escritorio:

Cliente: Estooo, Regina, perdona

Regina: ¿Sí?

Cliente: Esos libros que tienes ahí, los amarillos..

Regina: ¿Sí?

Cliente: Tengo curiosidad. Me suena que La conjura de los necios es un libro del que se habla mucho, pero nunca lo leí. ¿lo recomiendas?

Regina: ¡SÍ! De hecho es una de esas novelas que todos deberíamos leer al menos una vez en la vida. Y digo al menos porque la primera lectura es un shock, y es con la segunda cuando percibes matices que antes eclipsaban las carcajadas.

Cliente: Fíjate que quien más me habló de él es un amigo que es un fanático… tanto que en Halloween se disfrazó de su protagonista, el gordinflón ese…

Regina: ¿Se disfrazó de Ignatius Reilly? ¡Qué bueno, ja, ja, ja!

Cliente: Sí, fue la sensación de la fiesta. Él es ya de por sí un tipo enorme, e iba muy desaliñado, sin afeitar, con un gorro de esos con orejeras, bufanda, camisa de franela, guantes sin dedos, un viejo chaquetón, pantalones raídos y botas de montaña. También llevaba una libreta en un bolsillo y un perrito caliente o un bocadillo o algo así.

Ignatius Reilly

Ignatius Reilly

Regina: ¡Ja, ja, ja! Pues por lo que me dices tu amigo clavó al bueno de Ignatius Reilly

Cliente: Mira, ¿sabes qué? Me lo llevo para estas vacaciones. Venía sin una idea muy clara de qué libro quería leer pero, claro, aquí estabas tú, conjurando contra un necio como yo ¡ja, ja, ja!  Ante eso solo puedo dejarme de pamplinas y leérmelo.

Regina: Que sí, hombre, que ya verás cómo supera tus biblio-expectativas, querido

Y se fue con su ejemplar de La Conjura de los necios, de John Kennedy Toole bajo el brazo. Y a mí me pareció ver a Ignatius Reilly salir corriendo tras él. Seguro que congenian. Después de todo no siempre se cumple la máxima de Reilly:

 “Fortuna hace girar su rueda hacia abajo y nunca sabemos cuál es la desagradable sorpresa que nos depara el destino”.

A veces, las sorpresas, sobre todo si tienen que ver con libros y literatura, son de todo menos desagradables. Palabra de Regina ExLibris.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

La conjura de los necios, John Kennedy Toole. Anagrama. El mundo parece estar contra Ignatius Reilly, uno de los personajes más memorables, excéntricos, glotones, mordaces, eruditos e irreverentes de la literatura que llena una disparatada, ácida e inteligentísima novela ambientada en los bajos fondos de Nueva Orleans. Aunque agridulce, la carcajada escapa por sí sola ante las situaciones desproporcionadas y esperpénticas de esta gran tragicomedia, en la que el siempre excesivo Ignatius, atrincherado en su cuarto, se atiborra de comida basura mientras despotrica y escribe miles de páginas de esa gran obra que redimirá a la humanidad del capitalismo rapaz que la corroe. Pero todo cambia cuando su madre sufre un accidente de tráfico por conducir ebria, y él se ve obligado a salir al mundo real, ese universo de los horrores dominado por el caos, la locura y el mal gusto, para ganarse la vida, condenado a codearse con todo y todos a quienes detesta. Y a partir de aquí, escenas, situaciones y personajes se suceden y acumulan formando una inmensa bola de angustias y desencuentros que termina impresionando justo antes del punto y final.

 

De Philip Kerr lee las novelas de su gran sabueso Bernie Gunther en el Berlín nazi

¿Quién se lee la serie policiaca de Philip Kerr primero, tú o yo, Regina ExLibris?” Ese es el duelo bibliófilo que me planteó uno de mis clientes asiduos hace casi una década, y ahora que por desgracia ha fallecido el genial autor de novela negra escocés he recordado la curiosa manera en que me convertí en devota philipkerriana y bernieguntheriana de pro.

Philip Kerr y su saga Berlín Noir

Philip Kerr y su saga Berlín Noir

Mi cliente me lanzó el guante libresco un viernes cualquiera allá por 2009, e inmediatamente después de echar el cierre a la librería me propuse saldar mis cuentas con el escritor escocés y su saga Berlín Noir, protagonizada por el sabueso Bernie Gunther y ambientada en el Berlín nazi y, de paso, pulverizar a mi reginaexlibrislandiano de pro en su estimulante biblioreto.

Así fue como me adentré en el universo philipkerriano para regresar después al mundo de la no ficción absolutamente fascinada por todos y cada uno de los (por ahora) seis títulos de la serie que publica el sello RBAVioletas de MarzoPálido criminalRéquiem alemánUnos por otrosUna llama misteriosa y Si los muertos no resucitan, éste último flamante III Premio de Novela Negra RBA 2009.

Y, para qué negarlo, hoy regresé a mis confines librescos deseando recibir a mi querido reginaexlibrislandiano para saborear lo que imaginaba sería mi victoria bibliófila por partida doble.

Doble porque lo pasé en grande leyendo a Kerr, y porque pensaba, ingenua y pretenciosa de mi, que habiendo devorado la serie completa en apenas 48 horas muy probablemente me impondría ‘por bibliogoleada» a mi adversario lector…

… Pero no fue así. Porque cuando me equivoco, pues como que me equivoco PERO BIEN.

Porque efectivamente él se pasó por mi librería el lunes por la mañana:

– Cliente: ¡Hombre, Regina, buenos lunes! Qué animada te veo…

 Regina: ¡Sí, ja, ja, ja!

 C.: Bueno, bueno, bueno… ¿Y qué tal Bernie Gunther?

– R.: Pasé con él mi enfermedad. TODO el fin de semana, querido.

– C.: ¿Ah, sí? ¿Y qué títulos leíste?

– R.: Los seis de Berlín Noir.

– C.: ¿Los seis?

– R.: Sí, querido, ¡los seis! ¡Del tirón!

– C.: Entonces estamos en tablas…

– R.: ¿Cómo que en tablas?

– C.: Esta madrugada yo me terminé Si los muertos no resucitan

Philip Kerr

Philip Kerr

– R.: Pe-pero, pero…

– C.: ¿Qué quieres? Me enganchó el sabueso Gunther y eso de pasearte por la Alemania nazi mientras investigas un crimen es de lo más novedoso, al menos para mí. Y husmear en los bajos de la Gestapo, de la cúpula hitleriana y de¨los advenedizos del Reich…

– R.: ¡Si! Es uno de sus grandes logros: reconstruír el día a día en la alemania nazi entre 1936 y 1945.

– C.: Así que… ¡empate!

– R.: Ja, ja, ja… y yo que venía segura de que te plancharía

– C.: Oye, ¿crees que Kerr nos dará más de su Bernie?

– R.: Eso espero… Porque, ya ves, empezó siendo una trilogía y… ¡ya van seis!

Y ahí nos quedamos los dos parloteando sobre anécdotas, detalles y giros de las tramas de los seis títulos de Berlín Noir pero, eso sí, ya desde la óptica de bernieguntheradictos de pro…

Hoy es un día triste para los bibliófilos y philipkerrianos de pro: D.E.P., maestro

NOTA DE REGINA EXLIBRIS.

Violetas de marzo

Violetas de marzo

Violetas de Marzo. Philip Kerr. RBA. 

En la Alemania de 1936, cuando la peste nazi envuelve el país como una masa gelatinosa, aprender a convivir con la esvástica y la barbarie es cuestión de supervivencia, y a eso pocos ganan a Bernie Gunther. Ex-policía reconvertido en investigador, lucha por su integridad moral cuando proliferan las Violetas de marzo que, además del nombrar el inicio de la saga Berlin Noir, designaba a los subidos in extremis al macabro tren nazi y con demasiado por demostrar a Hitler. Philip Kerr introduce a un sabueso al más puro estilo Marlow, Wallander y Montalbano, con quien viajaremos a las entrañas de una época y una realidad, la de miles de germanos engullidos por el Führer, mientras Bernie investiga dos asesinatos que salpican a la cúpula del partido en las Olimpiadas berlinesas. Una gran novela negra maravillosamente ambientada y con un detective intenso, cálido y fuerte como un lingotazo de schnapps.

  • Y vosotros, reginaexlibrislandianos de mis anaqueles, ¿Leísteis a Philip Kerr? ¿Qué os parece su sabueso Bernie Gunther? ¿Cómo os dio por leerlo? ¿Lo recomendaríais?
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7 síndromes con nombre de personaje literario: ¿encajas en alguno?

En reginaexlibrislandia siempre le buscamos a todo un referente literario. Es una bibliopulsión que, vista desde fuera, puede resultar malsana tirando a enfermiza. Pero en nuestro caso es algo tan natural e instintivo que no puede ser malo.

Y es que entre los libreros biblioetiquetamos a mansalva nuestras propias filias, fobias, carencias, manías, querencias y rasgos de la personalidad, ya sean aspectos permanentes o emociones pasajeras. Y no es difícil, porque la literatura está llena de personajes gloriosamente peculiares e imprevisibles.

Síndromes con nombre de personaje literario

Síndromes con nombre de personaje literario

Lo curioso es que, a veces, esos rasgos peculiares que hacen que un personaje sea tan adorable incluso en su excentricidad se convierten, extrapolados a la realidad, en aspectos molestos e incluso enfermizos.

Tanto que han dado nombre a una serie de patologías reconocidas y a ciertos síndromes, que, por desgracia, convierten la existencia de quien los sufre en un auténtico calvario.

Sin llegar (por ahora) a ese dramático y patológico extremo repasamos los siete síndromes literarios que se manifiestan con más virulencia entre los libreros de reginaexlibrislandia, empezando por la que suscribe, Regina ExLibris, que los manifiesto todos a la vez.

¿Listos? ¡Vamos!

1. EL SÍNDROME DE PETER PAN.  Peter Pan es el niño que se niega a crecer. Vive en el país de Nunca Jamás, rodeado de aventuras, hadas, piratas y otros infantes eternos. Así que quien tiene el “Síndrome Peter Pan” es alguien infantil e inmaduro en un sentido psicológico y social. No quiere crecer, así que se estanca en un comportamiento infantil o adolescente, y no evoluciona. Esto lo convierte en una persona egoísta y, en casos extremos, deriva en trastornos de personalidad narcisistas.

  • El libro: Peter Pan. James M. Barrie. Alianza.  Peter Pan es, por desgracia, uno de los personajes más conocidos y menos leídos de la literatura y por eso aprovecho este púlpito para hacer un llamamiento a la lectura de uno de los relatos más emocionantes, originales y absorbentes con los que me he topado, para volar a Nunca Jamás con Peter Pan, Wendy, Campanilla, los Niños Perdidos y, como no, con el Capitán Garfio y su ya mítica disertación sobre los buenos y los malos modales. Una auténtica obra maestra. Peter invita a Wendy al País de Nunca Jamás para que sea la madre de ‘los niños perdidos’. Todos compartirán sus aventuras y luchas contra el Capitán Garfio.

 

Síndrome de Peter Pan

Síndrome de Peter Pan

2. EL SÍNDROME DE DORIAN GRAY.  El protagonista de ‘El retrato de Dorian Gray’ vende su alma al diablo para no envejecer. Esta obsesión por la eterna juventud del personaje de Oscar Wilde da nombre a un desorden caracterizado por la preocupación extrema de la apariencia física y la dificultad para encajar el envejecimiento. Es parte de un trastorno denominado “dismorfofobia”, y quien lo sufre no soporta padecer defectos o anomalías que afecten a su apariencia estética, especialmente al rostro.

  • El libro: El retrato de Dorian Gray. Oscar Wilde. Austral. Cuando a finales del XIX el talento y la irreverencia de Oscar Wilde escandalizaron a la mismísima Gran Bretaña y, por ende, al resto del mundo, el genial irlandés dio un golpe de efecto con una deliciosa fábula en la que la estética y el mal ponen en jaque a la ética y al bien el día en que el joven Gray accede a que su amigo el pintor Basil Hallward lo retrate con una intensidad tan diabólica como real, puesto que el cuadro comienza a reflejar las transformaciones físicas y espirituales de un alma preñada de perversiones, claroscuros y recovecos o, lo que es lo mismo, la esencia de un seductor exquisito, refinado e infinitamente malévolo a quien sus excesos en apariencia no le pasan factura de ningún tipo.
Síndrome de Dorian Gray

Síndrome de Dorian Gray

3. EL SÍNDROME DE MADAME BOVARY. La heroína de la novela de Flaubert vive en un estado de frustración e insatisfacción crónica, atrapada entre sus aspiraciones y fantasías, y la insoportable parquedad de la realidad que habita, que para ella nunca es suficiente. Es la eternamente insatisfecha, y ese es el rasgo que caracteriza a las personas que padecen el síndrome de Madame Bovary, donde las divergencias entre sus ilusiones y la realidad serán siempre insalvables. Se trata de un trastorno de carácter normalmente afectivo y vinculado a la depresión.

  • El libro: Madame Bovary, G. Flaubert. Siruela. Desgarrada entre la prosaica realidad en que vive y sus ensueños de romances y riquezas, Enma Bovary nunca será feliz junto a su marido, un modesto médico de pueblo. Ni el nacimiento de su hija ni su affaire con un joven seductor de provincias lograrán colmar a la eternamente insatisfecha Madame Bovary.
Síndrome de Madame Bovary

Síndrome de Madame Bovary

4. EL SÍNDROME DE OTELO. El protagonista de la obra ‘Otelo’, de William Shakespeare, mata a su mujer porque piensa (erróneamente) que ella le está siendo infiel. Así que se dice que padecen el síndrome de Otelo quienes sufren de celos patológicos, o delirios celotípicos que hacen que la persona tenga dudas irracionales sobre la fidelidad de su pareja. Son personas desconfiadas, inseguras, con problemas de comunicación e inmadurez emocional. En casos extremos se asocia al alcoholismo y a los desórdenes neurológicos.

  • El libro: Otelo. W. Shakespeare. Alianza. Dentro de la amplia galería de personajes que a lo largo de las obras de William Shakespeare encarnaron las más universales y comunes pasiones que mueven la naturaleza humana, Otelo ha pasado a representar el hombre destruido por los celos. Otelo es el arquetipo del hombre celoso. Es una muestra cabal de cómo Shakespeare captó la complejidad de la psicología humana. Sin embargo, el tema crucial y más general de la obra es la desconfianza. Movida por este veneno que se esparce por sus diálogos e impregna las relaciones entre parejas, ya sean hombres y mujeres, ya jefes y subordinados, esta tragedia sigue resultando, hoy como ayer, una lectura tan subyugante como poderosa.
Síndrome de Otelo

Síndrome de Otelo

5. EL SÍNDROME DE ALICIA.  ¿Quién no recuerda los famosos “Cómeme” y “Bébeme” de la historia de Lewis Carroll que hacía volver a Alicia más y más pequeña, o más y más grande? Es el origen de la denominada “micropsia”, un desorden neurológico relacionado con la percepción visual. Quienes lo padecen ven los objetos más pequeños de lo que son en realidad. Suele estar relacionado con las migrañas y en los mentideros librescos se dice que incluso el propio Lewis Carroll lo sufría.

  • El libro: Alicia en el País de las Maravillas, L. Carrol. Valdemar. Cuando Charles Dogson improvisó las Aventuras subterráneas de Alicia, no sabía que esa puerta que daba acceso a millones de niños y de adultos lectores a un mundo cargado de personajes irreverentes, sátiras extravagantes, retos lingüísticos y pulsos a la lógica extrema era la misma que le conduciría a él, como Lewis Carrol, y a su novela, como Alicia en el País de las Maravillas al olimpo de las deidades literarias. Conocer al Gato de Cheshire, tomar el té con el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo o jugar al croquet con la mismísima Reina de Corazones es una experiencia que nadie, nadie, debería perderse. 
Síndrome de Alicia

Síndrome de Alicia

6. EL SÍNDROME DE MUNCHHAUSEN. El barón Münchhausen, el gran mentiroso por excelencia de la literatura, está inspirado en oficial de caballería alemán famoso por las disparatadas historias que inventaba. Pero aunque pueda parecer algo estrafalario y hasta divertido, la realidad no es tan cómica como esta ficción literaria. Quienes padecen el síndrome de Munchausen simulan enfermedades con sofisticada habilidad para atraer la atención de terceros, conocidos o personal sanitario. Aunque saben que están mintiendo, sus motivaciones para fingir son inconscientes, y suelen tener una historia clínica de abusos, problemas de identidad, episodios psicóticos breves y relaciones interpersonales inestables.

  • El Libro: Las sorprendentes aventuras del barón Münchhausen. Gottfried A. Bürger. Alianza. Aunque atribuidas a Rudolf Erich Raspe, quien tradujo al inglés una versión que fue plagando de adiciones e interpolaciones de dudosa calidad literaria, se considera que fue Gottfried August Bürger quien supo darle a la obra ese algo indefinible que lo convirtió en obra clásica y popular. El barón más embustero que imaginarse pueda narra aquí sus famosas aventuras y desventuras: desde el hilarante episodio en el que se lo traga un enorme pez, hasta su increíble viaje a la Luna en busca de un hacha de plata perdida. Una historia a medio camino entre lo grotesco y lo fantástico con un esperpéntico y desvergonzado protagonista que provoca una y otra vez las risas del lector.
Síndrome de Munchhausen

Síndrome de Munchhausen

7. EL SÍNDROME DE HUCKLEBERRY FINN. Bautizado como el personaje irreverente y escurridizo de la obra de Mark Twain, este síndrome psicológico se caracteriza por la incapacidad para tomar decisiones y asumir responsabilidades. No se trata de que quienes lo sufren se nieguen a madurar, como el síndrome de Peter Pan, sino que durante toda su vida eluden cualquier tipo de responsabilidad. Los expertos aseguran que es un mecanismo de defensa ligado al rechazo parental así como a una baja autoestima.

  • El Libro: Las Aventuras de Hucckleberry Finn. Mark Twain. Cátedra. A pesar de haber sido considerada tradicionalmente como una obra de literatura juvenil, «Huckleberry Finn», según Samuel Langhorne Clemens, alias Mark Twain, no es una obra «de muchachos» ni «para muchachos». Es un relato tan divertido e irreverente como cautivador en el que Huck, un huérfano vagabundo y pendenciero, y Jim, un muchacho negro que huye de la esclavitud, remontan el Mississippi en busca de libertad y aventuras a bordo de su barcaza. Una delicia literaria para paladares bibliófilos sin edad.
Síndrome de Huckleberry Finn

Síndrome de Huckleberry Finn

 

‘El Club de la Lucha’, una novela de culto de los 90 que deberías leer hoy

Si buscas una lectura que te deje K.O. ya desde el prólogo lee El Club de la Lucha, de Chuck Palahniuk. Así de tajante he sido hace un rato en la librería, cuando un reginaexlibrislandiano se adentró en mis confines en busca de una experiencia lectora intensa pero diferente. Muy diferente.

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

Pero, ojo, porque por diferente él, según me explicó, se refería a una trama de alto voltaje cuya bibliodescarga, lejos de limitarse a asegurarle un buen rato de evasión entre líneas, le sacudiera y le abrasara las entrañas, y algo más.

Que tuviera fondo, que le trasmitiera algo, que le hiciera pensar. Incluso que el propio libro le pidiera, una vez terminado, otra relectura.

Total, que con esos parámetros y por lo que me transmitió “todo él”, yo lo tuve muy, muy claro:

Cliente: ¿Sí? ¿El Club de la Lucha, dices?

Regina: Sí. Es una novela corrosiva, hipnótica, violenta, hilarante, apocalíptica y absolutamente despiadada, en la que Palahniuk vomita toda la rabia que condensaba como el joven de futuro incierto y frustrado que era él a mediados de los noventa.

Cliente: ¡Ufff! Vaya, sí, eso me suena. Lo que pasa es que ya vi la peli…

Regina: Sí, la que filmó David Fincher a finales de los 90, con Brad Pitt. Es una buena adaptación, pero te aseguro que la novela es canelita en rama. Ya no solo por la trama en sí, sino porque Palahniuk es un escritor más de verbo que de adjetivos. Es acción pura, y no solo por la trama, sino porque te noquea a palabras. Su lectura es hipnótica, pero no pierdes el hilo. Un hilo que, por otra parte, a lo que te lleva es a una crítica salvaje del consumismo extremo que parece haber dejado sin opciones a muchos. Te hace reflexionar sobre el mundo en que vivimos, sobre hacia dónde vamos y sobre cómo nos relacionamos con los demás y con las cosas.

Cliente: Sí, y me temo que veinte años después los nuevos treintañeros estamos más o menos igual. Ay que joderse, oye. En fin, me estas convenciendo, puede que sí sea justo lo que ando buscando.

Regina: Lo de que Palahniuk la “vomitara” es casi literal, porque la escribió en apenas tres meses. Y a un ritmo igual de vertiginoso fue best-seller y, de ahí, a libro de culto.

Cliente: No me extraña, ¡pero si a mí me suena hasta que se crearon “clubes de lucha” y todo! Aunque yo pensaba que venía de la película

Regina: Suele pasar. Lo de que la película eclipse al libro original, quiero decir. Pero aún no he conocido a alguien que haya leído el libro después de haber visto la película y se haya sentido decepcionado. Todo lo contrario, porque la novela tiene muchos matices y llama a relecturas y a múltiples interpretaciones. ¡Si ya desde el prólogo te descoloca soltándote que su novela es poco más que un Gastby moderno! Pero mejor ya no te digo más.

MI reginaexlibrislandiano se llevó su ejemplar de El Club de la Lucha, de Chuck Palahniuk totalmente convencido, tremendamente intrigado y cargado de biblioentusiasmo.

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

(El club de la lucha, 1999 / 20th Century Fox)

Mucho me equivocaré (pero mucho, mucho, querid@s) si no biblioatino con esta prescripción y el turbio pero carismático Tyron Durden se revela incapaz de atrapar a su lector en su frenética, violenta e hipnótica espiral narrativa.

Que yo,reginaexlibrislandianos queridos, sé de buena tinta que NO me equivoco. Y «lo sé porque Tyler lo sabe».

Pero en cualquier caso si me llego a equivocar prometo comentároslo. Palabra de Regina ExLibris ;P

El club de la lucha

El club de la lucha

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

El club de la lucha. Chuck Palahniuk. Debolsillo.

Si lo que buscas es una novela demoledora que pulveriza a la sociedad de consumo, cargada de adrenalina y de violencia pero curiosamente reveladora, hazte con El club de la lucha, un libro de culto de Chuck Palahniuk con una exitosa adaptación cinematográfica en la que treintañeros oficinistas se despojan de corbata y zapatos para sacudirse la rabia, la frustración, la castración de su masculinidad y el vacío existencial a puñetazos mientras un narrador anónimo contempla esas peleas hasta la extenuación y con sus propias reglas como la terapia definitiva a sus males endémicos.

Y aquí, queridos, os dejo el trailer de la adaptación homónima de 1999 filmada por David Fincher:

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis algoEl club de la lucha, de Chuck Palahniuk?
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Cinco novelas para leer y viajar en el ‘ascensor espacial’ de Arthur C. Clarke

“Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Es una de las tres míticas Leyes de Arthur C. Clarke, que falleció hoy hace diez años, cuando también se cumple medio siglo de la publicación de 2001: una odisea del espacio, su novela más famosa para el común de los lectores.

Así que por eso, pero también porque es uno de los pocos creadores de ciencia ficción capaz de ponerme en órbita hacia su universo creativo interestelar y porque tenía una pecera vacía a mano he decidido metamorfosearme en la mítica Barbarella y convertir la librería en una estación espacial desde donde prescribir a toda la galaxia las lecturas de un genio sideral como Arthur C. Clarke.

(Barbarella, 1968 / Paramount)

(Barbarella, 1968 / Paramount)

Y es que de no ser por él y por Úrsula K. Le Guin por muy bibliófaga que sea habría seguido replegada en mi bibliostracismo, renegando de viajes interestelares, formas de vida extraterrestre, distopias y civilizaciones superiores. Pero resulta que un buen día me subí al ascensor espacial imaginado por este visionario en varios de sus relatos y mis apetencias lectoras se expandieron hacia infinitas dimensiones desconocidas.

Nadie como él para combinar la literatura con la divulgación científica rigurosa y amena, articulando sus tramas en torno a los beneficios del progreso científico que no solo posibilita encuentros con especies y culturas avanzadas, sino que éstas son superiores, entre otras cosas, gracias a su desarrollo tecnológico. Pero un desarrollo tecnológico posible a corto plazo.

Cinco títulos de Arthur C. Clarke

Cinco títulos de Arthur C. Clarke

En este sentido Arthur C. Clarke inventó el satélite de comunicación antes de que la tecnología permitiera lanzar uno, y con su visión del futuro interconectado esbozó la aldea global que hoy nos ha fagocitado. También predijo el desarrollo de internet y de los ordenadores, e incluso de «pequeños ordenadores de bolsillo con los que podríamos conectar el conocimiento del mundo», o de la red de satélites, en cuya implantación participó de forma activa.

Y en cuanto a su trayectoria literaria toda su obra lo avala como el novelista que ha dado forma con mayor detalle, rigor y lucidez el futuro de los viajes por el espacio y las posibilidades de explorar el sistema solar, así como quien siempre respeta en sus ficciones las leyes de la física y la inteligencia del lector. Tanto es así que sus cuentos y novelas han motivado e inspirado a generaciones de astronautas de carne y hueso.

Dicho lo cual paso a prescribir cinco novelas de ciencia ficción de la buena para leer y volar en el “ascensor espacial” de Arthur C. Clarke:

1. Una odisea espacial. La saga completa. Arthur C. Clarke. Debolsillo. Esta edición aglutina una de las tetralogías más célebres de la ciencia-ficción, compuesta por: 2001. Una odisea espacial; 2010. Odisea dos; 2061. Odisea tres y 3001. Odisea final. Es el relato, fantástico pero no fantasioso, de una de las mayores epopeyas de todos los tiempos, donde la aparición de un monolito negro desencadena una aventura que dura miles de años, desde los orígenes del hombre hasta la conquista del espacio, la creación de inteligencia artificial y el contacto con seres y formas de vida superiores. La intriga, la acción, el rigor científico y la desbordante imaginación propias del género confluyen en esta obra magna con el planteamiento de las grandes cuestiones de la humanidad: ¿Quiénes somos? ¿Cuál es nuestra esencia? ¿Qué lugar ocupamos en el cosmos? Uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción, que ofrece una visión totalizadora sobre el origen de la consciencia y la evolución de la humanidad.

Una odisea espacial

Una odisea espacial

2. Cita con Rama. Arthur C. Clarke. Edhasa Pocket. Después del impacto de un enorme asteroide que destruye Padua y Verona, se crea un sofisticado sistema de detectar la trayectoria de cualquier objeto que se aproxime a la Tierra. Así se descubre Rama, un extraño asteroide que gira a una velocidad increíble y que, según todos los cálculos, no volverá a pasar jamás por el sistema solar. Pero lo más inquietante es que hay indicios de que Rama pueda ser artificial, y aquí se detona la inquietud y el temor. Cargada de acción y de rigor es una es una de las obras de ciencia ficción especulativa más premiadas de todos los tiempos (premios Nébula, Hugo, Locus, Júpiter, etc) y una de las mejores de Arthur C. Clarke. Un clasicazo para los aficionados a la ciencia ficción pura.

Cita con Rama

Cita con Rama

3. Cánticos de la lejana Tierra. Arthur C. Clarke. Alamut. Una de las mejores novelas sobre el primer contacto humano con un artefacto extraterrestre que arranca cuando la Magallanes, última astronave de la Tierra, llega a Thalassa con los últimos restos de la humanidad tras la destrucción del sistema solar. Aunque el plan era parar y abastecerse antes de proseguir su travesía de quinientos años, todo cambia cuando descubren que una sonda sembradora enviada por la Tierra para preservar la vida humana en la galaxia fructificó, creando en Thalassa una civilización utópica. ¿Cómo afectará la llegada de la Magallanes a la feliz sociedad thalassana? ¿Podrán los supervivientes de la Tierra evitar la tentación de terminar su viaje en ese paraíso? Cánticos de la lejana Tierra que recrea magníficamente tanto el encuentro de dos mundos como el reto de las vastas distancias estelares en una novela colosal cargada de nostalgia que inspiró a Mike Oldfield en su The Songs of Distant Earth.

Cánticos de la lejana Tierra

Cánticos de la lejana Tierra

4. Las fuentes del paraíso. Arthur C. Clarke. Alamut. Galardonada con los premios Hugo y Nébula, es la historia de Vannevar Morgan, el mayor ingeniero de su época: el siglo XXII. Tras construir un puente sobre el estrecho de Gibraltar, sueña con un logro aún mayor, una suerte de puente hacia las estrellas: un ascensor espacial. Para ello, proyecta tender un cable que se extienda desde el ecuador hasta un satélite en órbita geosincrónica. Pero en su empeño Morgan encontrará la oposición de los monjes que ocupan el punto ideal de anclaje del cable, una montaña en la isla de Taprobana. También debe encontrar financiación, resolver problemas políticos, convencer a los escépticos y solucionar las crisis de ingeniería que acompañan a la construcción del ascensor.

Las fuentes del paraíso

Las fuentes del paraíso

5. Expedición a la Tierra. Arthur C. Clarke. Edhasa – Nebulae. Los once relatos breves reunidos cimentan la culminación de Arthur C. Clarke como autor de un tipo de ciencia ficción a la vez imaginativo y riguroso, de una extraordinaria versatilidad. Entre ellos destaca El centinela», germen del guión cinematográfico y posterior novela «2001: una odisea en el espacio», que relata el descubrimiento de un monolito milenario en la Luna. En «Superioridad», el exclusivo desarrollo tecnológico militar es causa principal de debilidad, y en «Lección de historia» los venusinos tratan de reconstruir la extinta cultura terrestre a partir de un único registro: un dibujo de Walt Disney. Esta colección de relatos es una de las mejores vías de acceso al universo arturceclarkeano, sobre todo para los lectores más reticentes a la ciencia ficción dura.

Expedición a la Tierra

Expedición a la Tierra

La grandeza de Arthur C. Clarke estriba, más allá de su talla como científico y de su innato talento literario, en que fue un soñador. Pero fue un soñador capaz de materializar sus visiones unas veces con la ciencia y la tecnología y otras con la literatura, y sobre todo con ella nos abrió a muchos una biblioventana para observar lo que ya llegó, lo que tenemos encima y, mejor aún, lo que todavía está por llegar.

Dicho eso, ¿quién no va a querer leer y viajar al espacio en el biblioascensor espacial de Arthur C. Clarke?

Entre tanto y para meteros en harina, podéis ir despegando con esta muestra de otro talento interestelar, el de Mike Olfield, que como os dije bebió de Arthur C. Clarke:

Trivial: ¿Cuánto sabes de la novela ‘El Padrino’, de Mario Puzo?

(El Padrino, 1972 / Paramount)

(El Padrino, 1972 / Paramount)

Cuando Mario Puzo publicó este clásico en 1969 disparó a quemarropa al bajo vientre de la sociedad estadounidense dejando al aire sus entrañas. Una vez que te adentras en El Padrino estás atrapado en la historia de un emigrante siciliano en Nueva York que levanta un imperio político y económico, y una sociedad paralela a la sombra. El Don, su hijo Michael y toda la ‘Familia’ crecen a cada salto de página, con una intensidad, un realismo y una cualidad tridimensional irresistibles.

Si eres de los que sí leyó la novela demuéstralo respondiendo al trivial ‘El Padrino’ de Regina ExLibris. ¿Listo? ¡Vamos!

 

¡Aún puedes leer ‘Farenheit 451’ de Ray Bradbury antes de ver su peli en HBO!

Que no te pille el toro catódico sin que te hayas leído un clásico imprescindible de la narrativa distópica y específicamente prescrito para bibliófagos natos. Llegarás al punto y final on fire, palabra de Regina ExLibris.

Y ya vas just@,querid@, porque en breve la cadena HBO estrena su adaptación homónima – ojo, a película, no a serie- de ‘Fahrenheit 451’, el novelón del colosal Ray Bradbury, que en castellano edita Minotauro.

(Fahrenheit 451, 2018 / HBO)

(Fahrenheit 451, 2018 / HBO)

La novela es imprescindible a nivel literario per se, pero es que, además, toca un temita más que actual: el control de la información y la manipulación mediática.

Y en cuanto a su conexión con los bibliófagos…, solo os diré que hay párrafos cargados de hogueras de libros que aún soy incapaz de leer sin que a mi bibliofilia se le pongan los pelos del pelucón como escarpias. Algo espeluznante.

En reginaexlibrislandia siempre tenemos ejemplares y lo prescribimos a discreción, pero ante el previsible y siempre bienvenido empujón mediático hemos reforzado nuestro biblioarsenal, porque yo sé que tú sabes que ambos sabemos que estas cosas (películas, series, videojuegos y demás) le despiertan el apetito lector a más de uno que hasta ahora o no se planteaba leer el original, o lo tenía aparcado en la triste lista de los “ya lo leeré algún día si eso…”.

De hecho en mis confines librescos el afán raybradburyzador no se ha hecho esperar.

Estaba yo apilando esos ejemplares de más de ‘Fahrenheit 451’ en mi escritorio para destacarlos en un rinconcito de la librería cuando a un reginaexlibrislandiano que venía a por su ejemplar de La princesa prometida, de W. Goldman en Ático de los Libros le ha podido la bibliocuriosidad por mis quehaceres:

Cliente: Vaya, Regina, sí que andas liada hoy, ¿no?

Regina: ¿lo dices por esta montonera?

Cliente: Sí, ¿qué libros son?

Regina: Pues mira, son todos ejemplares de ‘Fahrenheit 451’

Cliente: ¡Anda! ¿No está al caer una serie basada en ese libro?

Regina: Sí y no. Verás, es una película, no una serie, pero la produce y emite la cadena de TV HBO. La estrenan en breve, esta primavera.

Cliente: Sí, eso, es que algo había leído por ahí. ¿Y está bien? Es que yo no soy mucho de ciencia ficción y, bueno, nunca me había planteado leerlo.

Regina: Pues, mira, estás a tiempo de leerte este novelón antes de ver la serie. Si yo fuera tú no lo dudaría ¡jajajaja! Es trepidante y demoledor. Una novela distópica que te clava en un futuro en el que los libros están prohibidos, los bomberos se dedican a quemarlos y el gobierno castiga a los bibliodisidentes porque quiere controlar la información a toda costa.

Cliente: Uy, pues suena bien la trama, ¿no? Y bastante actual, me temo

Regina: ¡Y tanto! Pero fíjate que Ray Bradbury la escribió en 1953 como respuesta a la sutil amenaza del macartismo de quemar libros que supusieran una “amenaza” contra el status quo estadounidense… no te digo más.

Cliente: Si es que no aprendemos, Regina. ¿Y nunca se adaptó antes?

Regina: Pues, sí, a mediados de los años 60 François Truffaut ya filmó una versión, pero la de HBO también tiene buena pinta, la verdad.

Al final mi reginaexlibrislandiano asiduo se fue de mis confines con sus ejemplares de La Princesa Prometida y de Fahrenheit 451 bajo el brazo. Espero que le gusten, ya sabéis que en mi librería somos devotos de ambos títulos.

Entre tanto os dejo el trailer para que vayáis haciendo boca, tanto catófica como bibliófila:

 Cuando la puerta se cerró tras él yo volví la vista a mi montonera raybradburiana y me di cuenta de que con este van dos los empujoncitos que la Providencia Librera le ha dado recientemente a Ray Bradbury. Primero fue Isabel Coixet calzando una referencia directa al universo Bradbury entre los fotogramas de su adaptación de La Librería, y ahora esta versión catódica.

Y dado como está el temita de la manipulación, el control mediático y la propaganda me pregunto qué nos estará queriendo decir la Providencia Librera con su afán por raybradburizarnos en general, y despertar la fiebre lectora por leer Fahrenheit 451 en particular…

Ahí lo dejo, querid@s. Ahí lo dejo…

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:

Fahrenheit 451

Fahrenheit 451

Fahrenheit 451. Ray Bradbury. Minotauro. Fahrenheit 451 es la temperatura a la que el papel se inflama y arde. También es la novela distópica por antonomasia (junto a 1984, de G. Orwell, y Un mundo feliz, de A. Huxley), que describe una civilización esclavizada por los medios de comunicación, los tranquilizantes y el conformismo. En ella los libros están prohibidos y el trabajo de los bomberos como Guy Montag es quemarlos, mientras las autoridades rastrean y eliminan a los bibliodisidentes que aún conservan y leen libros. La visión de Bradbury es brutalmente profética: pantallas de televisión que ocupan paredes con folletines interactivos; avenidas donde los coches corren a 150 kilómetros por hora persiguiendo a peatones; una población que no escucha otra cosa que una insípida corriente de música y noticias transmitidas por unos diminutos auriculares insertados en las orejas. Absolutamente sobrecogedor.

Échate unas risas de libro con ‘La hija de Robert Poste’, de Stella Gibbons

Pocos lectores se resisten a una buena carcajada de novela. Tanto es así que reírse leyendo un libro es la mejor, la menos invasiva y la más infalible de las fórmulas de prescripción que, como libreros, practicamos en reginaexlibrislandia.

Lo acabo de verificar una vez más hace apenas unos instantes cuando, café en mano y tras finiquitar un maratón de papeleo, decidí tomarme un bibliorespiro de ficción con la hilarante La Hija de Robert Poste, de la gran Stella Gibbons.

(Cold Comfort Farm, 1995 / BBC)

(Cold Comfort Farm, 1995 / BBC)

Su protagonista, Flora Poste, es una criatura tan tozuda y descarada como divertida, y más allá de las múltiples relecturas que yo haya podido hacer es una de las biblioterapias de risas que me autoprescribo de vez en cuando para espantarme el tedio, la angustia, la rabia o la desgana a librazos.

Total, que me puse a leer La Hija de Robert Poste en la impecable edición de Impedimenta y en apenas un par de páginas reía y temblaba toda yo como un flan de gelatina dejado a su suerte sobre la mesa coja del vagón-restaurante de una locomotora, que es como servidora se ríe “para adentro”, mientras me encapsulaba las carcajadas en lágrimas para poder reírme a gusto, sí, pero en silencio y con la máxima discreción para evitar perturbar la quietud de reginaexlibrislandia.

Sin embargo parece que mis esfuerzos resultaron inútiles, porque al poco rato un débil carraspeo me sacó de las entrañas lóbregas de Cold Confort Farm:

Clienta: Oye, perdona

Regina: estooo, ¿sí? ¿dígame?

Clienta: No he podido evitar verla leer y…

Regina: ¿sí?

Clienta: Y, bueno, que no ha parado de reírse con ese libro, y me ha intrigado mucho, la verdad

Regina: ¡Claro! ¿le suena eso de «hay algo sucio en la leñera»?

Clienta: No, para nada.

Regina: ¡Es del libro, jajaja! ¡de La hija de Robert Poste, de Stella Gibbons! Es divertidísimo. Lo de la frase de la leñera tiene su miga, pero no le diré más.

Clienta: Por cómo se reía no lo dudo. ¿Y de qué va? ¿es de humor? No conozco a la tal Gibbons, la verdad.

La hija de Robert Poste

La hija de Robert Poste

Regina: Pues verá, Stella Gibbons es una escritora británica de la primera mitad del S.XX. La Hija de Robert Poste, que es su libro más famoso, se publicó en 1933. Con él pretendía satirizar las historias rurales y de corte costumbrista y romántico que arrasaban entonces. Y vaya si lo logró… de la mano de Flora Poste, que es todo un PERSONAJE, la verdad. De esos para “darles de comer a parte”. La historia es simple: Flora Poste, que nunca había convivido con sus padres tras haber encadenado internados, se queda huérfana y con una renta muy limitada. En lugar de buscar trabajo y asentarse en Londres decide hacer un “casting” entre parientes a quienes no conoce para acoplarse con ellos. Los afortunados son una lejana, turbia y rústica rama de la familia Poste atrincherados en Cold Confort Farm, una destartalada granja que la matriarca controla con mano de hierro.

Clienta: ¡Ahh! ¿Y entonces lo divertido es cómo se adapta a la vida rural?

(Cold Comfort Farm, 1995 / BBC)

(Cold Comfort Farm, 1995 / BBC)

Regina: No exactamente. Flora Poste viaje con la idea de civilizar a esos parientes asilvestrados. NO de adaptarse ella, sino de que ellos se adapten a ella y su forma de vida refinada. No solo se les acopla, sino que pretende reventar su existencia desde dentro. Así que las escenas que monta son antológicas, y no solo las escenas: los personajes y las ideas de la propia Flora.

Clienta: Pues tiene buena pinta, sí. Pero, vamos, que solo con verla reírse ya había decidido llevármelo… ¡jajajaja!

Y se fue de mis confines librescos con su ejemplar de La hija de Robert Poste bajo el brazo y una enorme sonrisa estampada en la cara.

Y a mi, justo antes de regresar a lo mío con Flora Poste, me vino a la mente la adaptación que filmó la BBC a mediados de los años 90, que tiene mucho del mordaz encanto de Stella Gibbons:

Yo me apuesto el pelucón y parte de mi biblioteca personal no solo a que se echa unas risas de libro con esta grandísima novela, sino a que no será lo único que lea de Stella Gibbons.

Porque, queridos, una vez pasas el rato con la Gibbons siempre quieres más. ¿O es que hay algo más atractivo que la promesa de una buena carcajada de libro?

Trivial: ¿Cuánto sabes de ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez?

Señalada como ‘catedral gótica del lenguaje’, Cien años de soledad de Gabriel García Márquez es, además de un clásico indiscutible de las letras del siglo XX, el enorme y espléndido tapiz de una convulsa estirpe en la legendaria aldea de Macondo. La saga de los Buendía es referente imprescindible de la vida y de la narrativa latinoamericana, y una de las experiencias lectoras más intensas, absorbentes y reveladoras de la literatura. Si aun no las has leído te sugiero la edición ilustrada por Luisa Rivera y editada por Literatura Random House, aunque cualquier otra es perfecta.

Y si eres de los que sí leyó la novela demuéstralo respondiendo al trivial ‘Cien años de soledad’ de Regina ExLibris. ¿Listo? ¡Vamos!